Episoder

  • Jefté es otro libertador inesperado. Hijo de una prostituta, fue echado de su tierra por sus hermanos, quienes le dijeron que no él no heredaría junto con ellos, por ser un hijo ilegítimo. Vivió como un guerrero, y se juntaron con él otros hombres miserables. Y al parecer se hizo famoso en sus batallas, tanto así que su pueblo lo eligió como su comandante en jefe. Vemos en Jefté 3 cualidades muy importantes en un líder espiritual:
    1. Conocía muy bien la Palabra de Dios. Pudo relatar la historia del pueblo de Israel tal como Moisés la escribió en el libro de Deuteronomio.
    2. Intentó buscar la paz mediante la vía diplomática. A través de mensajes, habló con el rey de Amón buscando solucionar el conflicto sin tener que ir a la guerra. Eso habla muy bien de él.
    3. Prometió sacrificar al Señor al primero que saliera a recibirlo de su casa cuando volviese de la batalla, si Dios le concedía la victoria. Ciertamente Dios estaba con Jefté, y le dio una gran victoria sobre los amonitas. Pero el primero en salir a recibirlo fue su única hija. Muchos creen que Jefté sacrificó a su hija, pero es muy improbable, que un hombre de fe, que conocía la Ley de su Dios, haya hecho un sacrificio humano, algo totalmente abominable al Señor. Más bien el texto señala que ella fue dedicada al Señor, y permaneció virgen el resto de su vida.
    Debemos ser muy cuidadosos con las promesas que le hacemos al Señor. En Israel, se entiende que toda promesa hecha al Señor, debía cumplirse. Faltar a una promesa hecha al Señor, es un pecado muy grande. Mejor es no prometer, que prometer y no cumplir. Que el Señor te bendiga.

  • El capítulo 10 marca un cambio en la relación entre Dios y su pueblo. Nuevamente se menciona que el pueblo comenzó a hacer lo malo ante los ojos del Señor, y comenzaron a adorar los dioses de otras naciones. Cada vez el pueblo se alejaba más y más del Señor, y cada vez introducían nuevas deidades paganas en su adoración. Esta vez el Señor los entregó en las manos de los filisteos y los amonitas. 18 largos años sufrieron en manos de sus enemigos, hasta que decidieron volverse al Señor. Pero esta vez la respuesta del Señor fue negativa. "¡No los volveré a salvar!". Dios estaba cansado de que su pueblo jugara con Él. Si tan inclinados estaban a sus ídolos, clamen a ellos. Pero creo que en esos 18 años, el pueblo se dio cuenta de que esos ídolos no tenían ningún poder para salvar. El pueblo se humilló delante de Dios, y esta vez se deshicieron de todos sus ídolos. Se arrojaron sobre la misericordia de Dios, y Dios tuvo compasión de ellos. ¿Por qué siempre tenemos que esperar a que nos pase una calamidad para acordarnos de Dios? ¿Por qué siempre tenemos la tendencia a acordarnos de Dios solo cuando estamos en problemas? ¿Y si Dios nos dijera que no nos va a escuchar más? El Señor espera que nos arrepintamos de todo corazón. Él desea que tu le adores únicamente a Él. Si te vuelves al Señor de todo corazón, estoy seguro de que Él te escuchará. Porque el Señor es tardo para la ira, y grande en misericordia. Que el Señor te bendiga.

