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  • Desde octubre del 2020 que comenzamos a emitir estos podcast “Yo estaré siempre con vosotros” Catequesis de andar por casa. Queriendo ser una herramienta sencilla, cercana, para vivir la fe, conocerla y orarla desde una herramienta tan usual como es el móvil hoy en día. Lo usamos para todo, también para cuidar la fe personal y de la familia.

    Hemos repasado temas importantes de la fe, hemos dado pinceladas del credo, algunos personajes del Antiguo Testamento, un poquito de eclesiología, los grandes tiempos litúrgicos. Y también hemos compartido un gran elenco de virtudes y los 7 dones del Espíritu Santo, junto a los comentarios a la liturgia de la Palabra de cada domingo. Un total de 104 podcast.

    Para el próximo curso la intención es preparar unos vídeos para el despertar en la fe con el catecismo Mi encuentro con el Señor, otros para la formación de catequistas sobre el RICA, Ritual de Iniciación cristiana de adulos. También se abrirá una página web. que contará con recursos, noticias y propuestas para vivir y trasmitir la fe en familia.

  • Para ser santo no hay edad, es en ese momento de apertura a la gracia y en una respuesta generosa. A lo largo de toda la historia de la Iglesia nos hemos encontrado con niños y niñas, adolescentes que le han dicho sí a Jesús hasta entregar la vida. 

    Tenemos santos en edad muy pequeña por confesión de la fe, como los Stos. Justo y Pastor, Sta. Eulalia, Sta. Inés e innumerables en las persecuciones en China, Corea y Japón, como la niña Sta. Ana Wang; por guardar su pureza como S. Pelayo o Sta. María Goretti; sabiendo vivir la enfermedad como Jacinta y Francisco Martos, los videntes de la Virgen en Fátima o la beata Laura Vicuña.

    Por defender la eucaristía como S. Tarsicio, o la niña china La, cuya historia es impresionante. 

    Es muy importante para los padres cristianos cultivar el deseo de la santidad en sus hijos e hijas. Que se le dé la importancia y el valor que tiene vivir abiertos a la acción de Dios que nos conduce a la plenitud. Motivar, cuidar y acompañar este deseo es fuente de verdadera felicidad.

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  • El evangelio de Marcos en el capítulo 5, versículos del 21 al 43. Dos escenas que se entre cruzan y se relacionan entre sí. Óralas como si presente te hallares. Un jefe de la sinagoga, Jairo (gr. láiros: del heb. Yâ’îr, “él ilumina”), probablemente de Cafarnaúm, que pidió a Jesús que sanara a su hija.  Y una mujer de la que no conocemos su nombre. Llevaba 12 años enferma por flujos de sangre y pobre, esto le lleva a estar marginada físicamente, religiosamente y socialmente. Pero tiene una fe inmensa en que con solo tocar la orla del manto de Jesús, esté la puede sanar. Así lo hace. Pero Jesús que siente salir de Él una fuerza especial, aunque estuviera “apretujado” por la gente, pregunta quién ha sido. Ella, temblorosa, confiesa su fe, y Jesús le restaura en su dignidad, le habla, le mira y proclama que su fe la ha salvado. Jairo nervioso mientras el Maestro atiende a esta mujer. Al final llegan a decirle que su hija a muerto, y Jesús que escucha el mensaje le pide que no tema, que tenga fe. Llevando consigo a Santiago, a Pedro y a Juan, Jesús entró en la habitación donde yacía la niña, la tomó por la mano y dijo en arameo: Telîtha’ qûmî, “niña, levántate”, y ella le obedeció de inmediato.  Creer es fuente de Vida.

  • A veces podemos pensar que eso de ser santo o santa es cosa de personas que no tuvieron dificultades en su vida, que todos les fue bien, lo tuvieron super claro desde el primer momento y así ¡qué fácil es ser santo!

    Dos santos de gran devoción popular, son Sta. Rita de Casia y S. Antonio de Padua, a los que nos vamos a acercar para ver la mano providente de Dios en medio de grandes dificultades.

    Sta. Rita de Casia: www.agustinos.es/orden-san-agustin/santos-agustinianos/santa-rita-de-casia

    Bautizada con el nombre de Margarita en 1380 en Roccaperona. Se casó con 16 años, tuvo dos hijos mellizos, y con la oración y mucho amor y paciencia alcanzó la conversión para su marido. Enviudada a los 36 años por un ajuste de cuentas a Paolo, su marido, y le invadía el temor de que sus hijos quisieran también hacer justicia a la muerte de su padre. Sus hijos murieron por la epidemia. Ella entregó su vida en el monasterio de las Agustinas, y murió allí después de 40 años de una vida entrega plenamente al Señor.

