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  • Lee Apocalipsis 19:1–9

    A menudo cantamos, incluso decimos “aleluya” (o “alabado sea el Señor”) como cristianos. Pero ¿dónde se encuentra esto en la Biblia? En el Nuevo Testamento, aleluya se usa en un solo lugar: Apocalipsis 19. Las cuatro veces que aparece nos dan una idea de por qué debemos usar “aleluya”; no sólo en las conversaciones sino también en nuestras canciones.

    En Apocalipsis 19, una gran multitud ruge “aleluya”, dando alabanza y gloria a Dios (v. 1). Se nos da la razón: “sus juicios son verdaderos y justos” (v. 2). Cantamos aleluya no sólo porque nuestro Dios juzga con verdad y justicia, sino porque Él vendrá nuevamente para juzgar la tierra y traer venganza por la sangre de Sus siervos (v. 2). Esto es en referencia a la “gran ramera” Babilonia, con quien los reyes de la tierra cometen adulterio (Apocalipsis 18:9), la que está ebria con la sangre de los mártires de Jesús (Apocalipsis 17:6). Dios la juzgará, y las naciones y el humo subirán de ella para siempre (Apocalipsis 19:3; Isaías 34:10). En ese momento la multitud gritará “aleluya” por segunda vez. Mientras los ancianos y los seres vivientes proclaman “amén”, escuchamos el tercer “aleluya” (v. 4). Una voz desde el trono llama a todos los que temen al Señor a alabarlo; un llamado a alabarle y adorarlo con reverencia y asombro.

    El “aleluya” final culmina con un matrimonio. Cantamos aleluya porque nuestro Dios reina (v. 6) y nosotros la Iglesia somos Su novia (Efesios 5:23). En ese día habremos sido preparados (v. 7). Este es nuestro llamado a prepararnos ahora: pedirle a Dios que nos purifique continuamente, Su iglesia, mientras adoramos anhelando ese glorioso día de boda donde cantaremos una canción eterna. Que estemos preparados, porque Jesús dice “Sí, vengo pronto” (Apocalipsis 22:20).

    ¿Cuál es el significado de “aleluya” en Apocalipsis 19? ¿Por qué esta palabra está tan estrechamente relacionada con el regreso de Cristo?

    Ora con nosotros

    Hoy, mientras estudiamos Apocalipsis 19, nos unimos a la gran multitud cantando “Aleluya”. ¡Digno es el Cordero que fue inmolado! ¡Gracias por la cruz, Señor!

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  • Lee Apocalipsis 5

    A Jesús se le dan muchos nombres en el Apocalipsis, incluido uno que está escrito sobre él “que nadie conoce sino solo él” (Apocalipsis 19:12). Pero un nombre se repite más que ningún otro: Jesús es llamado el “Cordero”.

    En Apocalipsis 5, el Cordero hace que los cuatro seres vivientes y los 24 ancianos canten un cántico nuevo mientras sostienen arpas en sus manos (vv. 8–9). Una vez más, la oración está en el centro de la adoración verdadera. Si bien tienen instrumentos musicales, también sostienen copas de oro con incienso que son las oraciones del pueblo de Dios (v. 8). Ya sean oraciones futuras o pasadas, esto muestra que nuestras oraciones de hoy pueden arreglar nuestros corazones y preparar el camino para un nuevo cántico de alabanza.

    Observa lo que precipita esta nueva canción: Juan dice repetidamente: “Vi”. Detalla todas las cosas que vio en el cielo: un rollo con siete sellos (v. 1), un ángel fuerte (v. 2) y el León de Judá, la Raíz de David, que es el Cordero de pie que parece inmolado (vv. 5–6). Nosotros también debemos ver verdaderamente a Cristo y buscar “las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios” (Colosenses 3:1). Cuando contemplamos a Cristo, cantamos un cántico nuevo. Esta canción describe un día futuro en el que solo el Cordero tomará el rollo de la mano de Su Padre y abrirá sus sellos (v. 9); cada sello iniciará eventos globales futuros (Apocalipsis 6–8) antes del regreso de Cristo. Cantamos el mensaje evangélico del Cordero que fue inmolado, que redime a los que se arrepienten y creen en Él de todas las naciones (v. 9). Como declara el cántico del Cordero, “todas las naciones vendrán y te adorarán” (Apocalipsis 15:4). “¡Aquí tienen al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!” (Juan 1:29).

    ¿Cuál es el significado del nombre de Jesús como Cordero de Dios? ¿Por qué crees que se le da tanta importancia a este nombre en el Apocalipsis?

    Ora con nosotros

    Gracias, santo Cordero de Dios, por Tu eterno sacrificio. Que nunca veamos Tu cruz como un mero símbolo. Que nunca lo demos por sentado. Anhelamos el momento en que Te veamos y escuchemos el cántico del Cordero.

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  • Lee Apocalipsis 1

    Si hay un libro de la Biblia que tiene fama de ser difícil de entender, puede que sea el Apocalipsis. Pero no debemos evitarlo, porque Dios promete bendiciones con solo leerlo en voz alta, escucharlo y tomarlo en serio (Apocalipsis 1:3).

    ¿Sabías que ningún otro libro en el Nuevo Testamento tiene referencias más específicas a la música: letras y títulos de canciones, trompetas, arpas y declaraciones de alabanza? La música del Apocalipsis está integrada en un llamado al arrepentimiento y a revelar a Cristo.

    El libro está dirigido a las siete iglesias (Apocalipsis 1:4) a quienes Jesús les habla. Cada carta (Apocalipsis 2–3) comienza con “Esto dice” y termina con “oiga[n] lo que el Espíritu dice”. De la misma manera, el canto de la Iglesia comienza y termina con Cristo. Debemos estar resguardados en Su Palabra y escuchando al Espíritu, arraigados en vidas de arrepentimiento (Apocalipsis 2–3).

