Episodios
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La chef indocumentada Cristina Martínez llama la atención de los expertos en gastronomía de EEUU al conseguir que el pequeño restaurante de barbacoa que abrió en Filadelfia quede entre los 10 mejores restaurantes nuevos del país en 2016. Sin embargo, decide aprovechar los reflectores y los micrófonos para alzar la voz sobre el problema de los trabajadores sin papeles, como ella, que son la columna vertebral de la industria restaurantera de este país. Al escarbar en su pasado, surge información que anticipa el trágico y sinuoso camino que la llevó hasta donde está hoy.
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Cristina accede a contar su historia, a hablar de su pasado, de cómo es que la barbacoa ha sido siempre parte sustancial de su vida. En Capulhuac, un pequeño pueblo del centro de México, todo gira en torno a la barbacoa, y allí Cristina creció feliz, cuidada y consentida con sus 5 hermanos y sus papás. Pero el alcohol terminó con el equilibrio familiar y también con su infancia cuando se tuvo que enfrentar a una situación de acoso que la orilló a buscar una salida de emergencia en el lugar equivocado. Su escapatoria: buscar un marido para huir de su hogar.
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¿Faltan episodios?
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Cristina conoce a Isaías con apenas 16 años y de inmediato le ve potencial de marido. Se hace su novia y muy poco tiempo después se va a vivir con él. El matrimonio, del que nacieron sus 4 hijos, pronto se revela como una pesadilla de maltrato y explotación que dura casi 20 años y alcanza su punto más álgido al final, cuando ella vive prácticamente secuestrada por su propio marido.
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Cristina ve la oportunidad de escapar en medio de una golpiza, cuando se da cuenta de que su marido dejó una puerta abierta. Ella no duda en aprovechar el momento y huye llevándose a su hija Karla, pero en el escape se ve obligada a abandonar a sus otros tres hijos. Se instala, maltrecha y abatida, en Cancún con su hermana. Allí trabaja, pero se da cuenta de que nunca podrá juntar el dinero suficiente para poder mantener a sus hijos y decide irse de ‘mojada’ a EEUU.
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Cristina cruza el desierto sin saber de sus riesgos y peligros. Su grupo tarda dos semanas en llegar a EEUU, tras 5 intentos de cruzar sin éxito. El agotamiento por poco la mata, pero el recuerdo de sus hijos la hace reponerse. Al llegar a Filadelfia no consigue más que un trabajo de lavaplatos. Ahorra todo lo que puede, vuelve a México más de un año después y demanda la custodia de sus hijos, la gana. Monta una pequeña barra de comida en la casa de sus padres. Al poco tiempo reaparece su exmarido, quien sigue amenazando con matarla. Su hijo más pequeño le pide que se vaya para evitar que su padre la mate y ella decide volver a cruzar el desierto. Cristina llega a EEUU más empoderada y de bienvenida, se regala un paseo a Nueva York.
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Cristina consigue trabajo de preparadora en un restaurante italiano y al poco tiempo la ascienden a chef de repostería. El ascenso le gana algunas enemistades y un pleito en la cocina deja en claro que Cristina no volverá a tolerar jamás ningún abuso. En ese restaurante conoce al joven chef estadounidense Benjamin Miller, quien no tarda en acercarse a ella para ofrecerle ayuda. Poco más de un año después se casan, pero al pedir apoyo a sus patrones para tramitar sus papeles de residencia éstos la despiden por no tener documentos. Ella se ve de pronto vendiendo quesadillas de a dólar en la calle y cae en una depresión que da origen al movimiento social #Right2Work, dirigido a conseguir que los indocumentados puedan trabajar legalmente en EEUU.
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Cristina está desesperada vendiendo quesadillas por la calle, pero sabe sacarle el lado bueno: conoce a clientes que gustan de su comida y pensando en ellos se le ocurre cocinar barbacoa en su pequeño departamento para venderla allí mismo ante el escepticismo de Benjamin. La barbacoa resulta un éxito y cada vez más personas se acercan a su casa para probarla, lo que pone a la pareja ante el riesgo de una inspección de inmigración. Deciden salirse del apartamento con un carrito callejero y después consiguen abrir un restaurante, que se hará famoso cuando la revista Bon Appétit lo escoja entre los 10 mejores de EEUU. Parece que Cristina no puede pedir más, pero sigue sin lograr lo que más quiere: reunirse con sus hijos.