    S. Antonio de Padua:  www.biografiasyvidas.com/biografia/a/antonio_de_padua.htm

    Nacido en Lisboa en 1195, murió en Padua en 1231.

    En torno a 1210, ingresó en el monasterio de canónigos regulares de San Agustín de San Vicente de Fora, tuvo que abandonarlo por la oposición de sus padres. Se trasladó en 1212 al monasterio de Santa Cruz de Coimbra, donde tampoco pudo perseverar por el enfrentamiento que se vivió en esta comunidad entre el Rey Alfonso II de Portugal y el papa Inocencio III. Finalmente hacia el 1219, fecha en que probablemente era ya sacerdote, conoció a la pequeña comunidad franciscana de Coimbra, establecida poco antes en el eremitorio de Olivais, y se sintió atraído por su modo de vida fraterna, evangélica y en pobreza.

    Junto a esto, hay otras circunstancias, aparentemente adversas, pero que van conduciendo su vida en la voluntad del Padre y que podemos leer en la web.

    En estos dos hermanos que ya participan de la vida del cielo, como en otros muchos que llenan nuestro calendario, descubrir que tú y yo, en nuestras circunstancias más cotidianas, también estamos llamados a abrirnos a la acción de Dios y confiar plenamente en su proyecto de amor sobre nosotros.

  • Seguimos dando propuestas para vivir, cuidar y acompañar la fe de nuestros hijos e hijas durante este verano. 

    Una propuesta interesante es el ámbito de los juegos de mesa para este verano, en esas horas de calor podemos dedicar un ratito a algún juego que nos recuerde lo visto en catequesis durante el curso. Depende de las edades, pero por ejemplo La alegría de la fe, es un party inspirado en el catecismo Jesús es el Señor; o el Mémolit, ya hablamos en algún podcast, es un juego de memoria y azar en lo relacionado con el Año litúrgico y lugares y objetos litúrgicos. 

    También está Fidequiz. 

    Y la posibilidad de crearlos. Crear unas cartas del 1 con pasajes evangélicos. Un dominó de los sacramentos, dados para contar historias de Jesús, o de Historia Sagrada, o de la Iglesia… La página web de catequesis Jaén tiene puzles para realizar de forma interactiva sobre personajes bíblicos.

  • Ante las lecturas de este domingo, guardar silencio, contemplar la escena y “como si presente me hallare” despertar a Jesús. Quizá yo también sienta que está dormido, que parece no importarle lo que estoy sufriendo, lo que estamos viviendo en la familia, o la situación social de España, de la India, de Venezuela, de Israel… 

    «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?». Ante el viento impetuoso y las olas que rompen contra la barca, Jesús se pone en pie. El viento y las olas le obedecen. Al momento hay silencio y calma, cuando todo está sereno es que Jesús te mira, nos mira y pregunta como sorprendido: ¿Por qué tenéis miedo?, ¿todavía no tenéis fe? 

    Abramos nuestro corazón a Jesús y hablemos con Él de nuestros miedos, de aquello que sentimos que nos supera, que como el viento y el mar en una tormenta, así mi vida se siente “en manos” de vaivenes bruscos, que sacuden, desestabilizan, generan duda, inquietud… Jesús quiero que seas el Señor de mi vida y de mi historia, quiero darte el timón de mi barquilla, de la barquilla de mi familia, de mi país, de la historia y condúcela tú, se tú mi Señor, mi único Señor.

  • El don del Temor de Dios no es tenerle miedo a Dios, sino el temor de apartarnos de Dios porque reconozco que qué es de mí sin Él. Se trata, nos dice el obispo Munilla de entender que lo importante en mi dice es huir de lo que desagrada a Dios y buscar siempre y en todo lo que a Él agrada, lo que le da gloria. No tener falsos ídolos.

    El papa Francisco el 11 de junio del 2014 nos decía:

    “El temor de Dios nos hace tomar conciencia de que todo viene de la gracia y que nuestra verdadera fuerza está únicamente en seguir al Señor Jesús y en dejar que el Padre pueda derramar sobre nosotros su bondad y su misericordia. Abrir el corazón, para que la bondad y la misericordia de Dios vengan a nosotros. Esto hace el Espíritu Santo con el don del temor de Dios: abre los corazones. Corazón abierto a fin de que el perdón, la misericordia, la bondad, la caricia del Padre vengan a nosotros, porque nosotros somos hijos infinitamente amados.

