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Pero el don de esta mirada sólo se da a quien sabe implicarse en la caridad concreta, como lo hizo María. De hecho, es ella quien nos dice en última instancia cuál es el verdadero propósito de toda caridad: llevar alegría a la vida de los demás. Quien sabe hacerlo también encuentra alegría para sí mismo.
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Episodes manquant?
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El amor es incompleto si no es recíproco: hasta que el hombre no lo acepta, permanece en suspenso. Los discípulos lo aceptan en el momento en que aman a Jesús, y de esta manera se torna operativo el amor del Padre.
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No existe la primacía del hacer, sino del estar ahí. Somos plenamente cristianos cuando entendemos que Jesús no nos eligió para usarnos sino fundamentalmente para hacernos quedarnos con Él.
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Con el Salmo 90 al final de este año repetimos: "enséñanos Señor a contar nuestros días y llegaremos a la sabiduría del corazón".
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Muchas veces se nos pide ayunar ante un acontecimiento doloroso como una guerra o cualquier experiencia de sufrimiento. ¿Para qué debe servir nuestro ayuno? ¿Convencer a Dios para que nos ayude (sería pagano porque Dios ya está convencido de ello) o entrenarnos para no permanecer indiferentes ante el dolor de los demás?
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". Las personas que son rehenes de sus acciones terminan por convencerse de que el mundo entero depende sólo de ellas y que otros se aprovechan de ellas hasta el punto de dejarlas en paz. Pero en verdad Jesús revela la verdadera clave de la comprensión: «Marta, Marta, te preocupas y te afanas por muchas cosas, pero sólo hace falta una.
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Quizás no estemos preparados teológicamente como el diablo pero podemos hacer algo que él ya no puede hacer: amar en hechos y en verdad. Amar no es una técnica sino una elección. A veces incluso cometemos errores, pero es mejor equivocarse amando que no equivocarse no amando. El infierno es una extensión infinita de desamor. Precisamente por eso es el infierno.
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La palabra “fariseo” significa “separado”. Su observancia era tan estricta y rigurosa que se distanciaban del común de la gente. Por eso, eran llamados “separados”. De ahí nace la expresión "mentalidad farisáica". Es de las personas que piensan poder conquistar la justicia a través de una observancia escrita y rigurosa de la Ley de Dios.
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