Episoder

  • Hacer click aquí para enviar sus comentarios a este cuento.

    Juan David Betancur Fernandez
    [email protected]

    Había una vez un pueblo en el recóndito valle de los Suspiros, donde el viento silbaba melodías entre los arboles. Allí vivía una comunidad unida por la tradición y el respeto a la naturaleza. La Navidad, en este lugar, era un tiempo de recogimiento y sencillez, muy alejado del bullicio y la ostentación de las grandes ciudades.

    En aquel pueblo vivía una joven llamada Elena, Elena era una joven tejedora de manos delicadas y corazón generoso. Elena vivía con su abuela, la anciana y sabia Rosalía, en una cabaña de adobe con vistas al río congelado. A diferencia de otras familias, que gastaban sus ahorros en adornos y banquetes, Elena y Rosalía dedicaban su tiempo y energía a crear con sus manos regalos sencillos pero llenos de significado.

    Cada año, Elena tejía bufandas y gorros con la lana de las ovejas de la aldea, utilizando tintes naturales que obtenía de pequeñas frutillasy las plantas del bosque. Rosalía, por su parte, moldeaba con paciencia pequeñas figuras de barro, representando a los animales del valle y los personajes de las leyendas locales. Juntos, creaban tesoros humildes, que no costaban dinero, pero que llevaban consigo el calor de sus corazones.

    Este año, sin embargo, una sombra se cernía sobre el valle. Una gran tormenta de nieve había azotado la región, dejando incomunicadas a muchas familias y dificultando la llegada de provisiones. El espíritu navideño parecía haberse desvanecido bajo el manto blanco y frío.

    En el pueblo, el alcalde, un hombre adinerado acostumbrado a las grandes celebraciones, se sentía frustrado por la forma como los habitantes del pueblo se sentían tristes. Para solucionarlo decidio organizar una gran fiesta, con luces y música, y convoco a la gente a la plaza del pueblo para que entre todos pudieran pasar la navidad. pero la gente parecía más preocupada por la escasez y el frío que por la diversión. Él, que siempre había asociado la Navidad con el lujo, se sentía desconcertado ante la falta de alegría.

    Mientras tanto, Elena y Rosalía, ajenas a la frustración del alcalde, continuaban con sus labores. Con la misma calma de siempre, tejiendo y moldeando, como si la tormenta no fuera más que una pausa en el ritmo de sus vidas. Pero este año, en lugar de crear regalos para todos, decidieron hacer algo diferente: crear una manta gigante de retazos, utilizando todos los restos de lana y tela que tenían.

    Cuando la noche de Navidad llegó, la plaza del pueblo comenzó a llenarse. De todas partes, un poco a regañadientes los habitantes con mucho frio se fueron acercando pero al llegar allí se dieron cuenta que debido a la feroz tormenta los músicos no habían llegado y que por dicha razón la fiesta se había cancelado. Todos se sentían aún más desconsolados. Estaban allí en medio de la plaza, con frio y sin saber como celebrar la navidad juntos. Elena y Rosalía, con la manta doblada cuidadosamente en su canasta, decidieron abrirla y extenderla. A medida que la iban extendiendo iba saliendo más y más y los habitantes del pueblo si bien no entendían como sucedia fueron colocándose la manta sobre ellos recibiendo el calor de la lana.

    Los rostros cansados se iluminaban con una sonrisa al sentir el calor de la lana y la ternura del gesto. De pronto rosalia abrio su canasto y saco algunas de las figuras de barro para regalarsela a los niños . Los niños, al ver las figuras de barro, olvidaban por un momento su hambre y su frío y se precipitaron a recibir su regalo.

    Entre la extrañeza y la excitación todos finalmente olvidaron el extraño suceso de que de ese para de canastos salia una manta interminable y cientos de figura

  • Hacer click aquí para enviar sus comentarios a este cuento.

    Juan David Betancur Fernandez
    [email protected]

    Había una vez un viejo artesano llamado Elias tenía un pequeño taller de juguetes, escondido entre calles adoquinadas y casas de más de 100 anos de antigüedad. Elias había creado un lugar mágico ya que por muchos años había fabricado miles y miles de juguetes para los niños del pueblo.

    Había llegado el tiempo de navidad y como siempre el taller de Elias se comenzaba a llenar de padres y madres que iban a buscar algún juguete que sirviera de regalo de navidad para sus hijos.

    El taller era un lugar vivo y entre comentarios y risas Elias veía como los padres definían que regalo comprar y los niños recorrían el taller buscando algún regalo especial que quisieran tener. Allí habían muñecas de trapo, soldaditos de plomo y caballos de madera que se balanceaban con gran ritmo. Todos los juguetes de aquel taller habían sido fabricados por Elias y para el cada uno de ellos era especial

    Entre los asistentes aquel día estaba su nieta Sofia. Sofia era una niña de escasos 10 años que aprovechaba que había salido temprano del colegio y se escabullía de su casa para ir al taller del abuelo a jugar con los juguetes que el tenía allí.

    Pero aquel día era diferente. Sofia no estaba jugando con ninguno de los juguetes. Sofia estaba parad junto a Elias con la mirada atenta en los movimientos de su abuelo mientras este estaba puliendo un trompo de madera.

    Sofia había alguna vez había visto a su abuelo lanzar el trompo y le encantaba perseguirlo por todo el piso mientras el trompo saltaba de un lado a otro. En este caso sofia estaba mirando como su abuelo trabajaba con sus manos y como le dedicaba el tiempo a cada detalle

    Los ojos de Sofia, siempre curiosos, se veían esta vez maravillados. De pronto se acercó a su abuelo y le dijo. Abuelo yo quiero aprender a hacer juguetes como tu.

    El abuelo sorprendido por aquella repentina petición de su nieta paro de pulir el trompo y dos lagrimas comenzaron a caer de sus ojos llegando hasta la blanca barba. Sus ojos brillaban y en su cara se instalo una sonrisa.

    Elías, con su barba blanca, dos lagrimas de felicidad y la sonrisa amable, aceptó encantado. Pero le advirtió a Sofía que la creación de juguetes requería algo más que habilidad, requería paciencia, una virtud que según él era un ingrediente esencial para la magia de la Navidad.

    Cuando ya los compradores se habían retirado Sofia y su abuelo se dirigieron al taller donde estaban los instrumentos de fabricación y Elias con voz dulce le dijo. Aquí te empezare a enseñar a hacer juguetes.

    Los primeros intentos de Sofía fueron un caos. Con la ayudad de su abuelo empezó a aprender a cortar suavemente la madera, pero esta se astillaba, aprendio a pintar los caballos de madera pero la pintura se corría y se regaba, aprendio a ensamblar las piezas de las muñecas pero algunas de partes se quebraban durante el proceso.

    Sofia se sentía frustrada, quería que las cosas salieran bien de inmediato, y le costaba comprender por qué Elías, sin importar cuánto se tardara, no perdía la calma ni la sonrisa.

    Elías, con su infinita paciencia, le recordaba a Sofía que la belleza de un juguete no solo estaba en su apariencia final, sino en cada paso del proceso.

    Con paciencia Le enseñó a apreciar los pequeños detalles, a valorar los intentos fallidos como oportunidades de aprendizaje, y a no apresurarse ni frustrarse si las cosas no salían perfectas a la primera.

    P

    asaron las semanas y la Navidad se acercaba. Sofía, siguiendo las enseñanzas de Elías, comenzó a ver los resultados de su esfuerzo. Los p

  • Manglende episoder?

    Klik her for at forny feed.

  • Hacer click aquí para enviar sus comentarios a este cuento.

    Juan David Betancur Fernandez
    [email protected]

    Había una vez un pequeño pueblo rodeado de montanas nevadas y allí en las afueras del pueblo vivía una pareja con sus tres pequeños hijos. Juan y Ana eran los padres y tenían sus hijos llamados Pedro de 10, Lucia de 8 Y Miguel de solo 5 años.

    Como era costumbre la familia siempre viajaba al pueblo en la navidad para empezar la novena de navidad y así reunirse con sus abuelos. Esto era muy importante para la familia porque siempre había un ambiente cálido en la casa de los abuelos y los niños tenían la oportunidad de escuchar historias de su abuelo y luego compartían una deliciosa cena.

    Pero aquel ano algo era un poco diferente. Desde hacia dos días había estado nevando y las carreteras estaban cerradas por la acumulación de nieve. Ana y Juan observaban el nivel de la nieve y sabían que de continuar así no podrían salir de su casa para ir al pueblo. Los niños ansiosos no paraban de preguntar cuando saldrían para la casa de los abuelos y honestamente Juan no sabía que responderles.

    La tristeza comenzó a invadir la casa y los niños que se había hecho mucha ilusión de la reunión tradicional con los abuelos comenzaron a llorar. Juan y Ana decidieron intervenir y rápidamente comenzaron a inventar juegos que sirvieran como entretenimiento a los 3 niños, pero después de una hora ya lo niños de nuevo preguntaban cuando podrían salir a ver a los abuelos.