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  • El nombre Abimelec significa "mi padre es rey". Ayer vimos como Gedeón se negó a ser rey, pero de cierta forma vivió como uno. Tuvo muchas mujeres, y tuvo 70 hijos. Abimelec fue hijo de una de sus concubinas, procedente de Siquem. Abimelec le propuso a la gente de Siquem que lo eligieran a él como su rey, ya que eran parientes. El pueblo de Siquem aceptó la propuesta, y le dieron 70 monedas de plata. Con ese dinero Abimelec contrató gente ociosa de la ciudad, y se fue a la casa de su padre donde dio muerte a sus 70 hermanos sobre una misma roca. Uno escapó, el menor, Jotam. Y este, desde la cima del monte Gerizim, denunció la maldad de Abimelec y de Siquem, por el crimen que habían cometido. Su analogía de los árboles fue como un tipo de profecía. En ella se refirió a Abimelec como una zarza. Y de esa zarza saldría fuego que consumiría a Siquem, y a Abimelec mismo. Tres años después se cumplió la palabra de Jotam. Surgieron problemas entre Abimelec y Siquem. Abimelec les hizo la guerra, y destruyó la ciudad y sus habitantes. Lo mismo hizo con otra ciudad vecina. Abimelec arrasó con ella. Luego pensó hacer lo mismo con Tebes. Pero cuando estaba apunto de lograrlo, una mujer desde la torre dejó caer una rueda de molino, la cual le aplastó el cráneo. Así castigó Dios a Israel y a Abimelec por su maldad. Vemos que Israel estaba deseoso de tener un rey. Pero Gedeón había dicho: Dios es nuestro rey. Te pregunto: ¿es Dios el rey de tu vida? ¿te sometes a su Palabra? ¿Obedeces su Ley? Permite que Dios sea quien gobierne tu vida. Que el Señor te bendiga.

  • Con tan solo 300 hombres, Dios dio una gran victoria al pueblo de Israel por medio de Gedeón. Y aquí podemos ver que Gedeón no se detuvo hasta alcanzar y dar muerte a los dos reyes de Madián. Pero en el camino, mientras Gedeón perseguía sus enemigos, vemos que Gedeón pidió alimentos para su pequeño ejército; claro, habían luchado todo el día, y la persecución no fue corta. Pero tanto Sucot como Peniel le negaron su ayuda a Gedeón. Negar ayuda a tus hermanos, en tiempos de guerra, es un gran crimen. Gedeón prometió castigarlos una vez que alcanzara sus objetivos militares. Y Gedeón lo logró. Su pequeño ejercito logró la victoria contra los 15.000 hombres que aún le quedaban a los madianitas. Así fue como Gedeón volvió y castigó duramente a las dos ciudades que le negaron los alimentos. El pueblo de Israel le ofreció el trono. Querían hacerlo rey a él, y a todos sus descendientes. Pero Gedeón se negó. Su respuesta fue: El Señor es nuestro rey. Gedeón tenía muy claro que la victoria le pertenecía al Señor. Y le dio la gloria a Él. Gedeón demostró ser sabio y prudente; pero cometió dos grandes errores. Pidió oro, con el cual hizo un efod, lo cual llevó a Israel a la idolatría; y tuvo muchas mujeres. No aceptó ser rey, pero se enriqueció como un rey y tuvo muchas mujeres, como lo haría un rey. Después de su muerte, Israel se olvidó de Dios, y volvió a su idolatría, y además no fueron leales con la descendencia de este gran libertador. El ser humano se caracteriza por la ingratitud. Muy pronto olvidamos lo que otros han hecho en nuestro favor. No debemos ser así. Seamos leales y agradecidos con Dios, y con los instrumentos humanos de salvación que Él ponga en nuestro camino. Que el Señor te bendiga.

  • Esta es una historia verdaderamente épica. Era una batalla desigual: 135.000 madianitas, contra tan solo 32.000 israelitas. Pero Dios le dijo a Gedeón, que aún eran demasiados israelitas. Entonces se autorizó a los que tuviesen temor, que volvieran a sus hogares. 22.000 regresaron. Quedaron solo 10.000. Y Dios dijo que aún eran demasiados. De entre ellos, Dios eligió tan solo a 300. Con tan solo 300 hombres, Dios y Gedeón derrotarían a los 135.000 madianitas. El honor de la victoria, tenía que pertenecer a Dios. Dios es quien pelea nuestras batallas. Dios es quien nos da la victoria. Nunca debemos pensar que vencemos gracias a nuestra fuerza o a nuestros números. Dios puede dar la victoria con tan solo un puñado de personas. Para Dios no hay nada imposible. Que el Señor te bendiga.

