Episoder
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Los tres misisipis se pierden en las profundidades del Méjico mágico para encontrar a su Cepillín interior.
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Los tres misisipis abren un consultorio de psiquiatría con una sola regla: no atender gordas.
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Mangler du episoder?
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Los tres misisipis van a abortar a un lote baldío, ya con las almas muy separadas por tanto grito.
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Los tres misisipis se envuelven en una bandera mejicana y, para no desentonar con sus coterráneos, hacen un ridículo internacional.
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Los tres misisipis se ponen sus pelucas, sus narices y sus zapatotes para descubrir que hay cosas que es mejor no saber.
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Los tres misisipis se peinan, se perfuman y aterrorizan a las feministas de la oficina a punta de buenos modales.
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Los tres misisipis les reclaman a sus amigos porque descubren que ya estaban muertos y no les habían dicho.
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Los tres misisipis se saltan el primer tiempo de la dictadura y descubren —no podía saberse— que siempre tuvieron la segunda mitad adentro.
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Antes de su despedida, los tres misispis recuerdan con cariño al maestro del que más mañas han aprendido: el Licenciado Andrés Manuel López Obrador.
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Los tres misisipis, después de hacer sus labores domésticas, se ponen a jalar en un empleíto para el que están sobrecalificados.
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Los tres misisipis se ponen sus zapatos de tacón, sus pelucas y sus vestidos para inaugurar los Juegos Olímpicos de París 2024 con los huevos de fuera.
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Los tres misisipis se acuerdan de sus eventos canónicos con malas muniers, despotrican y le pegan a la pared.
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Los tres misisipis, cansados de cargar con tanto rebane, le delegan al becario un episodio completo. ¿Qué podría salir mal?
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Los tres misisipis reúnen a sus sobrinos para, como parte de su formación como ongres de bien, obligarlos a reírse de sus chistes.
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Los tres misisipis salen a marchar porque se sienten muy orgullosos de tener pene y ejercerlo.
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Los tres misisipis, hartos de que nadie les festeje el Día del Padre, adoptan morrillos ajenos para que al menos les festejen el Día del Cuyeyo.
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Los tres misisipis se ponen capa, leggings y el calzón por fuera para defender a los más débiles de las injusticias de la vida.
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Los tres misisipis, después de una larga lucha contra los pendejos, llegan a su destino final, donde descubren que solo hay un espejo.
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Tras evaluar si es mejor tomar una jarra de meados o un shot de caca, los tres misisipis salen a ejercer su derecho al voto.
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Los tres misisipis van a un restaurante al aire libre y descubren una red de torturadores de perros a los que les gusta tenerlos amarrados a sillas durante horas.
- Se mer