    El capítulo uno comienza con la revelación de Dios de Su hijo, para mostrarnos “lo que sin demora tiene que suceder” (Apocalipsis 1:1). Cantamos letras que revelan a Cristo, el Alfa y la Omega (Apocalipsis 1:8). Esto incluye cantar que Él verdaderamente era el Hijo de David, el Mesías judío “que tiene la llave de David” (Apocalipsis 3:7, Isaías 22:22), la raíz y la descendencia de David (Apocalipsis 22:16), y el León de Judá (Apocalipsis 5:5). Significa que cantamos el Evangelio: quién es Dios, qué ha hecho y qué hará, incluido el Evangelio eterno: “teman a Dios y denle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio” (Apocalipsis 14:7).

    Como creyentes, adoramos “al que hizo el cielo, la tierra, el mar y los manantiales” (Apocalipsis 14:7). Somos bendecidos al leer, oír, cantar y vivir las palabras del Apocalipsis (Apocalipsis 22:7).

    Investiga un poco sobre el trasfondo del libro de Apocalipsis. ¿Qué tiene de significativo que la música sea un enfoque tanto en la Creación (ver día 1) como al final del tiempo?

    Ora con nosotros

    Es un gozo saber que hubo música en la Creación y, como señala el pasaje de hoy, la música permanecerá hasta el final. A medida que nos acercamos al final de nuestro estudio, pídele a Dios que te muestre qué propósito tiene para la música en tu vida.

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  • Lee Santiago 5:13–20

    La persona promedio habla varios miles de palabras al día, sin mencionar las palabras en mensajes de texto, correos electrónicos y publicaciones en redes sociales. Multiplica eso en una semana, mes o año determinado y el volumen es difícil de considerar. Jesús dice que “en el día del juicio todos tendrán que dar cuenta de toda palabra ociosa que hayan pronunciado” (Mateo 12:36).

    Eso debería causar que temiéramos al Señor. Dios nos advierte amorosamente acerca de nuestras palabras a lo largo de Santiago. La lengua: capaz de cantar canciones de alabanza (Santiago 5:13), pero también como un pequeño timón de un barco y una pequeña chispa que dirige un buque entero o inicia un gran incendio forestal (3:4–5). “Pero nadie puede domar la lengua. Es un mal irrefrenable, lleno de veneno mortal” (3:8). Nuestras palabras son capaces de maldecir a otros (3:9), pelear y reñir (4:1), calumniar a hermanos y hermanas (4:11), hablar con alardes arrogantes que Dios llama malos (4:16), incluso hacer falsas promesas o juramentos (5:12).

    Pero Santiago termina con palabras de esperanza. Si bien nuestras palabras son capaces de hacer el mal, también lo son de bendecir: la oración, la alabanza, la verdad. Esto es tanto para beneficio propio como para el de los demás. Observa cómo en el pasaje de hoy somos llamados a usar palabras para orar y alabar en problemas o felicidad (5:13). Pero mientras los ancianos de la iglesia están llamados a orar por los atribulados (v. 14), todos estamos llamados a usar palabras que bendigan a otros a través de la confesión de los pecados y las oraciones por los demás, porque “la oración del justo es poderosa y eficaz” (v.16).

    ¿Cómo has usado tus palabras para bien o para mal? ¿Estás dispuesto a decir palabras de verdad, especialmente cuando un ser querido se ha alejado? (Santiago 5:19). Estamos llamados a ser oidores y hacedores de la palabra (1:22). Que Dios use nuestras palabras para bendecir Su nombre y bendecir a otros.

    Ora con nosotros

    Señor Jesucristo, sálvanos de nuestras lenguas que tantas veces pueden herir, cortar e incluso destruir. Nosotros, como Tu pueblo, queremos que nuestras palabras sean una bendición que fluya en oración, alabanza y verdad.

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  • Lee Filipenses 2:1–11

    Cuando la gente piensa como nosotros, a veces decimos que tenemos ideas afines. Creemos cosas similares y actuamos muy parecidos unos a otros. Como creyentes, se nos dice que “la actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús” (Filipenses 2:5). En la carta de Pablo a los Filipenses, encontramos otro himno incluido (vv. 5–11), que nos llama a tener la mente de Cristo (v. 5).

    A lo largo de la Biblia se nos ordena pensar bien, recordar a Dios y ser sobrios. El creyente está llamado a tener una mente sana y no dejarse engañar por las influencias e ideologías embriagadoras del mundo. En Filipenses 2, Pablo llama a los cristianos de Filipos a la unidad, instándolos a tener “un mismo parecer” (v. 2). Pero ésta no es la unidad a la que el mundo o algunos miembros de la Iglesia se refieren. Esta es la verdadera unidad por una verdad y un amor intransigentes.

    Tener la mente de Cristo significa tener un amor por Dios y por los demás donde no hacemos nada por ambición egoísta sino “con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos” (v. 3). Significa que tenemos la semilla de la verdad incrustada en nosotros, porque si verdaderamente somos nacidos de nuevo, tenemos una verdad “no de simiente perecedera, sino de simiente imperecedera, mediante la palabra de Dios que vive y permanece” (1 Pedro 1: 23). No podemos tener verdadera unidad o amor sin la verdad de Aquel cuyo nombre es Fiel y Verdadero (Apocalipsis 19:11). “El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad” (1 Corintios 13:6).

    Cuando tenemos la mente de Cristo, podemos cantar con un solo pensamiento, un solo corazón, una sola voz y un solo mensaje. Este himno en Filipenses hace precisamente eso, proclamar el Evangelio hasta el día en que “toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor” (Filipenses 2:11; Romanos 14:11; Isaías 45:23). Que siempre cantemos con la mente de Cristo.

    ¿Tienes la mente de Cristo, arraigada en Su verdad y Su amor? ¿Cómo cambia el hecho de tener “pensamientos afines” la forma en que pensamos, actuamos e incluso adoramos?

    Ora con nosotros

    Este mundo está lleno de falsificaciones, pero Tú, Señor, eres Fiel y Verdadero. Guíanos a toda verdad y unidad entre los creyentes, para que podamos cantarte con un solo corazón, una sola mente y una sola voz. ¡Amén!