  • Nuevamente el pueblo de Israel empezó a hacer lo malo ante los ojos del Señor. Cuando Dios llamó a Gedeón, vemos que su propia familia tenía un altar dedicado a Baal y un poste dedicado a la diosa Asera. Gedeón no se sentía el indicado para libertar al pueblo de Israel. Pero el Ángel del Señor, es decir Cristo, le prometió que Él estaría a su lado, y le daría la victoria contra los madianitas. Los madianitas y sus aliados eran muy despiadados. En vez de cobrar un tributo, venían y asolaban la tierra. Destruían o se llevaban todos los cultivos, y mataban al ganado de Israel. La nación escogida estaba en la ruina. Tenían que vivir escondidos en las cuevas. Y solo entonces, en su mayor desesperación, clamaron al Señor. Vemos en Gedeón un hombre temeroso de Dios, pero que necesitaba que Dios le garantizara su presencia. Y Dios, en su misericordia, le dio pruebas contundentes de su presencia y de su poder. Para Dios no hay nada imposible. ¿Qué pide Dios? Que derribemos todos los altares idolátricos que puedan haber en nuestra vida. Que confiemos en su amor, su poder y su misericordia. Y que le sirvamos únicamente a Él. Que el Señor te bendiga.

  • Débora tenía el don profético. El pueblo venía dónde ella para resolver conflictos. Una tarea muy similar a la que Moisés realizaba en su tiempo. Después de sufrir 20 años de opresión por parte de los cananeos, finalmente el pueblo clamó, y Dios los escuchó. Débora mandó a llamar a Barac. Ella le dijo que Dios le estaba ordenando que juntara un ejército de 10.000 hombres de las tribus de Neftalí y Zabulón, para vencer a los cananeos. La batalla se realizaría cerca del monte Tabor. Dios les daría la victoria cerca del río Quisón, sobre los 900 carros de hierro de sus enemigos. Es muy posible que todos los carros del enemigo se hayan enterrado en el lodo, y así hayan quedado inutilizables. Dios los confundió y así Israel pudo obtener la victoria sobre ellos. Dios tiene mil formas de librar a su pueblo, aún de los enemigos más poderosos. Si aprendemos a confiar en Dios, y a clamar por su ayuda, Él nos dará la victoria sobre nuestros enemigos. Para Dios no hay nada imposible. Él puede usar a hombres y mujeres para lograr sus propósitos. Que el Señor te bendiga.

  • Los Jueces o Libertadores eran hombres que el Señor mismo levantaba, para liberar a Israel de sus opresores. Las naciones vecinas les hacían la guerra, los vencían, y luego les imponían altos tributos que debían ser pagados anualmente. El texto dicen que sirvieron al rey de Siria durante 8 años, y al rey de Moab durante 18 años. Pagar tributos en grano o dinero, dejaba a Israel en la miseria. Y solo entonces, en su sufrimiento, ellos clamaban a Dios por liberación. Y Dios los escuchaba. Pero, ¿por qué Israel estaba siendo vencido por sus enemigos? Por haberse alejado de Dios. Los israelitas se unieron en matrimonio con los cananeos que habían dejado viviendo como vecinos en la tierra. Emparentarse con los cananeos, los llevó rápidamente a olvidarse del Señor su Dios, y comenzaron a adorar a los dioses paganos. Por eso el Señor los entregó en mano de sus enemigos. Debemos tener mucho cuidado, no sea que esta historia se repita en nuestras vidas. Si nos unimos en matrimonio con personas que no son creyentes, es muy posible que terminemos adorando a sus dioses. La buena noticia del libro de Jueces, es que aún cuando Israel traicionó a Dios muchas veces, cada vez que ellos clamaban, Dios los escuchaba, y se compadecía de ellos. No abusemos de la gracia y la misericordia de Dios. Pero debemos saber que si hemos fallado, y nos arrepentimos, el Señor siempre nos va a escuchar. Que el Señor te bendiga.

