Episodit

  • En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos:

    «Tengo un hijo de diecisiete años que afirma ser ateo. Participa en oraciones y actividades religiosas familiares, indicando que lo hace por respeto, aunque no cree en nada de lo que se practica....

    »No estoy segura si continuar pidiéndole que participe, o aceptar que se retire en los periodos de actividades espirituales.... En pocos meses será mayor de edad, y cada vez se siente más seguro de su decisión. Me preocupa dejar mi labor como madre de enseñarle los caminos de Dios.»

    Este es el consejo que le dio mi esposa:

    «Estimada amiga:

    »... Su hijo ha sido franco con usted y le ha dicho la verdad, y es probable que ese sea un indicio de que se sienta seguro de poder confiar en usted. Los padres sabios escuchan a sus hijos adultos, o casi adultos, sin formular juicios. Con eso permiten que ellos expresen sus sentimientos sin reserva y no se distancien como resultado de tener padres severos y moralistas.

    »¿Es fácil escuchar sin formular juicios ni discutir? ¡Claro que no! Los padres que aman a sus hijos sufren al saber que sus hijos adultos no van por buen camino. Pero ese sufrimiento y esa pasión jamás deben llevarnos a tratar de forzar a nuestros hijos a creer lo que queremos que crean, o a ejercer presión para que tomen el camino que nosotros pensamos que más les conviene.

    »Lamentablemente muchas personas que dejan de creer en Dios lo hacen porque han observado a quienes dicen que son religiosos y sin embargo hacen caso omiso de las enseñanzas de la Biblia. En la decisión de su hijo bien pudieron haber influido líderes o maestros en la iglesia cuyas acciones fuera de la iglesia no eran consecuentes con sus palabras dentro de ella.

    »Las preguntas más importantes que usted debe hacerse son estas: ¿Ha experimentado nuestro hijo el amor de Dios en nuestro hogar y en nuestra comunidad? ... ¿Ha observado nuestro hijo cómo nuestra creencia en Dios ha hecho que queramos acatar las enseñanzas de la Biblia, tanto mediante nuestras actitudes como nuestras acciones? Si puede contestar estas preguntas afirmativamente, entonces puede estar segura de que le ha enseñado a su hijo acerca de Dios por medio de sus palabras como también de sus acciones.

    »Ahora bien, mientras su hijo dependa del sustento económico de usted y viva en el hogar suyo, él debe seguir colaborando con los quehaceres domésticos de la familia, obedecer las reglas del hogar, y participar en la mayoría de las actividades familiares. Cuando él tenga la solvencia económica para vivir por su cuenta, no tendrá que someterse a esas cosas. Mientras tanto, no es necesario que le gusten las responsabilidades, las reglas y las actividades. Todo eso simplemente viene como resultado de ser un miembro de la familia que depende del sustento económico suyo.»

    Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo puede leerse con sólo pulsar la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 689.

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
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  • (Día de los Novios en Argentina)

    Hay ciertos lugares en nuestra América Latina donde las jóvenes, antes de acostarse, se asoman a mirar la luna. Lo hacen durante nueve noches seguidas con la esperanza de enterarse cómo será su novio. Si durante una de esas noches sueñan con algún joven —creen ellas—, éste será su prometido.1

    Si una de esas jóvenes hubiera vivido en la época de los patriarcas bíblicos y hubiera soñado con José, el hijo de Jacob y Raquel, habría vislumbrado como novio a un joven solidario con ella en materia de sueños. Esto se debe a que tal vez sea José el personaje histórico más identificado tanto con el tener sueños como con el interpretarlos. Primero sueña que está en el campo atando manojos con sus hermanos, y los manojos de éstos se inclinan delante del manojo de él, dando a entender que algún día gobernará sobre sus hermanos. Para rematar, luego sueña que el sol, la luna y once estrellas se inclinan ante él, ¡e ingenuamente les cuenta a sus once hermanos ese sueño también! Por eso ellos aborrecen al «soñador» de su hermano a tal grado que traman su muerte; pero luego deciden venderlo a unos mercaderes como si fuera un esclavo. Por último, es una serie de sueños lo que lleva a José a ser el segundo gobernante de Egipto después del faraón, sólo que esos sueños no los tiene él sino que los tienen otros, entre ellos el faraón. Pero es José quien los interpreta, y todos se cumplen al pie de la letra.2