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  • Lee Colosenses 1:1–20

    ¿Sabías que posiblemente haya dos himnos incluidos en las cartas del apóstol Pablo a las iglesias? Uno de estos textos se encuentra en Colosenses 1:15–20. Aunque puede haber sido un credo recitado por los primeros cristianos, otros creen que eran verdades con una melodía.

    En la carta de Pablo a los Colosenses, vemos declaraciones que afirman doctrinas importantes y tienen elementos de una oda o canción. Observa cómo prácticamente cada declaración comienza con Cristo: “El Hijo”, “en Él” o “Él es”. Pablo está mostrando que Cristo no sólo es la cabeza de cada declaración, sino la cabeza de la Iglesia (v. 18). Jesucristo es reconocido y proclamado como Dios, Creador, Sustentador, primogénito entre los muertos y supremo sobre todos.

    Pero ¿qué precede a este himno? Pablo escribe con un corazón de acción de gracias, fe y amor por Dios y Su pueblo (vv. 3–4). Él da testimonio de una oración continua por esta iglesia, una oración de intercesión para que los santos en Colosas sean llenos del conocimiento, la sabiduría y el entendimiento de Dios a través del Espíritu (v. 9). Oró para que Dios les permitiera dar fruto mientras crecían, se fortalecían y tenían perseverancia, paciencia y gozo (vv. 10–12). Más que eso, les recuerda el Evangelio: que, a través de Cristo, habían sido rescatados de las tinieblas y ahora eran un pueblo del reino, con redención y perdón de pecados (v. 14).

    Sólo entonces se cita el himno. Pablo dice que nuestros cánticos de fe en la adoración deben fluir de un corazón de acción de gracias, fe y amor a Dios; un amor que fluye hacia otros creyentes. Nada de esto sería posible sin el Evangelio. Por esa razón, el honor y la alabanza en los cánticos de nuestras iglesias debe centrarse únicamente en Cristo.

    ¿Por qué es tan importante que Cristo sea el centro de nuestra adoración y el tema de nuestras canciones de adoración? ¿Puedes pensar en canciones o himnos en los que ese sea el enfoque claro?

    Ora con nosotros

    ¡Jesús, toda nuestra música es para Ti! “Oh Dios de mi alma se Tú mi visión/Nada te aparte de mi corazón/Noche y día yo pienso en Ti /Caminando o durmiendo, Tu presencia mi luz”. (Traducción, himno irlandés)

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  • Lee Colosenses 3:1–17

    La música tranquila puede tener un efecto tan relajante en nosotros que muchas personas la utilizan para conciliar el sueño. Puede calmar nuestro ritmo cardíaco y nuestra mente, dejándonos con una sensación de paz. En nuestro vistazo final a los salmos, himnos y cánticos espirituales, Pablo no solo anima a los cristianos de Colosas a cantar, sino que también explica los beneficios de la adoración para el creyente.

    Colosenses 3 da instrucciones claras sobre cómo debemos prepararnos para la adoración. Hay siete mandamientos activos para el pueblo de Dios. Mandatos como “buscar” las cosas de arriba (vv. 1–2); “hagan morir” todo lo que pertenece a nuestra naturaleza terrenal (v. 5). También “abandonen . . .” y “dejen de mentir” (vv. 8–9). Y luego más mandamientos que culminan con el amor: “revístanse” (v. 12), “toleren[se] unos a otros” (v. 13), y sobre todo “vístanse de amor” (v. 14). Como vimos en Efesios 5, hay una postura ante Dios y ante los demás que nos prepara no sólo para ser adoradores llenos del Espíritu, sino que también invita a Cristo a gobernar en nosotros.

    Pero mira cómo cambia el lenguaje después de estos siete mandamientos activos: “permite” que la paz de Cristo gobierne nuestros corazones (v. 15 PDT) y “permite” que el mensaje de Cristo habite en abundancia, o como dicen algunas traducciones, “que la palabra de Cristo” (v. 16). Cuando obedecemos los mandamientos de Dios y ponemos nuestro corazón y nuestra mente en la búsqueda de las cosas eternas amándolo a Él y a los demás, la paz de Cristo y Su palabra pueden gobernar en nosotros sin esfuerzo. Y cuando esto sucede, Dios pone una canción en nosotros. Naturalmente, cantamos canciones en adoración que amorosamente nos enseñan y nos amonestan unos a otros (v. 16); Dos propósitos que vemos en las canciones a lo largo de las Escrituras y por los que debemos esforzarnos en nuestras iglesias hoy.

    ¿Buscamos las cosas de arriba (v. 1) y ponemos nuestra mente y corazón en Cristo y Su Palabra? ¿Cómo permite la preparación correcta para la adoración que la paz de Cristo gobierne nuestros corazones (v. 15)?

    Ora con nosotros

    ¿Podemos encontrar la paz en nuestro mundo turbulento? Tu Palabra dice que sí y, sorprendentemente, una de las formas es cantándote. Enséñanos Tus caminos, para que la paz de Cristo reine en nuestros corazones.

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  • Lee Efesios 5:1–21

    Algunos cristianos se sienten incómodos cuando surge el tema del Espíritu Santo. Pero no hay nada que temer porque la Biblia habla del Espíritu tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo. El Espíritu es Quien nos ayuda en nuestra debilidad (Romanos 8:26).

    Los cristianos nacidos de nuevo son marcados y sellados con el Espíritu Santo (Efesios 1:13–14). Tenemos al Espíritu Santo por completo. Pero hay una diferencia entre la morada y la llenura del Espíritu. En el pasaje de hoy, la llenura del Espíritu está conectada con los salmos, himnos y cánticos espirituales (5:18–19).