    Cuando estamos invadidos por el temor de Dios, entonces estamos predispuestos a seguir al Señor con humildad, docilidad y obediencia. Esto, sin embargo, no con actitud resignada y pasiva, incluso quejumbrosa, sino con el estupor y la alegría de un hijo que se ve servido y amado por el Padre. El temor de Dios, por lo tanto, no hace de nosotros cristianos tímidos, sumisos, sino que genera en nosotros valentía y fuerza. Es un don que hace de nosotros cristianos convencidos, entusiastas, que no permanecen sometidos al Señor por miedo, sino porque son movidos y conquistados por su amor. Ser conquistados por el amor de Dios. Y esto es algo hermoso. Dejarnos conquistar por este amor de papá, que nos quiere mucho, nos ama con todo su corazón.”

    Vivir este don es vivir en tensión creativa ante el Dios que nos trasciende y el Dios que nos atrae.

  • Nuestra geografía española está inundada de lugares marianos, raro es el pueblo, por pequeño que sea, que no tiene su ermita dedicada principalmente a la Virgen, también hay lugares que es a los santos. Por qué no añadir a nuestra salida en tiempo de vacaciones el hacer una ruta por lugares marianos del entorno, conociendo un poquito de su tradición, qué advocación mariana es, cómo surgió la devoción y podemos hacer una oración y un canto mariano en aquél lugar.

    Esto no excluye acudir a grandes santuarios marianos como puede ser el Pilar, Monserrat, Covadonga, Guadalupe, el Rocio,-Fátima, Lourdes, Mejugore, Guadalupe –México-.

    Según tenemos información contamos en España con 4300 santuarios o ermitas marianas.

    Cuidar la fe y avivar el amor a la Virgen María puede ser una experiencia muy bonita para vivir en familia.

  • Según ha llegado hasta nosotros, la devoción al corazón herido de Jesús tiene sus orígenes en el siglo XI, cuando los cristianos piadosos meditaban sobre sus cinco llagas.

    No fue hasta 1670 que el sacerdote francés P. Jean Eudes celebró la primera fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.

    Casi al mismo tiempo, una religiosa conocida por su piedad, Sor Margarita María Alacoque, empezó a informar que tenía visiones de Jesús. Éste se le aparecía con frecuencia y, en diciembre de 1673, le permitió –como había permitido una vez a Santa Gertrudis– descansar su cabeza sobre su corazón. Mientras experimentaba el consuelo de su presencia, Jesús le habló de su gran amor y le explicó que la había elegido para dar a conocer su amor y su bondad a la humanidad.

    En 1675, durante la octava al Corpus Christi, Margarita María tuvo una visión que posteriormente se conoció como la “gran aparición”. En ella, Jesús pidió que la fiesta del Sagrado Corazón sea celebrada cada año el viernes siguiente a Corpus Christi, en reparación por la ingratitud de los hombres hacia su sacrificio redentor en la cruz.

    El 8 de mayo de 1873 la devoción al Sagrado Corazón fue formalmente aprobada por el Papa Pío IX, y 26 años después, el 21 de julio de 1899, el papa León XIII recomendó urgentemente que todos los obispos del mundo observaran la fiesta en sus diócesis.

    Nosotros también queremos acercarnos a este Corazón rasgado por amor y al eco de la Palabra que la Iglesia nos regala sentir su amor y predilección. Así dice el Señor por el profeta Oseas:

    —«Cuando Israel era joven, lo amé, desde Egipto llamé a mi hijo.

    Yo enseñe a andar a Efraín, lo alzaba en brazos; y él no comprendía que yo lo curaba.

    (..) me inclinaba y le daba de comer.

    Se me revuelve el corazón, se me conmueven las entrañas ».