    Finalmente y después de observar que la nieve seguía cayendo decidieron que había que prepararse para pasar la primera noche de novena en su casa en el campo. Reuniendo a sus hijos les encomendaron que trajeran todo lo que tuvieran que se pudiera utilizar como adorno y tomando unos cordeles comenzaron a colgar en las paredes cuanto juguete había en la casa. Por su parte Ana se metió en la cocina y con gran inventiva fue buscando productos para preparar una comida de navidad que fuera inolvidable.

    Los niños ayudaron a hacer galletas y a colgar las medias junto a la chimenea ya que sabían que santa bajaría por ella les podría dejar sus regalos en las medias.

    Como era navidad se sentaron junto a la chimenea y Juan comenzó a contar algunas historias que le había oído a sus padres. Pero con cada historia los niños pedían que los llevaran donde el abuelo ya que el era mejor cuenta cuentos.

    Ana que usualmente no contaba sus propias historias de su infancia decidio traer algunos recuerdos y compartirlos con los niños que la miraban asombrados reconociendo que su madre también fue una niña. No podían creer las historias que ella les contaba.

    Y entre historia y cuentos la noche comenzó a pasar y finalmente Ana decidio que ya era hora de comer, aunque no había mucho para la cena.

    De repente, escucharon un golpe en la puerta. Inicialmente pensaron que era alguna rama de un árbol que había caído, pero pronto oyeron otra vez el golpe. Juan corrió hasta la puerta y de un solo movimiento la abrió . Allí estaban sus padres y sus suegros Los abuelos de los 3 niños que se habían imaginado que sus hijos y nietos no se atreverían a salir mientras nevara, pero ellos que habían vivido tantos anos en aquella región sabían que siempre se podía caminar desde el pueblo hasta la montana donde vivían sus hijos. Los abuelos venían bien preparados para la nevada y en un trineo traían muchas bolsas. Allí los niños gritaron de emoción, ver a los abuelos era una gran satisfacción pero ver que además venían con regalos de navidad era lo mejor.

    Los abuelos entraron abriendo un caja que traían sacaron todos los elementos para una gran comida de navidad. La bolsas las dejaron cerradas mientra

  • Hacer click aquí para enviar sus comentarios a este cuento.

    Juan David Betancur Fernandez
    [email protected]

    Había una vez en un mundo Maorí en lo que hoy son la polinesias dos dioses que de tanto mirarse se enamoraron Eran Ranginui o rangi el padre cielo y Papatuanuku o papa la madre tierra. Cuando ambos se enamoraron decidieron unirse en un abrazo fuerte y continuo. Tan fuerte y tan continuo que comenzaron a tener hijos pero estos permanecían entre ellos dos viviendo una oscuridad perpetua. Los hijos anhelaban vivir en la luz.

    Uno de los hijos llamado Tane se rebela con la situación y sugiere a los otros hermanos que deben separar a sus padre y a su madre para que ellos puedan disfrutar de la vida luz. Su plan es que su padre Rangi pueda vivir lejos de ellos y que su madre en cambio los acompañe cuidándolos.

    Los hermano de Tane oyen el plan y deciden poner el plan en acción. El primero es Rongo, el dios de la comida quien intenta suavemente separarlos pero no lo logra, luego lo sigue Tangaroa este dios unió esfuerzos con Haumia el dios de la comida salvaje. Ambos tratan con más energía pero el abrazo entre sus padres continua y sus esfuerzos son inútiles. Rangi y papa continúan unidos en un abrazo amoroso permanente.

    Tane que es el dios de los bosques y los pájaros observa como sus hermanos intentan separar a los padres tomando una posición erguida y utilizando sus respectivos brazos. Tane se acuesta boca arriba y haciendo un gran esfuerzo con sus piernas logra que cada uno de los musculos de su cuerpo le ayuden a hacer presión sobre los dos padres. De esta manera logra que uno de los dos padres pierda la fuerza y comience a separarse del otro De pronto con un grito de dolor que retumba por cielo y tierra, Ranginui y Papatuanuku se separan.

    Guerra en el Cielo y en la Tierra

    Comienza allí una tragedia donde Rangi y papa comienzan a llorar el uno por el otro. Separados viven mirándose y lamentándose.

    Y así los hijos de Rangi y Papa ven la luz finalmente y logran tener espacio para moverse por primera vez. Mientras que los otros hijos han aceptado la separación, Tawhirimatea, el dios de las tormentas y los vientos, se enfada porque los padres han sido separados. No puede soportar escuchar los gritos de sus padres, ni ver las lágrimas de Rangi cuando se separa, por lo que promete a sus hermanos que de ahora en adelante, tendrán que lidiar con su ira.

    Tawhirimatea vuela para unirse a Rangi, y desde allí se dedica a demostrar su frustración con sus propios descendientes los vientos que envía a cada punto de la tierra. Así que reuniendo a sus hijos, vientos y nubes llena la tierra de chubascos feroces, remolinos, tormentas, nubes espesas, niebla y huracanes de fuertes vientos y lluvias.

    Los vientos y las tormentas muestran su poderío castigando de esta manera a los bosque y pájaros de Tane creando caos y tumbando los arboles que caen al suelo y se descomponen sirviendo de alimento para nuevas plantas e insecto

    Luego Tawhirimatea dirige su ira contra los océanos y enormes olas formando remolinos hasta que Tangaroa, el dios del mar, huye presa del pánico con su hijo Punga y hasta el día de hoy Tawhirimatea azota los mares con sus vientos.

    , Tangaroa, tiene dos hijos, Ikatere, padre de los peces y Tu-te-wanawana), el ancestro de de los reptiles. Aterrorizados por la embestida de Tawhirimatea, los peces buscan refugio en el mar y los ríos. y los reptiles en los bosques.

    Así es como Tane suministra a los descendientes de Tumatauenga el creador de los hombres canoas, anzuelos y redes para atrapar a los descendientes de Tangaroa. Tangaroa por su parte contraataca inundando canoas y arrasando casas, tierras

  • Hacer click aquí para enviar sus comentarios a este cuento.

    Juan David Betancur Fernandez
    [email protected]

    La esperanza de navidad

    Había una vez un pueblo de pescadores localizado en el norte del continente en el que vivían no más de un centenar de familias. En ese pueblo vivía una niña llamada clara con su padre y su madre. Clara sabía que la navidad se acercaba a ellos ya que había comenzado a caer nieve y los vientos del norte hacían difícil la pesca, pero todos los pescadores sabían que era necesario obtener la comida para el difícil invierno que se acercaba. Aquel día Clara estaba muy preocupada porque su padre había salido a pescar desde el día anterior y no había vuelto por la noche. Durante todo el día clara se había sentado en la playa a observar el horizonte esperando ver la llegada de su padre pero ya la tarde estaba terminando y no había ninguna señal de el barco de su padre.

    Su madre se veía igualmente preocupada pero siempre le decía que siempre que tuviera una preocupación debía pedir a Dios ya que el siempre los oía. Y que nunca nunca se debía perder la esperanza.

    Su abuela le había contado múltiples historias de una estrella que era la enviada a dirigir a los que se habían perdido y que muchas veces era la que rescataba a los pescadores perdidos en el mar. Pero le advertía que esa estrella mágica solo aparecía cuando se le pedía con todo el corazón.

    Clara allí sentada en la orilla del mar y recordando las palabras de su abuela comenzó a pedir fervientemente por el regreso de su padre, pero no veía ninguna estrella brillante ya que las nubes de la borrasca que se avecinaba cubrían todas las estrella.

    Pero Clara seguía aferrada a la esperanza y cerrando los ojos pedía que su padre volviera sano y salvo.

    Pasaron varias hora y el pueblo tenía el compromiso de prender ese día las luces del árbol de navidad y como era tradicional se reunían en el centro del parque principal y todos colgaban sus adornos.

    Clara con su abrigo rojo y la bufanda tejida por su abuela se acercó lentamente al árbol y con sus manitas llevo una pequeña vela que serviría como adorno y luego pidió una vez más por su padre.

    La vela comenzó a brillar mientras algunas copos de nieve caían. De cada uno de los copos que se acercaban a la vela empezaba a brillar una luz cálida que se hacia cada vez más y más fuerte a medida que la nevada comenzaba.

    De pronto una luz extraña subió por el árbol y se dirigió hacia lo alto de las nubes y sin saberse como un claro se hizo entre las nubes y allí en lo alto del firmamento apareció una estrella que brillaba como nunca había sucedido anteriormente.

    Las familias veían aquello y no comprendían que sucedía pero esa estrella hacia de faro e comenzó a iluminar el mar. De pronto se escucho un murmullo entre los asistentes y uno grito…. Una luz en el mar … Una luz en el mar. Todos corrieron a la playa y efectivamente vieron como en medio de la oscuridad del océano había una luz que se acercaba lentamente. La figura de un bote se iba definiendo alrededor de la luz y con cada segundo el corazón de clara se llenaba de esperanza. La misma esperanza de la que su abuela le hablaba tanto.