    Justo antes de este versículo leemos: “no se emborrachen con vino” (v. 18). Debemos evitar la embriaguez por el alcohol y también abstenernos de dejarnos controlar por los valores de este mundo. Ya sea el vino babilónico de Nabucodonosor (Daniel 1:5) o de Babilonia la gran prostituta (Apocalipsis 17:2), el vino en la Biblia a menudo ha representado ideologías malas y mundanas. De “bienaventurado el que no” . . . (Salmos 1:1 LBLA) a “no se amolden al mundo actual” (Romanos 12:2), la Biblia nos dice repetidamente que una de las primeras señales de una persona piadosa y llena del Espíritu es lo que rechazamos. “Ni siquiera debe mencionarse” la inmoralidad sexual (5:3) o cualquier conversación obscena (v. 4) con los mismos cuerpos con los que cantamos alabanzas. “Tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios, sino como sabios” (v. 15).

    Para ser llenos del Espíritu, estamos llamados a vivir cuidadosamente en sabiduría y temor del Señor, porque “el comienzo de la sabiduría es el temor del SEÑOR” (Proverbios 9:10). Cuando lo hacemos, el canto y la alabanza llenas del Espíritu pueden ser una respuesta natural (v. 19).

    ¿Qué o quién controla o influye en tu vida y tus decisiones? ¿Por qué se puede comparar esto con la embriaguez? ¿Qué deberíamos hacer en su lugar?

    Ora con nosotros

    Querido Dios, Te pedimos sabiduría para vivir “con cuidado”. Espíritu Santo, ayúdanos en nuestras debilidades, llena nuestras vidas y acciones, para que el canto y la alabanza llenos del Espíritu sean nuestra respuesta natural a Tu presencia en nuestras vidas.

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  • Lee Efesios 5:19

    A lo largo de la historia de la Iglesia, ha habido muchos tipos diferentes de cantos de fe. Desde el canto y el órganum (donde se añaden una o más voces a una melodía) hasta los corales, desde los himnos hasta las canciones modernas, la Iglesia tiene diferentes géneros para identificar estilos y épocas de canciones.

    Hoy nos centraremos en un versículo en el que Pablo designa tres tipos de cantos para el pueblo de Dios: salmos, himnos y cánticos espirituales (también en Colosenses 3:16). Se ha hablado mucho de lo que significan y de lo que significaron para la Iglesia primitiva. En resumen, nadie lo sabe con certeza. Pero una cosa es segura: los salmos son salmos. Es decir, los primeros cristianos (incluido Pablo) sabían que los salmos eran parte de la Palabra de Dios junto con los escritos de Moisés (la Torá) y los profetas, entre otros libros de nuestro Antiguo Testamento actual.

    Entonces, cuando vemos un llamado a cantar y dirigirnos unos a otros en los salmos del nuevo pacto, podemos estar seguros de que de hecho es un llamado para que nuestras iglesias locales canten letras directamente de los salmos o basadas en ellos. Y cuando lo hacemos, ¡qué bendición puede ser! Jesús resucitado dijo a Sus discípulos que “tenía que cumplirse todo lo que está escrito acerca de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos” (Lucas 24:44). Cuando cantamos los salmos, cantamos a Cristo y la Palabra.

    ¿Qué pasa con los himnos y cánticos espirituales? Si bien no podemos estar seguros, la palabra griega para himnos se refiere a un canto de alabanza u oda a un dios. Si es así, los himnos pueden verse como letras de canciones que alaban y honran a Dios, honran a Cristo. Las canciones espirituales implican canciones más personales del espíritu humano que se conectan con un poder divino. Y los salmos contienen ambos: cánticos que alaban quién es Dios y le honran con emociones y lenguaje personales dirigidos a Él.

    ¿Cuáles son los tres tipos de música que identifica Pablo? ¿Puedes pensar en algún ejemplo de estos que usamos en la adoración moderna?

    Ora con nosotros

    Qué gozo es indagar formas y patrones de adoración tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento este mes. Es un privilegio, Señor, enaltecer Tu nombre con salmos, himnos y cánticos espirituales.

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  • Lee Hechos 16:16–40

    No hay instrumento musical como la voz humana. Los científicos todavía luchan por comprender plenamente la fisiología del cuerpo humano. De hecho, “asombrosa y maravillosamente he sido hecho” (Salmos 139:14 LBLA). La voz humana nos acompaña dondequiera que estemos y no está limitada por el transporte o la ubicación como otros instrumentos.

    Una noche, en una ciudad llamada Filipos, Pablo y Silas hacían sonidos musicales en una celda de la prisión con sus voces. Pero esta no era una música común y corriente: cantaban “himnos a Dios” (Hechos 16:25). Pablo y Silas cantaron al Señor incluso después de haber sido desnudados, golpeados y después de “muchos azotes” (vv. 22–23 LBLA). Qué testimonio de fe para nosotros hoy alabar al Señor en cualquier lugar o circunstancia.

    Pero mientras Pablo y Silas estuvieron lado a lado tanto en el ministerio como en el sufrimiento, la Biblia nos dice una vez más que la verdadera alabanza siempre va acompañada de la oración. Se nos dice que Pablo y Silas estaban cantando y orando alrededor de la medianoche en prisión (v. 25). Y fue en el camino a una reunión de oración que fueron golpeados y arrestados (v. 16). Dios no sólo nos llama a alabarle en tiempos de dificultad, pero es al buscar la oración y la dependencia total de Él que nos da un verdadero corazón de alabanza y adoración incluso en medio de las dificultades inclusive liberándonos de cualquier prueba.

    Y Dios los liberó. Después de un terremoto repentino y del desatamiento de las cadenas (v. 26), Dios hizo aún más: proveyó salvación para el carcelero y su casa (vv. 31–34). Es más, Pablo recibió una disculpa de los funcionarios romanos (v. 39). La verdadera oración y alabanza pueden ser un testimonio para quienes nos rodean. Mientras el amor de Dios nos guía durante el día, que Su cántico nocturno sea “una oración al Dios de mi vida” (Salmos 42:8).

    ¿Cómo trabajó Dios durante las dificultades de Pablo? ¿Qué podemos aprender del apóstol acerca de atravesar tiempos de sufrimiento?

    Ora con nosotros

    Padre, ayúdanos a buscar adoración y oración gozosas incluso durante las pruebas y el sufrimiento, descritos en Hechos 16. Esta historia de liberación milagrosa de la cárcel nos inspira a confiar en Ti y cantarte pase lo que pase.

