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TENSIONES POR LA CONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO:
Las dificultades comienzan cuando los samaritanos quieren participar en la reconstrucción del Templo. Los samaritanos habían ocupado Jerusalén tras la deportación a Babilonia y se habían mezclado con los judíos que no fueron deportados. Su participación en la construcción del Templo les hubiera otorgado el derecho de ofrecer allí sacrificios a sus dioses paganos y esto no podía ser aceptado en modo alguno por los repatriados, quienes querían mantener su identidad judía a toda costa. Finalmente, los samaritanos lograron que las obras de reconstrucción quedaran suspendidas. -
COMIENZA LA RECONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO:
Los desterrados llegan a Jerusalén y comienzan la reconstrucción del Templo. Empiezan por reconstruir el altar del Dios de Israel para poder ofrecer holocaustos, tal como está escrito en la Ley de Moisés. El pueblo celebró también la fiesta de los Tabernáculos, como está escrito y una vez reconstruido el altar, comenzaron a levantar los cimientos del Templo cantando, alabando y dando gracias al Señor. -
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LOS DESTERRADOS REGRESAN DE BABILONIA:
El libro de Esdras comienza narrando cómo el Señor mueve el espíritu del rey Ciro de Persia para emitir un edicto que permite a los desterrados regresar a Jerusalén y reconstruir el Templo. Así, nos dice la Biblia, los cabezas de familia de Judá y Benjamín, junto con los sacerdotes y levitas y todos aquellos a los que Dios había despertado el espíritu para que subieran a edificar la casa del Señor que está en Jerusalén, se pusieron en marcha. El autor recoge en un censo a los miembros de ese nuevo pueblo para mantener vivo el recuerdo de los que fueron pioneros en la reconstrucción del pueblo y para dejar constancia de su pertenencia a él. -
DESPUÉS DE LA DEPORTACIÓN:
Terminamos en este programa el segundo libro de los Reyes. Judá queda convertida en una provincia del imperio babilónico con un gobernador nombrado por Babilonia de entre la nobleza local: Godolías. La administración fue trasladada de Jerusalén a Mispá, dado el estado caótico en que había quedado la capital. Godolías dio muestras de ser una persona práctica que aceptaba la situación, pero fue asesinado por Ismael, un judío rebelde a Babilonia. El pueblo se vio obligado a huir a Egipto por miedo a las represalias que pudiera tomar Babilonia. En Babilonia, el rey Yoyaquín es indultado por el nuevo rey caldeo Evil-Merodac, pero aun así permanecerá en Babilonia hasta el final de sus días. -
REINADO DE SEDECÍAS. DEPORTACIÓN A BABILONIA:
Sedecías acaba rebelándose contra Nabucodonosor, rey de Babilonia. Las consecuencias serán catastróficas para el rey y para el resto de los habitantes de Jerusalén. Nabucodonosor vuelve a asediar Jerusalén por segunda vez, captura al rey y lo lleva a Babilonia donde degüellan a sus hijos delante de él y le torturan sacándole los ojos. Jerusalén es devastada y tiene lugar la segunda deportación a Babilonia. -
JOSÍAS CELEBRA LA PASCUA. REINADOS DE JOACAZ, YOYAQUIM Y YOYAQUÍN:
Una vez renovada la Alianza, el rey Josías celebra la Pascua en Jerusalén junto con todo el pueblo. Josías muere en manos del faraón Necó y el pueblo proclama rey a su hijo Joacaz. Pero el faraón Necó lo hace prisionero para que no reine en Jerusalén y nombra rey a Eliaquim, hijo de Josías, a quien cambia el nombre por Yoyaquim. Por otra parte, el poder de Babilonia se extiende por todo Oriente y Yoyaquim acaba reinando como siervo de Babilonia, contra quien termina rebelándose. En su lugar reinó su hijo Yoyaquín, quien a los tres meses de reinado fue llevado prisionero a Babilonia. Nabucodonosor nombra entonces rey a Matatías, tío de Yoyaquín, cambiándole el nombre por Sedecías. -
JOSÍAS RENUEVA LA ALIANZA:
La primera preocupación de Josías es reparar el Templo de Jerusalén, por lo que pide al escriba Safán que se encargue de ello. El sumo sacerdote Jilquías acababa de encontrar en el Templo el Libro de la Ley y el escriba Safán se lo lleva a Josías. Cuando el rey conoce los capítulos sobre las sanciones divinas manda consultar a la profetisa Juldá quien confirma dichas profecías. Entonces el rey ordena que la divina Palabra sea leída a todo el pueblo y comienza una reforma religiosa. Josías y el pueblo renuevan la Alianza poniendo como su fundamento el Libro que contiene los decretos y normas del Señor. -
