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Vivir con propósito es la única manera de realmente vivir. Todo lo demás es solamente existir.
La mayoría de la gente lucha con tres asuntos básicos en la vida. El primero es el la de identidad: "¿Quién soy yo?" El segundo es el de la importancia: "¿Soy importante ?" Y el tercero es el de impacto: "¿Cuál es mi lugar en la vida?" Las respuestas a todas estas preguntas se encuentran en los cinco propósitos de Dios para usted.
En el Aposento Alto, cuando Jesús estaba concluyendo su último día de ministerio con sus discípulos, El les lavó los pies para darles un ejemplo y les dijo, "Ahora que saben estas cosas, serán bendecidos si las hacen." 1 Una vez que sabe lo que Dios quiere que haga, la bendición viene en el acto de hacerlo. Al llegar al final de nuestra jornada de cuarenta días, ahora que conoce los propósitos de Dios para su vida, será bendecido ¡si los hace!
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Benditos sean los balanceados; perdurarán más que todos.
Uno de los eventos en las Olimpiadas de verano es el pentatlón. Consta de cinco eventos: el tiro de pistola, la esgrima, la equitación, la carrera y natación. La meta del pentatleta es ganar en las cinco áreas, no sólo en una o dos.
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La Gran Comisión es su comisión.
Tiene que tomar una decisión. Usted será un cristiano mundial o un cristiano mundano. 1 Los cristianos mundanos ven a Dios primariamente como un medio para obtener la satisfacción personal. Son salvos pero egocéntricos. Les gusta mucho asistir a conciertos y seminarios de crecimiento, pero nunca los encontrará en una conferencia de misiones porque no están interesados. Sus oraciones se concentran en sus propias necesidades, bendiciones y felicidad. Es una fe que piensa en "yo primero": ¿Cómo puede Dios hacer mi vida más cómoda? Quieren usar a Dios para sus propósitos en lugar de ser usados para Sus propósitos.
En contraste, los cristianos mundiales saben que fueron salvados para servir y que fueron hechos para una misión. Están ansiosos por recibir una asignación personal y se sienten emocionados por el privilegio de ser usados por Dios. Los cristianos mundiales son las únicas personas que viven a plenitud en el planeta: su gozo, confianza y entusiasmo son contagiosos porque saben que están haciendo una diferencia. Se despiertan cada mañana con la expectación de que Dios trabajará por medio de ellos en maneras nuevas. ¿Cuál de estas dos clases de cristianos quiere ser?
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Dios le ha dado un Mensaje de Vida que compartir.
Cuando se hizo creyente, también se hizo un mensajero de Dios. Dios quiere hablarle al mundo a través de usted. Pablo dijo, "Hablamos la verdad ante Dios, como mensajeros de Dios."
Quizá sienta que no tiene nada que compartir, pero ese es el diablo tratando de mantenerlo callado. Usted tiene un montón de experiencias que Dios quiere usar para traer a otros a Su familia. La Biblia dice, "Aquellos que creen en el Hijo de Dios tiene el testimonio de Dios en ellos." 2 Su Mensaje de Vida consiste de cuatro partes:
• Su testimonio: la historia de cómo empezó su relación con Jesús
• Sus lecciones de la vida: las lecciones más importantes que Dios le ha enseñado
• Sus pasiones santas: los temas con los que Dios lo moldeó que le interesaran más
• Las Buenas Nuevas: el mensaje de salvación
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Usted fue hecho para una misión.
Dios está trabajando en el mundo y quiere que usted se una a El. Esta tarea se llama su misión. Dios quiere que tenga un ministerio en el Cuerpo de Cristo y una misión en el mundo. Su ministerio es su servicio a los creyentes, 1 y su misión es su servicio a los no creyentes. Cumplir su misión en el mundo es el quinto propósito de Dios para su vida.
La misión de su vida es tanto compartida como específica. Una parte de ella es la responsabilidad que comparte con todo cristiano, y la otra parte es una tarea que es única a usted. Echaremos un vistazo a ambas partes en los capítulos que siguen.
La palabra misión viene del latín y significa "enviar." Ser un cristiano incluye ser enviado al mundo como un representante de Jesucristo. Jesús dijo, "Como el Padre me ha enviado, los envío a ustedes."
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Dios se deleita en usar a las personas débiles.
Todos tenemos debilidades. De hecho, usted tiene su lista de defectos e imperfecciones físicas, emocionales, intelectuales y espirituales. Es probable que tenga circunstancias incontrolables que le debiliten, tales como limitaciones financieras o relacionales. El asunto más importante es qué hace con esas circunstancias. Usualmente negamos nuestras debilidades, las defendemos, las excusamos, las escondemos y las resentimos. Esto previene que Dios las use de la manera que El desea.