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  • Lee Mateo 26:17–35

    ¿Has estado en un festival o recepción donde la ocasión estuvo marcada tanto por comida como por música alegre? Las bodas son un ejemplo de una época en la que utilizamos la música como parte importante de la celebración.

    Una noche, Jesús y Sus discípulos hicieron precisamente eso. Pero no fue una noche cualquiera. Fue la misma noche que Judas metió la mano en el plato en la mesa como el que traicionó al Hijo del Hombre (v. 23). Fue la misma noche en que Pedro, otro de los doce, negaría a Jesús tres veces (v. 34). Y fue esa misma noche que Cristo supo lo que soportaría: ser escupido, abofeteado y golpeado con los puños (Mateo 26:67); torturado, azotado y sufriendo la muerte de un criminal en una cruz al día siguiente.

    Esa misma noche, Jesús les dijo a Sus discípulos que buscaran a cierto hombre en la ciudad para hacer los preparativos para “celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos” (v. 18). Incluso sabiendo lo que le esperaba, Jesús decidió celebrar y obedecer a Su Padre al observar la Fiesta de la Pascua. Esa noche, nuestro Salvador lavó los pies y cantó en adoración con las mismas personas que pronto lo traicionarían y lo abandonarían. Cuando terminaron, salieron al monte de los Olivos” (v. 30); el mismo lugar donde la Biblia nos dice que Jesús pondrá Sus pies cuando regrese (Zacarías 14:4). Qué maravilloso, y que excelente es Su amor.

    Algunos creen que lo que Jesús y los discípulos cantaron esa noche fueron salmos de alabanza (Hallel) típicos de la Pascua; textos como “Este es el día que hizo el SEÑOR;
    regocijémonos y alegrémonos en él.” (Salmos 118:24), o “Den gracias al SEÑOR porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre” (Salmos 118:29).

    ¿Qué circunstancias estás enfrentando hoy? ¿Estás atravesando en una temporada difícil? ¿Qué podemos aprender del ejemplo de nuestro Salvador?

    Ora con nosotros

    ¡Señor Jesús, queremos ser más como Tú! Cámbianos, Señor, continúa moldeándonos a Tu imagen. Haznos personas fieles, consistentes en la oración, alegres en la adoración, desinteresados en el servicio a los demás.

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  • Lee Sofonías 3:14–20

    Una de las alegrías que experimenté como padre fue cargar a mis hijos muy pequeños y cantarles, ya sea para hacerlos sonreír o ayudarlos a dormir. La Biblia habla de un tiempo futuro en el que nuestro Padre Celestial cantará sobre nosotros, Sus hijos. En Sofonías 3, tenemos lo que algunos podrían considerar un pasaje peculiar que indica que tenemos un Dios que canta (v. 17). Pero es el contexto de este pasaje el que nos da una imagen más clara. El libro de Sofonías, como muchos de los libros proféticos del Antiguo Testamento, apunta a un tiempo futuro. “Aquel día” o declaraciones similares se repiten a lo largo de Sofonías (v. 16).

    Nota, sin embargo, que primero somos llamados a cantar ahora: “¡Lanza gritos de alegría, hija de Sión! ¡Da gritos de victoria, Israel!” (v. 14), porque hemos sido salvados del enemigo y el Señor ha quitado nuestro castigo (v. 15). Mientras esperamos ese día en el que nuestro Padre cantará sobre nosotros con regocijo, ahora es nuestro gozo cantarle a Él. Cantamos alabanzas que declaramos a Él, a la Iglesia, al mundo e incluso a nosotros mismos, que por medio de Cristo hemos sido rescatados del dominio de las tinieblas y llevados a Su reino donde tenemos redención y perdón de pecados (Colosenses 1:13–14).

    Algunos podrían argumentar que el lenguaje con el que Dios canta no es literal sino figurado. El Hijo de Dios cantó con Sus discípulos la noche antes de ser crucificado (Mateo 26:30). Y Cristo canta alabanzas en la congregación (Hebreos 2:12; Salmos 22:22). ¿Esperas con ansias el día en que estaremos cara a cara con nuestro Padre (1 Corintios 13:12) y lo escucharemos regocijarse sobre nosotros con cánticos (Sofonías 3:17)? ¡Sublime gracia! ¡Sublime gracia del Señor, que a un infeliz salvo!

    ¿Qué podemos esperar “en aquel día” en que estemos reunidos con Dios? ¿Qué nos dice Sofonías que hagamos ahora?

    Ora con nosotros

    Amado Dios, Creador del cielo y de la tierra, Tú estás haciendo nuevas todas las cosas. Enséñanos a cantarte un cántico nuevo de amor, a hacer música en nuestros corazones al Señor. ¡Te celebramos hoy!

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  • Lee Daniel 3

    Al comienzo de nuestro estudio, aprendimos que la palabra música proviene del griego mousa, de donde proviene la palabra musa: quedar absorto en el pensamiento y pensar con cuidado, incluso bíblicamente. Pero en la mitología antigua, una musa era también una diosa pagana, un ídolo que presidía las artes y las ciencias. La raíz de la palabra música nos recuerda que, si no pensamos bien, la música puede convertirse en un ídolo o incluso en un medio para adorar a un dios pagano.

    En el libro de Daniel, el rey Nabucodonosor de Babilonia creó una imagen de oro y decretó que las personas de todos los idiomas y naciones debían postrarse y adorar tan pronto como escucharan instrumentos musicales. La frase “todo tipo de música” (v. 5) se repite no menos de cuatro veces en este capítulo y representa todas las naciones, pueblos y lenguas (v. 4). Aún hoy la música se utiliza para glorificar y adorar imágenes atractivas, hechas de “oro”, pero también ídolos “producto de manos de hombre” (Salmos 115:4). Esta música exalta los ídolos que no pueden hablar, buscar, oír, oler ni caminar.

