Episoder
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Hoy leemos 2 Reyes 5, Juan 12:28–50 y Salmos 134.
Naamán fue sanado cuando soltó su orgullo. Jesús continuó Su misión aunque Su alma estuviera angustiada. Y el salmista honra a los que sirven en la noche, cuando nadie aplaude.
Este episodio es para los que creen en Dios…
pero todavía luchan con el control, la lógica, y el miedo al fracaso.
Hoy es día de rendirse… para sanar.
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Hoy leemos 2 Reyes 3–4, Juan 12:1–27 y Salmos 133.
Este episodio es una explosión de fe y obediencia irracional.
Los reyes cavaron zanjas en un valle seco… y el agua llegó sin una sola nube.
Una viuda vertió su última gota de aceite… y el aceite no dejó de fluir.
Una mujer de fe preparó una habitación para un profeta… y Dios le regaló un hijo.
Y María derramó perfume a los pies de Jesús… activando una honra eterna.
Este es el día para obedecer, aunque no entiendas nada. El milagro se activa cuando te mueves.
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Hoy leemos 2 Reyes 1–2, Juan 11:45–57 y Salmos 132.
Este episodio es un llamado para los que están a punto de rendirse… pero aún creen. Eliseo recibió el manto no por gritar, sino por permanecer. David fue recordado por sus votos íntimos con Dios. Jesús enfrentó oposición luego del milagro. ¿Qué nos enseña esto? Que el cielo se abre sobre los que no se sueltan.
Si sientes que estás caminando sin ver resultados… este mensaje es para ti.
No pares. No te muevas. El manto ya viene.
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Hoy leemos 1 Reyes 22, Juan 11:1–44 y Salmos 131. Este episodio es una sacudida espiritual: no retrases lo que Dios ya activó. Hay decisiones que no pueden esperar, pasos que debes dar aunque no entiendas todo. Porque a veces, los milagros no llegan porque dudamos… sino porque tardamos. Obedece rápido, y verás lo que otros solo imaginan.
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Hoy leemos 1 Reyes 21, Juan 10:22–42 y Salmos 130. Este episodio es un llamado a romper con la mentalidad limitada. Dios no te creó para sobrevivir… sino para avanzar, crecer y conquistar. Si llevas tiempo sintiéndote apagado, reducido o inseguro… escucha esto: tú no fuiste diseñado para vivir en una jaula emocional, espiritual o mental. Fuiste hecho a imagen del Dios grande, y eso significa que dentro de ti hay una semilla de expansión.
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Hoy leemos 1 Reyes 20, Juan 10:1–21 y Salmos 129. Este no es un episodio más. Es una activación. Una palabra de fuego para que sacudas el letargo espiritual y te levantes como lo que realmente eres: hijo de Dios, con una misión que no puede esperar más. Si sientes que algo está cambiando en tu interior… es porque Dios ya comenzó. Y lo que viene… será glorioso. Prepárate: del 140 al 150, el cielo va a hablarte cara a cara.
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Hoy leemos 1 Reyes 19, Juan 9:24–41 y Salmos 128. Este episodio es para todo el que está esperando explicaciones… cuando lo que Dios está pidiendo es obediencia. Elías no entendía cómo iba a seguir, el ciego sanado no entendía cómo fue sanado, pero ambos hicieron algo: obedecieron. Si estás esperando claridad para avanzar, este mensaje es para ti: no necesitas entender todo… solo necesitas obedecer lo que Dios ya dijo.
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Hoy leemos 1 Reyes 17–18, Juan 9:1–23 y Salmos 127. Este episodio es una dosis de valentía para el alma. ¿Qué haces cuando has orado, creído, servido… y todo tiembla a tu alrededor? Dios no te pide que entiendas todo. Solo te pide una cosa: que no sueltes la fe. Lo que estás atravesando no es para quebrarte, sino para plantar raíces más profundas. Sigue firme. El fuego del cielo solo cae sobre altares que permanecen en pie.
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Hoy leemos 1 Reyes 15–16, Juan 8:48–59 y Salmos 126. Si alguna vez sentiste que fallaste demasiado como para volver… este episodio es para ti. Dios no canceló la cena, no guardó la vajilla, no te eliminó del plan. La mesa sigue puesta. Tu lugar sigue reservado. Y aunque hayas perdido el camino… nunca perdiste el amor del Padre. Hoy, más que una enseñanza, recibirás una invitación divina: vuelve a casa. Vuelve al fuego. Vuelve a la mes
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Hoy leemos 1 Reyes 13–14, Juan 8:21–47 y Salmos 125. Este episodio va directo a la médula de nuestra vida espiritual: las decisiones que tomas hoy determinan las puertas que se abren o se cierran en tu destino. Desde un profeta que desobedece por un “detalle pequeño” hasta palabras eternas de Jesús que confrontan el alma… este mensaje te recordará que el cielo está pendiente de tus elecciones, incluso cuando tú las minimizas
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Hoy leemos 1 Reyes 12, Juan 8:1–20 y Salmos 124. Este episodio es un llamado urgente al corazón: vuelve al primer amor, al diseño original, a esa pasión que un día lo cambió todo. No dejes que las distracciones, los errores o el cansancio te desvíen. El cielo te está diciendo: “No estás perdido, solo desenfocado… y hoy quiero reenfocarte.”