  • La fortaleza es un don del Espíritu Santo que hemos de pedir y acoger en nosotros.  Monseñor Munilla comenta que si hablásemos en términos de boxeo, es más la capacidad de encaje del golpe que de la capacidad de aguante, o de ataque.   Es la de sabernos asistidos por una fuerza que va más allá de nuestras fuerzas naturales ante la enfermedad, la incomprensión, sufrir una injusticia, etc. El papa Francisco, el 14 de mayo del 2014 habla en la audiencia de los miércoles sobre el don de fortaleza y nos lo relata con una parábola: «Hay una parábola, relatada por Jesús, que nos ayuda a captar la importancia de este don. Un sembrador salió a sembrar; sin embargo, no toda la semilla que esparció dio fruto. Lo que cayó al borde del camino se lo comieron los pájaros; lo que cayó en terreno pedregoso o entre abrojos brotó, pero inmediatamente lo abrasó el sol o lo ahogaron las espinas. Sólo lo que cayó en terreno bueno creció y dio fruto (cf. Mc 4, 3-9; Mt 13, 3-9; Lc 8, 4-8). Como Jesús mismo explica a sus discípulos, este sembrador representa al Padre, que esparce abundantemente la semilla de su Palabra. La semilla, sin embargo, se encuentra a menudo con la aridez de nuestro corazón, e incluso cuando es acogida corre el riesgo de permanecer estéril. Con el don de fortaleza, en cambio, el Espíritu Santo libera el terreno de nuestro corazón, lo libera de la tibieza, de las incertidumbres y de todos los temores que pueden frenarlo, de modo que la Palabra del Señor se ponga en práctica, de manera auténtica y gozosa. Es una gran ayuda este don de fortaleza, nos da fuerza y nos libera también de muchos impedimentos.» No hay que pensar que el don de fortaleza es necesario sólo en algunas ocasiones o situaciones especiales.  En el día a día: fortaleza para perdonar, fortaleza para decir las cosas sin ira, fortaleza para cumplir con mis deberes laborales, familiares, fortaleza para tener paciencia, fortaleza… Una certeza del Espíritu: «Todo lo puedo en Aquel que me conforta» (Flp 4, 13).

  • No se puede improvisar nuestra relación con Dios en tiempo de vacaciones del curso académico, laborar, de catequesis… No se puede dejar a lo que salga… Hay que tener una estrategia un plan, de lo contrario el fracaso está asegurado. Es muy importante trasmitir a los niños que Dios no toma vacaciones, que Dios no es cosa del colegio, de cuando hay catequesis y que si no hay colegio, ni catequesis Dios no está. Nuestro lema podía ser: “Dios se viene con nosotros de vacaciones”. Hay que programar cómo voy a cuidar mi relación con Dios durante estos meses, tanto la mía personal como la de mi familia; visita a lugares religiosos, santuarios marianos, monasterios, catedrales, monumentos… e informarme previamente para dar esas pinceladas culturales desde la fe. No dejar de rezar todos los días, bendecir la mesa... Cuaderno de actividades relacionado con la fe, por ejemplo imágenes de las parábolas para colorear, buscar la cita bíblica y copiar algunas líneas. Canal de Youtube sobre Historia Sagrada. Celebrar la eucaristía los domingos donde estemos, pueblo, playa… Dar testimonio a otras familias con las que veraneemos que Dios tiene un lugar importante en nuestra vida, podemos hablar de Él de manera directo o indirecta, pero no dejar de hacerlo. Participar, si se puede, en campamentos cristianos parroquiales, o de Movimientos, para los niños, niñas, adolescentes, jóvenes, o para familias.

  • El 6 de junio la Iglesia celebra la gran solemnidad de Corpus Christi, actualmente es el domingo siguiente a la Santísima Trinidad. Esta fiesta se celebra por primera vez en 1246 en la diócesis de Lieja (Bélgica). Y es el papa Nicolás V, en la festividad del Corpus Christi del año 1447, cuando sale procesionalmente con la Hostia Santa por las calles de Roma. La liturgia de la Palabra de este día nos hace presente el misterio eucarístico, recordando en el libro del Éxodo la alianza que Dios hace con el Pueblo, ellos contestan a una: “Haremos todo lo que dice el Señor”. El salmo 115 pone en nuestra boca: “Alzaré la copa de la salvación invocando el nombre del Señor.” Y surge una pregunta que aún hoy nos hacemos quienes reconocemos las maravillas que ha hecho el Señor en nuestra vida y en la humanidad: “¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?” “Ofreceré un sacrificio de alabanza” Y el evangelio de S. Marcos nos recuerda el momento de la institución de la Eucaristía. Es un Dios que quiere hacerse alimento de Vida eterna, que quiere estar muy cerca, su presencia es viva, real, ESTÁ CON NOSOTROS para siempre. Gracias María por habernos dado a Jesús, el Hijo de Dios, concédenos la fe para creer y crecer en su Amor.

  • Creo que todos somos conscientes de que hay muchas maneras de decir una palabra, y más tratándose de palabras con tanta fuerza, con tanto sentido como puede ser el termino “padre”.

    ¿Qué nos concede el don de piedad? Es el don por el que el Espíritu Santo nos concede decir “Abba” y gustar, sentir, experimentar el amor de nuestro Dios. Nos comenta el jesuita P. Vallés: “El don de piedad nos concede el don de sentirnos hijos. El don de tener a Dios por Padre y saberlo y disfrutarlo con paz doméstica y alegría filial. Es el don sagrado de la filiación.”

