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  • En un período en que el pueblo del rey Mosíah disfrutaba de “paz continua” en Zarahemla (Mosíah 7:1), recordaron un grupo de nefitas que hacía muchos años había partido para morar en la tierra de Lehi-Nefi. Habían pasado generaciones y el pueblo de Mosíah no había vuelto a saber de ellos. Por ello, Mosíah pidió a Ammón que organizara una expedición de búsqueda para encontrar a los nefitas que se habían marchado. La expedición de búsqueda descubrió que estos nefitas, “por causa de la iniquidad” (Mosíah 7:24), estaban bajo el yugo de los lamanitas. Mas al llegar Ammón y sus hermanos, surgió la esperanza de la liberación.
    A veces, somos como esos nefitas cautivos: padecemos por causa de nuestros pecados, sin saber cómo volveremos a hallar paz; y en ocasiones, somos como Ammón, y nos sentimos movidos a tender la mano a otras personas para —con el tiempo— ver que nuestros esfuerzos las han inspirado a “levanta[r] [sus] cabezas y regocija[rse], y pone[r] [su] confianza en Dios” (Mosíah 7:19). Sean cuales sean nuestras circunstancias, todos debemos arrepentirnos y “[volvernos] al Señor con íntegro propósito de corazón”, con fe en que “Él […] [n]os librará” (Mosíah 7:33).
    Título: “Con la fuerza del Señor”
    Categoría: Libro de Mormón
    Programa: Podcast del Libro de Mormón con Pepe y Ariel
    Referencias: Mosíah 7–10
    Autor: Pepe Valle
    Invitado: Hna. Reyna Aburto & Ariel Cuadra
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  • ¿Alguna vez has escuchado a alguien hablar y luego te sentiste inspirado a cambiar tu vida? Tal vez, debido a lo que escuchaste, hayas decidido vivir de un modo algo diferente, o incluso muy diferente. El discurso del rey Benjamín fue de esa clase de mensajes, y las verdades que enseñó tuvieron ese tipo de efecto sobre las personas que las escucharon. El rey Benjamín compartió con su pueblo lo que un ángel le había enseñado: que mediante “la sangre expiatoria de Cristo” podemos recibir bendiciones maravillosas (Mosíah 4:2). Debido a su mensaje, los del pueblo cambiaron la forma en que se veían a sí mismos (véase Mosíah 4:2), el Espíritu cambió sus deseos (véase Mosíah 5:2) e hicieron convenio con Dios de que siempre harían Su voluntad (véase Mosíah 5:5). Tal fue el efecto de las palabras del rey Benjamín sobre el pueblo. ¿Qué efecto tendrán en ti?Título: “Un potente cambio”Categoría: Libro de MormónPrograma: Podcast del Libro de Mormón con Pepe y ArielReferencias: Mosíah 4–6Autor: Pepe ValleInvitado: Ariel Cuadra_____________________Únete al Grupo de Whatsapp: https://chat.whatsapp.com/JfCIDbnOXfnJzOlMChyShEGracias por acompañarnos, te invitamos a conocer todo nuestro contenido:Central de las Escrituras: https://centraldle.esDescarga ScripturePlus: https://scriptureplus.orgFanPage: https://www.facebook.com/BookofMormonCentralenEspanolGrupo de Facebook: https://www.facebook.com/groups/456254818520188Geografía del Libro de Mormón: https://geografia.centralldm.esÍndice del Libro de Mormón: https://indice.centralldm.es

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  • "Cuando oyes la palabra rey, tal vez pienses en coronas, siervos y tronos. En Mosíah 1–3, leerás acerca de un diferente tipo de rey. En lugar de vivir del trabajo de su pueblo, el rey Benjamín “trabaj[aba] con [sus] propias manos” (Mosíah 2:14). En vez de hacer que otros lo sirvieran, él servía a su pueblo “con todo el poder, mente y fuerza que el Señor [le había] concedido” (Mosíah 2:11). Este rey no deseaba que su pueblo lo adorara; más bien, les enseñó que adoraran a su Rey Celestial, Jesucristo. El rey Benjamín comprendía que es “el Señor Omnipotente que reina” (Mosíah 3:5) quien “descend[ió] del cielo” y fue “entre los hombres […] para que la salvación llegue a los hijos de los hombres, mediante la fe en su nombre” (Mosíah 3:5, 9)."
    Título: “Llenos de amor para con Dios y todos los hombres”
    Categoría: Libro de Mormón
    Programa: Podcast del Libro de Mormón con Pepe y Ariel
    Referencias: Mosíah 1–3
    Autor: Pepe Valle
    Invitado: Ariel Cuadra
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  • Aun cuando Enós fue al bosque a cazar bestias para satisfacer el hambre física, terminó quedándose todo el día y hasta la noche, pues su “alma tuvo hambre”. Esa hambre llevó a Enós a “eleva[r] [su] voz en alto hasta que llegó a los cielos”. Él describió aquella experiencia como una lucha ante Dios (véase Enós 1:2–4). De Enós aprendemos que la oración es un esfuerzo sincero de acercarse más a Dios y procurar conocer Su voluntad. Cuando oras con esa intención, es más probable que descubras, tal como Enós lo hizo, que Dios te escucha y que en verdad se preocupa por ti, por tus seres queridos e incluso por tus enemigos (véase Enós 1:4–17). Cuando conoces Su voluntad, eres más capaz de hacerla. Al igual que Mormón, tú “no s[abes] todas las cosas; mas el Señor sabe todas las cosas […]; por tanto, él obra en [ti] para que […] proceda[s] conforme a su voluntad” (Palabras de Mormón 1:7).

