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Presbítero, que, muerta su mujer, con quien había tenido ocho hijos, ingresó en la Compañía de Jesús y, pese a que abdicó de las dignidades del mundo y recusó las de la Iglesia, fue elegido prepósito general, siendo memorable por su austeridad de vida y oración. "No servir nunca más a un señor que pudiese morir”; "Sólo son grandes ante Dios los que se tienen por pequeños".
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Mensajeros que, llamados ante todo a contemplar en la gloria el rostro del Señor, han recibido también una función en favor de los hombres, de modo que, con su presencia invisible pero solícita, los asistan y aconsejen. "El Ángel de la Guarda nos ama como a hermanos y está con una santa impaciencia por vernos ocupar en el cielo aquellas sillas de que se hicieron indignos los ángeles rebeldes" (San Agustín); “Grande es la dignidad de las almas cuando cada una de ellas, desde el momento de nacer, tiene un ángel destinado para su custodia” (San Jerónimo).
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Virgen y Doctora de la Iglesia, que entró aún muy joven en el monasterio de las Carmelitas Descalzas de Lisieux, llegando a ser maestra de santidad en Cristo por su inocencia y simplicidad; enseñó el camino de la perfección cristiana por medio de la infancia espiritual, demostrando una mística solicitud en bien de las almas y del incremento de la Iglesia, y terminó su vida a los veinticuatro años de edad. "El amor todo lo puede: las cosas más imposibles no le parecen difíciles. Jesús no mira tanto la grandeza de las obras, ni siquiera su dificultad, sino el amor con que tales obras se hacen”; “He llegado a un punto en el que me es imposible sufrir, porque todo sufrimiento es dulce”; "Con el Rosario se puede alcanzar todo. Según una graciosa comparación, es una larga cadena que une el cielo y la tierra, uno de cuyos extremos está en nuestras manos y el otro en las de la Santísima Virgen".
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Presbítero y Doctor de la Iglesia, que, nacido en Dalmacia, estudió en Roma, cultivando con esmero todos los saberes, y allí recibió el bautismo cristiano; después, captado por el valor de la vida contemplativa, se entregó a la existencia ascética yendo a Oriente, donde se ordenó de presbítero y, vuelto a Roma, fue secretario del papa Dámaso, hasta que, fijando su residencia en Belén de Judea vivió una vida monástica dedicado a traducir y explicar las Sagradas Escrituras, revelándose como insigne doctor, y participando admirablemente de muchas necesidades de la Iglesia. "La ignorancia en las Escrituras es ignorancia en Cristo"; "Empieza a ser ahora lo que serás de aquí en adelante"; “El rostro es el espejo de la mente, y los ojos, sin hablar, confiesan los secretos del corazón”.
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Tres de los siete príncipes de la corte celestial, de quienes la Sagrada Escritura revela misiones singulares y que, sirviendo a Dios día y noche, y contemplando su rostro, a Él glorifican sin cesar; Miguel significa “¿Quién como Dios?”, Gabriel es “Fortaleza de Dios” y Rafael “Medicina de Dios”.
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Mártir, duque de Bohemia, que, educado por su abuela santa Ludmila en sabiduría divina y humana, fue severo consigo, pacífico en la administración del reino y misericordioso para con los pobres, redimiendo para ser bautizados a esclavos paganos que estaban en Praga para ser vendidos; después de sufrir muchas dificultades en gobernar a sus súbditos y formarles en la fe, traicionado por su hermano Boleslao fue asesinado por sicarios en la iglesia de Stara Boleslav, en Bohemia. "Si Dios te causa fastidio, ¿por qué quieres impedir a otros de amarlo?"; "La diestra de un servidor de Dios no debe ser fratricida; ¡Dios te perdone, hermano!"
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Presbítero, que, lleno de espíritu sacerdotal, vivió entregado en París, en Francia, al servicio de los pobres, viendo el rostro del Señor en cada persona doliente; fundó la Congregación de la Misión (Paúles), al modo de la primitiva Iglesia, para formar santamente al clero y subvenir a los necesitados, y con la cooperación de santa Luisa de Marillac fundó también la Congregación de Hijas de la Caridad. "La perfección no consiste en la multitud de cosas hechas, sino en el hecho de estar bien hechas"; "El ruido no hace bien, el bien no hace ruido"; "La oración es para el alma lo que el alimento es para el cuerpo"; "Dios ama a los pobres y por consiguiente a quienes aman a los pobres".
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Mártires, que, según la tradición, ejercieron la medicina en Ciro, de Augusta Eufratense (hoy Siria), no pidiendo nunca recompensa y sanando a muchos con sus servicios gratuitos, motivo por el cual fueron llamados colectivamente "los sin dinero"; son patronos de médicos y cirujanos.
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Obispo, uno de los obispos más influyentes y respetados de su tiempo en Francia, que puso especial énfasis en la disciplina eclesiástica y durante cuyo episcopado se concluyó el llamado Martirologio Jeronimiano.
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Presbítero místico de la Orden de Hermanos Menores, preclaro por sus penitencias, amor a la soledad y oración ante el Santísimo Sacramento; sufrió mucho en su cuerpo y en su espíritu, mas lo sobrellevó todo con gran paciencia. "No se necesitan doctores, sino apóstoles"; "¡Mi señor! Al Paraíso, al Paraíso, usted va primero y yo lo seguiré un poco después" .