    De pronto la figura se transformo en un bote y en el bote estaba su papa con una sonrisa enorme y los brazos abiertos. Salto a la playa y dijo. Gracias. Gracias la estrella de navidad me ha guiado hasta aca. Sin ella no podría haber encontrado el camino.

    Esa noche, mientras la familia y el pueblo se reunía alrededor del árbol, Clara comprendió que la esperanza es el regalo más poderoso de todos. Y cada Navidad, recordaba mirar al cielo y agradecer por la estrella que había traído a su padre de

  • Hacer click aquí para enviar sus comentarios a este cuento.

    Juan David Betancur Fernandez
    [email protected]

    Había una vez en la antigua Grecia un semidios llamade Heracles o hercules para los romanos que era simplemente el duro de los duros. Este semidios era tremendo héroe y por haber matado a su familia fue condenado a servirle al rey euristeo en todo lo que a el se le ocurriera. Mejor dicho si euristeo tenía un antojito Heracles tenía que decirle. No diga más que yo obedezco.

    Pues como veníamos viendo la lista de tareitas se iba creciendo. El leon de nemea, la hidra de Lerna, la cierva de Cerinea el javali de erimanto, los establos de Augías. Y ahora que llego con el jabalí Euristeo le dijo.

    Mira Herculito….. Recuerden a a hercules no le gustaba para nada ese sobrenombre y menos en diminutivo. Pero bueno le dijo. Vos que sos tan querido y con tan buenas intensiones necesito que me hagas un favorcito adicional.

    Diga no más dijo Heracles…. Yo estoy para servirle.

    Bueno te voy a contar una bobadita que me esta molestando. Resulta que en una regioncita que yo conozco y que me gusta mucho hay unos pajarracos de lo más de bullosos y dañinos. Estos benditos pájaros se vinieron en manada a vivir en cerca a un laguito llamado Estinfalo y como te podras imaginar ahí están haciendo de las suyas. Estan todo el día volando y comiendo y producen un sonidito estridente de los más de maluco y yo ya estoy aburrido con ese ruidito.

    y además los pajarracos tienen pico, alas y garras de bronce y se creen de lo más divinos. Pues estos pájaros con sus pico, alas y garras de metal se la tienen velada a el ganadito que yo tengo por esos lares y en algunos momentos atacan a los hombres. Y como si fuera poco producen una caquita que es tan toxica que mata los cultivos.

    En fin como te cuento Hércules no veía la hora de que llegaras para mandarte a que me mataras esas avecitas por mi. Necesito de que salgas de ellas lo antes posible.

    Y dicho y hecho. Muy obediente salió Heracles a estinfalo e inmediatamente se paro en la orilla a mirar cuando aparecían las aves volando sobre el lago y allí mismo comenzó a lanzar flecha envenenadas (recuerdan que el las había envenenado con la sangre de la hidra, Pues ave que pasaba ave que recibía un flechazo.). Pero de pronto se dio cuenta que estas aves eran muchísimas eran como miles y si bien Heracles manto algunas cuantas se acordó que no tenía tantas flechas. Así que se dijo a si mismo.

    Ehhh tiene que haber algo más efectivo que matarlas…. No será que por ahí ahí algo que pueda utilizar para espantarlas

    Y hercules que dice esto y se le aparece nada más y nada menos que la diosa atenea que era su media hermana por parte de papa. O sea por parte de Zeus.

    Y atenea que lo ve todo encartado tratando de matar o atrapar las aves sin lograrlo y le dice… Hombre hermanito (, vos si que sos muy atembao. Como pensas que podes matar miles de pájaros con flechas o con tus manos. Más bien utiliza la inteligencia y no la fuerza bruta.

    Y va sacando Atenea una cascabel mágico hecho de bronce y se lo entrega diciendo. Mira esta bellezura de cascabel pero lo mejor es que el produce un sonido como más bien maluquito que con toda seguridad de va a servir.

    Heracles miro el tal cascabelito como sin creerlo pero lo cogio y comenzó a agitarlo. Y efectivamente este producia un sonido bien estridente que llego a los oídos de los pájaros y estos salieron volando del lago y el bosque

    Heracles miro asombrado a atenea y esta le dijo… Mira hermanito vos podras ser muy fuerte pero también tienes una cabeza y poniendole la mano sobre la cabeza le dijo. Recuerda que esto no lo pusieron p

  • Hacer click aquí para enviar sus comentarios a este cuento.

    Juan David Betancur Fernandez
    [email protected]

    Habia una vez un conejito llamado nieve que vivía en lo más profundo de un bosque. Nieve sabía que su nombre se debía a que había nacido en una noche en la que caia la nieve y la mama conejo decidio darle ese nombre a su hijito para recordar aquella noche tan especial. Paso el año y pasaron las diferentes estaciones del ano. Llego la primavera y los prados se llenaron de bellas flores con olores deliciosos. Nieve siempre saltaba entre las flores y cuando llegaba a casa su mama le decía que olia a mil colores.

    Llego el verano y la temperatura de el bosque subia, Así que a nieve le gustaba salir a correr hasta un pequeño riachuelo que cruzaba el bosque y de un salto se metia al agua. Allí podía pasar casi todo el día nadando y saltando desde una roca hasta un pequeño lago que formaba aquel riachuelo. Obviamente cuando nieve llegaba a su casa traía mucho pantano y su mama le hacia limpiar antes de entrar. Pero nieve se sentía tan feliz que no protestaba.

    Luego llego el otoño y con el cambio de la temperatura venia algo maravilloso. Los arboles del bosque empezaban a cambiar de colores. Nieve que nunca había visto esto se maravillaba de ver como los arboles que antes eran verdes se volvían rojos, naranjas y amarillos. Todo el bosque era una mundo multicolor. Pero el frio llevo a que los arboles dejaran caer sus hojas y nieve vio su bosque convertido en un tapede de hojas. Todo era felicidad para nieve porque así podía saltar por todo el bosque y donde había muchas hojas simplemente se dejaba caer desde alguna roca o desde algún árbol caido. Nieve se reia mucho saltando entre las hojas

    Y llego el invierno. La temperatura del bosque era muy fría y ya todos los arboles habían perdido sus hojas. Y una mañana cuando Nieve se despertó vio algo que no podía creer. Todo el bosque era blanco. Blanco como su piel de conejo. Era tan blanco que cuando nieve salia a saltar no se veía porque tenía el blaco de la nieve era exactamente igual a su piel

    A Nieve le encantaba el invierno porque podía saltar y jugar en la nieve todo el día sin preocuparse por ser visto por los otros animales.

    Un día, mientras exploraba el bosque, Nieve encontró un copo de nieve muy especial. Este copo de nieve era más grande y brillante que cualquier otro que había visto. Parecía brillar con una luz propia, y cuando Nieve se acercó, sintió una calidez inusual que emanaba del copo.

    El copo de nieve, al ver la curiosidad de Nieve, comenzó a hablar con una voz suave y melodiosa. "Hola, pequeño conejo. Soy un copo de nieve mágico y puedo concederte un deseo."

    Nieve, sorprendido y emocionado, pensó en su deseo. Recordó a sus amigos animales que a menudo se quejaban del frío y de la dificultad para encontrar comida en invierno. "Me gustaría que todos mis amigos animales pudieran disfrutar del invierno tanto como yo," dijo Nieve con esperanza.

    El copo de nieve mágico brilló intensamente y, de repente, una ola de energía cálida se extendió por todo el bosque. Todos los animales, desde los osos que hibernaban en sus cuevas hasta los pájaros que se refugiaban en los árboles, sintieron un cambio. Los osos se despertaron de su letargo, los pájaros comenzaron a cantar melodías invernales y los ciervos, que solían temblar de frío, comenzaron a jugar alegremente en la nieve.

    Era real magia ya que en el invierno hace mucho frio pero en ese momento todo se sentía como si fuera primavera. Y así cada uno de sus amigos podía salir a disfrutar la nieve pero sin el frio de todo los inviernos. Todo era blanco y hermoso pero el ambiente era cálido y placentero

    El bosque se llenó de risas y felicidad.

  • Hacer click aquí para enviar sus comentarios a este cuento.

    Juan David Betancur Fernandez
    [email protected]

    Había una vez un rey que tenía una hija muy bella y ya en edad de conseguir marido. El problema era que el rey adoraba tanto a su hija que no quería que nadie se desposara con ella. Sin embargo, las costumbres del reino obligaban al rey a ofrecer su hija en matrimonio. El rey después de pensarlo muchas veces decidio que solo le concedería la mano a aquel que lo obligara a decir eso es mentira, eso es mentira, eso es mentira. Sabiendo que el era un rey muy culto y estudiado podría controlar sus impulsos y negarse a decir las tres veces la frase que le obligaría dar su hija.