  • Hay muchas, muchas personas que aún no han escuchado el evangelio de Jesucristo. Si se siente abrumado por la gran tarea del recogimiento de ellas en la Iglesia del Señor, la alegoría del olivo en Jacob 5 nos tranquiliza al recordarnos que la viña le pertenece al Señor. Él nos ha asignado una zona pequeña para que le ayudemos en Su obra: nuestra familia, nuestro círculo de amigos, nuestra esfera de influencia. A veces, la primera persona que ayudamos a ser parte del recogimiento es a nosotros mismos. Aunque nunca estaremos solos en esta tarea porque el Señor de la viña trabaja junto a Sus siervos (véase Jacob 5:72). Dios conoce y ama a Sus hijos, y Él preparará una vía para que cada uno de ellos escuche Su evangelio, incluso los que le han rechazado a Él anteriormente (véase Jacob 4:15–18). Y entonces, cuando esté concluida la obra, todos los que hayan sido “diligentes en obrar [con Él] … [se regocijarán] [con Él] a causa del fruto de [Su] viña” (Jacob 5:75).Título: El Señor trabaja junto a nosotrosCategoría: Libro de MormónPrograma: Podcast del Libro de Mormón con Pepe y ArielReferencias: Jacob 5-7Autor: Pepe ValleInvitado: Ariel Cuadra_____________________Únete al Grupo de Whatsapp: https://chat.whatsapp.com/JfCIDbnOXfnJzOlMChyShEGracias por acompañarnos, te invitamos a conocer todo nuestro contenido:Central de las Escrituras: https://centraldle.esDescarga ScripturePlus: https://scriptureplus.orgFanPage: https://www.facebook.com/BookofMormonCentralenEspanolGrupo de Facebook: https://www.facebook.com/groups/456254818520188Geografía del Libro de Mormón: https://geografia.centralldm.esÍndice del Libro de Mormón: https://indice.centralldm.es

  • Los nefitas consideraban a Nefi su “gran protector” (Jacob 1:10). También los había protegido en contra de los peligros espirituales, al advertirles del pecado y exhortarlos a venir a Cristo. Ahora esa tarea había recaído en Jacob, a quien Nefi había consagrado para ser sacerdote y maestro (véase Jacob 1:18). Jacob sentía la responsabilidad de amonestar osadamente a quienes estaban “empez[ando] a obrar en el pecado”, y a la vez consolar “el alma herida” de aquellos que habían sido heridos por los pecados de otras personas (véase Jacob 2:5–9). ¿Cómo haría ambas cosas? Los guiaría hacia Jesucristo, ya que ambos grupos necesitaban la sanación del Salvador (véase Jacob 4). Al igual que el mensaje de Nefi antes de él, el testimonio de Jacob fue un llamado a “reconcilia[rse] con [Dios] por medio de la expiación de Cristo” (Jacob 4:11).
    Título: “Reconciliaos con [Dios] por medio de la expiación de Cristo”
    Categoría: Libro de Mormón
    Programa: Podcast del Libro de Mormón con Pepe y Ariel
    Referencias: Jacob 1-4
    Autor: Pepe Valle
    Invitado: Ariel Cuadra
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  • Los Apóstoles de la antigüedad fueron valientes en su testimonio de Jesucristo y de Su resurrección (véase Hechos 4:33). Millones de personas creen en Jesucristo y tratan de seguirlo gracias a las palabras de ellos que se registraron en la Biblia. No obstante, algunas personas podrían preguntarse: Si Jesucristo es el Salvador de todo el mundo, ¿por qué entonces Sus testigos presenciales se limitan a un puñado de personas de una pequeña región?El Libro de Mormón es un testigo adicional y convincente de que Jesucristo es el Salvador del mundo, “que se manifiesta a sí mismo a todas las naciones” (portada del Libro de Mormón) y ofrece salvación a todos los que vienen a Él. Además, este segundo testigo también aclara lo que significa la salvación. Es por ello que Nefi, Jacob, Mormón y todos los profetas obraron tan “diligentemente para grabar estas palabras sobre planchas”, a fin de declarar a las futuras generaciones que ellos también “sabía[n] de Cristo y tenía[n] la esperanza de su gloria” (Jacob 4:3–4). En esta época de Pascua, reflexiona sobre los testimonios que se hallan en el Libro de Mormón de que el poder del Salvador es tanto universal como individual; que redime al mundo entero y te redime a ti.Título: “Se levantará […] con sanidad en sus alas”Categoría: Libro de MormónPrograma: Podcast del Libro de Mormón con Pepe y ArielReferencias: Pascua de ResurrecciónAutor: Pepe ValleInvitado: Ariel Cuadra_____________________Únete al Grupo de Whatsapp: https://chat.whatsapp.com/JfCIDbnOXfnJzOlMChyShEGracias por acompañarnos, te invitamos a conocer todo nuestro contenido:Central de las Escrituras: https://centraldle.esDescarga ScripturePlus: https://scriptureplus.orgFanPage: https://www.facebook.com/BookofMormonCentralenEspanolGrupo de Facebook: https://www.facebook.com/groups/456254818520188Geografía del Libro de Mormón: https://geografia.centralldm.esÍndice del Libro de Mormón: https://indice.centralldm.es