  • El Ángel del Señor se le apareció a Israel para darles una mala noticia. Puesto que ellos habían desobedecido sus instrucciones, Él ya no los acompañaría ni les ayudaría a seguir expulsando a las naciones que aún permanecían en Canaán. El Ángel del Señor los había sacado de Egipto. Él había hecho todos los poderosos milagros en favor de Israel. Él los había ayudado inicialmente expulsando a todas las naciones. Pero cuando Israel comenzó a hacer pactos de paz con sus vecinos, desobedeciendo así la voz del Señor, el Señor les dijo que ya no los ayudaría más. Y esto fue el comienzo de la apostasía en Israel. Una vez que murió Josué y los líderes y ancianos que conocían al Señor, y habían sido fieles a Él, la siguiente generación dejó al Señor. Comenzaron a adorar a Baal y Astarté. Baal era el dios más común en Canaán. Se lo conocía como el dios de la lluvia y la prosperidad. Astarté era la diosa de la fertilidad y la guerra. Tristemente el pueblo de Israel abandonó a su Dios, por servir a estas deidades paganas, y por eso Dios los abandonó para que fueran castigados por sus enemigos. No te apartes de Dios. Ten mucho cuidado con seguir las costumbres de quienes te rodean. Todos quienes nos rodean, van a de cierta forma ejercer cierto tipo de influencia sobre nosotros. Nosotros también tenemos la posibilidad de olvidarnos del Señor, e ir tras otros dioses. Y acordarnos del Él solo cuando estamos en problemas. El Señor va a permitir las dificultades para que sirvan como una prueba. ¿Qué vamos a hacer? ¿Acudiremos al Señor o acudiremos a los ídolos? Seamos fieles al Señor. Que el Señor te bendiga.

  • Después de la muerte de Josué, el libro de jueces nos muestra que se dejó un vacío en el liderazgo humano. Moisés pidió al Señor dejar un sucesor, para que Israel no quedara como ovejas sin pastor. Y Dios les levantó a Josué. Pero por alguna razón Josué no pidió lo mismo. Y la nación sufrió por la falta de un líder visible. Es por eso que vamos a ver que Dios levantó a los jueces, que en realidad eran libertadores. Israel estaba por sufrir las consecuencias de la desobediencia, ya que el mandato era destruir a todos los cananeos, o expulsarlos; pero por razones que no se explican, Israel decidió no hacerlo. Y cuando sus enemigos los comenzaban a oprimir, ellos clamaban al Señor, y el Señor les daba un libertador. Todos estos libertadores, de alguna forma nos hacen pensar en el libertador máximo, el Mesías, que Dios envió siglos después. Dios siempre oye el clamor de los que sufren, y es fiel a sus promesas. Dios siempre ha sido el Rey y el Pastor de su pueblo. Puedes clamar, que Él siempre te oirá. Que el Señor te bendiga.

  • Antes de morir, Josué convocó a todas las tribus de Israel, para renovar el pacto con Dios. El texto no lo dice, pero de alguna forma Josué sabía que el pueblo aún tenía ídolos y dioses ajenos entre sus posesiones. Josué los desafía para tomen una decisión: ¿A quién van a servir? Opción 1: a los dioses de sus antepasados. Opción 2: a los dioses amorreos. Opción 3: al Señor que los sacó de Egipto, y les dio la victoria sobre todas las naciones cananeas. Pero antes de que ellos respondieran, Josué les dijo que él y su casa servirían al Señor. Fue entonces que el pueblo se comprometió a servir únicamente al Señor. Josué les advirtió que no sería fácil servir al Señor. El Señor es santo y celoso. Si el pueblo dejaba al Señor, y se iba tras los dioses extraños, entonces sufrirían las consecuencias de su infidelidad. Pero el pueblo insistió en que obedecerían solamente al Señor. Todos nosotros muchas veces tenemos muy buenas intenciones. Pero Dios conoce nuestro corazón y su tendencia a la rebeldía y a la idolatría. En vez de pensar que somos lo suficientemente fuertes para obedecer, debemos pedir su gracia y su dirección para poder ser fieles hasta el final. Te invito a que hoy tú decidas, con tu familia, servir únicamente al Señor. Que el Señor te bendiga.