    Hay una lección muy valiosa que pueden aprender de José las jóvenes que sueñan acerca de su futuro novio: que lo que necesitamos no es saber más acerca del futuro, sino más acerca de Aquel que tiene el futuro en sus manos. Los sueños de José lo meten en problemas tan graves que cuando no pierde la vida, pierde la libertad. Pero en cada circunstancia adversa el libro de Génesis dice que «el Señor estaba con él». Y si «el Señor estaba con él», era porque él estaba con el Señor. Si nosotros, al igual que José, nos acercamos al Señor, Él podrá hacer acto de presencia en las decisiones de mayor importancia de nuestra vida. Vale mucho más el poder contar con la futura presencia de un Dios cuyo conocimiento no tiene límites que contar con un limitado conocimiento propio del futuro. Él sabe quién es el esposo que más le conviene a cada mujer. También sabe cuál es la compañera más adecuada para cada hombre. Sólo hace falta que le pidamos que sea el Señor de nuestra vida para que comience a dirigir nuestros pasos. Dejémonos de sueños y acerquémonos al Creador del diseño de nuestra existencia. Sólo así podremos experimentar con todos nuestros sentidos lo que quiso decir San Pablo con estas palabras: «Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo aman.»3

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
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    1 Javier Ocampo López, Supersticiones y agüeros colombianos (Bogotá: El Áncora Editores, 1989), pp. 184-85. 2 Gn 37,39­–41 3 1Co 2:9
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  • En este mensaje tratamos el caso de una mujer que «descargó su conciencia» en nuestro sitio www.conciencia.net. Lo hizo de manera anónima, como pedimos que se haga; así que, a pesar de que nunca se lo había contado a nadie, nos autorizó a que la citáramos, como sigue:

    «Soy una joven de veintisiete años y tengo seis meses de casada. El problema es que aún no he salido embarazada y eso me preocupa muchísimo, porque no estoy planificando y a veces pienso que nunca voy a tener un bebé. Mi esposo no me ataca, pero yo sé que ya él quiere un bebé, y eso me hace sentir peor.... Mi mamá, mi suegra y muchas personas más siempre me preguntan si ya estoy embarazada, y eso me pone peor.»

    Este es el consejo que le dimos:

    «Estimada amiga:

    »¡La felicitamos por su matrimonio! Es maravilloso que usted tenga un esposo que la ama. Cada día que los dos viven como esposos, aprenden más el uno del otro. Esta es una etapa importante para que crezcan como pareja y disfruten juntos antes que lleguen los hijos.

    »No recomendamos que los cónyuges hagan planes de tener hijos hasta que los dos hayan vivido juntos algunos años. A veces los hijos llegan muy temprano, y los esposos pueden lograr que tenga éxito su matrimonio a pesar de eso; pero en definitiva es mejor que pasen algún tiempo los dos solos antes de la llegada de los pequeños. Los bebés pueden crear mucha tensión, y cada pareja necesita haber edificado un fundamento sobre el que puedan estar seguros en su amor mutuo. Los cónyuges necesitan haber aprendido cómo resolver conflictos y cómo trabajar juntos para alcanzar sus metas.

    »Es evidente que los hijos son muy importantes para ustedes, y que tienen muchos deseos de comenzar a tenerlos, pero nos han dado la impresión de que su situación ha hecho que sientan mucha ansiedad. ¿Sabía usted que la ansiedad produce sustancias químicas que pudieran estar impidiendo el embarazo? A muchas parejas se les hace difícil concebir cuando se sienten ansiosas acerca de eso. Le recomendamos que se concentre en su relación conyugal en lugar de concentrarse en tener un bebé. Pasen tiempo romántico juntos y diviértanse sin la expectativa de que usted quede embarazada. Dígales a su mamá, a su suegra y a todos los demás que ustedes han decidido esperar un tiempo antes de tener hijos, y pídales que dejen de hablar con ustedes acerca de eso.

