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  • Hoy estaremos leyendo Números 23-24, Lucas 2:1-20 y el Salmo 47. En Números 23 y 24, seguimos con la historia de Balaam, un profeta pagano contratado por el rey Balac para maldecir a Israel. Sin embargo, Dios toma el control y en vez de maldición, Balaam pronuncia bendición sobre el pueblo. En Números 23:19, Balaam declara una verdad poderosa sobre Dios:

    "Dios no es un hombre, por lo tanto, no miente; Él no es humano, por lo tanto, no cambia de parecer. ¿Alguna vez habló sin actuar? ¿Alguna vez prometió sin cumplir?" (NTV).

    Esto nos recuerda que cuando Dios ha determinado bendecir, nadie puede revertir Su plan. En Números 24, Balaam profetiza acerca de un futuro rey que gobernará con justicia y poder. En el versículo 17, dice:

    "Lo veo, aunque aún no ha sucedido; lo percibo, aunque aún no está cerca. Una estrella surgirá de Jacob; un cetro se levantará de Israel" (NTV).

    Esta profecía apunta a Jesús, el Mesías, quien traería luz y salvación al mundo.

    Reflexiona: ¿Estás confiando en que Dios cumplirá Sus promesas en tu vida, sabiendo que nadie puede detener Su plan?

    En Lucas 2:1-20, llegamos al nacimiento de Jesús, el evento más glorioso de la historia. José y María viajan a Belén debido al censo ordenado por César Augusto, y allí, en un humilde pesebre, nace el Salvador del mundo.

    El ángel del Señor se aparece a unos pastores y les dice en Lucas 2:10-11:

    "No tengan miedo. Les traigo buenas noticias que darán gran alegría a toda la gente. ¡El Salvador—sí, el Mesías, el Señor—ha nacido hoy en Belén, la ciudad de David!" (NTV).

    Los pastores corren a ver al niño y, después de adorarlo, van contando a todos lo que han visto y oído. María, en cambio, guarda todas estas cosas en su corazón, reflexionando sobre la grandeza de lo que estaba sucediendo.

    El nacimiento de Jesús no fue solo un evento histórico, sino la manifestación de la fidelidad de Dios al enviar al Salvador prometido desde los tiempos antiguos.

    En Salmo 47:1-9, el salmista proclama la soberanía y el poder de Dios sobre toda la tierra. En el versículo 2, dice:

    "Pues el Señor, el Altísimo, es impresionante; es el gran Rey de toda la tierra" (NTV).

    El salmo nos llama a alabar a Dios con alegría porque Él es el Rey que gobierna con justicia y poder. En el versículo 8, afirma:

    "Dios reina sobre las naciones; Dios está sentado en Su santo trono" (NTV).

    Este pasaje nos recuerda que, aunque el mundo parezca caótico, Dios sigue en control y Su reino es eterno.

  • Hoy estaremos leyendo Números 21-22, Lucas 1:55-80 y el Salmo 46. En Números 21 y 22, vemos cómo Dios sigue guiando a Su pueblo a través del desierto. En Números 21, Israel enfrenta nuevas batallas y experimenta tanto juicio como restauración. Cuando el pueblo se queja una vez más contra Dios y contra Moisés, el Señor envía serpientes venenosas, y muchos mueren. Sin embargo, en Su misericordia, Dios instruye a Moisés a levantar una serpiente de bronce en un asta, y quienes la miran con fe son sanados. En Números 21:9, dice:

    "Así que Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un asta. Entonces los que eran mordidos por una serpiente podían mirar la serpiente de bronce y sanar" (NTV).

    Jesús más adelante usa esta imagen para hablar de Sí mismo, diciendo que así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, el Hijo del Hombre sería levantado para traer salvación a todos los que creen en Él.

    En Números 22, aparece Balaam, un profeta pagano que es llamado por Balac, rey de Moab, para maldecir a Israel. Sin embargo, Dios le deja claro que solo podrá hablar lo que Él le ordene. En el camino, su burra ve un ángel del Señor bloqueando el paso y se detiene, pero Balaam, sin darse cuenta de la presencia del ángel, golpea al animal. Finalmente, Dios permite que la burra hable y le abra los ojos a Balaam para que vea que Dios estaba protegiendo a Su pueblo.

    Esto nos recuerda que Dios puede usar cualquier medio para cumplir Su propósito y que nada puede frustrar Sus planes.

    Reflexiona: ¿Estás confiando en la dirección de Dios en tu vida, o estás luchando contra Su voluntad?

    En Lucas 1:55-80, continuamos con el cántico de María, quien exalta la fidelidad de Dios en cumplir Su promesa de enviar un Salvador. En Lucas 1:55, dice:

    "Pues lo prometió a nuestros antepasados, a Abraham y a sus descendientes para siempre" (NTV).

    Luego, vemos el nacimiento de Juan el Bautista, el profeta que prepararía el camino para Jesús. Zacarías, su padre, lleno del Espíritu Santo, proclama un gran cántico profético. En Lucas 1:76-77, declara:

    "Y tú, mi pequeño hijo, serás llamado profeta del Altísimo, porque prepararás el camino para el Señor. Dirás a su pueblo cómo encontrar la salvación mediante el perdón de sus pecados" (NTV).

    La historia de Juan nos muestra que Dios siempre cumple Sus promesas en Su tiempo perfecto y que cada uno de nosotros tiene un propósito dentro de Su plan redentor.

    Reflexiona: ¿Estás confiando en que Dios cumplirá Sus promesas en tu vida, incluso si aún no ves la respuesta?

    En el Salmo 46, encontramos una poderosa declaración de confianza en Dios en medio de cualquier crisis. El versículo 1 dice:

    "Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificultad" (NTV).

    Este salmo nos recuerda que, aunque el mundo parezca tambalearse, Dios sigue en control. En el versículo 10, Dios nos da un mandato claro:

    "Quédense quietos y sepan que yo soy Dios" (NTV).

    Esto no significa inactividad, sino una confianza total en la soberanía de Dios, dejando que Él pelee nuestras batallas.

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  • Hoy estaremos leyendo Números 19-20, Lucas 1:28-54 y el Salmo 45:8-17. En Números 19 y 20, Dios establece la ley del agua de purificación a través de la ceniza de una novilla roja. Este rito purificaba a quienes se habían contaminado al tocar un cadáver, recordándonos que Dios es santo y que necesitamos ser limpiados para estar en Su presencia.

    En Números 20, el pueblo se queja nuevamente por falta de agua. Dios instruye a Moisés a hablarle a la roca para que brote agua, pero Moisés, frustrado, golpea la roca en lugar de hablarle. Aunque el agua fluye, Dios le dice a Moisés y Aarón que, por su desobediencia, no entrarán en la Tierra Prometida. En Números 20:12, Dios dice:

    "Puesto que no confiaron en mí lo suficiente para demostrar mi santidad ante el pueblo de Israel, no los llevarán a la tierra que les doy" (NTV).