  • Josué ya estaba muy anciano, y como dirigente máximo de Israel, tenía que dar un mensaje a los líderes de la nación antes de morir: Dios siempre ha estado con ustedes; Él es quien pelea por ustedes. Él es quien les ayudó a derrotar a todos estos pueblo, grandes y poderosos. Dios está con ustedes. Por favor, ¡no se aparten del Señor! No hagan alianzas con estas naciones que aún quedan por conquistar. Si se apartan de Dios, así como Él les trajo bendición, Él también puede traer sobre ustedes sus maldiciones. Este era el mensaje de un Josué anciano, quizás en su lecho de muerte, pero con las ideas muy claras acerca del deber y la fidelidad para con Dios. El Señor peleará por ti. Solo no te apartes de sus instrucciones. Que el Señor te bendiga

  • El capítulo de hoy nos dice que Israel erigió el Tabernáculo en Silo, ubicada 16 km al este de Siquem. Por aproximadamente 300 años permaneció el Tabernáculo en este lugar. Ubicado en el centro de Canaán, era perfecto para convocar a todas las tribus, para que se presentaran a adorar al Señor, en éste lugar de culto. Pero aún faltaban 7 tribus que recibieran el territorio de su heredad. La tribu de Judá estaba lista, al igual que las tribus de José. Pero aún faltaban 7 tribus. Por eso Josué los desafió a que salieran, y trajeran una descripción escrita de la tierra que aún faltaba por conquistar. Josué se las daría a cada tribu mediante un sorteo sagrado, en presencia de Dios, en este lugar de adoración. Me parece muy interesante que Dios ya les había dado la tierra, pero ellos aún no salían a conquistarla. La tierra efectivamente les había sido entregada por Dios; pero era responsabilidad de ellos salir a conquistarla. Dios siempre nos ofrece sus dones y bendiciones; pero es nuestra responsabilidad reclamar sus promesas, y salir a luchar por ellas. No te quedes de brazos cruzados. Sal a luchar por tus bendiciones. Que el Señor te bendiga.

  • A la tribu de Manasés se le asignó uno de los territorios más complicados - la zona montañosa del norte. Allí vivían los cananeos en ciudades muy conocidas como Bet Sean y Meguido. El valle de Meguido es muy fértil, pero a la vez es una zona muy estratégica: quién controla Meguido, controla el único paso de norte a sur que existe en ese lugar. Los cananeos que vivían allí, tenían carros de guerra, que en ese entonces, era considerada tecnología de punta, solo reservada para las potencias. En la guerra, eran muy efectivos, pero solo en el llano, ya que en las montañas no podían ser utilizados. La tribu de Manasés se quejó ante Josué por el territorio que se les había asignado. Ellos se consideraban una tribu demasiado numerosa para un territorio tan pequeño. Pero Josué les argumenta que ya que eran tan numerosos, podían limpiar los bosques, talando sus árboles y así limpiando el territorio. ¿Y los carros de guerra? Dios les dará la victoria sobre sus enemigos, con o sin carros de guerra. Muchas veces solemos centrarnos en las dificultades y los desafíos. Pero siempre tenemos que aprender a fijar nuestra mirada, en las oportunidades. Con fe, tenemos que ser capaces de vislumbrar la victoria. El norte de Israel es una zona muy fértil, a diferencia del sur, que es muy desértico. En vez de quejarse, debían de estar agradecidos por la tierra que el Señor les estaba dando. No nos quejemos por los desafíos que nos toque enfrentar. Si luchamos con fe, las dificultades, con la ayuda de Dios se pueden transformar en grandes oportunidades. Que el Señor te bendiga.