  • “Esta es la senda”Entre las últimas palabras que Nefi escribió, encontramos esta declaración: “… me lo ha mandado el Señor, y yo debo obedecer” (2 Nefi 33:15). Ese es un buen resumen de la vida de Nefi. Procuró entender la voluntad del Señor y la obedeció valientemente, aun cuando eso implicara poner en riesgo su vida para obtener las planchas de bronce de Labán, construir un barco y cruzar el mar, o enseñar fielmente la doctrina de Cristo con claridad y poder. Nefi podía hablar con gran persuasión de la necesidad de “seguir adelante con firmeza en Cristo”, de seguir el “estrecho y angosto camino que conduce a la vida eterna” (2 Nefi 31:20, 18), porque esa era la senda que él seguía. Sabía por experiencia propia que tal senda, aunque a veces sea exigente, es también gozosa, y que “no hay otro camino, ni nombre dado debajo del cielo por el cual el hombre pueda salvarse en el reino de Dios” (2 Nefi 31:21).

  • “Una obra maravillosa y un prodigio”Nefi escribió: “… profetizo concerniente a los postreros días” (2 Nefi 26:14). En otras palabras, escribía acerca de nuestros días; y hay motivos para sentirnos preocupados por lo que vio: personas que niegan el poder y los milagros de Dios, y envidias y contiendas generalizadas. Además de hablar de esas “obras de tinieblas” dirigidas por el adversario en los últimos días (2 Nefi 26:10, 22), Nefi habló también de “una obra maravillosa y un prodigio” dirigida por Dios mismo (2 Nefi 27:26); y sería crucial para tal obra cierto libro, un libro que deja al descubierto las mentiras de Satanás y que recoge a los rectos. Ese libro es el Libro de Mormón, la obra maravillosa es la obra de la Iglesia del Señor en los últimos días, y el prodigio es —al menos en parte— que Dios nos invita a todos nosotros a participar en el recogimiento, a pesar de nuestras debilidades.

  • Nos regocijamos en Cristo”Los escritos de Isaías contienen amonestaciones fuertes, pero también ofrecen esperanza y gozo. Esa es una de las razones por las que Nefi las incluyó en su registro. Él dijo: “… escribo algunas de las palabras de Isaías para que aquellos […] que vean estas palabras eleven sus corazones y se regocijen” (2 Nefi 11:8). En cierto sentido, la invitación a leer los escritos de Isaías es una invitación a regocijarse. Tal como hizo Nefi, tú puedes deleitarte en las profecías de Isaías acerca del recogimiento de Israel, la venida del Mesías y la paz prometida a los rectos. Puedes regocijarte por vivir en el día profetizado en que el Señor ha “levanta[do] estandarte a las naciones, y congrega[do] a los desterrados de Israel” (2 Nefi 21:12). Cuando tengas sed de justicia, puedes “con gozo saca[r] agua de las fuentes de la salvación” (2 Nefi 22:3). En otras palabras, puedes “regocija[rte] en Cristo” (2 Nefi 25:26).