    Esta historia nos enseña que la obediencia a Dios debe ser completa, y que la provisión de agua en el desierto simboliza a Cristo, la roca de la salvación, quien nos da agua viva.

    Reflexiona: ¿Estás confiando plenamente en la provisión de Dios o tratando de hacer las cosas a tu manera?

    En Lucas 1:28-54, vemos el anuncio del nacimiento de Jesús. El ángel Gabriel visita a María y le dice en Lucas 1:28:

    "¡Saludos, mujer favorecida! ¡El Señor está contigo!" (NTV).

    María se sorprende, pero el ángel le asegura que ella dará a luz al Hijo de Dios. En Lucas 1:37, Gabriel declara una verdad poderosa:

    "Porque la palabra de Dios nunca dejará de cumplirse" (NTV).

    María responde con humildad y fe:

    "Soy la sierva del Señor. Que se cumpla todo lo que has dicho acerca de mí" (Lucas 1:38, NTV).

  • Hoy estaremos leyendo Números 17-18, Lucas 1:1-25 y el Salmo 45:1-7. En Números 17 y 18, Dios confirma la autoridad de Aarón como sumo sacerdote en respuesta a la continua rebelión del pueblo. Dios ordena que cada tribu traiga una vara con el nombre de su líder y la coloque en el tabernáculo. Al día siguiente, la vara de Aarón no solo había brotado, sino que floreció y produjo almendras. En Números 17:8, dice:

    "Cuando Moisés entró en la tienda del pacto al día siguiente, vio que la vara de Aarón, que representaba a la tribu de Leví, había retoñado, echado brotes, producido flores y desarrollado almendras maduras" (NTV).

    Este milagro dejó claro que Dios había elegido a Aarón y que la autoridad en el liderazgo no es algo que los hombres imponen, sino que Dios mismo establece.

    En Números 18, Dios asigna a los levitas la responsabilidad del tabernáculo y provee para ellos a través de los diezmos del pueblo. En el versículo 7, Dios dice a Aarón:

    "A ti y a tus hijos los he designado para que cumplan con las responsabilidades del sacerdocio. Todo lo relacionado con el altar y lo que está detrás del velo es un regalo de servicio que les doy" (NTV).

    Esto nos recuerda que el servicio a Dios es un privilegio, no una carga. Reflexiona: ¿Estás respetando la autoridad que Dios ha establecido y sirviendo con gratitud en el lugar donde Él te ha llamado?

    En Lucas 1:1-25, comienza la historia de la venida de Jesús con el anuncio del nacimiento de Juan el Bautista. Zacarías, un sacerdote justo, recibe la visita del ángel Gabriel mientras ofrece incienso en el templo. El ángel le dice en Lucas 1:13:

    "No tengas miedo, Zacarías. Dios ha oído tu oración. Tu esposa, Elisabet, te dará un hijo, y lo llamarás Juan"(NTV).

    Pero Zacarías duda debido a su edad y la de su esposa. Como resultado, el ángel le dice en Lucas 1:20:

    "Ahora, como no creíste lo que te dije, quedarás mudo y no podrás hablar hasta que nazca el niño" (NTV).

    Dios cumple Sus promesas, pero espera que respondamos con fe. Juan el Bautista sería el precursor de Jesús, preparando el camino para el Mesías. Reflexiona: ¿Estás confiando en las promesas de Dios, o permitiendo que la duda te limite?

    En Salmo 45:1-7, el salmista describe la majestad de un rey que prefigura a Jesús. En el versículo 2, dice:

    "Eres el más hermoso de todos; de tus labios se desprende la gracia; Dios mismo te ha bendecido para siempre"(NTV).

    Más adelante, en el versículo 6, declara:

    "Tu trono, oh Dios, permanece por siempre y para siempre. Tú gobiernas con un cetro de justicia" (NTV).

    Este pasaje nos apunta a Cristo, el Rey perfecto cuyo reinado es eterno y justo.

  • Hoy estaremos leyendo Números 15-16, Marcos 16 y el Salmo 44:18-26. En Números 15 y 16, Dios recuerda a Israel la importancia de obedecer Sus mandamientos y la gravedad de la rebelión. En Números 15:39-40, Dios instruye a los israelitas a usar flecos en sus ropas como recordatorio de Su palabra:

    "Cuando los miren, se acordarán de todos los mandatos del Señor y los obedecerán, en vez de seguir sus propios deseos y contaminarse, tal como suelen hacerlo. Así se acordarán y obedecerán todos mis mandatos y serán santos para su Dios" (NTV).

    Esto nos recuerda que la obediencia a Dios no es solo una obligación, sino una expresión de santidad y devoción.

    En Números 16, vemos la rebelión de Coré, Datán y Abiram contra Moisés y Aarón. Acusaron a Moisés de exaltarse sobre el pueblo, pero en realidad se estaban rebelando contra Dios. Como consecuencia, Dios hace que la tierra se abra y los trague vivos, mostrando que no podemos desafiar Su autoridad sin consecuencias. Reflexiona: ¿Estás viviendo en obediencia a Dios o permitiendo que tu propio orgullo te desvíe de Su voluntad?

    En Marcos 16, llegamos al evento más glorioso de la fe cristiana: la resurrección de Jesús. Al amanecer del primer día de la semana, las mujeres van al sepulcro y encuentran la piedra removida. Un ángel les dice en Marcos 16:6:

    "No teman. Buscan a Jesús de Nazaret, el que fue crucificado. ¡Ha resucitado! No está aquí" (NTV).

    Este momento cambió la historia, demostrando que Jesús venció la muerte y nos dio vida eterna.

    Más adelante, Jesús se aparece a Sus discípulos y les da la Gran Comisión en Marcos 16:15:

    "Vayan por todo el mundo y prediquen la Buena Noticia a todos" (NTV).

    La resurrección de Jesús no es solo un evento del pasado, sino el fundamento de nuestra fe y la razón por la que compartimos el evangelio. Reflexiona: ¿Estás viviendo con la esperanza y el poder de la resurrección en tu vida diaria? ¿Estás cumpliendo el llamado de Jesús a compartir Su mensaje?

    En Salmo 44:18-26, el salmista clama a Dios en medio del sufrimiento, declarando que, aunque han permanecido fieles, siguen enfrentando dificultades. En Salmo 44:23, leemos: "Despierta, Señor. ¿Por qué duermes? ¡Levántate! No nos rechaces para siempre" (NTV). A veces, en nuestras pruebas, sentimos que Dios está en silencio, pero el salmista nos recuerda que podemos clamar a Él con confianza.

  • Hoy estaremos leyendo Números 13-14, Marcos 15: 33-47 y el Salmo 44: 9-17. En Números 13 y 14, Moisés envía a doce espías a explorar la tierra prometida. Diez de ellos regresan con un informe pesimista, llenando al pueblo de temor:

    "No podemos ir contra ellos. ¡Son más fuertes que nosotros!" (Números 13:31, NTV).

