エピソード
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La verdadera libertad no es una elección, sino un regalo que recibimos al conocer a Cristo. Él no solo nos libera del peso del pecado, sino también de aquellas costumbres y creencias que nos impiden experimentarlo plenamente. Abramos nuestro corazón para ser completamente libres en Él y vivir en la plenitud de Su amor.
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Manténganse libres del amor al dinero, y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: «Nunca te dejaré; jamás te abandonaré».
Hebreos 13:5
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Jesús, siendo la verdad y la esencia de todo lo bueno, no trae condenación, sino esperanza. Su misión es clara: alcanzar con amor y salvación a quienes más lo necesitan. En Él siempre hay una nueva oportunidad.
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Cuando caminas con Jesús, tus errores no son el final, sino el inicio de algo profundo. Cada falta es una puerta para experimentar Su misericordia, gracia y poder transformador. No escondas tus heridas por vergüenza; entrégalas a Él y permite que Su luz ilumine incluso lo más oscuro de tu vida.
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Si estás avanzando hacia una meta, no te detengas. Cuando el cansancio, el dolor o las dificultades se crucen en tu camino, sigue adelante con pasos firmes, esfuerzo constante y confiando en la guía de Dios. ¡No te rindas, persevera!
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Tomarnos el tiempo para analizar y alinear nuestras metas no solo nos acerca al corazón de Dios, sino que también nos permite cuidar nuestra alma y caminar con propósito. Cada meta alineada con Su voluntad es un paso hacia una vida plena y en armonía.
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Las metas no solo marcan nuestro camino, sino que nos invitan a avanzar con propósito, a enfocar nuestro esfuerzo y a usar nuestros recursos con sabiduría. Reflexionemos juntos, de la mano de Carmita Reinoso y en comunidad, sobre cómo podemos caminar con pasos firmes hacia nuestros sueños.
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Entender que un tesoro no nos hace dueños, sino administradores, nos invita a adoptar una perspectiva de responsabilidad y crecimiento. Los tesoros que Dios coloca en nuestras manos no son para acaparar ni para acumular riquezas sin propósito, sino para compartir y crecer en generosidad. Reflexionemos juntos sobre los tesoros y el propósito que tienen en nuestras vidas.
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La noche puede ser un tiempo de incertidumbre y temor, pero también es el preludio de un nuevo amanecer. La palabra de Dios nos recuerda que Sus misericordias se renuevan cada mañana. Por más fría o difícil que sea la noche, el amanecer llega con la promesa de nuevas oportunidades y la esperanza de un nuevo comienzo.
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Las metas trazadas sin propósito o dirección pueden ser un camino hacia el vacío. En cambio, cuando tus metas nacen del deseo de caminar con Dios, te llevan a descubrir tu verdadero potencial, crecer espiritualmente y acercarte más a Su corazón. Planifica con fe y propósito, y encontrarás el verdadero éxito.
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A veces pensamos que el éxito es cumplir con nuestros sueños y anhelos pero en Dios, el éxito es cumplir sus sueños, su diseños y su planes para nuestras vidas. Reflexionemos juntos.
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Al trabajar en tus nuevas metas, recuerda poner en primer lugar las prioridades que Dios nos enseña en Su Palabra. Sus principios son una guía segura para tomar decisiones más sabias y alinear tu camino con los propósitos perfectos que Él tiene para tu vida.
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Seguir a Jesús no es garantía de un camino fácil, pero sí una invitación a vivir con propósito y confianza. Nos llama a abrazar la responsabilidad de administrar el presente, mientras descansamos en la certeza de que Él sostiene nuestro mañana.
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Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. Jeremías 29:11
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En su infinita creatividad, Dios nos dio el valioso don de planificar, un regalo que nos permite ser responsables con lo que tenemos en nuestras manos. Sin embargo, a veces, en nuestro afán de asegurar el futuro, dejamos que este regalo se transforme en duda, ansiedad y preocupación. Es importante recordar que planificar nos ayuda a avanzar con sabiduría, pero la preocupación nos ciega y nos impide valorar plenamente lo que ya poseemos hoy. Al cerrar este año, entreguemos nuestro presente y futuro al cuidado perfecto de Dios, confiando en que Él tiene el control de cada detalle de nuestra vida
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En cualquier situación Jesús nos comaprte lecciones, nosotros decidimos a la velocidad a la que queremos hacerlo. Ser un aprendiz activo te permite mirar de forma integral las enseñanzas en la cotidianidad mientras que ser un aprendiz pasivo te hace repetir una y otra vez situaciones que te entrenan para se más como Jesús. ¿Qué aprendiz quieres ser hoy?
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Hay un famoso refrán que dice "la espera desespera" y es que la paciencia en si requiere fortaleza de caracter y cuando la mezclamos con la sabidúría de JEsús tenemos el espacio perfecto para fortalecer nuestra fe, nuestro caracter y mirar a Dios mientras caminamos en la espera.
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Cada día nos enfrentamos a un gigante poderoso: nuestra propia mente, que con frecuencia nos susurra que no somos capaces, que no tenemos lo necesario. Sin embargo, Jesús nos ha dado la fuerza para superar esas barreras internas. Si confiamos en Su poder y en Su sabiduría que habita en nosotros, podemos aprender a vencernos a nosotros mismos diariamente.
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Que Jesús haya nacido en un pesebre y vivido una infancia humana nos invita a reflexionar sobre uno de los momentos más vulnerables de su existencia. A pesar de ser el Hijo de Dios, experimentó la necesidad de depender de una familia, de recibir el cuidado y el amor de otros para crecer. Esta realidad nos muestra que, a través de su humildad y fragilidad, Jesús se acerca a nuestra propia humanidad. Su historia no solo nos recuerda su divinidad, sino también su cercanía, ofreciéndonos esperanza al saber que su corazón está profundamente unido al nuestro.
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Que Jesús naciera en un humilde pesebre no es solo un símbolo de sencillez material, sino una profunda muestra de empatía con quienes sufren. Su llegada refleja la cercanía de Dios con los migrantes, con los padres y madres angustiados, con las familias que atraviesan crisis. Es un recordatorio poderoso de que Dios no es indiferente a nuestro dolor: Él sufre con nosotros. Jesús vino a caminar a nuestro lado y a ser la luz de esperanza que ilumina los momentos más oscuros de nuestra vida.
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