    Este pasaje también contiene un mensaje para la Iglesia. Sadrac, Mesac y Abednego arriesgaron sus propias vidas al ser arrojados al fuego porque fueron fieles a su Hacedor y rechazaron los valores y enseñanzas de Babilonia. Como seguidores de Cristo, es nuestro llamado a vivir y adorar con la misma fidelidad al verdadero Rey.

    La adoración sin concesiones puede hacer que incluso un rey terrenal reconozca un poder superior (v. 28). Esperamos con ansias ese día en que una multitud de cada nación, tribu, pueblo y lengua se presentará ante el verdadero Rey y el Cordero. Quizás con todo tipo de música, declaremos: “¡La salvación viene de nuestro Dios que está sentado en el trono y del Cordero!” (Apocalipsis 7:10).

    Considera la música que escuchas fuera de la iglesia. ¿Qué “adora”? ¿Qué valores son centrales para esa música? ¿Cómo podría esto cambiar tus hábitos al escuchar?

    Ora con nosotros

    Padre Celestial, evita que escuchemos música irreverente y miremos cosas irreverentes. Que rechacemos los compromisos incluso en asuntos pequeños. Haznos fieles seguidores del verdadero Rey.

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  • Lee Cantares 5:10–16

    Las canciones de amor siempre han sido populares. Las canciones que expresan el amor entre un hombre y una mujer son prácticamente tan antiguas como la civilización humana.

    Dios nos ha dado un libro completo en la Biblia dedicado a las canciones de amor, tal vez para que conozcamos un amor mayor que el que escuchamos a menudo en la cultura en general. Cantar de los Cantares, escrito por el rey Salomón, es una colección de poemas con música que celebra el afecto, el anhelo y la belleza física entre un hombre (él) y una mujer (ella), pronombres escritos en el propio libro.

    Quizás la canción más llamativa se encuentre al final del capítulo 5, donde la novia describe la belleza y los atributos físicos de su amado en un lenguaje descriptivo. Observa el orden en que lo hace. La primera línea comienza con una expresión de su belleza y la declaración de ella de que no hay nadie como él: “Mi amado es apuesto y trigueño, y entre diez mil hombres se le distingue” (v. 10). A partir de ahí, describe a la persona que ama literalmente de pies a cabeza. Leemos descripciones afectuosas de su cabeza, cabello, ojos, mejillas y labios hasta sus brazos, cuerpo y piernas. Observa cómo prácticamente cada verso, cada línea de esta canción de amor comienza con la palabra Sus, como para decirnos que la canción también trata sobre Él, ¡sobre Cristo!

    Nuestros cantos de adoración deben proclamar sólo a Cristo de pies a cabeza, desde la creación hasta la cruz, hasta Su venida nuevamente. Porque Él es el Alfa y la Omega (Apocalipsis 22:13). Pero más que eso, nos llaman como Su pueblo, Su novia, a amarlo de la misma manera: a adorar cada parte de Él y de Su Palabra, porque Él es nuestro novio (Isaías 54:5; Efesios 5:32). ¡Que cantemos de Su amor para siempre (Salmos 89:1)!

    ¿Cómo reflejan las canciones de amor la profunda necesidad de nuestro corazón? ¿Cómo te hace esta lectura pensar de manera diferente sobre la manera en que podemos expresar nuestro amor por nuestro Salvador?

    Ora con nosotros

    ¡Hay tantas cosas en el mundo actual que nos distraen del amor de Dios! Aprendamos sobre el amor verdadero a través del libro que es una hermosa canción de amor: El Cantar de los Cantares. ¡Señor, gracias por Tu amor!

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  • Lee Salmos 132

    Hay una canción de adoración que me bendice cada vez que mi iglesia la canta. Habla de un día en el que aquellos en Cristo festejarán con Él y no llorarán más (Apocalipsis 21:4), y que cantaremos con el corazón restaurado.

    Y así será. No sólo los santos cantarán hasta la eternidad, sino que hay un lugar específico donde cantaremos llamado Sión. Usado a menudo como otro nombre para Jerusalén, el Salmo 132 dice que el Señor ha elegido a Sión y también la ha deseado para Su morada para siempre (vv. 13–14). Es donde se reunirán las naciones durante Su reinado milenario en la era venidera (Jeremías 3:17; Zacarías 2:10–12). Un día cantaremos delante de Él en Sion a través de los salmos; cantos y oraciones de Su Palabra.

    La voz de Dios se escucha clara y fuerte acerca de Su futura morada en estos cantos. Junto con el Salmo 132, otro salmo proclama que Dios ha “establecido a mi rey sobre Sión, mi santo monte” (Salmos 2:6). El salmo más citado en el Nuevo Testamento es el Salmo 110, que declara que el Señor extenderá “desde Sión el poderoso cetro de Cristo, diciendo: “Domina en medio de tus enemigos’” (Salmos 110:2 LBLA).

    Basado únicamente en los salmos, este también es un llamado para nosotros. Mientras cantamos canciones sobre la cruz de Cristo, también somos llamados a cantar sobre la corona de Cristo: canciones que proclaman y declaran el futuro reinado de Cristo y Su reino desde Sión. Los que el Señor ha salvado “entrarán en Sión con cantos de júbilo; su corona será el gozo eterno” (Isaías 51:11). Pídele a Dios que te dé esta perspectiva eterna mientras te preparas para cantar en adoración el próximo fin de semana.

    ¿Qué hay en nuestra mente y corazón cuándo adoramos? ¿Por qué el pueblo de Dios cantó acerca de Sión? ¿Qué importancia tuvo para ellos y qué significa para nosotros hoy?

    Ora con nosotros

    Querido Dios, hoy te damos gracias por la perspectiva eterna que nos revelas en Tu Palabra. Gracias por la promesa de que un día cantaremos ante Ti en Sión: cánticos y salmos de Tu Palabra. ¡Qué futuro tan glorioso!

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  • Lee Salmos 121

    A menudo escuchamos nuestras canciones favoritas en el automóvil mientras hacemos un viaje por carretera con familiares o amigos, o a veces las escuchamos en la privacidad de nuestros audífonos mientras volamos de un aeropuerto a otro.