    Solo Josué y Caleb creen en la promesa de Dios y animan al pueblo: "Si el Señor se agrada de nosotros, nos llevará a salvo a esa tierra y nos la entregará" (Números 14:8, NTV). Sin embargo, el pueblo se deja dominar por el miedo y murmura contra Dios. Como consecuencia, Dios declara que esa generación no entrará en la tierra prometida, excepto Josué y Caleb.

    Este pasaje nos enseña que la incredulidad nos roba las promesas de Dios, mientras que la fe nos permite avanzar en Su voluntad. Reflexiona: ¿Estás confiando en las promesas de Dios o permitiendo que el miedo te detenga?

    En Marcos 15:33-47, llegamos al momento más impactante de la historia: la muerte de Jesús en la cruz. En el versículo 34, Jesús clama: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (Marcos 15:34, NTV). Este grito refleja el peso del pecado que Jesús cargó en nuestro lugar. En el versículo 37, leemos: "Entonces Jesús lanzó un fuerte grito y expiró" (Marcos 15:37, NTV).

    El velo del templo se rasga en dos, simbolizando que ahora tenemos acceso directo a Dios por medio de Cristo. José de Arimatea pide el cuerpo de Jesús y lo sepulta, cumpliendo las Escrituras. La cruz nos muestra el amor incondicional de Dios, quien entregó a Su Hijo para nuestra salvación. Reflexiona: ¿Cómo estás respondiendo al sacrificio de Jesús en tu vida? ¿Lo sigues con gratitud y entrega total?

    En Salmo 44:9-17, el salmista expresa una sensación de abandono y sufrimiento. En el versículo 9, dice:

    "Pero ahora nos has rechazado y nos has humillado; ya no marchas con nuestros ejércitos" (Salmo 44:9, NTV).

    A veces, aunque sigamos a Dios, enfrentamos derrotas y pruebas. Sin embargo, el salmista no deja de clamar a Dios, reconociendo que solo Él puede traer restauración.

  • Hoy estaremos leyendo Números 11-12, Marcos 15:1-32 y el Salmo 44:1-8. En Números 11 y 12, el pueblo de Israel vuelve a quejarse contra Dios. En Números 11:4-6, los israelitas recuerdan la comida que tenían en Egipto y se lamentan por el maná que Dios les estaba proveyendo, diciendo:

    "¡Cómo echamos de menos el pescado que comíamos gratis en Egipto! También teníamos pepinos, melones, puerros, cebollas y ajos. Pero ahora hemos perdido el apetito; no vemos más que este maná" (NTV).

    Dios responde enviando codornices en abundancia, pero también juicio sobre los que se dejaron llevar por su codicia. Esto nos recuerda que, cuando nos enfocamos en lo que no tenemos, podemos menospreciar las bendiciones de Dios.

    En Números 12, Aarón y María critican a Moisés y son reprendidos por Dios. María es castigada con lepra y solo es sanada cuando Moisés intercede por ella. Dios les dice en Números 12:8:

    "A él le hablo cara a cara, con claridad y no en acertijos. Él ve al Señor como es. ¿Por qué, pues, no tuvieron temor de hablar en contra de mi siervo Moisés?" (NTV).

    Esto nos enseña la importancia de respetar la autoridad de Dios y de mantener una actitud de humildad. Reflexiona: ¿Estás confiando en la provisión de Dios o te quejas por lo que crees que te falta? ¿Estás cuidando tus palabras y actuando con humildad?

    En Marcos 15:1-32, vemos la humillación y el sufrimiento de Jesús antes de la crucifixión. Es llevado ante Pilato, quien no encuentra culpa en Él, pero cede a la presión de la multitud. En Marcos 15:15, leemos:

    "Entonces Pilato, para calmar a la multitud, puso en libertad a Barrabás. Luego mandó a azotar a Jesús con un látigo de punta de metal y lo entregó para que lo crucificaran" (NTV).

    Jesús es burlado por los soldados y llevado al Gólgota, donde es crucificado entre dos ladrones. Aun en Su agonía, Jesús permanece en silencio, cumpliendo la voluntad del Padre.

    En el versículo 29, la gente se burla de Él, diciendo:

    "¡Oye! Tú que destruías el templo y en tres días lo reconstruías, ¡sálvate a ti mismo y baja de la cruz!" (Marcos 15:29-30, NTV).

    Pero Jesús no bajó de la cruz, porque Su propósito era salvarnos. Reflexiona: ¿Cómo estás respondiendo al sacrificio de Jesús? ¿Estás viviendo con gratitud por Su entrega o simplemente lo das por hecho?

    En Salmo 44:1-8, el salmista recuerda cómo Dios ha dado la victoria a Su pueblo. En el versículo 3, dice:

    "No fue con sus espadas que tomaron la tierra, ni su brazo el que les dio la victoria; fue tu mano derecha, tu brazo poderoso y el resplandor de tu rostro, porque los amabas" (NTV).

    Nuestra victoria no depende de nuestra fuerza, sino del amor y el poder de Dios.

  • Hoy estaremos leyendo Números 9-10, Marcos 14:53-72 y el Salmo 43. En Números 9 y 10, Dios recuerda a Israel la importancia de la Pascua y les da instrucciones sobre cómo debían seguir Su presencia en el desierto. En Números 9:15-17, dice:

    "El día que se armó el tabernáculo, la nube lo cubrió. Desde el atardecer hasta la mañana, la nube tomaba el aspecto de fuego. Así era continuamente: de día lo cubría la nube y de noche tenía aspecto de fuego. Siempre que la nube se levantaba, los israelitas partían; y en el lugar donde la nube se detenía, allí acampaban" (NTV).

    Esto nos enseña que la dirección de Dios es constante y perfecta. No se trataba de la lógica del pueblo, sino de la obediencia a la presencia de Dios.

    En Números 10, Dios manda a fabricar dos trompetas de plata para convocar al pueblo y anunciar su marcha. Finalmente, el pueblo comienza su travesía guiado por la nube. En el versículo 35, Moisés proclama una oración poderosa:

    "Levántate, oh Señor, que sean dispersados tus enemigos y huyan de tu presencia los que te odian" (Números 10:35, NTV).

    Reflexiona: ¿Estás siguiendo la dirección de Dios en tu vida, confiando en Su guía más que en tu propio entendimiento?

    En Marcos 14:53-72, Jesús es llevado ante el sumo sacerdote y los líderes religiosos para ser juzgado. El juicio es injusto, lleno de testigos falsos, pero Jesús permanece en silencio hasta que el sumo sacerdote le pregunta directamente si es el Mesías. En Marcos 14:62, Jesús responde:

    "Yo soy. Y verán al Hijo del Hombre sentado en el lugar de poder a la derecha de Dios y viniendo en las nubes del cielo" (NTV).