  • No es fácil grabar caracteres sobre planchas de metal, y el espacio con el que contaba Nefi en las planchas menores era limitado. Entonces, ¿por qué haría Nefi el esfuerzo de copiar tantos de los escritos del profeta Isaías en sus anales? Lo hizo porque quería que creyéramos en Jesucristo. “Mi alma se deleita en comprobar a mi pueblo la verdad de la venida de Cristo”, escribió (2 Nefi 11:4). Nefi había visto lo que le sucedería a su pueblo en las generaciones futuras; vio que, a pesar de sus grandes bendiciones, se volverían orgullosos, contenciosos y mundanos (véanse 1 Nefi 12; 15:4–6). También vio problemas similares en nuestros días (véase 1 Nefi 14). Los escritos de Isaías advertían contra tal iniquidad, pero también daban a Nefi la esperanza de un futuro glorioso: el fin de la iniquidad, el recogimiento de los fieles y “gran luz” para los que habían “anda[do] en tinieblas” (2 Nefi 19:2). Todo ello sucedería porque “un niño nos [sería] nacido”, Aquel que daría fin a todo conflicto: el “Príncipe de Paz” (2 Nefi 19:6).

  • “¡Oh cuán grande es el plan de nuestro Dios!”Ya habían transcurrido al menos cuarenta años desde que la familia de Lehi había partido de Jerusalén. Se hallaban en una tierra desconocida, a medio mundo de distancia de Jerusalén. Lehi había muerto, y su familia ya había comenzado un conflicto que duraría varios siglos entre los nefitas —“que creían en las amonestaciones y revelaciones de Dios”— y los lamanitas, que no creían (2 Nefi 5:6). Jacob, que era un hermano menor de Nefi y había sido ordenado como maestro de los nefitas, quería que el pueblo del convenio supiera que Dios nunca los olvidaría, por lo que ellos nunca debían olvidarlo a Él. Se trata de un mensaje que ciertamente necesitamos en la actualidad (véase Doctrina y Convenios 1:15–16). “[A]cordémonos de él […], porque no somos desechados […]; grandes son las promesas del Señor”, declaró Jacob (2 Nefi 10:20–21). Entre esas promesas, ninguna es mayor que la promesa de la “expiación infinita” para vencer la muerte y el infierno (2 Nefi 9:7). Por ello, Jacob concluye diciendo: “Anímense, pues, vuestros corazones” (2 Nefi 10:23).

  • “Vivimos de una manera feliz”Al leer 1 Nefi, se podría tener la impresión de que Nefi era un personaje heroico; era “grande de estatura”, tanto física como espiritualmente, (1 Nefi 2:16), y parecía inmutable frente a las pruebas que afrontaba. O al menos eso es lo que podríamos suponer. Aunque la fe de Nefi era excepcional, sus tiernas palabras en 2 Nefi 4 revelan que incluso las personas fieles en ocasiones se sienten “miserable[s]” y “fácilmente […] asedia[das]” por las tentaciones. Allí vemos a alguien que se esfuerza, que quiere estar alegre, pero cuyo “corazón gime a causa de [sus] pecados”. Podemos identificarnos con eso y con la alentadora determinación que le sigue: “… no obstante, sé en quién he confiado” (véase 2 Nefi 4:15–19).Si bien Nefi y su pueblo aprendieron a vivir “de una manera feliz” (2 Nefi 5:27), también aprendieron que la felicidad no llega fácilmente ni sin períodos de pesar. En definitiva, proviene de confiar en el Señor, la “roca de [nuestra] rectitud” (2 Nefi 4:35).

  • “Libres para escoger la libertad y la vida eterna, por medio del gran Mediador”

    Si supieras que tu vida está llegando a su fin, ¿qué últimos mensajes querrías dar a las personas que más amas? Cuando el profeta Lehi sintió que su vida estaba por terminar, reunió por última vez a su familia; les dijo lo que el Padre Celestial le había revelado y expresó su testimonio del Mesías. Enseñó a las personas que amaba las verdades del Evangelio que atesoraba. Les habló sobre la libertad, la obediencia, la caída de Adán y Eva, la redención por medio de Jesucristo, y la felicidad, sin embargo, no todos sus hijos decidieron vivir de conformidad con lo que les enseñó. Ninguno de nosotros puede tomar esas decisiones por nuestros seres queridos. No obstante, podemos enseñar y testificar del Redentor, que nos hace “libres para escoger la libertad y la vida eterna” (2 Nefi 2:26–27).