    Por esos mismas épocas un joven irlandés se enteraría de la noticia de aquel rey y sabiéndose el mejor mentiroso de toda irlanda decidio que el seria quien ganaría la mano de la princesa. Su madre siempre lo reganaba por ser un gran embustero pero esta vez estaba dispuesto a sacarle partido a la fama de mentiroso que tenía. Así que se acercó a su madre y le dijo

    Madre seré yo el que gane el reto de hacer decir 3 veces al rey eso es mentira… Así que deme su bendición que yo salgo mañana temprano a ver al rey.

    -

    A la mañana siguiente, el irlandés mentiroso salió confiado que regresaría con la princesa como esposa. Viajó varios días y, al fin, llegó al palacio del rey. En la puerta lo detuvieron dos guardianes:

    -¡Eh, tú! ¿Adónde vas, pequeño irlandés?

    -Voy a ver a vuestro rey para casarme con su hija -respon­dió el embustero sin nisiquiera ponerse colorado una sola vez. Así de seguro estaba de poder hacerlo.

    Los guardianes que ya habían visto otros pretendientes anteriormente simplemente lo guiaron enseguida a presencia del rey.

    El rey sabía a que venia aquel muchacho, pero antes le iba a mostrar sus riquezas. Llevo al muchacho al prado donde pastaban su vaca y su ovejas y le dijo. Mira muchacho estos son mis animales y te puede decir que son fuertes y carnudos como pocos.

    -Así que dime ¿Qué piensas de mi ganado?

    -El joven que internamente estaba maravillado por la calidad y cantidad del ganado decidio mantener la calma y le dijo al rey ¿Qué pienso, Majestad? Éstos no son rebaños, ni ganado, ni nada. ¡Deberíais ver el ganado de mi madre! -exclamó el ir­landés embustero.

    -¿Y qué tiene de especial? -preguntó el rey de Oriente.

    -¿Que qué tiene de especial? Hay tantas vacas que con solo el suero que obtenemos de la leche podemos hacer girar setecientas setenta y siete rue­das de molino.

    -Hum, hum -gruñó el rey – ya veo que estas tratando de que yo repita 3 veces lo que ya sabes pero te advierto que no lo lograrar.

    Luego llevo al muchacho al enorme campo donde estaba un plantio enorme de coles. Y con voz de suficiencia le dijo … Ahora muchacho listo

    -¿Qué piensas de mis coles? -preguntó.

    -¿Que qué pienso, Majestad? Que éstas no son coles sino, a lo sumo, unos pobres brotes. ¡Deberíais ver las coles que cultiva mi madre! -exclamó el irlandés embustero.

    -¿Y qué tienen de especial? -preguntó el rey de Oriente.

    -¿Que qué tienen de especial, Majestad? Son tan grandes que una vez, bajo una hoja de aquellas coles, fue posible celebrar un banquete de bodas. Incluso, como estaba lloviendo los invitados pudieron bailara y comer sin necesidad de salir del refugio que le daban las coles de mi madre.

    -Hum, hum -farfulló el rey de Oriente ya veo que eres dificil, y condujo al embus­tero a un huerto muy extenso donde crecían habas.

    -Dime ahora qué piensas de mis habas -preguntó.

    -¿Que qué pienso, Majestad? Pero ¿éstas son habas? ¡No son habas ni nada! ¡Deberíais ver las habas del huerto de mi ma­dre! -exclamó el irlandés embus

  • Hacer click aquí para enviar sus comentarios a este cuento.

    Juan David Betancur Fernandez
    [email protected]

    Hoy continuamos con una tareíta mas de Heracles.. Y la de hoy esta como de mal olor.

    Había una vez un héroe llamado Heracles que bien ocupado estaba cumpliendo con las tareas que le estaba mandando a hacer el rey Euristeo para pagar el pecado de haber matado la familia.

    Pues después de el león de Nemea, la hidra de lerna, la cierva de cerinitia y el jabalí de erimanto ya el rey euristeo estaba hasta la coronilla de la eficiencia de Heracles y como para quitárselo de encima y para hacerle la maldad pensó en mandarlo a hacer algo bien maluco.

    Por aquellas épocas era sabido que el rey Augias tenía muchos animales entre caballos, toros, vacas , ovejas, etc. Y que muchos de estos los tenía bien guardaditos en una pesebrera que había mandado a construir para su deleite.

    Pero resulta que el tal Augias era medio holgazán y nunca, cuando se dice nunca es nunca había decidido limpiar las pesebreras de los desechos orgánicos de sus animales. Se decía que era tal la cantidad de estiércol que se había acumulado en los establos que se había acabado el abono orgánico de origen animal en toda la región ya que los animales no salían a hacer en los prados del reino.

    Pues el olorcito de los establos llegaba a sentirse a cientos de kilómetros a la redonda y que incluso en las redes sociales no se hablaba de otra cosa y ya era trending griego , El olorcito parece que le había llegado al rey Euristeo que decidio que el siguiente trabaja para hercules seria ir hasta los establos y limpiar estos de cuanto se había acumulado allí por mucho tiempo.

    A hercules no le pareció como buen idea el ir a limpiar anos de estiércol pero como le tocaba y no tenía de otra cogio camino para donde vivía el Rey Augias y allá se le presento diciéndole.

    Oiga don Augias yo que vengo pasando por aquí le cuento que el olorcito que desprenden sus establos esta como fuertecito….

    El rey haciéndose el desentendido le dijo. De verdad yo como que no lo había notada… Pero si usted lo dice.

    Y Hercules que se le sale el paisa y le dice. Mire Rey si usted quiere yo se los limpio pero tenemos que arreglar los honorarios y dada la cantidad de estiercol le cuento que le puede salir como carito el mandado.

    El rey Augias le dijo. Mire hagamos un trato. Si usted lo limpia en un solo día yo le doy una parte de los animales que tengo. Pero tiene que ser en un solo día o si no pierde el pago.

    Listo para lo que no hay pereza , dijo Heracles.. Déjemelo a mi y yo me encargo de eso.

    Y salió hércules para el establo y cuando vio en detalle el m… que había allí se preocupo ya que si como que estaba difícil la limpiadita.

    Pero a lo lejos se dio cuenta que había dos ríos que pasaban más o menos cerquita y decidio que lo que podía hacer es que la madre naturaleza le ayudara con el mandado. Así que se subió hasta donde estaban los días y a punto te pico y azadón desvió los dos ríos y los junto en una represa que puso arribita de donde estaban los establos. Luego espero a que la represa se llenara y de un solo manotazo la derrumbo.

    Y comienza a bajar el agua por la ladera hasta que llego a los establos y dicho y hecho el agua se llevo todo el estiércol que había allí. Y cuando esto sucedió pues los establos quedaron limpios y brillantes como cuando nuevos.

    Así que hércules se fue para donde el Rey augias y le dijo

    Mire patrón como le prometí sus establos quedaron limpios y en menos de un días, así que déjese caer con el ganadito que me prometió.

    Pero Augias que se las tiraba de vivo le dij

  • Hacer click aquí para enviar sus comentarios a este cuento.


    Juan David Betancur Fernandez
    [email protected]

    Había una vez un anciano ermitaño que se había retirado a lo alto de una montaña para alejarse de las debilidades del ser humano. Sabiendo que su forma humana estaba llena de tentaciones tanto físicas como espirituales se dedicó a una vida simple pero gratificante. La vida de aquel que es capaz de comprender lo imperfecto que podemos ser.

    Desde lo alto de la montaña aquel ermitaño veía como todo transcurría en el mundo sin que lo afectara a el y así podía dedicarse a la contemplación y el perfeccionamiento del alma.

    Este ermitaño llevaba muchos años viviendo en soledad y sus prácticas alimenticias y corporales lo llevaron a ser muy longevos, sus cabellos eran tan blancos como la nieve y su rostro estaba surcado por arrugas profundas que contaban historias de más de cien años de vida. Pero lo más sorprendente es que a pesar de su edad, su mente seguía aguda y su cuerpo tan flexible como una caña de bambú.

    Pero lo que era más sorprendente es que a través de años de estricta disciplina y severas austeridades, este ermitaño había alcanzado un dominio impresionante sobre sus facultades y desarrollado extraordinarios poderes psíquicos. Pero, a pesar de todo ello, no había logrado aplacar su orgulloso ego.

    Como la muerte no perdona a nadie, un día, Yama, el Señor de la Muerte, envió a uno de sus emisarios para que atrapara al ermitaño y lo llevara a su reino. Una mañana el ermitaño despertó con una sensación extraña, y haciendo uso del avanzado poder de clarividencia que había desarrollado pudo ver con anticipación que una fuerza mortal se acercaba a el. Pudo ver la figura del emisario de la muerte y antes que este se hiciera presente en su cueva en las montañas pudo prepararse. Adivinando las intenciones de la muerte decidio que el lo engañaría para así evitar que lo sacara del mundo. Utilizando la técnica de la multiplicidad del ser y la ubicuidad creo 39 copias exactas de su ser y las instalo a lo largo y ancho de su caverna. Las copias eran totalmente funcionales y así cuando el emisario de Yama el señor de la muerte entro vio como 40 seres con idénticas características del ermitaño vivían y se desplazaban por la gruta.