    »También le recomendamos que consulte con un médico para hacerse un examen de rutina.... Tal vez sea mejor que determine no decir nada acerca de su deseo de tener un hijo.... [Aproveche, más bien,] esa consulta para someterse a los exámenes preventivos que todos deben hacerse con regularidad.

    »Nuestra última recomendación es que le cuente sus problemas a Alguien que la ama a usted más que nadie. Se trata del Padre celestial, con el que puede hablar en oración cuando quiera. Descargue todas sus frustraciones y temores en Él, y permita que Él la llene de su paz perfecta, que sobrepasa todo entendimiento.1

    »Le deseamos esa paz,

    »Linda y Carlos Rey.»

    El consejo completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, puede leerse con sólo pulsar el enlace que dice: «Caso 100» dentro del enlace en www.conciencia.net que dice: «Casos».

    Carlos Rey
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  • (Día de la Independencia de Chile)

    «Fundada finalmente la ciudad de Santiago, Valdivia tuvo un formidable adversario en Michimalonco (Cabeza-Antorcha), cacique araucano que había desempeñado el cargo de curaca incaico de la parte superior del valle de Aconcagua.... Michimalonco atacó e incendió Santiago con diez mil guerreros mientras don Pedro de Valdivia atacaba a los indios del sur, pero los españoles resistieron y lograron imponerse.... Obligado a huir a Cuyo, donde permaneció hasta 1549... Michimalonco se convenció de que una prolongación de la resistencia representaría un suicidio para su pueblo....

    »Concertada una audiencia en el palacio de don Pedro de Valdivia en Santiago... Michimalonco... hizo el acatamiento debido al capitán Valdivia.... Venía en nombre de toda la tierra [a] rogarle ...que la guerra... tuviese fin y los recibiese su señoría debajo de su amparo, que él y los demás prometían serle leales... y servirles con toda obediencia.... El capitán Valdivia,... vuelto al general Michimalonco, le respondió de esta manera:

    »“Mirad, hermanos míos, naturales de esta tierra: ... Ya sabéis y tenéis noticia que nosotros somos cristianos, y este es nuestro nombre porque... adoramos a Jesucristo, Hijo de Dios, que se hizo hombre y murió en la cruz por nuestro remedio.... Y para instruiros en el conocimiento de este universal Creador.... hemos tomado a pechos el pasar tantos trabajos... No penséis que venimos acá por vuestro oro, que nuestro emperador es tan gran señor y tiene tan gran tesoro que no cabría en toda esta plaza. Con todo esto... nos habéis de dar gente bastante que saque oro de nuestras minas.... Y asimismo habéis de venir en conocimiento de Dios nuestro Señor y tener su fe, como nosotros la tenemos. Si con estas condiciones... queréis ser nuestros amigos, desde aquí os recibo por tales debajo del amparo real como vasallos de nuestro rey.”

    »... Michimalonco respondió que en todas aquellas condiciones le querían servir y sujetársele.... Y con esto se despidió del general y de los demás españoles, cuyo regocijo, aunque se disimuló en presencia de los indios, fue tal cual se puede presumir en gente que salía de tal abismo de trabajos....

    »... Lo convenido con Michimalonco constituyó la hora de nacimiento del pueblo chileno, que resultó de la fusión del español con el araucano.... Se trataba, por supuesto, en primer lugar, de cristianizar y europeizar a los indígenas.... El imperio que pretendía establecer Carlos V debía extenderse hasta los últimos confines de América.»1

    Si bien, según esta disertación del economista, sociólogo y político chileno Carlos Keller publicada en el Boletín de la Real Academia de la Historia, su pueblo nació como resultado de la fusión del español con el araucano, lo cierto es que según Jesucristo, a quien Valdivia debidamente calificó como el «Hijo de Dios, que se hizo hombre y murió en la cruz» para salvarnos, a cada uno de los habitantes de América y del mundo nos hace falta nacer de nuevo como resultado de la fusión de nuestro ser con el Espíritu Santo. Pues si no nacemos de nuevo espiritualmente, bien pudiéramos disfrutar de un reino terrenal como el que una vez fuera Chile, pero no podremos entrar en el reino de Dios.2