    Hay una colección de canciones en los Salmos que eran una especie de lista para los viajeros. Se cree que los cantos de la Ascensión (Salmos 120–134) fueron cantados por el pueblo de Dios mientras viajaban a Jerusalén para observar las fiestas de peregrinación según lo ordenado por Dios (Levítico 23). Para muchos, este camino fue largo, arduo e incluso peligroso, con amenazas tanto de hombres como de bestias. Pero a pesar de estos desafíos, vemos al pueblo de Dios alabarlo y darle gracias, clamando a su Hacedor con una fe inamovible y una dirección clara de hacia dónde se dirigían.

    Qué valioso conocimiento para nosotros hoy. ¿Alabamos y hacemos peticiones al Señor mientras viajamos de un lugar a otro cada día, hora o incluso a través de cada etapa de la vida? ¿Tenemos una conciencia clara de hacia dónde nos dirigimos y de dónde viene nuestra fuerza? El salmista escribe: “Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro?” (Salmos 121:1). Levantar nuestros ojos hacia las montañas que rodean a Jerusalén (Salmos 125:2) es una imagen de orar, pedir la ayuda y la fuerza de Dios ahora mientras lo conocemos y nos concentramos en nuestro destino final. En Cristo, nuestra ayuda y destino presente está en Él y Su presencia, donde moraremos con Él para siempre (Salmos 23:6).

    Mientras recorremos el camino lleno de baches de esta vida terrenal, que Cristo sea la banda sonora de nuestras vidas, porque Él es Quien hizo los cielos y la tierra (v. 2). Que levantemos nuestros ojos al Calvario y a Sión, las colinas que rodean Jerusalén, sabiendo que es la cruz y la corona de Cristo sobre las que nos paramos y caminamos.

    ¿Qué es una canción de la Ascensión? ¿Por qué la gente cantaba durante sus viajes? ¿Qué aplicación tiene esto para nuestras vidas hoy?

    Ora con nosotros

    Señor Jesús, que podamos seguir el ejemplo del salmista de confiar en Ti y buscar nuestra protección sólo en Ti. Que recordemos que nuestra ayuda viene de Ti, “[quien] hizo el cielo y la tierra” (Salmos 121:2). ¡Levantamos nuestros ojos hacia Ti!

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  • Lee Salmos 1

    Sería difícil encontrar un libro completo de la Biblia que tratara exclusivamente de un tema. ¿Pero te has fijado que la Palabra de Dios tiene un libro completo dedicado a la música?

    El Libro de los Salmos no sólo contiene la mayor cantidad de capítulos de cualquier libro de las Escrituras, sino también el capítulo más largo registrado (Salmo 119). Y nos dan 150 ejemplos de canciones y oraciones con música instrumental. De hecho, la palabra griega original psalmoi, de la que derivamos “salmos”, implica palabras acompañadas de instrumentos musicales.

    A la cabeza de este cancionero para los santos hay un salmo que nos recuerda que antes de adorar a través de la música, debemos hacer algo mucho más vital: “Bienaventurado es el hombre ... que en la ley del SEÑOR está su deleite” (Salmos 1:1–2 LBLA). Esto requiere que el adorador dirija sus pensamientos, sea consciente y permanezca en la Palabra de Dios en su vida diaria, lo cual no es posible sin rechazar las cosas del mundo (v. 1). Por lo tanto, los salmos son un llamado para que el pueblo de Dios y la iglesia local canten las Escrituras: letras de canciones que están profundamente arraigadas en los mandamientos de Dios y Su Palabra. Incluso la estructura del cancionero de los Salmos apunta a esto. Observa que las cinco secciones (libros 1–5) de los Salmos son una descripción de la Torá (Pentateuco) y las leyes de Dios.

    Los Salmos nos enseñan que “tus decretos han sido el tema de mis canciones en todos los lugares donde he vivido” (Salmos 119:54 NTV). Si eso es cierto, estamos llamados a cantar a Cristo dondequiera que estemos. Él es el Verbo que se hizo carne (Juan 1:14) y cuyo nombre es el Verbo de Dios (Apocalipsis 19:13). Cantemos la Palabra, cantemos salmos (Efesios 5:19; Colosenses 3:16), cantemos a Cristo.

    ¿Alguna vez tu iglesia local canta canciones tomadas directamente de la Palabra de Dios? ¿Cuál es el beneficio de poner la Biblia en canción? Si tienes talento musical, ¡intenta poner música a uno de tus Salmos favoritos!

    Ora con nosotros

    Padre, ayuda a aquellos de nosotros que tenemos dones musicales a no ser tímidos ni vacilantes en usarlos para Tu gloria y para el bien de la iglesia. Anhelamos ser “como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto” (Salmos 1:3).

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  • Lee Nehemías 12:22–43

    Desde la antigüedad hasta la historia moderna, a menudo se construían muros alrededor de una ciudad para marcar y encerrar un asentamiento de personas. Estas gruesas estructuras de piedra protegían a quienes vivían dentro de ellas de invasores y amenazas externas.

    ¿Qué tan cierto es eso para nuestras propias vidas? ¿Tenemos a Dios como nuestra fortaleza? (Salmos 18:2). Necesitamos que Él proteja los muros de nuestra mente y corazón contra las maquinaciones de Satanás (1 Pedro 5:8) y nuestros propios malos deseos (Santiago 1:14). Sin esto, somos vulnerables a amenazas espirituales que pueden obstaculizar o incluso paralizar la verdadera alabanza y adoración.

    Nehemías se entristeció cuando escuchó que los muros y las puertas de Jerusalén habían sido destruidos (Nehemías 1:4). Pero más que el bienestar de la ciudad lamentaba la posible destrucción de vidas espirituales. Recuerda, fue el decreto de Ciro de reconstruir el templo lo que trajo a los exiliados de regreso a Jerusalén (Esdras 1:3). Y aunque el templo de Jerusalén había sido terminado (Esdras 6:14, 15), los muros derribados de la ciudad lo hacían vulnerable. Nehemías oró continuamente no sólo por defensa contra un ejército sino también por arrepentimiento (Nehemías 1:6–7). Su principal preocupación era la gloria de Dios: los muros comprometidos podrían destruir el templo donde la gloria y la presencia de Dios debían morar entre Su pueblo. Y después de muchas pruebas, Nehemías se encargó de completar los muros de Jerusalén (Nehemías 6:15).