    Para el emisario esto era totalmente extraño, nunca había visto que un ser tuviera copias y menos aún que estas fueran exactamente iguales hasta los mínimos detalles. Le era absolutamente imposible distinguir el cuerpo del ermitaño que había venido a buscar y sabía que no podía simplemente coger alguno de ellos y llevárselo. o. Frustrado, el emisario de la muerte regresó junto a Yama y le explicó lo ocurrido.

    Yama, el poderoso Señor de la Muerte cuando llego el emisario se extrañó de que regresara solo, así que le pregunto que había sucedido para que no hubiera cumplido con la tarea asignada. El emisario apenado se dedicó a narrarle como había entrado a la gruta y como había sido sorprendido por decenas de seres idénticos a el ermitaño que debía llevarse. Y como había decidido regresar debido a la imposibilidad.

    Yama, reflexionó por unos momentos comprendiendo claramente el predicamento en que se encontraba su emisario, pero como era la muerte y había confrontado por milenios a millones y millones de seres humanos comprendió que debía hacer para que el ermitaño cumpliera con el deber sagrado y eterno de la muerte.

    Llamando suavemente a su emisario, se acercó a el y con baja voz se acercó a su oído y le susurro unas cuantas palabras. El emisario sonrió cuando escucho las instrucciones e inmediatamente salió hacia la caverna del ermitaño que lo había engañado.

    Una vez más, el ermitaño, con su poder de la clari

  • Hacer click aquí para enviar sus comentarios a este cuento.

    Juan David Betancur Fernandez
    [email protected]

    Hoy continuamos con otra de las 12 tareas de hercules.

    Había una ver un héroe griego semi dios llamado Heracles o hercules para los romanos

    Heracles como veíamos hace algunos cuentos atrás había cometido el peor de los crímenes contra su propia famila y necesitaba pedir perdón y lo obligaron a ser el esclavo de el rey Euristeo y tenía que hacer lo que este rey le ordenara. Después de cazar al leon de nemea, a la hidra de lerna y de atrapar a la cierva de cerinia

    Euristeo que ya estaba cabezon con la eficiencia de hercules le dijo.

    Entonces Heracles… ahora si te voy a poner algo tenaz. Te toco ir.a atrapar el Jabali de erimanto

    El jabalí que vivía en la montana de erimanto tenía fama mundial por que era bien malo,

    Pero no solamente tenía que atraparlo, lo tenía que traer al palacio de el; rey Euristeo.

    Debía cazar al jabalí de Erimanto y debía, ahí es nada, traerlo vivo a palacio.

    ¿Y qué tenía de especial este jabalí para que Euristeo lo considerase una presa tan preciada?, El jabalí era tan fuerte que era capaz de tumbar un árbol de un solo envion y tenía la fea constumbre de matar el ganadito y a los hombres que por allí se veían caminando. Ese jabalí era bien mala leche.

    . Todos los días el jabalí bajaba de su guarida en la montaña atacando, hiriendo y comiéndose cuanto se encontraba en su camino. Una presa complicada, como siempre, a la que se debía enfrentarse Hércules.

    En cuanto le asignaron ese trabajito Heracles se puso en camino pero al poner la dirección en su gps se dio cuenta que eso estaba bien lejos y decidio parar donde su amigo el centauro Folos para descansar y tomarse un buen vinito.

    Folos era un centauro, como quien dice mitad caballo y mitad humano. Y le fascinaba el buen vino. Y parece que tomaba bastantico. De ahí viene el dicho de bebe como un caballo.

    El punto es que Heracles se sentó a tomar y a tomar vino del bueno durante la noche, pero a medida que pasaba la noche y el vino fluia y la conversación se ponía más interesante a Heracles le fue dando mucha sed y le pidió a su amigo Folos que le regalara un poco de el vino que había escondido el dios Dionisio para ocasiones especiales

    Y Folos muy amablemente saco de la cueva el vino y comenzó a servirlo. Pero como este vino era tan exquisito y producia un olor tan estupendo los demás centauros lo olieron y desde leguas a la redonda comenzaron a correr hacia donde estaba Heracles y su amigo Folos.

    Y allí llegaron los demás centauros en tropel y bastante enojados porque cada que ellos le pedían a Folos que sacara el vino de Dionisio, este les decía que no que porque ese vino era solo para las visitas. Así que se aguantaran las ganas.

    Y allí llegaron los centauros armados con piedras, hachas, antorchas y rodearon a Heracles y a Folos.

    Pero Heracles que no era ninguna perita en dulce se levanto, tomo sus flechas envenedadas con la sandre de la hidra de lerna y saltando por los aires empezó a lanzar flechas envenenadas a diestra y siniestra.

    Y allí cayeron muchos centauros y solo unos pocos escaparon con vida.


    Pero la suerte no acompano a Folos ya que tomo una de las flechas que habían matado a los centauros y se maravillaba que algo tan pequeño fuera tan mortal, Pero la flecha se le resbalo y le cayo en un pie. Y el veneno hizo efecto y lo mato

    Después de derrotar a los centauros y con el corazón

  • Hacer click aquí para enviar sus comentarios a este cuento.

    Juan David Betancur Fernandez
    [email protected]

    Había una vez un ministro del emperador que tenía fama de sabio. Todo el mundo le alababa, pero nadie sabía decir por qué.

    -Ese hombre es tan tonto como nosotros -comentó un campesino con sus amigos. Sólo porque tiene poder, la gente piensa que es inteligente.

    -Si es así, ¿por qué no le desenmascaras? A lo mejor el emperador te nombra ministro.

    -Lo haré -respondió el campesino. De eso podéis estar seguros -y todos se echaron a reír, porque pensaban que entre los animales y los hombres que labran la tierra no hay mucha diferencia.

    Sin embargo, el campesino poseía una inteligencia despierta y una valentía sin límites. En cuanto llegó a su casa se disfrazó de monje y se lanzó a los caminos.

    -Una limosna -decía cada vez que se cruzaba con alguien. Nuestro monas-terio es rico, pero quienes lo habitamos somos pobres.

    Raramente se marchaba con las manos vacías. Su interpretación era, de hecho, tan perfecta que un día hasta su mismo padre le echó una moneda.

    «iNo me ha reconocido! -se dijo. alborozado, el campesino. Creo que estoy ya preparado. ¿Para qué perder más tiempo?»

    Entonces se dirigió al embarcadero. Lo usaban sólo los comerciantes para atravesar con sus riquezas el río. Siempre estaba protegido por soldados y no permitían que nadie se acercara a él.

    -No puedes entrar -dijeron al verle. Por aquí pasa tanto dinero que, si no andamos con cuidado, más de un ladrón haría su agosto.

    El campesino hizo como si no hubiera oído y siguió adelante.

    -Bah, déjale -dijo uno de los soldados. Es un pobre monje. ¿Qué mal puede hacer?

    Sin embargo, a los comerciantes no les pareció bien que una persona así atravesara con ellos el río. No estaban equivocados. Apenas se despegó el barco de la orilla, el falso monje empezó a repartir entre ellos cuentas para recitar los cien nombres de Buda y dijo:

    -Vosotros chupáis la sangre al pobre y engordáis con ella. Arrepentíos y quizá logréis romper el penoso ciclo de la reencarnación.

    Algunos estaban tan asustados por la velocidad de la corriente que preguntaron:

    -¿Qué podemos hacer? ¡Nosotros somos comerciantes! El falso monje respondió:

    -Repetid los cien nombres de Buda.

    Los comerciantes así lo hicieron, pero el monje no parecía satisfecho.

    -¿Es que no notáis la presencia de la muerte? -gritaba sin cesar. ¡Repetid con más fuerza los cien nombres del Inmutable!

    Los comerciantes los recitaron con tanto empeño que se hipnotizaron unos a otros y cayeron en trance. Entonces el campesino les robó todo lo que llevaban y se marchó nadando hacia la otra orilla.

    En cuanto se enteró de lo ocurrido, el ministro sabio no salía de su asombro.

    -¿Que un monje ha desvalijado el barco de los comerciantes? -preguntaba, irritado.

    -Sí -respondieron algunos de ellos. Ha sido un castigo divino. Nosotros mismos vimos cómo el monje volaba por los aires.

    El pueblo se enteró de lo ocurrido y empezó a comentar:

    -Nuestro ministro no es tan sabio como creíamos. Si un monje es capaz de robar y quedar impune, ¿qué no podrá hacer un bandido?

    Aquella noche el campesino volvió a preguntar a sus amigos.

    -¿Veis cómo tenía razón? Hasta las personas más ignorantes se han dado cuenta de que nuestro ministro es incapaz de capturar a un pobre monje.

    -¿De qué te extrañas? -le respondieron. Ese hombre era un enviado de Buda. ¿Cómo se puede apresar a quien puede volar por los aires?

