Episoder
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“Venid luego,dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, comola nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a sercomo blanca lana” (Isaías 1:18).
“La ley de Dios fue la base de este [nuevo] pacto, que erasencillamente un arreglo para restituir al hombre a la armonía con la voluntaddivina, colocándolo en situación de poder obedecer la ley de Dios.”—Patriarcasy Profetas, p. 387. [Énfasis añadido.]
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“Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad,él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemosque tenemos las peticiones que le hayamos hecho” (1 Juan 5:14, 15).
“Orar es el acto de abrir nuestro corazón a Dios como a unamigo. No es que se necesite esto para que Dios sepa lo que somos, sino a finde capacitarnos para recibirle. La oración no baja a Dios hacia nosotros, antesbien nos eleva a él.”—El Camino a Cristo, p. 93.
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Manglende episoder?
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“He aquí vienendías, dice el Señor, en que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judáun nuevo pacto” (Hebreos 8:8).
“Dios vio lo que sucedía en el campamento. Vio que elpueblo, aun cuando la gloria divina todavía descansaba sobre el Sinaí, habíacedido a las tentaciones de Satanás, y estaba conspirando contra la norma quehabía prometido obedecer.”—The Youth’s Instructor, 21 de noviembre, 1901.
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“Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto” (Proverbios 4:18).
“Cuando nos entregamos enteramente a Dios, y creemos con plenitud, la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado. La conciencia puede ser liberada de condenación. Mediante la fe en su sangre, todos pueden encontrar la perfección en Cristo Jesús. Gracias a Dios porque no estamos tratando con imposibilidades. Podemos pedir la santificación. Podemos disfrutar del favor de Dios. No debemos inquietarnos por lo que Cristo y Dios piensan de nosotros, sino que debe interesarnos lo que Dios piensa de Cristo, nuestro Sustituto.”—Mensajes Selectos, tomo 2, p. 36.
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“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).
“Confesad vuestros pecados a Dios, el único que puede perdonarlos, y vuestras faltas unos a otros.”—El Camino a Cristo, p. 37.
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“Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz” (Colosenses 2:14).
“La ley de los Diez Mandamientos vive y vivirá por los siglos eternos. La necesidad de las ceremonias de sacrificios y ofrendas cesaron cuando el símbolo y la realidad simbolizada [‘tipo’ y ‘antitipo’] se encontraron en la muerte de Cristo. En él [Cristo] la sombra llegó hasta la sustancia. El Cordero de Dios fue la ofrenda completa y perfecta.”—Comentario Bíblico ASD [Comentarios de E. G. de White], tomo 6, pp. 1115, 1116.
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“A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” (Colosenses 1:27).
“Podemos comprender su trato con nosotros, y los motivos que le impulsan, hasta el punto de discernir el amor ilimitado y la misericordia unidos al poder infinito. Podemos comprender sus propósitos en la medida en que nos resulta benéfico conocerlos; y fuera de esto debemos seguir confiando en el poder del Omnipotente, el amor y la sabiduría del Padre y Soberano de todos.”—Testimonios para la Iglesia, tomo 5, p. 654.
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“Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos” (1 Juan 5:3).
“[Cristo] nos ha ordenado que nos amemos unos a otros como él nos amó. La religión está fundada en el amor a Dios, el cual también nos induce a amarnos unos a otros. Está llena de gratitud, humildad, longanimidad. Es abnegada, tolerante, misericordiosa y perdonadora. Santifica toda la vida y extiende su influencia sobre los demás.”—Testimonios para la Iglesia, tomo 4, p. 220.
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“Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza” (Romanos 15:4).
“Jesús vino a este mundo para salvar a su pueblo de sus pecados. No nos salvará en nuestros pecados, porque él no es el ministro del pecado. Debemos responder a la atracción divina de Cristo, y arrepentirnos de nuestros pecados, y unirnos a Cristo como el sarmiento se une a la vid.”—The Signs of the Times, 15 de febrero, 1892.
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“No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Zacarías 4:6).
“Nuestra santificación es la obra del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Es el cumplimiento del pacto que Dios ha hecho con aquellos que se unen a él, para estar con él, con su Hijo y con su Espíritu en santa comunión. ¿Has nacido de nuevo? ¿Te has convertido en un nuevo ser en Cristo Jesús? Entonces coopera con los tres grandes poderes del cielo que están actuando en tu favor. Haciendo esto revelarás al mundo los principios de la justicia.”—The Signs of the Times, 19 de junio, 1901.
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“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11:28–30).
“La humanidad del Hijo de Dios es todo para nosotros. Es la cadena áurea que une nuestra alma con Cristo, y mediante Cristo, con Dios. Esto ha de ser nuestro estudio.”—Mensajes Selectos, tomo 1, p. 285.
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“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” (Salmos 51:10).
“Muchas veces las tentaciones parecen irresistibles, y es porque se ha descuidado la oración y el estudio de la Biblia, y por ende no se pueden recordar luego las promesas de Dios ni oponerse a Satanás con las armas de las Santas Escrituras.”—El Conflicto de los Siglos, p. 585.
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“Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová” (Jeremías 17:5).
“En su misericordia y fidelidad, Dios permite muchas veces que aquellos en quienes ponemos nuestra confianza nos chasqueen, para que aprendamos cuán vano es confiar en el hombre y hacer de la carne nuestro brazo.”—El Ministerio de Curación, p. 387.
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“Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar” (Juan 9:4).
“Estamos aproximándonos al final de la historia de este mundo y los diferentes departamentos de la obra de Dios deben promoverse con mucho más sacrificio personal que el que se ha practicado hasta ahora.”—El Evangelismo, pág. 458.
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“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15).
“Los que se regocijan en la preciosa luz de la verdad deben sentir un ardiente deseo de que se la difunda por doquier.”—Consejos Sobre Mayordomía Cristiana, pág. 46.
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“Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios” (1 Corintios 3:9).
“Dios ha hecho a los hombres administradores suyos. Las propiedades que él puso en sus manos son los medios provistos por él para la difusión del Evangelio.”—Patriarcas y Profetas, pág. 569.
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“Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (1 Pedro 2:5).
“La iglesia de Cristo es muy preciosa a sus ojos. Es el cofre que contiene sus joyas, el redil que encierra su rebaño.”—La Fe por la Cual Vivo, pág. 282.
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“¿Qué pagaré a Jehová por todos sus beneficios para conmigo?” (Salmos 116:12).
“Nuestra benevolencia abnegada, nuestras ofrendas voluntarias, deben evidenciar que la verdad ha estado haciendo su obra en nuestros corazones.”—The Review and Herald, 14 de julio, 1904.
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“El diezmo será consagrado a Jehová”(Levíticos 27:32).
“El diezmo es sagrado, y ha sido reservado por Dios mismo.”—Consejos Sobre Mayordomía Cristiana, pág. 98.
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“Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos” (Hageo 2:8).
“Cada vez que pensemos gastar de nuestros recursos, debemos esforzamos por satisfacer el propósito de Aquel que es el alfa y la omega de todo esfuerzo cristiano.”—Testimonios para la Iglesia, tomo 9, pág. 40.
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