Episodi
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Apagué los motores
y anduve a la deriva
¿cuántos años anduve
a la deriva, el motor apagado, ni
impulso ni gobierno, sin dirección?
Me recuerdo leyendo neones
a la vera de avenidas
desiertas. ¿Cómo pudo
nevarme encima todo este cansancio?
¿Cómo pudo acumularse, quedar ahí toda la vida?
Sacudo la cabeza como un pino. La nieve
no se va.
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Que el muñeco de hielo se derrita
significa que el muñeco de hielo se quema,
que se queme
significa que el muñeco de hielo se está volviendo ceniza.
La ceniza es agua
blanca ceniza
la ceniza que no puede volverse más blanca, es agua.
En el arroyo fluye ceniza blanca
el muñeco de nieve retumba tambor acuario
fluye por el río, el mar y la Vía Láctea.
Que fluya
significa que regresa
y el que regrese significa que en ningún lugar
puede permanecer por mucho tiempo.
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Episodi mancanti?
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Si se sigue tras los pasos del primer hombre, huella a huella, se formará un sendero visible pero difícilmente transitable y estrecho: una trocha y no un camino,
lleno de hoyos por los cuales es más difícil avanzar que por la nieve virgen.
El trabajo más duro es para el primero, y cuando a éste se le agotan las fuerzas, lo reemplaza otro, de aquel mismo quinteto de cabeza.
De entre los que siguen los pasos del primero, cada uno de ellos, incluso el más pequeño, el más débil, debe pisar un pedazo del manto nevado, y no alguna otra huella.
Y sobre los tractores y a caballo no viajan los escritores, sino los lectores.
(Fragmento)
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Ahora que estás ahí
el mundo dejó de ser una batalla.
Es como si a través de la palabra escrita,
me enseñaras que el sosiego puede ser hallado.
Escribimos sobre el paisaje de la ciudad.
Escribimos sobre este invierno
y las ramas de los árboles
y el viento que las mueve.
Pero vos lo sabés, en el fondo
siempre estamos escribiendo de otra cosa.
La palabra nieve es una buena contraseña.
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Creo que sé de quién es este bosque.
Pero, como su casa está en el pueblo,
no va a advertir que me detengo acá
a ver cómo en su bosque cae la nieve.
Mi caballito ha de pensar que es raro
hacer un alto en medio de la nada,
entre el bosque y el lago que se heló,
la noche más oscura de este año.
Sacude los cencerros del arnés,
preguntando si no hay algún error.
Fuera de eso, únicamente se oye
el viento suave y la mullida nieve.
Qué hermoso el bosque, oscuro y bien tupido,
pero quedan promesas por cumplir
y kilómetros antes de dormir,
y kilómetros antes de dormir.
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Cuando sentís que sos
apenas una frágil telaraña
de preguntas, recibís
las preguntas de los otros
para que las sostengas en el hueco
entre las manos juntas, los huevos de algún pájaro
cantor que todavía son capaces
de romper el cascarón si les das calorcito,
mariposas que se abren y se cierran
en el cuenco de las manos, confiando
en que no vas a dañar su pelaje
centelleante, su polvo.
Recibís las preguntas de los otros
como si fueran las respuestas
a todo aquello que te preguntabas. A lo mejor
el don sea tu respuesta.
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Anoche soñé que hacia el amor con mi madre
Mi madre estaba desnuda y era muy guapa.
No se lo contaré al psicoanalista,
me dirá que esa no era mi madre
a pesar de tener su apariencia.
A los psicoanalistas les gusta mucho
que las cosas no sean lo que son.
Les pagan para eso.
Pregunté sobre eso a toda clase de personas
–hombres y mujeres-
y todos me decían
que no soñarían con eso
de ninguna de las maneras.
Hasta que me di cuenta de que no tenían
madres guapas.
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Como un hueco, el camino
se usa y no se agota.
Por su profundidad, parece ser
el origen de todo lo que existe.
Desafila su filo,
suelta sus ataduras,
atenúa su brillo
y se hace uno con su propio polvo.
Es tan hondo que ahí se queda, quieto.
No se sabe de quién pueda ser hijo.
Parece que antecede hasta al origen.