  • El libro de Josué comienza a relatarnos los detalles geográficos de cómo la tierra fue repartida entre las diferentes tribus. Pero hay una idea que se empieza a repetir una y otra vez en cada uno de los capítulos que estamos leyendo: Israel no expulsó completamente a los cananeos. Ellos estaban desobedeciendo a la voz del Señor, quien claramente les había ordenado destruirlos, o expulsarlos. Israel no debía compartir la Tierra Prometida con otras naciones. Pero el pueblo empezó a dejarlos (como dejaron a los gabaonitas), como esclavos y tributarios. Quizás percibían que expulsarlos era demasiado trabajo. O simplemente les faltó la fe. Pero haber dejado a los cananeos viviendo entre ellos, se transformaría en una trampa mortal, ya que éstos mismos cananeos los incitarían a la idolatría. La pregunta que hoy tenemos que hacernos es: ¿qué cananeos estoy yo dejando que sigan influyendo en mi vida? ¿Será que debo alejarme de ciertas amistades que no me ayudan en mi relación con Dios? Que el Señor nos de la fe y el coraje para elegir bien a las personas que me rodean. Que el Señor te bendiga.

  • Caleb y Josué fueron los únicos que entraron a la Tierra Prometida, siendo ya casi ancianos. Ellos fueron los únicos dos espías que hablaron con fe y valor, proclamando que la Tierra podía ser conquistada con la ayuda de Dios. Los otros diez espías habían dado un mal informe, y se dedicaron a desmoralizar al resto del pueblo. El Señor había jurado que no dejaría entrar a ninguno de esa generación. Ahora que Josué estaba por empezar a repartir la tierra, Caleb se acercó para pedir una porción. Moisés había dicho que lo que ellos pisaran con la planta de sus pies, sería de ellos. Es por eso que Caleb pide esa zona. Era una zona con ciudades fuertemente amuralladas, y donde habían gigantes. Pero nada de eso le importó a Caleb. Él confiaba en el poder y la bendición de Dios. Caleb se transformó en un ejemplo de coraje y valentía para las demás tribus. Caleb tenía 85 años, pero se sentía como uno de 40. Que el Señor nos de esa clase de fidelidad y de coraje frente al enemigo, como la tuvo Caleb. Que el Señor te bendiga.

  • En el capítulo de hoy vemos que la Tierra Prometida era realmente extensa. Abarcaba hasta el Líbano, y parte de Siria. Josué ya había envejecido, y aún faltaba conquistar el territorio de los filisteos en el Sur, y el territorio al Norte, en el Líbano y en Siria. Quedaba una gran tarea por realizar; pero vamos a ver que el resto del libro de Josué se va a enfocar en la tarea de poseer la Tierra. Había sido conquistada en gran parte, pero ahora había que poseerla, es decir, distribuirla. Cada tribu tendría la tarea de expulsar completamente a los cananeos que aún permanecieran en sus territorios. Pero el texto de hoy ya nos dice que Israel no cumplió fielmente con este mandamiento. Ellos no debían permitir que esas naciones se quedaran. Debían expulsarlos o exterminarlos; ya que si se quedaban, serían un continuo tropiezo para Israel. Se mezclarían mediante matrimonios, y influirían para mal mediante su idolatría. Que Dios nos ayude a siempre permanecer fieles al Señor.