REINADOS DE MANASÉS, AMÓN Y JOSÍAS:
Tras la muerte de Ezequías, comienza a reinar su hijo Manasés. Manasés permaneció en el trono de Judá durante cincuenta y cinco años como vasallo de Asiria. Desde el punto de vista religioso, Manasés fue totalmente contrario a la reforma religiosa que había emprendido su padre Ezequías y su reinado fue un verdadero desastre. Tras su muerte, subió al trono su hijo Amón, que siguió la misma línea que su padre, pero su reinado duró solo dos años porque fue asesinado por sus siervos. A Ezequías le sucede en el trono su hijo Josías, quien comenzará una verdadera reforma religiosa. -
Fin del reinado de Ezequías
FIN DEL REINADO DE EZEQUÍAS:
El rey Ezequías enferma de muerte y suplica al Señor que le sane pues todavía no tenía descendencia. Dios escucha su oración y le promete no solo su curación sino también la salvación de él y de la ciudad de Jerusalén de manos del rey de Asiria. Isaías ordena traer una torta de higos, aplicarla sobre la úlcera del rey y éste quedó sano. Como señal de que estaba curado el Señor hizo volver la sombra hacia atrás diez grados. Por otra parte, el rey de Babilonia envía emisarios a Ezequías con el fin de hacer Alianza con él frente a Asiria. Ezequías intenta impresionarles con sus riquezas, las mismas que más adelante se llevarán a Babilonia. -
ORÁCULO DE ISAÍAS Y MUERTE DEL REY ASIRIO:
Cuando el rey Ezequías escucha el mensaje de Senaquerib, rey de Asiría, instando a los habitantes a que se entreguen a él para no destruir la ciudad, Ezequías hace penitencia, recurre a Dios y envía al mayordomo, al escriba y a los sacerdotes ancianos ante Isaías, pidiendo su intercesión. Isaías le responde que el Señor hará volver a Senaquerib a su país y así sucede. Pero Senaquerib no desiste en sus planes de atacar Jerusalén e Isaías proclama un segundo oráculo en el que confirma que el Señor no permitirá que Senaquerib entre en Jerusalén y la destruya. Finalmente, Senaquerib muere en Nínive mientras adoraba a Nisroc, su dios. -
REINADO DE EZEQUÍAS Y AMENAZA DE ASIRIA:
Ezequías, rey de Judá, se nos presenta como un rey que hizo lo recto a los ojos del Señor en todo, tal como lo había hecho su padre David. Además, el rey Ezequías destruyó los lugares de culto diseminados por Judea y la serpiente de bronce que se adoraba como si fuera un ídolo. En el año decimocuarto de su reinado, Senaquerib, rey de Asiría, tomó todas las ciudades fortificadas de Judá e impuso a Ezequías un enorme tributo. Senaquerib envió emisarios a Jerusalén que instaron al pueblo a entregarse a él para no ser destruidos. -
CAÍDA DE SAMARÍA:
Oseas, rey de Israel, se somete a Asiria. Pero al morir Teglatpalasar III y ocupar el trono de Asiria un nuevo rey, Salmanasar V (727-722 a.C.), Oseas ve posibilidades de liberarse del yugo asirio recurriendo a la ayuda de Egipto. El doble juego de la política de Oseas provoca la conquista de Samaría, la deportación de parte de sus habitantes y la desaparición del reino del Norte para siempre. -
SALUM, MENAJEM, PECAJÍAS, PECAJ Y OSEAS EN ISRAEL. JOTAM Y AJAZ EN JUDÁ:
A partir de la desaparición de la dinastía de Jehú, en el reino de Israel se suceden los cambios de reyes con rapidez y de forma violenta hasta llegar al trágico desenlace de la invasión asiria en el año 722. Judá entretanto goza de bastante estabilidad política con Jotam y con Ajaz. La política de estos reyes de Judá —aunque con excepciones— es distinta de la que siguieron los reyes del Norte. Éstos, frente al poder asirio que ya se desplegaba por todo el oriente, hacen una alianza con Siria y tratan de resistir. La consecuencia fue primero la caída de Damasco y después la de Samaría. En cambio, el rey de Judá, Ajaz, se somete a Asiria, aunque por ello tenga que sufrir el ataque de Israel y Siria aliados entre sí. El resultado fue que Jerusalén se salvó. -
AMASÍAS Y AZARÍAS EN JUDÁ. JEROBOAM II Y ZACARÍAS EN ISRAEL:
Tras la muerte de Eliseo, el autor sagrado continúa ocupándose paralelamente de los reyes de Israel y de Judá hasta la caída de Samaría en el año 722. Con Jeroboam II y Zacarías, reyes de Israel, termina el periodo de la historia de Israel marcado por el gobierno de la dinastía de Jehú (años 842-747 a.C.). Fueron tiempos prósperos para Israel, especialmente bajo el reinado de Jeroboam II. Los reyes de Judá entretanto, aunque inferiores en fuerza, representan la esperanza de futuro por ser los descendientes de David. -
JOACAZ Y JOÁS, REYES DE ISRAEL. MUERTE DE ELISEO:
Entre los reyes del reino del Norte, Jehú fue el defensor del culto al Señor y el destructor del culto a Baal. Por eso Dios le prometió que su dinastía tendría continuidad por cuatro generaciones. Esa promesa comienza a cumplirse con los reinados de Joacaz y Joás. Estos reyes, aunque reprobables para el autor sagrado como todos los reyes del Norte, practican el culto al Señor, Dios de Israel, y consultan a su profeta Eliseo, quien, antes de morir, anuncia la victoria sobre Siria, y sus palabras se cumplen exactamente tras su muerte. -
ATALÍA Y JOÁS, REYES DE JUDÁ:
Nos trasladamos de Israel a Judá. Con la familia de Ajab el culto a Baal se había introducido no sólo en Israel sino también en Judá al casarse el rey Joram con Atalía, de la casa de Ajab. Por tanto, en Judá también era necesario una purificación similar a la que Jehú había llevado a cabo en el reino del Norte. Pero la diferencia entre Israel y Judá es que en Judá debía permanecer la dinastía de David según la promesa de 2 S 7,1-17. Por eso Dios guía los acontecimientos de otra forma: mediante la salvación providencial de Joás, hijo del rey Ocozías, que es ungido en el Templo y, tras la muerte de la reina idólatra Atalía, mediante la renovación de la Alianza y la entronización del rey Joás, descendiente de David. -
MUERTE DE JEHÚ, REY DE ISRAEL:
Después de acabar con las vidas Joram, Ocozías y Jezabel, Jehú borra toda huella de la familia de Joram, designada como Ajab, toda huella de la familia de Ocozías y, finalmente, toda huella de los profetas y seguidores de Baal apoyados por Jezabel. Pero Jehú, una vez que extirpó de Israel a Baal, siguió adorando a los becerros de oro que había en Betel y en Dan. De ahí que el reinado de Jehú se valore negativamente y que los reveses que Jehú sufre frente a los enemigos exteriores sean presentados como castigo de Dios a Israel. -
DINASTÍA DE JEHÚ EN ISRAEL:
El profeta Eliseo envía a uno de sus discípulos a Ramot-Galaad para ungir a Jehú, en nombre el Señor, como rey de Israel, cumpliendo así la orden que Dios había dado a su maestro Elías. El Señor anuncia la muerte de toda la casa de Ajab. Jehú, una vez ungido rey de Israel, se conjura contra el rey Joram que había vuelto a Yizreel para curarse de las heridas que le habían causado los sirios cuando combatía contra Jazael, rey de Siria. Joram, rey de Israel y Ocozías, rey de Judá van al encuentro de Jehú y Jehú acaba con la vida de ambos. Después Jehú acaba también con la vida de Jezabel. -
MUERTE DE BEN-HADAD, REY DE SIRIA Y REINADO DE JAZAEL:
Eliseo anuncia siete años de hambre en Israel y le dice a la mujer sunamita, cuyo hijo había resucitado, que emigre al país de los filisteos con su familia y no regrese hasta que acabe la hambruna. Por otra parte, el rey de Siria envía a Jazael, uno de su familia, a preguntar a Eliseo si sanará de su enfermedad. Eliseo le dice a Jazael que sí sanará de esa enfermedad pero que morirá y, al día siguiente, Jazael le asesina reinando en su lugar. El autor sagrado interrumpe la historia de Eliseo y retorna a la de los reyes de Judá que había dejado en I Reyes 22,41-51. Primero sube al trono del rey Joram y más tarde Ocozías. Ambos reyes fueron los causantes de que Judá volviera a practicar de nuevo la idolatría y el sincretismo religioso, pero, a pesar de todo, siguen siendo el eslabón que lleva adelante la sucesión davídica. -
DERROTA DEL EJÉRCITO SIRIO:
Ben-Hadad, rey de Siria, reúne a todo su ejército y sube a sitiar Samaría. Debido a la falta de provisiones, los precios se disparan y la población muere de hambre. Joram, rey de Israel, culpa a Eliseo de todo lo ocurrido y quiere matarle, pero Eliseo anuncia que al día siguiente los precios bajarán y que se acabará el hambre. Al día siguiente, el ejército sirio escucha el ruido de carros, de caballos y de un gran ejército y huye dejando todas sus pertenencias en el campamento, por lo que efectivamente se cumple la palabra del profeta Eliseo. - Se mer