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
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    1 Carlos Keller, «La idea imperial en don Pedro de Valdivia», Boletín de la Real Academia de la Historia, Tomo CLXVIII, Cuaderno I: 59-94 (Madrid, 1971) <http://www.scribd.com/doc/105852682/La-Idea-Imperial-en-Don-Pedro-de-Valdivia#scribd>, pp. 11-14. En línea 7 enero 2015. 2 Jn 3:1-21
  • (Natalicio de Orlando Cepeda)

    Tenía sólo veinte años de edad en 1958, su primer año en las Grandes Ligas, y sin embargo contribuyó a tal grado al éxito de su equipo, los Gigantes de San Francisco, que fue elegido por votación unánime como el Novato del Año de la Liga Nacional. Esa temporada tuvo un promedio de bateo de .312, impulsando 96 carreras y conectando 188 hits o imparables, entre éstos 38 dobles, 4 triples y 25 cuadrangulares. Nueve años más tarde, volvió a contribuir notablemente al éxito de su club, llevando esta vez a los Cardenales de San Luis a coronarse campeones de la Serie Mundial. En aquella inolvidable temporada de 1967 tuvo un promedio de bateo de .325, impulsando más carreras que nadie en la Liga Nacional, 111, y conectando 183 hits, entre éstos 37 dobles y 25 cuadrangulares, por lo que fue elegido, nuevamente por votación unánime, como el «Jugador más valioso» de la Liga. Era la primera vez que esa elección había sido unánime desde el año 1936.

    En 1961, cuando aún vestía el uniforme de los Gigantes, encabezó la Liga Nacional con 142 carreras impulsadas y 46 cuadrangulares. A lo largo de su carrera, superó el promedio de bateo de .300 en nueve de sus diecisiete temporadas, impulsó 1.365 carreras y conectó 379 cuadrangulares. Conectó más de veinticinco cuadrangulares en ocho temporadas, y fue el primero en conectar más de veinte como jugador en cuatro equipos: los Gigantes de San Francisco, los Cardenales de San Luis, los Bravos de Atlanta y los Medias Rojas de Boston.

    Por eso los aficionados al béisbol lo eligieron una de las Estrellas de la Liga Nacional en siete ocasiones, y a la postre, en 1999, el Comité de Veteranos votó en favor de que ingresara al Salón de la Fama, ocupando así un lugar al lado de su paisano Roberto Clemente y de su compañero de equipo Juan Marichal.

    Se trata de Orlando Manuel Cepeda, potente bateador de Puerto Rico al que le tocó superar una lesión tras otra sufridas en las rodillas. No dejó de jugar con garra, haciendo honor al apodo Baby Bull («el becerro» en inglés) que le dieron por ser hijo y heredero del talento de Pedro «El Toro» Cepeda, que fue sin duda el mejor pelotero puertorriqueño de su época.

    En su autobiografía, Orlando «Peruchín» Cepeda cuenta en detalle cómo jugó con todo y ascendió hasta la cumbre del béisbol, sólo para descender hasta la celda de una cárcel por jugar con la marihuana. Luego de diez meses tras las rejas y otros dos de rehabilitación, sufrió el oprobio de haber llegado a ser la vergüenza de su pueblo y una deshonra a la memoria de su padre, y sintió el vacío que deja la separación de su esposa y de sus hijos. De ahí que aquel antiguo «becerro del béisbol» dijera: «Necesitaba algo más grande, más fuerte que yo mismo.»1

    De ahí en adelante se entregó a la difícil tarea de recomponer su vida y de advertir a niños y a jóvenes que con las drogas no se juega, ni con quienes las consumen o las venden.2 Tomemos a pecho esta lección que le costó tan caro aprender al ex ídolo puertorriqueño, la misma que el sabio Salomón resumió en el siguiente proverbio: «No abras zanjas si no quieres caer en ellas, ni hagas rodar piedras si no quieres que te aplasten.»3