  • La destrucción de Jericó, y de Hai, más la alianza de los gabaonitas con Israel sembraron el pánico entre los reyes de la zona centro sur de Canaán. El rey de Jerusalén, Adonis-Zedek (Señor de Justicia) fue quién formó una coalición de reyes y ejércitos para atacar a los gabaonitas, y así buscar la forma de frenar a Israel. Los gabaonitas pidieron ayuda a sus nuevos aliados, los israelitas, y Josué decidió ir en su ayuda. Al parecer ésta vez Josué si consultó al Señor, y el Señor le prometió la victoria. Vemos dos hechos milagrosos, inexplicables, de la clara manifestación del poder de Dios, en su ayuda al pueblo de Israel: Dios envió granizo sobre los amorreos, y murieron más enemigos por el granizo que por las espadas de Israel. Y Dios detuvo el sol y la luna en respuesta a la oración de Josué. Ellos estaban persiguiendo a sus enemigos, y necesitaban más tiempo para completar la misión, y Dios les concedió un día excepcionalmente largo. Este es un milagro que nunca antes había sido hecho, ni nunca más se volvió a hacer. Dios es capaz de hacer lo imposible y lo inimaginable, con tal de ayudar a su pueblo a vencer a sus enemigos. Como dice la alabanza: cuando el pueblo de Dios ora, suceden cosas maravillosas. Dios también hoy puede pelear nuestras batallas. Consultemos siempre con el Señor antes de actuar, y roguemos por su ayuda y protección. Pero por sobre todo, vivamos de acuerdo a su voluntad y a su Palabra. Que el Señor te bendiga.

  • El pueblo de Israel volvió a cometer el mismo error que con Hai. No consultaron al Señor. Inspeccionaron las provisiones de los gabaonitas, y les creyeron su mentira. Si hubieran consultado al Señor, Él les habría revelado la mentira, y lo que debían hacer. Josué se apresuró a hacer un pacto de paz, y cuando se enteró de la mentira, los maldijo, y los constituyó en esclavos para siempre. Lo interesante de esta historia, es que se dice claramente que los gabaonitas eran heveos. Y mucho tiempo atrás, los hijos de Israel hicieron lo mismo con los heveos: les hablaron palabras engañosas, y luego dieron muerte a gran parte de su población. En ésta ocasión, ellos fueron los engañados, y terminaron perdonándoles la vida. Vemos también la importancia de cumplir una promesa. Israel entendía muy bien que si habían dado su palabra, debían cumplirla. No cumplir un juramento hecho al Señor, traería sobre ellos la ruina. Siempre debemos cumplir con nuestra palabra. Debemos ser personas de honor. No lo olvides, siempre consulta al Señor antes de tomar decisiones importantes en tu vida. Que el Señor te bendiga.

  • Después de una gran victoria, Israel sufrió una gran derrota. Josué no entendía porque su pueblo tuvo que sufrir en manos de sus enemigos. Quizás su error fue un exceso de confianza. Si él hubiese consultado al Señor, el Señor le habría dicho que no debía avanzar, sin antes solucionar el problema de Acán. Lo cierto es que fueron a combatir a Hai, pero el Señor no fue con ellos a la batalla. ¡Que diferente es cuando luchamos con el Señor, a cuando luchamos solos! Dios no los pudo acompañar a Hai, por el pecado de Acán. Acán había cometido una infidelidad - un pecado oculto, secreto, que perturbó a Israel. Así es - el pecado siempre trae consecuencias a la comunidad. Nuestros pecados siempre tienen consecuencias personales, y también afectan a quienes nos rodean. La derrota de Hai, dejó al pueblo desmoralizado. Temieron porque ahora otros pueblos cobrarían valor, y pelearían con más fuerza. Lo cierto es que el pecado de Acán, entorpeció la conquista de la Tierra Prometida. ¿Cuál fue su pecado? La codicia. Codició objetos valiosos. Dios había dicho que todo debía ser destruido, y el oro y la plata, debían ser traídos al tesoro del Señor. Acán quiso para sí mismo, lo que debía ser para el Señor. Debemos entender que hay cosas que no nos corresponden. Dios nos da todo. Pero hay una parte que Él se reserva para sí mismo: el Sábado le pertenece al Señor. Y los diezmos también le pertenecen al Señor. No cometamos el mismo error que Acán. No codiciemos lo que no nos pertenece. Y no tomemos las cosas que el pertenecen al Señor. Que el Señor te bendiga.