    Esto enfurece a los líderes religiosos, quienes lo acusan de blasfemia y deciden condenarlo a muerte. Mientras tanto, Pedro, que había prometido nunca abandonar a Jesús, lo sigue de lejos. Pero cuando es confrontado, niega conocerlo tres veces. En el versículo 72, leemos:

    "De inmediato el gallo cantó por segunda vez. De repente, las palabras de Jesús pasaron rápidamente por la mente de Pedro: ‘Antes de que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces’. Y se echó a llorar" (Marcos 14:72, NTV).

    Pedro experimenta el peso de su debilidad, pero su historia no termina en fracaso. Más adelante, Jesús lo restaurará, mostrándonos que Su gracia es mayor que nuestros errores.

    Reflexiona: ¿Te mantienes firme en tu fe aun cuando enfrentas pruebas o estás en peligro de negar a Jesús con tus acciones?

    En Salmo 43, el salmista clama a Dios por justicia y dirección. En el versículo 3, dice:

    "Envíame tu luz y tu verdad; que ellas me guíen" (Salmo 43:3, NTV).

    Cuando enfrentamos oposición o tiempos oscuros, nuestra guía debe ser la verdad de Dios, no nuestras emociones ni el miedo.

    El salmo concluye con una declaración de esperanza:

    "¿Por qué estoy desanimado? ¿Por qué está tan triste mi corazón? Pondré mi esperanza en Dios. ¡Nuevamente lo alabaré, mi Salvador y mi Dios!" (Salmo 43:5, NTV).

    Hoy te invito a que pongas tu esperanza en Dios, confiando en que Él traerá justicia en Su tiempo perfecto.

  • Hoy estaremos leyendo Números 7-8, Marcos 14: 32-52 y el Salmo 42. En Números 7 y 8, vemos la dedicación del tabernáculo y de los levitas. En Números 7, cada tribu de Israel trae ofrendas para el altar, mostrando su compromiso y gratitud a Dios. Aunque los detalles pueden parecer repetitivos, cada ofrenda reflejaba la devoción del pueblo. En Números 7:89, dice: "Cuando Moisés entraba en el tabernáculo para hablar con el Señor, oía la voz que le hablaba desde encima de la tapa del arca del pacto" (NTV). Esto nos recuerda que Dios no es un Dios distante, sino que desea hablar con Su pueblo.

    En Números 8, Dios establece la purificación y dedicación de los levitas para el servicio. En el versículo 14, dice: "De esta manera apartarás a los levitas de los demás israelitas, y ellos serán míos" (NTV). Los levitas no eran dueños de sus propias vidas; habían sido consagrados completamente a Dios. Reflexiona: ¿Estás viviendo una vida apartada para Dios, entregándole lo mejor de ti en tu servicio y adoración?

    En Marcos 14:32-52, Jesús llega al Monte de los Olivos, donde experimenta una angustia profunda antes de Su arresto. En Marcos 14:34, dice: "Mi alma está destrozada de tanta tristeza, hasta el punto de la muerte" (NTV). Jesús, sabiendo lo que iba a enfrentar, ora con intensidad, diciendo: "Abba, Padre... todo es posible para ti. Te pido que apartes de mí esta copa. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía" (Marcos 14:36, NTV).

    Aun en Su angustia, Jesús se somete completamente al Padre. Mientras tanto, Sus discípulos, en lugar de orar, se quedan dormidos. En el versículo 38, Jesús les dice: "Estén alerta y oren, para que no cedan ante la tentación. Porque el espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil" (NTV).

    Luego, Judas llega con los soldados para arrestar a Jesús. En un acto de traición, lo saluda con un beso. En medio del caos, Jesús sigue firme en Su misión, demostrando que Su entrega no era forzada, sino voluntaria. Reflexiona: ¿Estás buscando a Dios en oración cuando enfrentas angustia, o estás confiando solo en tus propias fuerzas? ¿Estás dispuesto a decir ‘hágase Tu voluntad’ aun cuando el camino es difícil?

  • Hoy estaremos leyendo Números 5-6, Marcos 14: 1-31, Salmo 41. Hoy comenzamos con Números 5 y 6, en donde Dios instruye sobre la pureza en la comunidad y el voto nazareo. En Números 5, Dios manda que los impuros sean apartados del campamento, no por desprecio, sino porque la santidad de Dios debía ser respetada. También establece un proceso para resolver conflictos matrimoniales y demostrar fidelidad.

    En Números 6, se introduce el voto nazareo, una consagración especial a Dios. Quienes hacían este voto se abstenían de vino, evitaban tocar muertos y no se cortaban el cabello como señal de su devoción. Este voto era voluntario, mostrando que el deseo de acercarse más a Dios debía venir del corazón.

    El capítulo concluye con la bendición sacerdotal en Números 6:24-26:

    "Que el Señor te bendiga y te proteja. Que el Señor sonría sobre ti y sea compasivo contigo. Que el Señor te muestre su favor y te dé su paz" (NTV).

    Reflexiona: ¿Estás viviendo una vida consagrada a Dios, no solo por reglas, sino por amor y devoción genuina?

    En Marcos 14:1-31, entramos en los momentos finales de Jesús antes de Su crucifixión. Vemos la unción en Betania, donde una mujer derrama un perfume costoso sobre Jesús, lo que provoca críticas, pero Jesús la defiende diciendo: "Ella hizo lo que pudo y ungió mi cuerpo en preparación para el entierro" (Marcos 14:8, NTV). Este acto nos recuerda que la verdadera adoración no escatima en amor ni en entrega.

    Luego, en la última cena, Jesús establece la Santa Cena, diciendo:

    "Este es mi cuerpo, que es entregado por ustedes. Hagan esto en memoria de mí" (Marcos 14:22, NTV).

    "Esta es mi sangre, que confirma el pacto entre Dios y su pueblo. Es derramada como sacrificio por muchos"(Marcos 14:24, NTV).

    Jesús nos enseña que Su sacrificio es el centro de nuestra fe, el nuevo pacto que nos da vida eterna.

    Finalmente, Pedro promete no negar a Jesús, pero Jesús le advierte que antes de que el gallo cante dos veces, él lo habrá negado tres veces. Esto nos muestra que incluso los más valientes pueden fallar, pero la gracia de Dios es mayor. Reflexiona: ¿Estás recordando con gratitud el sacrificio de Jesús en tu vida? ¿Estás dispuesto a rendirle lo mejor de ti, como la mujer en Betania?

    En Salmo 41, David habla sobre la bendición de cuidar a los pobres y la fidelidad de Dios en medio de la enfermedad y la traición. En el versículo 1, dice:

    "Oh, qué alegría para los que son bondadosos con los pobres. El Señor los rescatará cuando estén en dificultades"(Salmo 41:1, NTV).

    Más adelante, David expresa su dolor por la traición de alguien cercano, una referencia profética a la traición de Judas. En el versículo 9, dice:

    "Aun mi mejor amigo, en quien yo confiaba, el que compartía conmigo mi comida, me ha dado la espalda" (Salmo 41:9, NTV).

    Pero David concluye con confianza en Dios:

    "Tú me has preservado porque soy inocente; me has llevado a tu presencia para siempre" (Salmo 41:12, NTV).

