Episódios
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La Selección española regresa a casa vía Barcelona, ciudad en la que miles de personas se echan a las calles para recibir como héroes a los jugadores. La victoria moral que retransmiten las radios y los periódicos de la época cala en la población. El diario ‘La Voz’ abre una suscripción popular para regalar una medalla de oro a los futbolistas. En pocas semanas, se reúne el dinero necesario. España no obtuvo la copa Jules Rimet en el Mundial de 1934, pero sí el reconocimiento de todo un pueblo. Tan solo un año después, la España republicana consigue su revancha al ganar un partido al fascismo, pero en esta ocasión en Colonia a la Alemania de Hilter ante 70.000 enfervorizados hinchas que hacen el saludo nazi. La Guerra Civil provoca la disgregación de una selección española, muchos de cuyos jugadores acaban en Argentina y México.
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Desde el saque de inicio, el partido de desempate se convierte en la madre de todas las batallas. Los italianos no dan respiro a los jugadores españoles. Faltas constantes, muy duras, que el colegiado del partido, el suizo René Mercet, no señala. El español Crisanto Bosch resulta lesionado de gravedad, por lo que España tiene que jugar con diez. La Selección local ha preparado una auténtica carnicería y su máximo exponente es ‘doble ancho’, Luis Monti, bien secundado por sus compañeros Bertolini, Allemandi y Monzaglio. Y todo ante la pasividad del árbitro, que anula dos goles a España. El colegiado sí concede el tanto de Meazza, que según los jugadores se había producido tras cometer falta contra Nogués, el sustituto de Zamora. El combinado español acaba eliminado en cuartos de final ante la Squadra Azzurra, que acaba ganando el Mundial de 1934 con grandes críticas de la prensa internacional.
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Tras recibir un gol, los italianos se lanzan al ataque. Y en un lío en la portería de española, un jugador italiano sujeta al guardameta español, que aprovecha Ferrari para marcar gol. El colegiado tiene un momento de duda, pero no se atreve a llevar la contraria al apasionado público y da el gol por válido. En una contra de los españoles, Iraragorri entrega en bandeja a Lafuente, el cual dispara y consigue batir a Combi; pero Baert decide anular el tanto por fuera de juego. Esta decisión provoca la indignación de los leones rojos, pero también de los miles de españoles que pudieron escuchar la narración del partido gracias a un medio de comunicación que comenzaba a expandirse: la radio. El partido acaba con siete lesionados española y cuatro italianos. Un día después, el 1 de junio de 1934 se celebra el desempate, también en Florencia.
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Mussolini quería ganar a toda costa el Mundial que había organizado. Pero el nivel futbolístico italiano no le garantizaba el éxito. Por eso, el dictador cambió las leyes para nacionalizar a cuatro argentinos y a un brasileño de origen italiano. Entre ellos se encontraba Luis Monti, el único jugador que ha disputado dos finales consecutivas de Mundiales con dos selecciones diferentes: con la argentina en 1930 y con la Italiana en 1934. 'Doble Ancho', como se conocía a Monti en su Argentina natal fue clave en la Batalla de Florencia, porque lideró el juego violento que sufrieron los jugadores española, sobre todo el portero Zamora, que acabó con dos costillas rotas. De forma premonitoria, Carlos Gardel había dedicado a Monti y a Zamora una de las dos versiones del tango Patadura.
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La Selección española, entonces una República, acude al Mundial de 1934, que se celebra en Italia, gobernada por el dictador fascista Benito Mussolini. Y tras ganar a Brasil, España se enfrenta en cuartos de final a la selección anfitriona. El encuentro tiene lugar en un año convulso para la II República. En octubre Lluis Companys declarará la independencia de Cataluña, mientras en Asturias una revolución obrera dará pie a una fuerte represión. En este ambiente de hostilidad, España pone el balón en juego. Es 31 de mayo de 1934. Arranca ‘La Batalla de Florencia’, en la que el madridista Luis Regueiro logra el primer gol del encuentro.