Dios tiene una perspectiva diferente de nuestras debilidades. El dice, “Mis pensamientos y mis caminos son más elevados que los de ustedes,” 1 por tanto a menudo El actúa en maneras que son exactamente opuestas a las que esperamos. Pensamos que Dios sólo quiere usar nuestras fortalezas, pero El también quiere usar nuestras debilidades para su gloria.
La Biblia dice, “Dios escogió deliberadamente... lo que el mundo considera débil, para avergonzar a los fuertes.” 2 Sus debilidades no son un accidente. Deliberadamente Dios las permitió en su vida con el propósito de demostrar Su poder a través de usted.
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El servicio empieza en su mente.
Ser siervo requiere un cambio mental, un cambio en sus actitudes. Dios siempre está más interesado en por qué hacemos algo que en lo que hacemos. Las actitudes cuentan más que los logros. El rey Amasías perdió el favor de Dios porque “él hizo lo correcto en los ojos del Señor, pero no con un verdadero corazón.” 1 Los siervos genuinos sirven a Dios con una mentalidad que tiene cinco actitudes.
Los siervos piensan más en otros que en sí mismos. Los siervos se enfocan en otros, no en ellos mismos. Esta es la verdadera humildad: no que pensemos menos de nosotros mismos sino que pensemos menos en nosotros mismos. Se olvidan de sí mismos. Pablo dijo, “Olvídense de ustedes mismos por un tiempo para que extiendan una mano ayudadora.” 2 Esto es lo que significa “perder la vida” – olvidarse de usted mismo en el servicio de otros. Cuando dejamos de enfocarnos en nuestras propias necesidades, nos hacemos conscientes de las necesidades a nuestro alrededor.
Jesús “se vació de sí mismo al tomar la forma de un siervo.” 3 ¿Cuándo fue la última vez que usted se vació de usted mismo para el beneficio de otro? No puede ser un siervo si está lleno de sí mismo. Es sólo cuando nos olvidamos de nosotros mismos que hacemos las cosas que merecen ser recordadas.
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Servimos a Dios al servir a otros.
El mundo define la grandeza en términos de poder, posesiones, prestigio y posición. Si usted puede exigir el servicio de otros entonces ha llegado a la cumbre. En nuestra cultura egoísta, con su mentalidad de yo primero, actuar como siervo no es un concepto popular.
Jesús, sin embargo, midió la grandeza en términos del servicio, no del status. Dios determina la grandeza de usted por medio de cuánta gente sirve, no de cuánta gente le sirve. Esto es tan contrario a la idea de grandeza que tiene el mundo, que tenemos dificultades en entenderlo y ya no digamos en practicarlo. Los discípulos discutieron entre sí sobre de quién se merecía la posición de más prominencia, y, 2,000 años más tarde, líderes cristianos todavía siguen compitiendo por cómo obtener una posición y prominencia en las iglesias, denominaciones y ministerios paraeclesiásticos.
Miles de libros han sido escritos acerca del liderazgo, pero muy pocos acerca del servicio. Todos quieren ser líderes; nadie quiere ser siervo. Preferimos ser generales que soldados comunes y corrientes. Incluso los líderes cristianos quieren ser "siervos-líderes", no sólo simples siervos. Pero para ser como Jesús tiene que ser un siervo. Así fue como El se refirió a sí mismo.
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Dios se merece lo mejor de usted.
El lo moldeó para un propósito, y la expectación de El es que le saque lo máximo a lo que le ha dado. El no quiere que se preocupe por las habilidades que no tiene o que las codicie. Más bien El quiere que se concentre en los talentos que le ha dado para que los use.
Cuando atenta servir a Dios en maneras que no ha sido moldeado para servir, es como tratar de meter a fuerzas un peldaño cuadrado en un hoyo redondo. Es frustrante y produce resultados limitados. También desperdicia su tiempo, su talento y su energía. El mejor uso de su vida es servir a Dios con su molde. Para hacer esto tiene que descubrir su molde, aprender a aceptarlo y disfrutarlo, y luego desarrollarlo a su máximo potencial.
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Sólo usted puede ser usted.
Dios diseñó a cada uno de nosotros de tal manera que nadie tuviera un doble en el mundo. Nadie tiene exactamente la misma mezcla de factores que lo hacen a usted único. Esto significa que nadie en el mundo jamás podrá jugar el papel que Dios planeó para usted. Si no hace su contribución única al Cuerpo de Cristo, nadie la hará. La Biblia dice, "Hay diferentes clases de dones espirituales... diferentes maneras de servir... [y] diferentes habilidades para hacer un servicio." 1 En el capítulo anterior vimos los primeros dos de estos factores: sus dones espirituales y su corazón. Ahora veremos el resto de su MOLDE para servir a Dios.
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Usted fue moldeado para servir a Dios.