    Hoy te animo a que confíes en Dios incluso cuando enfrentes traición o enfermedad. Muestra compasión por los necesitados, sabiendo que Dios promete bendecir a quienes lo hacen.

  • Hoy estaremos leyendo Números 3-4, Marcos 13 y el Salmo 40. En Números 3 y 4, Dios separa a la tribu de Leví para el servicio en el tabernáculo. En Números 3:12, Dios dice: "De entre los israelitas, he escogido a los levitas para que sean exclusivamente míos en lugar del primogénito de cada familia" (NTV). Esto nos recuerda que Dios llama a personas específicas para servir en Su obra y que cada uno tiene una función en el cuerpo de Cristo.

    En Números 4, Dios asigna tareas específicas a los levitas, detallando cómo debían trasladar el tabernáculo. Todo debía hacerse con precisión y reverencia, porque servían en la presencia de Dios. Esto nos enseña que nuestro servicio al Señor debe ser con responsabilidad y entrega total.

    Reflexiona: ¿Estás sirviendo a Dios con fidelidad en el lugar donde Él te ha llamado?

    En Marcos 13, Jesús habla sobre los eventos del fin de los tiempos. Advierte sobre falsos profetas, persecuciones y señales antes de Su regreso. En el versículo 31, declara: "El cielo y la tierra desaparecerán, pero mis palabras no desaparecerán jamás" (Marcos 13:31, NTV). Esto nos recuerda que, aunque el mundo pase, la verdad de Dios permanece firme.

    Jesús también llama a Sus discípulos a estar alerta, diciendo en el versículo 35: "Así que ustedes también deben estar alerta, porque no saben cuándo regresará el dueño de la casa" (Marcos 13:35, NTV). No se trata de vivir con miedo, sino con expectativa y fidelidad en nuestra vida cristiana. Reflexiona: ¿Estás viviendo con la preparación y el compromiso que Jesús espera de ti?

    En Salmo 40, David declara su confianza en Dios como su libertador. En el versículo 1, dice: "Con paciencia esperé que el Señor me ayudara, y él se fijó en mí y oyó mi clamor" (Salmo 40:1, NTV). Dios no solo escucha nuestras oraciones, sino que actúa en el momento perfecto.

    Más adelante, en el versículo 8, David expresa su deseo de obedecer a Dios: "Me deleito en hacer tu voluntad, Dios mío, porque tus enseñanzas están escritas en mi corazón" (Salmo 40:8, NTV). La verdadera confianza en Dios se refleja en nuestra obediencia y disposición para seguir Su voluntad.

  • Hoy estaremos leyendo Números 1-2, Marcos 12:28-44 y el Salmo 39. En Números 1 y 2, Dios ordena un censo del pueblo de Israel en el desierto. Cada hombre capaz de ir a la guerra es contado según su tribu, mostrando que Dios estaba organizando a Su pueblo para avanzar hacia la Tierra Prometida. En Números 1:54, leemos: "Los israelitas hicieron todo tal como el Señor se lo había ordenado a Moisés" (NTV). Este censo no era solo una cuestión de números, sino un recordatorio de que cada persona tenía un propósito en el plan de Dios.

    En Números 2, Dios asigna a cada tribu un lugar específico alrededor del tabernáculo. Esto nos muestra que Dios es un Dios de orden y que Su presencia debía estar en el centro de la vida del pueblo. Reflexiona: ¿Estás permitiendo que Dios ordene tu vida y sea el centro de todo lo que haces?

    En Marcos 12:28-44, un escriba le pregunta a Jesús cuál es el mandamiento más importante, y Jesús responde: "Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas" (Marcos 12:30, NTV). Luego, añade: "Ama a tu prójimo como a ti mismo" (Marcos 12:31, NTV). Jesús nos muestra que toda la Ley se resume en el amor: primero a Dios y luego a los demás.

    Más adelante, Jesús advierte sobre la hipocresía de los escribas, quienes disfrutaban del reconocimiento, pero oprimían a los necesitados. En contraste, vemos el acto humilde de una viuda que da dos pequeñas monedas como ofrenda. Jesús dice: "Les digo la verdad, esta viuda pobre ha dado más que todos los demás que contribuyen a la tesorería"(Marcos 12:43, NTV). Su ofrenda fue valiosa porque dio con amor y entrega total. Reflexiona: ¿Estás amando a Dios con todo tu ser y dando lo mejor de ti con un corazón sincero?

    En Salmo 39, David reflexiona sobre la brevedad de la vida. En el versículo 5, dice: "Has hecho mi vida tan breve como el ancho de mi mano; mi vida es un instante para ti" (Salmo 39:5, NTV). David reconoce que la vida en la tierra es pasajera y que nuestra verdadera esperanza está en Dios.

    En el versículo 7, declara: "Y ahora, Señor, ¿qué esperanza tengo? ¡En ti está mi esperanza!" (Salmo 39:7, NTV). Esto nos recuerda que, aunque nuestros días sean fugaces, podemos vivir con propósito si nuestra confianza está en el Señor.

  • Hoy estaremos leyendo Levítico 25-27, Marcos 12:1-27 y el Salmo 38:11-22. Comenzamos con Levítico 25-27, donde Dios establece el Año de Jubileo, un tiempo especial cada 50 años en el que la tierra debía descansar, las deudas eran perdonadas y los esclavos liberados. En Levítico 25:10, Dios dice: "Declararán santo el año cincuenta y proclamarán libertad por toda la tierra para todos sus habitantes. Será un año de jubileo para ustedes" (Levítico 25:10, NTV). Este mandamiento nos muestra la misericordia y el diseño de Dios para la restauración y la justicia, recordándonos que todo lo que tenemos proviene de Él.

    En Levítico 26, Dios presenta las bendiciones de la obediencia y las consecuencias de la desobediencia. En el versículo 12, nos da una gran promesa: "Caminaré entre ustedes; seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo" (Levítico 26:12, NTV). Pero también advierte que apartarse de Él trae sufrimiento. Dios anhela que vivamos en fidelidad, sabiendo que Él es nuestra verdadera fuente de provisión y seguridad. En Levítico 27, Dios habla sobre los votos y las ofrendas, mostrándonos que la adoración a Él debe ser con compromiso y entrega total. Reflexiona: ¿Estás confiando en la provisión de Dios y viviendo con un corazón dispuesto a la obediencia y la gratitud?

    En Marcos 12:1-27, Jesús confronta a los líderes religiosos con la parábola de los labradores malvados. En esta historia, un dueño de un viñedo envía a varios siervos a recoger los frutos, pero los labradores los maltratan y matan. Finalmente, envía a su hijo, pensando que lo respetarán, pero también lo matan. Jesús dice en Marcos 12:10: "La piedra que los constructores rechazaron ahora se ha convertido en la piedra principal". Esta parábola revela cómo Israel rechazó a los profetas y, finalmente, a Jesús mismo.