    En la dedicación del muro, vemos al pueblo de Dios protegido. Los músicos levitas fueron llevados a Jerusalén (Nehemías 12:27), una imagen del acercamiento a la presencia y protección del Señor. Se purificaron (v. 30). Nosotros también debemos purificarnos antes de la adoración. Y fue Esdras, el sacerdote y maestro de la ley quien leyó el Libro a todo el pueblo (Nehemías 8) quien encabezó la procesión musical (v. 36).

    ¿Cuáles fueron las amenazas al pueblo de Dios? ¿Qué hizo Nehemías para restablecer el orden y asegurar la protección del pueblo? ¿Cómo se aplica eso a nuestra vida espiritual?

    Ora con nosotros

    Señor, ¿cómo nos acercamos a Tu presencia y protección? El pasaje de Nehemías de hoy nos enseña que es al construir muros (ser consciente de Ti) y la pureza en la adoración. ¡Danos sabiduría para tomar en serio esta enseñanza!

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  • Lee 2 Crónicas 29

    ¿Qué haces para prepararte para la adoración? ¿Ponerte tu ropa de domingo? ¿Apurarte para que toda la familia salga a tiempo? La Biblia nos dice: “guarda tus pasos cuando vas a la casa de Dios” (Eclesiastés 5:1 LBLA). ¿Qué significa guardar nuestros pasos para la adoración?

    2 Crónicas 29 nos da una descripción vívida de eso. La adoración musical abunda con una variedad de instrumentos, cantantes, trompetas, todo en alabanza y adoración (vv. 25–30). Pero lo que llama la atención es que la alabanza musical ocurre al final del capítulo.

    El rey Ezequías primero guardó sus pasos cuando entró a la casa de Dios. Uno de sus primeros actos como rey fue abrir las puertas del templo del Señor; no para adorar, sino para reparar (v. 1). 2 Reyes 18:5 dice que “No hubo otro como él entre todos los reyes de Judá”. Ezequías llamó a los que dirigían la adoración (los levitas) a consagrarse primero y sacar del santuario todo lo impuro (v. 5 DHH) del templo antes de que pudiera llevarse a cabo cualquier adoración.

    Esta es una imagen del llamado de Dios para que eliminemos el pecado y la mundanalidad dentro de nosotros, porque “¿en qué concuerdan el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos templo del Dios viviente” (2 Corintios 6:16). Debemos guardar nuestros pasos mientras adoramos al Señor en público o en privado, porque Su iglesia y nuestros mismos cuerpos son templos del Espíritu Santo (Efesios 2:21; 1 Corintios 6:19). Al igual que el rey Ezequías limpió el templo, tenemos un Rey más grande que no sólo volcó las mesas y limpió el templo mientras caminaba por esta tierra (narrado en los cuatro relatos de los Evangelios), sino que ahora puede limpiarnos y santificarnos a través de Su sangre, Su Palabra, Su Espíritu.

    En este día del Señor, tómate un tiempo examinar tu corazón. ¿De qué necesitas deshacerte en tu vida? ¿Qué podría estar obstaculizando tu relación con Dios?

    Ora con nosotros

    Nuevamente, mientras vamos a la iglesia este domingo, Te pedimos, Padre, que prepares nuestros corazones y nuestras mentes para acudir a Ti con cánticos de alabanza. Enséñanos cómo orar y cómo adorarte en Espíritu y en verdad.

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  • Lee 2 Crónicas 20

    Cuando surgen problemas, ¿buscas primero a Dios, le adoras y alabas antes que cualquier otra cosa? Si somos honestos, nuestra tendencia es pensar en cómo “solucionar” el problema o tomar medidas. Pero ¿con qué frecuencia adoramos y alabamos a Dios antes de que Él haya respondido nuestras oraciones?

    El rey Josafat lo hizo. Antes de enfrentarse al enemigo, nombró cantantes al frente del ejército que se dirigía a la batalla; “cantar al Señor y alabar la hermosura de su santidad” (v. 21). Cualquier persona razonable diría que era una estrategia tonta. ¿Por qué lo hizo? Anteriormente en el capítulo, vemos que la primera respuesta de Josafat ante los problemas, como la de muchos de los justos en las Escrituras, fue humillarse y orar. Estaba “atemorizado” y “decidió consultar al SEÑOR” (v. 3). Su oración privada condujo a una pública ante la asamblea en el patio del templo. Aquí leemos la oración de un hombre que reconoció que el verdadero poder no proviene de nuestro interior sino de Aquel en quien nuestros ojos están puestos (v. 12 JBS).

    Fue entonces que Josafat exhortó a su pueblo a actuar: “quédense quietos en sus puestos, para que vean la salvación que el SEÑOR les dará” (v. 17). En otras palabras, sé fiel en lo que Dios te ha dado y sé firme; sabiendo que ya tienes la victoria. ¿Es posible tener un mal día si realmente vivimos así? Incluso en la incertidumbre, continuaron adorando y alabando al Señor y fortaleciéndose unos a otros para la batalla que se avecinaba (vv. 18–20), con el coro/equipo de adoración dirigiendo la alabanza a la cabeza del ejército. Si bien es fácil alabar después de una oración contestada, podemos ensalzar al Señor en todo momento: “lo alabarán siempre mis labios” (Salmos 34:1).

    Cuando llega una crisis, ¿cuál es tu respuesta usual? ¿Qué aprendemos del ejemplo de Josafat? ¿Qué necesitas presentar ante el Señor hoy?

    Ora con nosotros

    Dios, estamos agradecidos por los maravillosos ejemplos de los héroes de la fe sobre los que leemos este mes. ¡Que nos inspire su fidelidad! Danos fortaleza para unirnos a ellos y con una sola voz glorificarte.

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