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Presbítero místico de la Orden de Hermanos Menores Capuchinos, que vivió diversas experiencias místicas y que en el convento de San Giovanni Rotondo, en Apulia, se dedicó a la dirección espiritual de los fieles y a la reconciliación de los penitentes, mostrando una atención particular hacia los pobres y necesitados, terminando en este día su peregrinación terrena y configurándose con Cristo crucificado. "La sociedad de hoy no reza, por eso se está desmoronando"; "En la vida espiritual, el que no avanza retrocede. Sucede como con un barco que siempre debe seguir adelante. Si se detiene, el viento lo devolverá"; "Donde no hay obediencia, no hay virtud; no hay bondad ni amor. Y donde no hay amor, no hay Dios. Sin Dios, no podemos alcanzar el Cielo. Estas virtudes forman una escalera; si falta un paso, nos caemos".
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Mártir, con Exuperio y Cándido, que siendo soldados, fueron sacrificados por su fe en Cristo, en tiempo del emperador Maximiano, juntamente con sus compañeros de la misma legión Tebea integrada sólo por cristianos procedentes de Egipto y el veterano Víctor, ilustrando así a la Iglesia con su gloriosa pasión.
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Apóstol y evangelista, llamado antes Leví, que al ser invitado por Jesús para seguirle, dejó su oficio de publicano o recaudador de impuestos y, elegido entre los apóstoles, escribió un evangelio en que se proclama principalmente que Jesucristo es hijo de David, hijo de Abrahán, dando plenitud al Antiguo Testamento.
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Primer sacerdote de la Iglesia en el oriente y mártir, que dedicado durante dos años y con gran celo a la labor sacerdotal, fue decapitado con glorioso martirio; se celebra junto a otros 102 mártires coreanos que en aquel país testificaron intrépidamente la fe cristiana, introducida fervientemente por algunos laicos y después alimentada y reafirmada por la predicación y celebración de los sacramentos por medio de los misioneros; todos estos atletas de Cristo —tres obispos, ocho presbíteros, y los restantes laicos, casados o no, ancianos, jóvenes y niños—, unidos en el suplicio, consagraron con su sangre preciosa las primicias de la Iglesia en Corea. “Pase lo que pase, compórtate de manera tal que Dios sea glorificado... Mantente firme y reunámonos en el cielo”; "Es por Él que yo muero".
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Obispo de Benevento; durante la persecución de Diocleciano, sufrió el martirio, juntamente con otros cristianos, en la ciudad de Nápoles, en donde se le tiene una especial veneración; es popular y reconocido el milagro de licuefacción de la sangre del santo.
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Presbítero de la Orden de Hermanos Menores Conventuales y gran místico, que experimentó diversos fenómenos sobrenaturales extraordinarios y fue célebre, en circunstancias difíciles, por su pobreza, humildad y caridad para con los necesitados de Dios; es Patrón de los estudiantes. "La obediencia es como un cuchillo por el cual se mata la voluntad del hombre y se le ofrece a Dios. Hace que el hombre se vaya conformando con el cielo"; "Dios permite defectos en quien lo ama, porque sacan mucha utilidad, como quien tropieza al caminar: avanza dos pasos hacia adelante".
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Obispo y Doctor de la Iglesia, miembro de la Compañía de Jesús, que intervino de modo preclaro, con modos sutiles y peculiares, en las disputas teológicas de su tiempo; fue cardenal, y durante algún tiempo también obispo entregado al ministerio pastoral de la diócesis de Capua, en Italia, desempeñando finalmente en la Curia romana múltiples actividades en defensa doctrinal de la fe, especialmente contra los protestantes. “Si juzgas rectamente, comprenderás que has sido creado para la gloria de Dios y para tu eterna salvación, comprenderás que éste es tu fin, que éste es el objetivo de tu alma, el tesoro de tu corazón. Si llegas a este fin, serás dichoso; si no lo alcanzas, serás un desdichado. Por consiguiente, debes considerar como realmente bueno lo que te lleva a tu fin, y como realmente malo lo que te aparta del mismo".
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Papa y obispo, mártires y amigos en la fe, quienes fueron indulgentes con los "lapsis" que tras haber apostatado querían regresar al seno de la Iglesia; testimoniaron, en días de persecución, su amor por la verdad indefectible ante Dios y el mundo. "Acordémonos siempre unos de otros, con grande concordia y unidad de espíritu, encomendémonos siempre mutuamente en la oración y prestémonos ayuda con mutua caridad cuando llegue el momento de la tribulación y de la angustia".
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Viuda, mística y Terciaria franciscana seglar, insigne por el desprecio de lo mundano, por sus frecuentes ayunos, amor de Dios y caridad para con los necesitados y enfermos, habiendo logrado también convertir a su esposo; escribió los "Diálogos entre el Alma y el Cuerpo", y el "Tratado sobre el purgatorio", lo cual le valió el título de Doctora del Purgatorio. "El Amor deber ser amado, porque es amable; se debe amar, no para recibir, sino para donar"; "Mi Yo es Dios y no reconozco otro yo que mi Dios mismo"; "Yo no sé cómo no he muerto cuando he visto el mal que encierra el más ligero pecado, por muy leve que sea".
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Obispo, que, dadas sus cualidades de experto mediador, desempeñó acertadamente delicadas misiones nacionales e internacionales encargadas por papas y emperadores, motivo por el cual fue trasladado de la Iglesia de Vercelli a la de Jerusalén; dio una Regla a los eremitas del monte Carmelo y, mientras celebraba la fiesta de la Santa Cruz, fue asesinado por la espada de un malvado, a quien había reprendido. "Cada uno, cualquiera que sea el estado en que se encontrare o el modo de vida religiosa que hubiere elegido, debe vivir en obsequio de Jesucristo, sirviéndole fielmente con corazón puro y buena conciencia".
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