    Luego, los fariseos y herodianos intentan atrapar a Jesús con una pregunta sobre los impuestos, pero Él responde sabiamente: "Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios" (Marcos 12:17, NTV). Jesús nos recuerda que debemos cumplir con nuestras responsabilidades terrenales, pero nuestra mayor lealtad es con Dios.

    Finalmente, los saduceos intentan desafiar a Jesús con una pregunta sobre la resurrección, y Él les responde: "Cuando los muertos resuciten, no se casarán ni se darán en casamiento. Serán como los ángeles del cielo" (Marcos 12:25, NTV). Jesús les muestra que su entendimiento de la vida eterna era limitado y que Dios es un Dios de vivos, no de muertos. Reflexiona: ¿Estás reconociendo la autoridad de Jesús en tu vida y viviendo con la perspectiva de la eternidad?

    En Salmo 38:11-22, David clama a Dios en medio de su angustia y soledad. En el versículo 15, dice: "En ti espero, oh Señor; tú responderás, Señor y Dios mío" (Salmo 38:15, NTV). David reconoce que solo Dios puede salvarlo y restaurarlo.

  • Hoy estaremos leyendo Levítico 23-24, Marcos 11 y el Salmo 38: 1-10. En Levítico 23 y 24, Dios establece las festividades sagradas para Israel, recordándoles su relación con Él y Su fidelidad a lo largo de la historia. En Levítico 23, Dios ordena la celebración del día de reposo, la Pascua, la Fiesta de los Panes sin Levadura, las Primicias, Pentecostés, la Fiesta de las Trompetas, el Día de la Expiación y la Fiesta de los Tabernáculos. Cada una de estas fiestas tenía un significado profundo, apuntando a la provisión, el perdón y la presencia de Dios con Su pueblo.

    En el versículo 44, dice: "Así comunicó Moisés a los israelitas las fiestas señaladas por el Señor"(Levítico 23:44, NTV). Estas celebraciones no eran simples tradiciones, sino momentos de encuentro con Dios, de gratitud y renovación espiritual.

    En Levítico 24, Dios enfatiza la importancia de la luz en el santuario y el pan de la presencia, que debía ser colocado continuamente delante de Él. Esto nos recuerda que Dios es nuestra luz y provisión constante. Reflexiona: ¿Estás dedicando tiempos específicos en tu vida para recordar la fidelidad de Dios y renovar tu relación con Él?

    En Marcos 11, vemos la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, un momento lleno de significado profético. Cuando Jesús entra montado en un pollino, la multitud exclama: "¡Hosanna! ¡Bendiciones al que viene en el nombre del Señor!"(Marcos 11:9, NTV). Aunque la gente lo recibe como rey, muchos no entendían que su reinado no era terrenal, sino espiritual.

    Luego, Jesús limpia el templo al ver cómo lo habían convertido en un centro de comercio, declarando: "Las Escrituras dicen: ‘Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones’, pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones"(Marcos 11:17, NTV). Esto nos muestra que Dios busca un corazón sincero en la adoración, no rituales vacíos.

    Más adelante, Jesús enseña sobre la fe cuando seca la higuera y dice a sus discípulos: "Les digo la verdad, ustedes pueden decir a esta montaña: ‘Levántate y échate al mar’, y sucederá. Pero deben creer de verdad que ocurrirá y no tener ninguna duda en el corazón"(Marcos 11:23, NTV). Reflexiona: ¿Estás viviendo con una fe activa, creyendo que Dios puede obrar en lo imposible? ¿Tu adoración es genuina, o necesitas limpiar el templo de tu corazón de cosas que no agradan a Dios?

    En Salmo 38:1-10, David expresa un profundo arrepentimiento y dolor por su pecado. En el versículo 3, dice: "Debido a tu enojo, todo mi cuerpo está enfermo; mi salud está en ruinas a causa de mis pecados"(Salmo 38:3, NTV). Este salmo nos muestra la realidad del peso del pecado y la desesperación de un alma que anhela el perdón de Dios.

    Pero incluso en medio de su angustia, David sabe que solo Dios puede restaurarlo. En el versículo 9, dice: "Señor, tú conoces todos mis deseos; lo que suspiro no te es un secreto"(Salmo 38:9, NTV). Reflexiona: ¿Estás llevando tus cargas y pecados delante de Dios con un corazón sincero, reconociendo que solo Él puede restaurarte?

  • Hoy estaremos leyendo Levítico 21-22, Marcos 10:32-52 y el Salmo 37:31-40. En Levítico 21 y 22, Dios establece normas estrictas para los sacerdotes, recordándoles que su vida debía reflejar la santidad de Aquel a quien servían. En Levítico 21:6, dice: "Santos serán a su Dios, y no profanarán el nombre de su Dios; porque los fuegos de Jehová y el pan de su Dios ofrecen: por tanto, serán santos". Este llamado a la santidad no era solo una lista de reglas, sino un reflejo del carácter de Dios en la vida de aquellos que ministraban en Su presencia.

    En Levítico 22, Dios también exige que las ofrendas presentadas en el altar sean sin defecto, porque reflejaban la perfección y la pureza de Dios. En el versículo 21, dice: "Cuando alguno ofreciere sacrificio en ofrenda de paz a Jehová, para cumplir un voto o como ofrenda voluntaria, será sin defecto para que sea aceptado". Esto nos recuerda que Dios no quiere lo que nos sobra, sino lo mejor de nosotros. En el Nuevo Testamento, Jesús se convirtió en el sacrificio perfecto, sin mancha ni defecto, ofreciéndose a sí mismo para nuestra redención. Reflexiona: ¿Estás ofreciendo a Dios lo mejor de tu vida, o le das lo que te sobra? ¿Tu servicio y tu adoración reflejan la santidad de Dios?

    En Marcos 10:32-52, Jesús anuncia nuevamente su muerte y resurrección, mostrando que el camino del Reino no es de poder humano, sino de servicio y sacrificio. Mientras los discípulos caminan hacia Jerusalén, Jesús les dice en el versículo 33: "Ahora subimos a Jerusalén, donde el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los maestros de la ley. Lo condenarán a muerte y lo entregarán a los romanos".

    Sin embargo, en medio de esta revelación de sufrimiento, Santiago y Juan hacen una petición ambiciosa: "Concédenos que en tu reino nos sentemos en lugares de honor a tu lado, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda"(Marcos 10:37, NTV). Jesús les responde con una pregunta profunda: "¿Pueden beber de la copa que yo bebo?".

    Jesús luego enseña que la grandeza en el Reino de Dios no es tener poder, sino servir a los demás. En el versículo 45, dice: "Pues ni aun el Hijo del Hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos".

    El capítulo concluye con la historia de Bartimeo, un ciego que clama a Jesús diciendo: "Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí"(Marcos 10:47, NTV). Aunque la multitud intenta callarlo, Jesús se detiene, lo llama y le devuelve la vista. Esta historia nos recuerda que Dios escucha el clamor de aquellos que buscan Su misericordia con fe. Reflexiona: ¿Estás siguiendo el ejemplo de Jesús al servir con humildad, o buscas reconocimiento? ¿Tienes la fe de Bartimeo, clamando a Dios sin importar las voces que intentan callarte?