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Esto no se lo conté nunca a ninguno de mis analistas:
en el colegio primario judío veíamos todos los años
la misma película de los campos de concentración nazi
esa donde unos cadáveres vivos cavan la fosa
después tiran adentro los huesitos de sus muertos
y después todavía son obligados
a empujarse a sí mismos suicidados
por otros
que los fusilan para que de tan
livianitos caigan
sin comerla ni beberla.
No sé pero todavía hoy
cuando un taxista dice
algo sobre los judíos me callo
no vaya a ser que por el espejo retrovisor descubra
que yo también estoy al borde de esa fosa.
Por eso no opino
por eso me escondo
detrás de la primera persona.
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a Tyrone
Ya no tendremos más el agotarse
en el cuerpo del otro, ni los días
que en un instante eterno se prolongan:
el tiempo, desde ahora, será un túnel
por donde sólo quedará avanzar
aunque apenas veamos los obstáculos;
y el cuerpo, una parcela cultivada
donde comer cuando tengamos hambre.
Estos anillos que nos damos valen
no por lo material de la aleación,
testimonio de un pacto o de una alianza
que advierte que no todo es ya posible,
sino por el vacío que en el centro
nos recuerda la falta que teníamos
y nos previene de intentar llenarla
el uno con el otro, el uno al otro.
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Va a llegar el momento
en que, lleno de alegría,
te vas a saludar a vos mismo
al llegar a tu propia puerta, frente a
tu propio espejo,
y uno va a sonreírle al otro que le da
la bienvenida
y le va a decir: Vení. Sentate
a comer.
Vas a querer de nuevo a ese desconocido que eras vos.
Servile vino. Dale pan. Devolvele tu corazón
a tu corazón, al desconocido que te quiso
toda la vida, al que ignoraste
confundiéndolo con otro, que te
conoce de memoria.
Bajá las cartas de amor de la biblioteca,
las fotos, las notas desesperadas,
arrancate tu imagen del espejo.
Sentate. Hacete un festín
con tu vida.
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Un día yo pregunté
Abuelo, ¿dónde está Dios?
Mi abuelo se puso triste
Y nada me respondió
Mi abuelo murió en los campos
Sin rezo ni confesión
Y lo enterraron los indios
Flauta de caña y tambor
Al tiempo yo pregunté
Padre, ¿qué sabes de Dios?
Mi padre se puso serio
Y nada me respondió
Mi padre murió en la mina
Sin doctor ni protección
¡Color de sangre minera
Tiene el oro del patrón!
Mi hermano vive en los montes
Y no conoce una flor
Sudor, malaria y serpientes
La vida del leñador
Y que naide le pregunte
Si sabe dónde está Dios
Por su casa no ha pasado
Tan importante señor
Yo canto por los caminos
Y cuando estoy en prisión
Oigo las voces del pueblo
Que canta mejor que yo
Hay un asunto en la tierra
Más importante que Dios
Y es que naide escupa sangre
Pa' que otro viva mejor
¿Que Dios vela por los pobres?
Tal vez sí, y tal vez no
Pero es seguro que almuerza
En la mesa del patrón
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Era una cinta de fuego
Galopando, galopando
Crin revuelta en llamaradas
Mi alazán, te estoy nombrando.
Trepo la sierra con luna
Cruzo los valles nevando
Cien caminos anduvimos
Mi alazán, te estoy nombrando.
Oscuro lazo de niebla
Te pialo junto al barranco,
¿Cómo fue que no lo viste?
¿Qué estrella estabas buscando?
En el fondo del abismo
Ni una voz para nombrarlo,
Solito se fue muriendo
Mi caballo, mi caballo.
En una horqueta del tala
Hay un morral solitario.
Hay un corral sin relinchos
Mi alazán, te estoy nombrando.
Si como dicen algunos
Hay cielos pa'l buen caballo,
Por ahí andará mi flete
Galopando, galopando.
Oscuro lazo de niebla
Te pialo junto al barranco,
¿Cómo fue que no lo viste?
¿Qué estrella estabas buscando?
En el fondo del abismo
Ni una voz para nombrarlo
Solito se fue muriendo
Mi caballo, mi caballo.
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Se me esta haciendo la noche
En la mitad de la tarde.