    El campesino tuvo, pues, que volver a disfrazarse. Esta vez se vistió de mujer. Como era joven y tenía los ojos tristes, apenas se notaba que era un hombre. Además, poseía un perfume que emborrachaba los sentidos. Se lo hab

  • Hacer click aquí para enviar sus comentarios a este cuento.

    Juan David Betancur Fernandez
    [email protected]

    Hoy continuamos con heracles o Hercules según los romanos. Y continuamos con una más de la tareitas que el rey euristeo le estaba poniendo a Heracles para que espiara el pecado de habar matado a su familia. Así que sigamos contando.

    Había una vez un tal Heracles que según dicen era el GOAT y que estaba cumpliendo con las tareas que le ponían y que en esa época simplemente eran casi que imposibles..

    Pues el hijito de Zeus estaba de muy buena vibra cuando llego a contarle a su boss que había matado a la hidra de lerna y este Euristeo que estaba siendo asusado por Hera con h, le dijo.

    Así ahora te va tocar ir a cazar la cierva de Cerinitia.

    Heracles que ya se estaba creyendo la ultima cocacola del desierto pensó. Easy peasy sto si es muy fácil espere y vera como voy la cazo y la traigo antes de que se ponga el sol. Y salió a la carrerita para Enoe que era donde le habían dicho que vivía la tal Ciervita.

    Lo que no le dijeron y que fue averiguando a medida que iba de camino a cazarla es que la tal ciervita no era para nada pequeña…. Era más grande que enorme más alta que cualquier caballo y más fuerte que cualquier toro.

    La cierva era una de las cinco ciervas que artemisa o diana para los romanos que era la hermana de apolo había encontrado mientras salia a cazar, pues resulta que cuando artemisa vio a las cinco cierva pudo cazar 4 pero esta que era la más fiera y veloz se le escapo. La ciervas eran hermosas y tenían una cornamenta de oro (ok sus papas le van a decir que las ciervas no tienen cornamenta pero esta si lo tenían y doradas).

    Lo cierto es que esta cierva vivía a sus anchas en el monte Cerinia y artemisa había dado orden que nadie, absolutamente nadie la podía tocar. Que la cierva estaría consagrado a ella y que cualquiera que la tocara, hiriera o matara cometeria un pecado tenaz. Y que ella no lo perdonaría. Era tal la obsesión de la diosa artemisa que le mando a poner un collar que decía que estaba dedicada a Artemisa.

    Pero Heracles que ya se había enfrentado a leones y a hidra pensó …. Noo si esto pan comido. Esta hoy mismo la cojo y listo.

    Llego pues Heracles y cuando la vio pastando calmadamente se le avalanzo, pero la cierva era muy fregada y alcanzo a olerlo, Que no creemos que fuera difícil si contamos que el dios no se banaba mucho y tenía una piel de leon encima. Bueno resulta que la cierva lo olio y puso pies en polvorosa. Como quien dice le hizo un ghosting versión clásica. Se le desaparecio en un santiamén.

    Y ahí comenzó el baile. Heracles comenzó a perseguirla cual Stalker , se dice que le revisaba el Instagram para saber donde estaba y que estaba haciendo y ahí mismo corría para allá.. Pero nada cuando se le acercaba ya la cierva se había pisado para otro lugar.

    Así que el trabajito que inicialmente Heracles pensaba que iba a ser bien fácil se le complico y dicen que se demoro más de una ano en la perseguidera. Y el que pensaba que lo iba a ser en un solo día. Es que la ciervita si le salió de lo más de retrechera

    Pues de tanto perseguirla y perseguirla finalmente logro acorrararla en la arcadia del Peloponeso en la antigua Grecia.

    Pues allí le cayo Heracles a la cierva y como le habían advertido que si le hacia dano la diosa artemisa lo castigaria decicio atraparla simplemente decidio enviarle una flecha a una de sus patas y allí la incapacito. Luego con mucho cuidado la cogio para no lastimarla y se la cargo en sus hombros y cogio para donde Euristeo.

    Pero en pleno camino se encontró con artemisa y con apolo. Y los dos he

  • Hacer click aquí para enviar sus comentarios a este cuento.

    Juan David Betancur Fernandez
    [email protected]

    Habia una vez un conejito llamado Tito que vivía en un bosque encantado. Tito era un conejito muy curioso y cuando era de noche salia de la casa de sus padres para mirar el cielo y maravillarse con las estrellas. Allí en el medio del bosque había un sitio donde no había muchos arboles y solamente había una fuente de agua que servia a todos los animales del bosque. Como era una fuente de agua mágica todos los animales que tomaban de su agua se volvían muy felices y además vivían por siempre. Por esta razón muchos unicornios iban alli todo los días a tomar agua.

    Tito le gustaba mucho ir a la fuente ya que podía conocer muchos animales fantásticos y por esta razón muchos lo conocían a el. Aquella noche Tito salió pues de la cas de sus padres y cuando llego a la fuente de agua encontró que en la laguna que formaba la fuente había una luz que nunca había visto. Era una luz muy brillante y muy bella. Una luz blanca que llenaba todo el estanque y que se reflejaba sobre todo lo que allí había cerca.

    Tito con sus pequeños saltos de conejito se acercó pero con un poco de temor. No sabía que era esa luz pero lo atraía mucho. Cuando llego a la orilla del pequeño lago vio algo que lo asombro, tanto lo asombro que salto hacia atrás y cayo de espaldas. Cuando se levanto miro de nuevo y efectivamente se dio cuenta que había un circulo de color plateado en la superficie del lago.

    No lo podía creer, el circulo era tan redondo y bello que no podía apartar sus ojos de conejo sobre aquello que veía. Lentamente se fue acercardo más y más a la orilla hasta que sus pequeñas patitas de conejo comenzaron a tocar el agua formando una pequeña olita que atravesó todo el lago, así que dio otro pasito y otro y otro hasta que llego a la mitad del lago donde estaba el circulo de plata.

    Pero no había nada allí, solamente había agua y sobre esta agua seguía la imagen del aquel circulo plateado. Lo trato de coger con sus paticas delanteras pero no tocaba nada. Solo el agua del manantial mágico.

    De pronto oyo una voz desde la orilla. Era una unicornio de color azul con su cuerno dorado. El unicornio le dijo. No hay nada allí es solo el reflejo de la luna llena.

    Tito se sintió confundido ya que no entendía que era eso de la luna llena así que le pregunto al unicornio. Luna Llena que es eso.

    El unicornio solto una carcajada y le dijo.

    Mira hacia arriba y lo entenderas.

    Tito miro hacia arriba y vio la más bella imagen que hubiera visto nunca. Era un circulo blanco con luz plateada y de gran tamaño que flotaba sobre el bosque entre las estrellas.

    Lo que más le llamo la atención era que este circulo era perfecto, redondo y brillante. Y su luz era muy pero muy bella. Tan bella que dentro del alma de aquel pequeño conejito comenzó a crecer una idea. Queria tocar esa luz, quería tocar aquello que el unicornio llamaba luna. Sentia una necesidad enorme de acercarse a ella.

    Así que le dijo al Unicornio. Oye yo quiero tocar la luna… pero veo que esta muy lejos. El unicornio inicialmente se rio pero luego con cara seria le dijo.

    No creo que sea buena idea. Dejame yo llamo a mi amigo el buho para que te explique. El buho era el más sabio de los seres del bosque encantado y siempre tenía alguna respuesta para cualquier pregunta. Además se decía que gracias al agua de la fuente milagrosa había vivido por muchos anos y que por eso su sabiduría era infinita.

    Cuando el unicornio produjo un sonido de llamado, un buho llego volando y se poso cerca a donde estaba el unicornio. Luego dijo. Amigo Unicornio, porque me has ll

  • Hacer click aquí para enviar sus comentarios a este cuento.

    Juan David Betancur Fernandez
    [email protected]

    Había una vez un héroe llamado Heracles, o Hercules para los romanos que Como veníamos viendo Euristeo le puso una serie de tareas que debía cumplir para sacarse de encima esa media bobadita de haber matado a su familia. Y Heracles como todo buen héroe se dispuso a cumplirlas. Inicialmente fue el leon de Nemea pero ahora le tocaba la Hidra de Lerna .

    La hidra de lerna era un serpiente era un ser monstruoso que había sido criado por su mayor frenemy o sea Hera pero con H. La hidra crecio protegida por Hera en un pantano llamado Lerna y tenía la peculariedad de haber nacido con 9 cabezas…. Y de todas ellas salía veneno. Como quien dice difícil de tratar con ella ya que hacerle el quite a 9 cabezas es como difícil y bien viperinas.

    Pero como hercules se le media a cualquier baile decidio que no se le iba a arrugar a dicho reto y cogio camino para Lerna…. Pero como no era bobito de pasada paso por la casa de su sobrino Yolao y le dijo. Parce vengase conmigo que le tengo un trabajito de medio tiempo para que se haga su platica. La verdad es que parece que Yolao se le apuntaba hasta a la movida de un catre porque inmediatamente dijo.