  • Hoy estaremos leyendo Levítico 19-20, Marcos 10:1-31 y el Salmo 37:22-30. En Levítico 19 y 20, Dios llama a Su pueblo a vivir en santidad, no solo en la adoración, sino en su vida cotidiana. En Levítico 19:2, Dios dice: "Sean santos, porque yo, el Señor su Dios, soy santo"(Levítico 19:2, NTV). La santidad no es solo un concepto espiritual, sino una forma de vida que se refleja en la justicia, la honestidad, la compasión y la pureza.

    Este capítulo abarca mandamientos que nos enseñan a amar al prójimo, respetar a los padres, ser justos en los negocios y ayudar a los necesitados. En el versículo 18, Dios nos da un mandato fundamental: "Ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor"(Levítico 19:18, NTV). Jesús más adelante reafirmaría este mandamiento como el segundo más importante después de amar a Dios con todo nuestro ser.

    En Levítico 20, Dios advierte contra la idolatría y el pecado sexual, mostrando que la obediencia trae vida, pero la desobediencia lleva a la muerte. En el versículo 7, dice: "Así que conságrense y manténganse santos, porque yo soy el Señor su Dios"(Levítico 20:7, NTV). La santidad es una elección diaria y un reflejo de nuestra relación con Dios.

    Reflexiona: ¿Estás viviendo una vida que refleje la santidad de Dios en cada área, no solo en la adoración, sino en la manera en que tratas a los demás?

    En Marcos 10:1-31, Jesús enseña sobre el matrimonio, el Reino de Dios y el costo del discipulado. Primero, los fariseos le preguntan sobre el divorcio, y Jesús responde llevándolos al diseño original de Dios: "Desde el principio de la creación, Dios los hizo hombre y mujer"(Marcos 10:6, NTV). Jesús enfatiza que el matrimonio es un pacto sagrado, no solo un contrato humano.

    Luego, Jesús bendice a los niños y declara: "El reino de Dios pertenece a los que son como estos niños"(Marcos 10:14, NTV). Un corazón humilde, confiado y dependiente es clave para entrar en el Reino de Dios.

    Después, un hombre rico se acerca a Jesús y le pregunta qué debe hacer para heredar la vida eterna. Jesús le dice: "Anda, vende todas tus posesiones y entrega el dinero a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Después ven y sígueme"(Marcos 10:21, NTV). El hombre se va triste porque tenía muchas riquezas. Jesús no está diciendo que la riqueza es mala en sí misma, sino que nada debe ocupar el lugar que solo Dios merece en nuestro corazón.

    En el versículo 27, Jesús declara: "Para los seres humanos es imposible, pero no para Dios. Todo es posible para Dios"(Marcos 10:27, NTV). La salvación no es por esfuerzo humano, sino por la gracia y el poder de Dios.

    Reflexiona: ¿Hay algo en tu vida que está ocupando el lugar de Dios? ¿Estás dispuesto a rendirlo todo para seguirle?

    En Salmo 37:22-30, David nos recuerda que Dios sostiene y bendice a los justos. En el versículo 23, dice: "El Señor dirige los pasos de los justos; se deleita en cada detalle de su vida"(Salmo 37:23, NTV). Dios no solo nos guía, sino que se preocupa por cada aspecto de nuestra vida.

  • Hoy estaremos leyendo Levítico 17-18, Marcos 9:14-50 y el Salmo 37:10-21. En Levítico 17 y 18, Dios establece normas claras para Su pueblo sobre la santidad en el sacrificio y en la vida moral. En Levítico 17, se recalca la importancia de no comer sangre, ya que en ella está la vida, y solo a través del sacrificio se puede obtener expiación. En el versículo 11, Dios dice: "Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo les he dado la sangre sobre el altar para hacer expiación por ustedes"(Levítico 17:11, NTV). Esto nos apunta directamente a Jesús, quien derramó Su sangre en la cruz como el sacrificio perfecto para nuestra redención.

    En Levítico 18, Dios advierte contra prácticas inmorales y detalla cómo Israel debía mantenerse apartado de las costumbres paganas de Egipto y Canaán. En el versículo 5, dice: "Si obedecen mis decretos y mis ordenanzas, encontrarán vida por medio de ellos. Yo soy el Señor"(Levítico 18:5, NTV). Dios nos llama a vivir en obediencia porque Sus mandatos no solo son reglas, sino el camino hacia una vida plena y bendecida. Reflexiona: ¿Estás viviendo en santidad, reconociendo que tu vida pertenece a Dios y que Cristo ya derramó Su sangre para tu redención?

    En Marcos 9:14-50, Jesús enseña sobre la fe, la humildad y el sacrificio necesario para seguirle. El capítulo comienza con un padre desesperado por su hijo poseído por un espíritu maligno. Los discípulos no pueden expulsarlo, y Jesús les dice: "Todo es posible si uno cree"(Marcos 9:23, NTV). El padre responde con una oración sincera: "Sí, creo, pero ayúdame a superar mi incredulidad"(Marcos 9:24, NTV). Jesús expulsa el demonio, demostrando que la fe es clave para experimentar Su poder.

    Más adelante, Jesús enseña a Sus discípulos sobre la grandeza en el Reino de Dios, diciendo: "El que quiera ser el primero debe tomar el último lugar y ser el sirviente de todos"(Marcos 9:35, NTV). Esto nos recuerda que el verdadero liderazgo en Cristo no es una posición de dominio, sino de servicio y humildad.

    El capítulo concluye con una advertencia sobre el pecado y la necesidad de evitar cualquier cosa que nos haga caer. En el versículo 47, Jesús dice: "Si tu ojo te hace pecar, sácatelo. Es mejor entrar con un solo ojo en el reino de Dios que tener dos ojos y ser arrojado al infierno"(Marcos 9:47, NTV). Jesús nos desafía a tomar decisiones radicales cuando se trata de nuestra santidad y relación con Dios. Reflexiona: ¿Tu fe es lo suficientemente fuerte como para confiar en Dios en todo momento? ¿Estás dispuesto a sacrificar lo que sea necesario para vivir una vida que honre a Cristo?

  • Hoy estaremos leyendo Levítico 15-16, Marcos 9:1-13 y el Salmo 37:1-9. En Levítico 15 y 16, Dios establece normas sobre la pureza ceremonial, mostrando cómo incluso las funciones naturales del cuerpo podían hacer a una persona impura. Pero más allá de lo físico, esto enseñaba a Israel la necesidad de acercarse a Dios con limpieza y reverencia. En Levítico 16, se describe el Día de la Expiación, el día más sagrado para Israel. Era el único día en que el sumo sacerdote entraba al Lugar Santísimo para hacer expiación por los pecados del pueblo. En el versículo 30, Dios dice: "En este día se hará expiación por ustedes, y serán purificados de todos sus pecados delante del Señor"(Levítico 16:30, NTV). Este acto apuntaba a Jesús, quien se convirtió en nuestro sumo sacerdote y en el sacrificio perfecto, trayendo un perdón completo y eterno. En Cristo, ya no necesitamos sacrificios anuales porque Su sangre nos limpió para siempre. Reflexiona: ¿Estás viviendo en la libertad del perdón que Jesús te ha dado, o sigues cargando con culpas del pasado?