No quiero volverme sombra,
Quiero ser luz y quedarme.
Me fui quemando en la noche
Siguiendo la misma senda
Siempre atrás de una guitarra
Apagué la última estrella.
No sé qué dicha busqué.
Ay, qué quimera...
Qué zamba me quitó el sueño.
Qué noche mi primavera.
No quiero volverme sombra,
Quiero ser luz y quedarme.
Hoy que me pongo a pensar
Solo converso en silencio
Me miran los ojos de antes
Viejos de ausencia y de tiempo.
La misma mirada siempre,
De aquellos ojos tan lejos
Por fin me duermo en la noche
Que alumbra el lucero viejo.
No sé que dicha busqué.
Ay, qué quimera...
Qué zamba me quitó el sueño.
Qué noche mi primavera.
No quiero volverme sombra,
Quiero ser luz y quedarme.
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Si yo le pregunto al mundo
El mundo me ha de engañar
Cada cual cree que no cambia
Y que cambian los demás
Y paso las madrugadas
Buscando un rayo de luz
Por qué la noche es tan larga
Guitarra, dímelo tú
Se vuelve cruda mentira
Lo que ayer fue tierna verdad
Y hasta la tierra fecunda
Se convierte en arenal
Y paso las madrugadas
Buscando un rayo de luz
Por qué la noche es tan larga
Guitarra, dímelo tú
Los hombres son dioses muertos
De un tiempo ya derrumbao
Ni sus sueños se salvaron
Sólo la sombra ha quedao
Y yo le pregunto al mundo
Y el mundo me ha de engañar
Cada cual cree que no cambia
Y que cambian los demás
Y paso las madrugadas
Buscando un rayo de luz
Por qué la noche es tan larga
Guitarra, dímelo tú
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Tú crees que eres distinto
Porque te dicen poeta
Y tienes un mundo aparte
Más allá de las estrellas
De tanto mirar la luna
Ya nada sabes mirar
Eres como un pobre ciego
Que no sabe a dónde va
Vete a mirar los mineros
Los hombres en el trigal
Y cántale a los que luchan
Por un pedazo de pan
Poeta de tiernas rimas
Vete a vivir a la selva
Y aprenderás muchas cosas
Del hachero y sus miserias
Vive junto con el pueblo
No lo mires desde afuera
Que lo primero es ser hombre
Y lo segundo, poeta
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No puede ser que me vaya del todo cuando me muera
Que no quede ni la espera detrás de la voz que calla
No puede ser que solo haya ciclos de sombra y olvido
en este amor desmedido que se me hiergue en el pecho
si hasta en el trino deshecho se salva el duelo del nido
Pongo mi infancia en canciones y siento que se ilumina
una siesta golondrina toda duraznos pintones
Celebro las estaciones, lloro su fugacidad
y al anegar la piedad la mortaja de su gloria
me crecen en la memoria remansos de eternidad
Cuando no esté, cuando el leve sobresalto que me ordena
se trueque en tiempo de arena conmemorado en la nieve
Cuando en mis venas abreve la liturgia de la flor
tal vez algún labrador cansado de madrugadas
sienta en sus manos aradas la mano de mi rumor.
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Florecieron en el jardín de Tito
flores rojas, blancas y amarillas.
Un pájaro empezó a cantar
en la rama frente a su ventana.
Me gustaría ser un pájaro,
un pajarito o una violeta.
Cuando Tito se canse del trabajo,
que le dé palabras mi canto;
cuando vea este racimo colorido
que le deje el corazón calenTito.
(Traducción: Lana Hadžiosmanović y Alina Mateos Horrisberger)
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Es piedra
pero también palabra,
es tierra
pero también cielo,
es materia
pero también alma,
es grito
pero también canto,
es muerte
pero también vida,
es pasado
pero también futuro.
(Traducción: Alina Mateos Horrisberger)
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La poesía siempre a mano debe estar
Como un revolver en el cinturón
Así, cuando te canses, basta sacar
Y disparar al centro del malón
Apunta al corazón, ojos y frente
Sin perdonar a nadie la vida
Así cuando acabes, suave, detente
Y ve tranquilo a por una birra
(Traducción: Celia Jiménez)
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