Dios formó a cada criatura de este planeta con un área particular de especialidad. Algunos animales corren, algunos saltan, algunos nadan, algunos cavan y algunos vuelan. Cada uno tiene un papel en particular que jugar, basado en la manera en que fueron moldeados por Dios. Lo mismo es verdad de los humanos. Cada uno de nosotros fue diseñado especialmente, o "moldeado", para hacer ciertas cosas.
Antes de diseñar un nuevo edificio, los arquitectos primero se preguntan, "¿Cuál va a ser el propósito de este edificio? ¿Cómo va a ser usado?" La función propuesta siempre determina la forma del edificio. Antes de que Dios lo creara, El decidió qué papel quería que jugara en la tierra. El planeó exactamente cómo quería que usted lo sirviera y después lo moldeó para esas tareas. Usted es como es porque fue hecho para un ministerio específico.
La Biblia dice, "Somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras." 1 La palabra poema viene de la palabra griega traducida como "hechura". Usted es una obra de arte manual de Dios. Usted no es un producto de una línea de producción, indiferentemente producido en masa. Usted es una obra maestra original, única y hecha a la medida.
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Usted fue puesto en la tierra para hacer una contribución.
No fue creado sólo para consumir recursos – sólo para comer, respirar y ocupar espacio. Dios lo diseñó para que hiciera una diferencia con su vida. Aunque muchos de los libros que son éxitos de librería ofrecen consejos acerca de cómo "sacarle" el máximo provecho a la vida, esa no es la razón por la que Dios lo hizo a usted. Usted fue creado para añadirle a la vida de la tierra, no sólo para tomar de ella. Dios quiere que dé de lo que ha recibido. Este es el cuarto propósito de Dios para su vida y es llamado su "ministerio" o servicio. La Biblia nos da los detalles.
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No hay atajos hacia la madurez.
Se requieren años para que lleguemos a ser adultos y se requiere toda una estación para que la fruta madure y esté lista. Lo mismo es verdad del fruto del Espíritu. El desarrollo de un carácter semejante al de Cristo no puede ser apresurado. El crecimiento espiritual, como el crecimiento físico, requiere tiempo.
Cuando trata de madurar una fruta rápidamente, pierde su sabor. En los Estados Unidos, los tomates usualmente se recogen verdes para que no se magullen cuando son transportados a los mercados. Después, antes de ser vendidos, estos tomates verdes son rociados con dióxido de carbono para hacerlos rojos instantáneamente. Los tomates rociados con el gas son comestibles pero no se comparan en nada al sabor de un tomate que maduró en la rama porque se le dejó que madurara lentamente.
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Siempre hay una salida.
Puede que a veces sienta que una tentación es demasiado poderosa para resistirla, pero eso es una mentira de Satanás. Dios ha prometido que nunca permitirá que algo venga sobre usted mayor que lo que El pone dentro de usted para manejarlo. El no permitirá ninguna tentación que no pueda vencer. Sin embargo, tiene que poner también de su parte practicando cuatro claves bíblicas para derrotar la tentación.
Reoriente su atención a otra cosa. Quizá lo sorprenda pero en ninguna parte de la Biblia se nos dice que "resistamos la tentación." Se nos dice que "resistamos al diablo" pero eso es algo muy diferente, como se lo explicaré más adelante. Más bien se nos aconseja que reorientemos nuestra atención porque resistir un pensamiento no es algo que produce buenos resultados. Esto sólo intensifica su concentración en la cosa equivocada y hace su atracción más fuerte. Permítame explicarle:
Cada vez que trata de bloquear un pensamiento para mantenerlo fuera de su mente, lo mete más profundo en su mente. Al resistirlo, lo que hace es fortalecerlo. Esto es especialmente verdadero con la tentación. No derrota la tentación al luchar contra el sentimiento que le produce. Cuanto más luche contra el sentimiento, más lo consumirá y lo controlará. Lo fortalece cada vez que piensa en él.
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Cada tentación es una oportunidad para hacer el bien.
En el camino a la madurez espiritual, cada tentación se convierte en un peldaño en vez de una piedra de tropiezo si se da cuenta que es una ocasión tanto para hacer lo correcto como para hacer lo incorrecto. La tentación simplemente le provee la escogencia. Aunque la tentación es el arma principal que Satanás usará para destruirlo, Dios quiere usarla para formarlo. Cada vez que escoge hacer el bien en lugar de pecar, está creciendo en el carácter de Cristo.
Para entender esto, primero tiene que identificar las cualidades de carácter de Jesús. Una de las descripciones más concisas del carácter de Jesús es el fruto del Espíritu: "Cuando el Espíritu Santo controla nuestras vidas, él producirá esta clase de fruto en nosotros: amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio propio."