    En Marcos 9:1-13, Jesús lleva a Pedro, Santiago y Juan a un monte alto, y allí se transfigura ante ellos. Sus ropas se vuelven resplandecientes y aparecen Moisés y Elías hablando con Él. En ese momento, una voz desde el cielo declara: "Este es mi Hijo muy amado. Escúchenlo a él"(Marcos 9:7, NTV). Dios Padre confirma la identidad de Jesús y nos da un mandato claro: escucharle a Él. La transfiguración fue una revelación anticipada de la gloria de Cristo y un recordatorio de que nuestra fe no está basada en un líder terrenal, sino en el Hijo de Dios que venció la muerte y reinará por la eternidad.

    Después de este evento, los discípulos le preguntan a Jesús sobre la profecía de Elías que debía venir antes del Mesías. Jesús les responde que Elías ya vino refiriéndose a Juan el Bautista, quien preparó el camino con su predicación y sacrificio. Esto nos enseña que Dios cumple Sus promesas y que Su plan es perfecto, aunque a veces no lo entendamos completamente. Reflexiona: ¿Estás escuchando la voz de Jesús en tu vida, o permites que otras voces definan tu camino?

    Finalmente, llegamos a Salmo 37:1-9, donde David nos enseña a confiar en Dios en medio de la injusticia. En el versículo 1, dice: "No te inquietes a causa de los malvados ni tengas envidia de los que hacen lo malo"(Salmo 37:1, NTV). A veces parece que los que actúan sin integridad prosperan, pero Dios nos recuerda que su éxito es pasajero.

  • Hoy estaremos leyendo Levítico 13-14, Marcos 8 y el Salmo 36. Comenzamos con Levítico 13 y 14, donde Dios da instrucciones sobre la lepra, una enfermedad que en la Biblia simboliza el pecado y la impureza. En Levítico 13, se establecen normas para identificar la lepra en el cuerpo y en las vestiduras. Aquellos que eran declarados impuros debían vivir aislados hasta que fueran sanados, lo que nos muestra cómo el pecado nos separa de la comunión con Dios y con los demás.

    En Levítico 14, Dios establece un proceso de purificación para los leprosos que han sido sanados. En el versículo 7, el sacerdote rociaba con sangre al leproso y declaraba su restauración:

    "Después soltará el ave viva en campo abierto. De esa manera el sacerdote realizará la purificación del que se está sanando de la lepra"(Levítico 14:7, NTV).

    Este ritual apunta a Jesús, quien derramó Su sangre para limpiarnos del pecado y darnos una nueva vida. Así como la lepra simbolizaba la impureza, el pecado nos contamina, pero Cristo nos purifica y nos restaura completamente. Reflexiona: ¿Estás permitiendo que Jesús limpie tu vida del pecado y te restaure a una relación plena con Dios?

    Pasamos ahora a Marcos 8, un capítulo lleno de enseñanzas profundas sobre quién es Jesús y cómo debemos responder a Él. Comienza con la segunda multiplicación de los panes y peces, donde Jesús alimenta a cuatro mil personas con tan solo siete panes y unos pocos peces. En el versículo 8, dice:

    "Todos comieron cuanto quisieron y después los discípulos recogieron siete canastas grandes con los sobrantes"(Marcos 8:8, NTV).

    Esto nos muestra que la provisión de Jesús no solo es suficiente, sino abundante. Sin embargo, a pesar de este milagro, los fariseos exigen una señal, demostrando su incredulidad.

    Más adelante, Jesús pregunta a Sus discípulos quién dice la gente que es Él, y Pedro responde:

    "Tú eres el Mesías"(Marcos 8:29, NTV).

    Jesús confirma Su identidad, pero inmediatamente les habla sobre Su sufrimiento y muerte, enseñándonos que seguirlo implica rendición y sacrificio. En el versículo 34, dice:

    "Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su propia manera de vivir, tomar su cruz y seguirme"(Marcos 8:34, NTV).

    Esto nos desafía a reconocer a Jesús no solo como Salvador, sino como Señor, y a vivir en completa entrega a Él.

  • Hoy estaremos leyendo Levítico 11-12, Marcos 7 y el Salmo 35:19-28. Comenzamos con Levítico 11 y 12, donde Dios establece leyes de pureza para Su pueblo. En Levítico 11, Dios da instrucciones sobre los alimentos puros e impuros, no solo para la salud física, sino para que Israel fuera un pueblo apartado para Él. En el versículo 45, Dios dice: "Pues yo, el Señor, soy quien los sacó de la tierra de Egipto para ser su Dios. Por lo tanto, deben ser santos porque yo soy santo"(Levítico 11:45, NTV). Esta enseñanza nos recuerda que Dios nos llama a vivir en santidad, no por reglas externas, sino porque nuestra vida debe reflejar Su carácter.

    En Levítico 12, se habla sobre la purificación después del parto, mostrando cómo cada aspecto de la vida debía estar alineado con la presencia de Dios. Aunque estas leyes eran específicas para Israel, en Cristo entendemos que la verdadera pureza viene de un corazón transformado. Nuestra santidad no depende de reglas externas, sino de nuestra relación con Dios y nuestra obediencia a Su Palabra. Reflexiona: ¿Estás permitiendo que Dios transforme tu corazón y te haga vivir en santidad, no por obligación, sino como una respuesta de amor a Él?

    Pasamos ahora a Marcos 7, donde Jesús desafía las tradiciones religiosas que han reemplazado la verdadera obediencia a Dios. Los fariseos critican a los discípulos por no seguir ciertos rituales de purificación, pero Jesús les responde con una verdad poderosa: "Ustedes invalidan la palabra de Dios con su propia tradición, que han transmitido de generación en generación"(Marcos 7:13, NTV).

    Jesús deja claro que la pureza no se trata de lo que entra al cuerpo, sino de lo que sale del corazón. En el versículo 20, dice: "Es lo que sale de su interior lo que los contamina"(Marcos 7:20, NTV). La verdadera contaminación espiritual no viene de lo externo, sino del pecado que brota de un corazón no rendido a Dios.

    Más adelante, Jesús sana a la hija de una mujer sirofenicia y a un hombre sordo, mostrando que la fe y la humildad son más importantes que el cumplimiento de reglas externas. Dios no está buscando rituales vacíos, sino un corazón sincero y una fe genuina. Reflexiona: ¿Estás enfocando tu relación con Dios en reglas externas, o estás permitiendo que Él transforme tu corazón?