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Hoy leemos 1 Reyes 10–11, Juan 7:25–53 y Salmos 123. Este episodio va directo al corazón de todos los que están haciendo las cosas bien… pero aún no ven los resultados. Dios te recuerda: lo que siembras con fe, aunque hoy parezca invisible, mañana será una cosecha eterna. Aunque tus lágrimas rieguen el terreno, el fruto llegará. No te detengas. No te rindas. Sigue sembrando.
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Hoy leemos 1 Reyes 9, Juan 7:1–24 y Salmos 122. Este episodio te confronta con una verdad eterna: Dios no necesita que entiendas todo… solo que obedezcas. Porque el poder no está en tener todas las respuestas, sino en seguir caminando con una fe que ve más allá del momento. Si alguna vez has sentido que el cielo guarda silencio o que la lógica no alcanza, este mensaje es para ti.
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Hoy leemos 1 Reyes 7–8, Juan 6:41–71 y Salmos 121. Este episodio es para quienes están edificando en silencio, sembrando con fidelidad, y sirviendo sin aplausos. Porque Dios no recompensa lo público… recompensa lo profundo. Descubriremos que cada columna invisible en el templo fue una adoración silenciosa, que Jesús confrontó el corazón más que las multitudes, y que aún en el camino difícil, el Señor no se duerme. Lo que haces en secreto… está levantando algo eterno.
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Hoy leemos 1 Reyes 5–6, Juan 6:22–40 y Salmos 120. Pero más que leer, vamos a despertar a una verdad profunda: la vida no se trata solo de ti. Hay una misión más grande. Hay un Reino eterno. Hay una obra que Dios quiere hacer en y a través de ti. Este episodio no es solo inspiración… es una llamada al servicio, al propósito y a la eternidad.
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Hoy leemos 1 Reyes 3–4, Juan 6:1–21 y Salmos 119:161–176. Este episodio es una invitación urgente: es tiempo de dejar de pensarlo y empezar a hacerlo. Dios le dio sabiduría a Salomón cuando se atrevió a pedirla. Jesús multiplicó los panes cuando alguien se atrevió a entregar lo poco. Y el salmista venció la presión cuando se atrevió a seguir creyendo. Hoy no es el día de tenerlo todo claro… es el día de atreverse a comenzar.
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Hoy leemos 1 Reyes 2, Juan 5:24–47 y Salmos 119:137–160. Este episodio es un llamado a todas las generaciones: si estás respirando, todavía estás a tiempo de soñar. No importa si tienes 18 o 81, si vienes de una caída o de una cima. Dios sigue llamando, y su llamado sigue siendo fuego. Hoy no se trata solo de recordar tus sueños… se trata de reactivarlos.
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Hoy leemos 1 Reyes 1, Juan 5:1–23 y Salmos 119:113–136. Este episodio es para quienes han seguido caminando… pero con la sonrisa apagada. Jesús se encuentra con un hombre paralizado por años, David transita el cierre de su reinado, y el salmista clama con lágrimas pero también con esperanza. Hoy no es un día para resistir… es un día para volver a sonreír desde el alma.
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Hoy leemos 2 Samuel 23–24, Juan 4:27–54 y Salmos 119:97–112. Pero también escuchamos una conversación entre Dios y un alma agotada, como la tuya o la mía. En este episodio, Dios te invita a soltar la carga, dejar la perfección y abrazar la gracia. Porque no estás llamado a tenerlo todo bajo control… sino a confiar en quien lo sostiene todo.
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Hoy leemos 2 Samuel 21–22, Juan 4:1–26 y Salmos 119:81–96. Pero también recibimos una inyección de fe, una dosis de verdad, y una activación espiritual: ¡no naciste para quedarte estancado! Aunque tu alma se haya cansado, aunque sientas que ya no puedes más… Dios no ha terminado contigo. Hoy es un buen día para levantar la cabeza, caminar con propósito, y creer con fuerza: ¡Lo mejor de Dios aún está por llegar!
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