    Listo Tio para las que sea. Cuente conmigo.

    Y así Heracles y Yolao cogieron camino para el pantano.

    Cuando llegaron allí se asomaron con cuidado y con mucho disimulo le preguntaron a los vecinos del pantano que como era la movida con la culebrita esa.

    Los manes que vivían cerca al pantano, se timbraron y con mucho susto le dijeron.

    Nooo mijito ustedes dos están paila. Se vinieron a bailar con la más fea literalmente. Esa culebra es peor que deber platica. Les podemos decir que de su boca sale un olor tan horrible que el que lo huele queda ahí tirado inmediatamente. Y además recuerde que ella tiene como 9 cabezas Y dicen que esas cabezas son muy jodidas ya que si uno le corta una cabeza le salen otras dos más del mismo punto. Así que no se hagan ilusiones y más bien cojan camino por donde vinieron.

    Heracles que oye esto e inmediatamente se reunió con Yolao para planear la estrategia. Así que le dijo a su sobrino

    Yolao mijo. Vamos a hacer lo siguiente. Mientras yo preparo el hacha para que me quede bien afilaita usted se va para aquel bosque y le prende candela a unos cuantos arboles, cuando ya esten bien quemados se trae unas cuantas ramas bien prendidas y espera a que yo le diga que tiene que hacer.

    Y dicho y hecho. Cuando Yolao volvió con una docena de ramas encendidas, Heracles se le acercó y le dijo.

    Listo ya estoy listo y usted me va a ayudar. Yo me voy a meter al pantano y cuando esa culebra de 9 cabeza salga yo le salto encima y a la cabeza más cercana le pego su hachazo. Pero ahí mismo es donde necesito su ayuda, cuando yo corto una cabeza usted se viene con uno de los tizones encendidos y quema el cuello de la cabeza que dada en la culebra. Así no podrán salir más cabezas de allí.

    Y así sucedió Heracles salto al pantano e inmediatamente la culebra lo sintió y salió a la superficie. Pero Heracles que ya estaba preparado le mando el guascazo y zaquete una cabeza cayo y Yolao que era muy vivo se acercó y con un rama en fuego quemo el cuello. Y se podrán imaginar el olorcito. Terrible pero así es la vida. Luego Heracles empezó a rodear a la serpiente y a darle hachazos a cada una de las cabezas. Y Yolao a quemar los cuellos. Y así iban muy felices cortando cabeza y cauterizando como dicen los médicos.

    Pero Hera con h que era muy fregada se la pillo y dijo . Espere y vera que este pati rajado no me la gana. Y mando un cangrejo gigan

  • Hacer click aquí para enviar sus comentarios a este cuento.

    Juan David Betancur Fernandez
    [email protected]

    Habia una vez un hombre que se dice deambulaba por el mundo. El hombre se dice que ha vivido varios miles de anos y que debido a esto le habia tocado experimentar todo tipo de circunstancias y le habia tocado adaptarse a todos los cambio posibles que el mundo ha ofrecido.

    El hombre pese a haber vivido durante tantos anos todavía no entiende porque su vida no termina.

    Su cuerpo no ha cambiado en absoluto, su mente sigue igual a como era hace más de 2000 anos

    Todavía tiene los recuerdos de su trasegar por el mundo y de cada sitio que visito.

    Mientras sus amigos envejecían y cambiaban con el tiempo, él permanecía igual, con la misma apariencia y la misma energía inagotable.

    Al principio, este hombre pensó que era una bendición. Viajó por el mundo, aprendiendo de diferentes culturas y acumulando conocimientos que pocos podían imaginar. Conoció a grandes figuras históricas, presenció eventos que cambiarían el curso de la humanidad y se convirtió en un sabio buscado por reyes y emperadores. Su nombre se volvió familiar en miles de comunidades porque gracias a sus multiples experiencias había podido analizar cada situación y encontrar una solución para cada uno de los problemas.

    Realmente la inmortalidad le ofrecia una perspectiva diferente. Obviamente el saber que no iba a morir le permitía tomar decisiones de manera diferente y le permitía ampliar sus conocimentos de una forma ilimitada. Este hombre aprendio a hablar cientos de idiomas, conoció hasta los más recónditos lugares del mundo ya que nunca temia morir, se caso cientos de veces y tuvo miles de hijos. Además sus inversiones lo volvieron muy pero muy rico.

    Pero todo esto que podría ser una bendición le fue mostrando el lado amargo.

    El vivir en un mundo en constante cambio lo llevaba a tener que adaptar toda su vida a nuevas costumbres

    Su inmortalidad lo hacia sospechoso para aquellos que se daban cuenta que no envejecia y en multiples ocasiones fue acusado de brujeria obligándolo a huir para no causar problemas en la comunidad.

    Vio a sus seres queridos envejecer y morir, mientras él permanecía inalterable. Con cada relación que tenía y con cada hijo que tenía pasaba por el dolor de la perdida o los sufrimientos de verlos enfrentar las enfermedades propias de los mortales

    En algunos momentos de su larga y eterna vida sentía que perdia el propósito de vida. Saberse eterno le eliminaba la sensación de urgencia y algunas veces los llevaba a dejarse llevar por la pereza y la desidia

    Habiendo perdido tantas personas durante los anos , La soledad se convirtió en su compañera constante, y aunque tenía el mundo a sus pies, anhelaba la simplicidad de una vida mortal.

    Pero lo peor de todo es que con el tiempo un recuerdo fue creciendo en su alma. No entendía porque el era el único ser viviente que no tenía una fecha de muerte, pero si recordaba ese momento en que se volvió inmortal.

    Pero tenía una esperanza en su alma, le habían dicho que algún día aquel que lo había vuelto inmortal regresaría.

    Y ese día llego. Todo era un caos en el mundo, y muchos se habían ido y el los envidiaba pero su esperanza crecia. Necesitaba ese caos, necesitaba que aparecieran todos los males del mundo, necesitaba que todo llegara casi a su fin.

    Y aquel día se levanto como de constumbre, salió de su casa y se dirigió al monte desde donde podía ver los acontecimientos del mundo.

    De pronto una luz bajo del cielo y un ser todopoderoso y amable se hizo presente frente a el y le dijo. <

  • Hacer click aquí para enviar sus comentarios a este cuento.

    Juan David Betancur Fernandez
    [email protected]

    Había una vez un hombre muy rico llamado Angus que vivía en las cercanías del pueblo de Londonderry, en la gran isla esmeralda de Irlanda. Había criado cinco hijo pero cada uno marchó para hacer fortuna en diferentes lugares lejanos.

    A los pocos meses de la partida del último de los muchachos, su esposa, la bella Kate, enfermó gravemente y no hubo nada ni nadie que la pudiera salvar

    Un día se despertó, se vistió con desgano y luego salió al umbral de la puerta de su casa. Allí adelante se extendían sus tierras. Algunos animales pastaban y la cosecha crecía lentamente.

    -Tengo que hacer algo -se dijo mientras miraba el horizonte.

    Fue entonces cuando tomó la decisión:

    -Haré fortuna -se dijo.

    Y así, a los sesenta años, comenzó a trabajar tan fuerte y tan duro como cuando tenía veinte. Se levantaba antes del amanecer y cuando el sol ya se había ocultado él seguía trabajando hasta altas horas de la noche.

    Al terminar el año, tenía tanto dinero y tanto trabajo, que ya no le quedaba tiempo ni para dormir.

    Así pues, decidió contratar a más hombres para que lo ayudaran en su labor diaria, y se dedicó a criar una sola raza de animales, es decir, a especializarse.

    Y eligió las ovejas.

    Las ovejas de Angus eran las más gordas, las que proporcionaban mejores lanas y las que tenían más cantidad de crías.

    Cuando Angus cumplió los sesenta y tres años era un hombre adinerado.

    Pero llegó un día en que las cosas parecieron darse vuelta.

    Lo primero que sucedió fue la desaparición de una oveja.

    Nadie le prestó la mayor importancia.

    Al día siguiente sus hombres le comunicaron la desaparición de otra, y Angus comenzó a mostrarse algo preocupado.

    Pero cuando al tercer día consecutivo le dijeron de la desaparición de otra oveja más, la preocupación pasó a ocupar toda su atención.

    La cuarta noche Angus no pudo dormir. Algo le decía en su interior que las cosas no andaban bien. Una sensación inexplicable le atenazaba el alma.

    Un poco antes del amanecer Angus salió a revisar su rebaño, y luego de contarlo tres veces se percató de que faltaba otra oveja. No había rastros ni huellas. Parecía como si el animal se hubiera esfumado.

    Mandó a todos sus hombres a rastrear el terreno, buscando huellas o indicios de algún animal o algún ladrón. Cuando terminaron la búsqueda la respuesta fue rotundamente negativa.

    El viejo Angus meditó por algunos instantes y finalmente dijo:

    -Prepárense, esta noche todos montarán guardia.