  • Prepararé el camino delante de vosotros”1 Nefi 16–22El Señor hizo esta promesa a la familia de Lehi mientras viajaban hacia la tierra prometida: “… prepararé el camino delante de vosotros, si es que guardáis mis mandamientos” (1 Nefi 17:13). Sin duda, la promesa no significaba que la travesía sería fácil: los integrantes de la familia siguieron teniendo desacuerdos, se les rompieron los arcos, afrontaron dificultades y la muerte, y además, tuvieron que construir un barco a partir de materias primas. Sin embargo, cuando la familia afrontaba adversidades o tareas que parecían imposibles, Nefi reconocía que el Señor nunca estaba distante. Sabía que Dios “alimenta [a los fieles] y los fortifica, y provee los medios por los cuales pueden cumplir lo que les ha mandado” (1 Nefi 17:3). Si alguna vez te preguntas por qué les suceden cosas malas a personas buenas como Nefi y su familia, es probable que halles entendimiento al respecto en estos capítulos. Aunque lo más importante tal vez sea que verás lo que hacen las personas buenas cuando les suceden cosas malas.

  • El sueño de Lehi —con la barra de hierro, el vapor de tinieblas, el edificio espacioso y el árbol con el “más dulce” fruto— es una inspiradora invitación a recibir las bendiciones del amor y el sacrificio expiatorio del Salvador. Para Lehi, sin embargo, la visión también era concerniente a su familia: “… a causa de las cosas que he visto, tengo por qué regocijarme en el Señor por motivo de Nefi y de Sam […]. Pero he aquí, Lamán y Lemuel, temo en gran manera por causa de vosotros” (1 Nefi 8:3–4). Cuando Lehi concluyó de describir la visión, suplicó a Lamán y a Lemuel “que escucharan sus consejos, para que quizá el Señor tuviera misericordia de ellos” (1 Nefi 8:37). Aun cuando hayas estudiado la visión de Lehi muchas veces, esta vez trata de verla de la manera en que lo hizo Lehi, pensando en un ser querido. Al hacerlo, la seguridad de la barra de hierro, los peligros del edificio espacioso y la dulzura del fruto cobrarán un nuevo significado, y entenderás más profundamente “todo el sentimiento [del] tierno padre” que recibió esa extraordinaria visión.

  • Aun antes de comenzar a leer 1 Nefi, capítulo 1, notarás que el Libro de Mormón no es un libro común y corriente. En sus páginas de introducción, se describen acontecimientos sin igual que abarcan visitas de ángeles, un antiguo registro enterrado durante siglos en una colina y un joven que lo traduce por el poder de Dios. El Libro de Mormón no es meramente una narración sobre civilizaciones antiguas de las Américas, sino que procura convencer a todos “de que Jesús es el Cristo” (portada del Libro de Mormón), y Dios mismo dirigió la forma en que se escribió, se preservó y llegó a estar a nuestro alcance. Este año, al leer el Libro de Mormón, orar al respecto y aplicar sus enseñanzas, invitarás el poder del Salvador a tu vida, y tal vez te sentirás inspirado a decir, al igual que los Tres Testigos expresaron en su testimonio: “… es maravilloso a [mi] vista”.

  • "Como recordará, en el comienzo del libro de Apocalipsis, el Salvador se declara a Sí mismo como “el principio y el fin” (Apocalipsis 1:8). Asimismo, en el final, concluye con palabras similares: “Yo soy […] el principio y el fin” (Apocalipsis 22:13); pero ¿qué significa eso? ¿El principio y el fin de qué? El libro de Apocalipsis testifica con elocuencia que Jesucristo es el principio y el fin de todo; el principio y el fin del gran y vasto drama de la existencia y la salvación del ser humano. Es el “Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo” (Apocalipsis 13:8). Es el Rey de reyes que pone fin a la iniquidad, al pesar y aun a la muerte misma, y da inicio a “un cielo nuevo, y una tierra nueva” (Apocalipsis 21:1).

    Sin embargo, antes de que lleguen ese cielo nuevo y esa tierra nueva, hay mucho que tenemos que vencer: plagas, guerras, iniquidad generalizada, todo lo cual el Apocalipsis describe vívidamente. No obstante, Jesucristo está con nosotros durante esa parte también. Él es “la estrella resplandeciente de la mañana” que brilla en el cielo oscuro como promesa de que el amanecer llegará pronto (Apocalipsis 22:16); y está llegando pronto; Él viene pronto. Así como nos invita: “Venid a mí” (Mateo 11:28), Él también viene a nosotros. “… [V]engo en breve”, declara; y con esperanza y fe que se han purificado en el fuego de la adversidad de los últimos días, nosotros respondemos: “¡Sí, ven, Señor Jesús!” (Apocalipsis 22:20)."