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
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    1 Orlando Cepeda con Herb Fagen, Baby Bull: From Hardball to Hard Time and Back [El becerro: Del béisbol al presidio y de vuelta al béisbol] (Dallas: Taylor Publishing, 1998), pp. 167‑87. 2 Ibíd., pp. 215‑16. 3 Pr 26:27 (TLA)
  • (Aniversario del Estreno del Himno Nacional Mexicano)

    Tan pronto como ganaron sus respectivos concursos el poeta mexicano Francisco González Bocanegra y el músico español Jaime Nunó, comenzaron a imprimirse, a fines de 1854, los primeros ejemplares del Himno Nacional mexicano del que eran compositores. Sin embargo, debido a la conflictiva situación política que vivió el país en los años siguientes, pasó mucho tiempo antes de que aquel himno patrio alcanzara popularidad. Al contrario, cayó casi en el olvido, primero a raíz de la caída del caudillo Santa Anna, y luego a causa de la caída de la nación misma, inicialmente en la Guerra de Reforma entre liberales y conservadores, y posteriormente en la intervención francesa del emperador Maximiliano.

    El gobierno de Benito Juárez se vio perseguido constantemente, por lo que le tocó trasladarse de un lugar a otro con mucha frecuencia. De ahí que no contara con el tiempo ni con los recursos necesarios para ceremonias. En su defecto, el ejército republicano tocaba la marcha Zaragoza, que compuso Aniceto Ortega con el fin de honrar la memoria del héroe del 5 de mayo.

    Diez años después del estreno del himno, aprovechando que el presidente Benito Juárez estaba de paso por la ciudad de Monterrey o la de Saltillo (según dos versiones diferentes), alguien se le acercó a proponerle algunas modificaciones a la letra. Dicen que Juárez respondió: «Ni una sola nota, ni una sola palabra, se quite al Himno Nacional.» Con esa sentencia terminante, el gran reformador mexicano le puso fin a cualquier reforma del himno y salvó la integridad de la obra de González Bocanegra.

    Luego de la derrota del imperio de Maximiliano, el gobierno republicano comenzó a difundir el Himno Nacional, y el pueblo mexicano comenzó a adoptarlo y a reconocer en él la máxima expresión de su victoria sobre la invasión francesa.1

    Así como don Benito Juárez, el «Benemérito de las Américas», salvó la integridad de la obra del poeta mexicano Francisco González Bocanegra, también nuestro Señor Jesucristo, el «Benemérito del Universo», salvó la integridad de la obra creadora del Poeta celestial. Es que cada uno de nosotros es un himno divino, compuesto por «el dedo de Dios», ese mismo dedo que escribió en el cielo el eterno destino de la patria mexicana, como dicen las palabras de la primera estrofa del Himno Nacional. Pero así como Dios creó al pueblo mexicano con el libre albedrío para modificar la letra de su Himno Nacional, nos creó también a cada uno con el libre albedrío para malograr la letra de nuestro himno individual, que es nuestra propia vida. Por eso juzgó necesario enviarnos a su Hijo Jesucristo: para ponerle fin a cualquier mal llamada reforma que quisiéramos hacerle a esa letra nuestra que Él compuso por excelencia. Sólo que cuando Jesucristo le responde al enemigo de nuestra alma: «Ni una sola nota, ni una sola palabra, se quite a este himno individual mío», esa sentencia, a diferencia de la de Benito Juárez, sólo es terminante en potencia. Porque Cristo nos deja a cada uno, en calidad de creación suya, la decisión de mantener y de disfrutar al máximo la integridad de su obra creadora en nosotros. ¡Y no hay otra obra que se le iguale en todo el universo!

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
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    1 Héctor Campillo Cuautli, El Himno Nacional Mexicano: Origen, historia y significado de nuestro Himno (México, D.F.: Fernández editores, 1998, pp. 3‑4,11‑12.