Estas nueve cualidades son una expansión del Gran Mandamiento y presentan una linda descripción de Jesucristo. Jesús es perfecto amor, gozo, paz, paciencia y el resto del fruto, encarnado en una sola persona. Poseer el fruto del Espíritu es ser semejante a Cristo.
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Dios tiene un propósito detrás de cada problema.
El usa las circunstancias para formar nuestro carácter. De hecho, El depende más de las circunstancias para hacernos como Jesús que de nuestra lectura de la Biblia. La razón es obvia: usted se enfrenta con las circunstancias veinticuatro horas al día.
Jesús nos advirtió que tendríamos problemas en el mundo. 1 Nadie es inmune al dolor o está totalmente aislado del sufrimiento, y nadie se pasa la vida sin problemas. Cada vez que resuelve un problema, otro está esperando para tomar su lugar. No todos los problemas son grandes, pero todos son importantes en el proceso de crecimiento que Dios tiene para usted. Pedro nos asegura que los problemas son algo normal cuando dice, "No se extrañen o se sorprendan cuando pasen por las fuertes pruebas que los esperan, porque esto no es una cosa rara y anormal que les va a pasar."
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La verdad nos transforma.
El crecimiento espiritual es el proceso de reemplazar las mentiras con la verdad. Jesús oró, ”Santifícalos por medio de la verdad; tu palabra es la verdad." La revelación es necesaria para la santificación. El Espíritu de Dios usa la Palabra de Dios para hacernos como el Hijo de Dios. Para ser como Jesús, tenemos que llenar nuestras vidas con su Palabra. La Biblia dice, "A través de la Palabra somos completados y moldeados para las tareas que Dios tiene para nosotros."
La Palabra de Dios es diferente a cualquier otra palabra. Está viva. 3 Jesús dijo, "Las palabras que les he hablado son espíritu y son vida." 4 Cuando Dios habla, las cosas cambian. Todo a su alrededor – toda la creación – existe porque "Dios dijo." El sólo habló y todo empezó a existir. Sin la Palabra de Dios usted ni siquiera estaría vivo. Santiago señala: "Dios decidió darnos vida mediante la palabra de la verdad para que fuéramos lo más importante de todas las cosas que hizo."
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Dios quiere que usted crezca.
La meta de su Padre celestial es que madure y que desarrolle las características de Jesucristo. Desdichadamente, millones de cristianos envejecen pero nunca crecen. Están atascados en una perpetua infancia espiritual, permaneciendo en pañales y en ropa infantil. La razón es porque nunca se propusieron crecer.
El crecimiento espiritual no es automático. Requiere un compromiso deliberado. Tiene que querer crecer, decidir crecer, hacer el esfuerzo de crecer y persistir en crecer. El discipulado – el proceso de hacerse semejante a Cristo – siempre empieza con una decisión. Jesús nos llama y nosotros respondemos: "'Ven y sé mi discípulo' Jesús le dijo. Y entonces Mateo se levantó y lo siguió."
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Usted fue creado para ser como Cristo.
Desde el comienzo mismo, el plan de Dios ha sido el de hacerlo como su Hijo Jesús. Este es su destino y el tercer propósito de su vida. Dios anunció esta intención durante la Creación: "Entonces Dios dijo, 'Hagamos seres humanos a nuestra imagen y semejanza.'"
En toda la creación, sólo los seres humanos son hechos "a la imagen de Dios." Este es un gran privilegio y nos da dignidad. No sabemos todo lo que abarca esta frase, pero sí sabemos algunos de los aspectos que incluye: así como Dios, somos seres espirituales – nuestros espíritus son inmortales y van a perdurar más que nuestros cuerpos terrenales; somos intelectuales – podemos pensar, razonar y resolver problemas; como Dios, somos relacionales – podemos dar y recibir amor verdadero; y tenemos una conciencia moral – podemos discernir el bien y el mal, lo cual nos hace responsables ante Dios.
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Es su trabajo proteger la unidad de su iglesia.
La unidad de la iglesia es tan importante que el Nuevo Testamento le pone más énfasis a esto que al cielo o al infierno. Dios desea profundamente que experimentemos unidad y armonía unos con otros. La unidad es el alma de la comunión. Si la destruye, le arranca el corazón al Cuerpo de Cristo. Es la esencia, el centro de cómo Dios quiere que experimentemos la vida juntos en su iglesia. El modelo supremo de la unidad para nosotros es la Trinidad. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo están completamente unificados como uno. Dios es el ejemplo supremo del amor que se sacrifica, de la concentración humilde en otros y de la armonía perfecta.
Al igual que todo padre de familia, nuestro Padre celestial se deleita en ver que sus hijos se llevan bien entre sí. En los momentos finales antes de su arresto, Jesús oró apasionadamente por nuestra unidad. 1 Nuestra unidad era lo que más ocupaba su mente durante esas horas de agonía. Eso demuestra qué tan importante es este tema.
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