    Y así continuó el día, trabajando con las faenas acostumbradas hasta la llegada la noche. Cada uno de los hombres se armó con cuchillos, piedras, hondas y pistolones.

    Angus recorrió todo el perímetro saludando a cada uno de sus hombres e instándolos a permanecer despiertos y matar a quien se aproximara a la cerca.

    Esa noche no pudo dormir tranquilo, otra vez tenía esa sensación extraña, algo le decía que había una presencia maligna merodeando en el lugar.

    -Esta noche yo haré la guardia. Les dijo a todos

    Un rato antes del ocaso Angus salió armado con su escopeta y se sorprendió al encontrar a todos sus hombres en la puerta, esperán-dolo.

    -No lo dejaremos solo, señor, lo ayudaremos a hacer guardia durante toda la noche.

    Angus caminó de un puesto a otro sin dejar de mirar hacia el exterior.

    Habían pasado algunas horas desde la medianoche, aún el cielo oscuro estaba plagado de estrellas y la luz del sol todavía no empezaba a asomarse cuando, de pronto, Angus tuvo una extraña sensación, la misma que había tenido la noche anterior: sentía una presencia, algo maligno que caminaba por sus tierr

  • Hacer click aquí para enviar sus comentarios a este cuento.

    Juan David Betancur Fernandez
    [email protected]


    Había un hombre llamado Ramiro descendiente de vascos que vivía en tierras mapuches. El joven se mudó a un pequeño campo que había heredado de su familia, tras venir del otro lado de las montañas. Las tierras estaban muy descuidadas y los pocos animales que trajo no eran suficientes para vivir. Así que Ramiro, junto con su esposa, tuvo que trabajar muy duro para salir adelante. A pesar de sus esfuerzos, parecía que las cosas avanzaban muy lentamente.

    Ramiro conoció a algunos pobladores de la zona, muchos de ellos de origen mapuche. Disfrutaba mucho conversar con ellos y escuchar las historias de tiempos antiguos, de antes de la llegada del hombre blanco. Estas historias eran especiales y no las compartían con cualquiera, lo que hacía que Ramiro se sintiera honrado por la confianza que le tenían. A veces, después de un largo día de trabajo, invitaba a algunos de ellos a su casa para pasar un rato agradable. Otras veces, iba a un almacén cercano a beber con otros hombres del campo.

    Una noche, después de haber bebido un poco más de lo habitual, Ramiro regresaba a pie a su casa. Mientras caminaba en la oscuridad casi total de una noche sin luna, vio algo extraño: un grupo de tres o cuatro llamas brillantes que flotaban en el aire y daban pequeños saltos a unos dos metros del suelo. Duró solo unos segundos antes de desaparecer. Pensó que podría ser alguien con una antorcha, pero la imagen le recordó una de las historias mapuches que había oído. Intrigado, llegó a casa y despertó a su esposa para contarle lo sucedido. Ella, aún medio dormida, le dijo: "Estás bien borracho, Ramiro. Acuéstate y duerme, paisano."

    Pero Ramiro, terco como buen descendiente de vascos, no se dejó convencer. Al día siguiente, sobrio (solo había tomado un par de vasitos de chicha), salió decidido a comprobar lo que había visto. Caminó hacia las montañas tratando de encontrar el lugar exacto de la aparición. Sin embargo, esa noche no vio ningún fuego mágico.

    Al día siguiente fue a ver al viejo Catriel, que vivía cerca del lago, y le contó lo que había visto.

    ‑Puede ser ‑contestó el anciano mapuche‑. Por ese lado vive Curiqueo en una ruka de madera al ladito nomás de la montaña. Dicen que su abuela era una machi o sanadora. Puede ser...que hayas visto un Anchimayen. Ellos son pequenos seres que pueden tomar la forma de pequenos niños y qu se pueden transformar en bolas de fuego. Y el anciano le dedico todo el día en describirle las características de aquellos anchimayen.

    Esto entusiasmó aún más a Ramiro, que en su mente creo la esperanza de apoderarse de un anchimayen para que le trabajara sus tierras Y de allí salió en busca de la casa del tal Curiqueo.

    Ya era de noche cuando llegó. Aunque no conocía esa zona pegada a las montañas, un silbido agudo lo fue guiando hasta Curiqueo, que estaba sentado a un par de metros de la modesta casilla de madera, cuya forma recordaba muy vagamente a las rukas mapuches, y tocaba la pifülka que es una especie de flauta produciendo un sonido inconfundible que atrajo a Ramiro.. Curiqueo ni siquiera levantó la vista cuando el joven se acercó. Ramiro no podia decir como era Curiqueo. No podía decirse si era un hombre de 40 o de 120 años. Su largo cabello ocultaba prácticamente por completo su rostro. Ramiro no se sintió cómodo, pero el interés que lo había llevado allí era más fuerte que sus impresiones personales.

    Saludó a Curiqueo y de inmediato le dijo que el viejo Catriel le había contado acerca de las virtudes de un anchimallén, y que él estaba muy interesado en tener uno para ayudar a mejorar su campo. Curiqueo tardó en co

  • Hacer click aquí para enviar sus comentarios a este cuento.

    Juan David Betancur Fernandez
    [email protected]

    Habia una vez un niño llamado Alcides que vivía en la antigua Grecia….. Siii ese era originalmente el nombre de Heracles o hércules para los romanos. Lo que pasa es que el muchacho siempre como que le daba pena ese nombre y luego se lo hizo cambiar por Heracles que sonaba más cool . Bueno de este mucharejo es que hablábamos la semana pasada cuando contábamos como había nacido y lo fortachón que era.

    Heracles pues que secretamente era hijo de Zeus pero que había sido adoptado por el buenazo de anfitrión que era un tipo muy buena onda y que se hizo el de la oreja mocha al conocer que Alcides o hércules no era hijo de el.(de nuevo muy buen anfitrión que era) Heracles empezó a crecer y a crecer y dicen que como que se comía toda la sopita porque se fue volviendo muy fuerte y grande todo un gigante fortachón.

    Se dice que en todo Tebas no había ninguno tan alto como el. Y su padre adoptivo anfitrión se sentía muy orgulloso de el, su padre verdadero Zeus lo miraba calladamente para que Hera no se diera cuenta y Hera lo miraba con bastante odio ya que sabía que Zeus le había puesto de nuevo cachos y lo mantenía stalkiando.

    En fin el muchacho fue creciendo y su padre anfitrión le enseño a manejar los carros de la época que eran una carroza tirada por caballos, otro maestro llamado radamentis le enseno a usar el arco, otro maestro le enseno a utilizar la espada nada más y nada menos que Castor uno de los gemelos que algún día hablaremos de ellos. (en Antioquia se dice que un paisa que andaba por allí también le enseño las 33 paradas del machete) Y otro maestro le enseno la música y a tocar instrumentos como la lira. Pero a este maestro no le fue tan bien porque parece que Hércules no era muy hábil y en una de esas cogió la lira y se la tiro al maestro que se llamaba Lino. Y se podrán imaginar lo que paso. Semejante totazo mato a Lino y allí quedo tirado.

    Bueno pero como era el hijo de el rey, nadie dijo nada y todo el mundo cayetano. Bueno así fue pues nuestro amigo Alcides (que todavía se llamaba así) creciendo hasta que llego a tener mayoría de edad y le llego la piquiña de ir a cazar leones. Le habían dicho que en un lugar llamado Citeron había un león muy fiero y grande que estaba acabando con cuanto animal dejaban por ahí mal parqueado. Así que el grandulón salió a cazarlo. El animal vivía en el reino del rey tespio que vivía allí cerquita. Pues al llegar y tocar la puerta del palacio salió a recibirlo Tespio y cuando vio semejante figura de muchacho pensó. . Este chico está top para sacarle crías. Espere y vera y le pongo a mis hijas. Y tenía 50 hijas

    Así que cuando Heracles salió al otro día a tratar de cazar al leon, Tespio organizo todo para que cuando regresara por la noche le dejaran una de sus hijas acostada esperándolo en la cama de Hércules. Ese día Hércules no pudo cazar al leon y cuando llego, se acosto y sintió una mujer a su lado. Pero como estaba bien oscuro (no había luz eléctrica en esos tiempos) simplemente sucedió lo que tenía que suceder y nunca le vio la cara a la muchacha.

    Al otro día se levanto bien temprano y salió a cazar de nuevo. Tespio que era bien organizado decidio que otra de sus hijas lo esperara en la cama. Y dicho y hecho. Llego Heracles bien cansado pese a que tampoco ese día pudo cazar al León de Citeron y de nuevo llego a acostarse y sintió una mujer a su lado. De nuevo lo mismo que la noche anterior y nunca le vio la cara.

    Pues resulta que esta faena duro por 50 días seguidos y Tespio que era un rey muy avispado le cambiaba la hija todas las noches. Y Heracles muy curiosamente nunca pudo cazar al León durante esos 50 días…. Al