    El Papa Francisco en la audiencia del 4 de junio donde habló de este don nos dice:

    “Es necesario aclarar inmediatamente que este don no se identifica con el tener compasión de alguien, tener piedad del prójimo, sino que indica nuestra pertenencia a Dios y nuestro vínculo profundo con Él, un vínculo que da sentido a toda nuestra vida y que nos mantiene firmes, en comunión con Él, incluso en los momentos más difíciles y tormentosos.”

    La experiencia gozosa de ser hijos, nos lleva también a vivir el gozo de ser hermanos, crecer en la experiencia filial es crecer en la experiencia de fraternidad.

    Con el cardenal Martini oremos: “Señor Jesús, ilumíname sobre la manera en que Tú orabas al Padre, cómo escuchabas la palabra “tú eres mi hijo”, cómo decías “Padre”, sobre todo en el huerto de Getsemaní. Hazme participar de lo que sentías en el corazón cuando, en la cruz, manifestaste por última vez tu pleno abandono: “¡Padre, abba, en tus manos encomiendo mi espíritu!”.

  • El título de este podcast nos valdría para hacer una propuesta de casi todo, y sabemos que nuestra gente está muy insatisfecha y andan buscando un cambio. ¿Cuál es el cambio que nosotros proponemos? LA CONVERSIÓN.

    ¿A qué llamamos conversión? A un encuentro con Cristo vivo, a un momento de gracia que marca un antes y un después.

    Nuestro catecismo Testigos del Señor en el tema 27 describe en 7 puntos los signos que describen a quienes han tenido esa experiencia, y descubren que han sido llamados a ser discípulos:

    1- Los discípulos de Jesús se acogen a su enseñanza y a la gracia que nos une a él. Jn 15, 5

    2- Los discípulos de Jesús viven en unión íntima con él, Señor y Salvador de todos los hombres. Flp 1, 27

    3- Los discípulos de Jesús viven en el amor mutuo, unidos en la gran familia que es la Iglesia. Jn 13, 34-35

    4- Los discípulos de Jesús colaboran en el perfeccionamiento del mundo con su esfuerzo y trabajo. 2 Tes 3, 7-8

    5- Los discípulos de Jesús deben estar dispuestos a vivir despojados de todos los bienes de este mundo. Mt 8, 19-20

    6- Los discípulos de Jesús deben aceptar la posibilidad de sufrir incomprensiones y persecuciones como seguidores del Crucificado. Mt 10, 22.24

    7- Los discípulos de Jesús saben que la salvación, cuyas primicias recibimos aquí en la tierra, alcanzará su plenitud de gozo en el cielo. Rom 8, 18

  • El domingo 30 de mayo celebramos en la Iglesia la solemnidad de la Santísima Trinidad y se propone la Jornada Pro Orantibus, bajo el lema: “La vida contemplativa, cerca de Dios y del dolor del mundo”. La liturgia de la Palabra de este domingo quiere presentarnos la imagen de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo auto revelada por Jesús, pero que ya en el Antiguo Testamento, en el libro del Deuteronomio Moisés hace tomar al Pueblo conciencia de si hay un Dios tan cercano como nuestro Dios y como él nos traza el camino para nuestra felicidad. La carta de Pablo a los Romanos es estos cuatro versículos del capítulo 8 son un tesoro teniendo en cuenta que se están poniendo los cimientos del cristianismo, y que Pablo ya expresa tan claramente la novedad de nuestra fe, tenemos un Dios al que podemos llamar Abba, y esto solo lo podemos hacer movidos por su Espíritu. El evangelio de Mateo nos presenta la despedida de Jesús a sus discípulos antes de ascender a los cielos. Una cita en Galilea, lugar de la experiencia del primer encuentro; un reconocimiento de su señorío: “tengo pleno poder en el cielo y en la tierra”; un mandato: “Id y haced discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”; una certeza: “yo estaré con vosotros todos los días.” En nuestro corazón, como en el corazón del Pueblo de Israel resuena esa pregunta que nos llena de gozo: “¿Hay Dios como nuestro Dios?”

  • El cardenal Carlos Mª Martini comenta en su libro Hombres y mujeres del Espíritu. Meditaciones sobre los dones del Espíritu Santo. «Necesito ahora una gracia muy particular del Espíritu porque es bastante difícil hablar del don de consejo, a pesar de la necesidad que todos tenemos de él». ¿Cómo definir el don de Consejo? El Papa Francisco, en la audiencia general del 7 de mayo del 2014 nos dice que el don de Consejo es pues el don con el cual el Espíritu Santo capacita a nuestra conciencia para hacer una opción concreta en comunión con Dios, según la lógica de Jesús y de su Evangelio. De este modo, el Espíritu nos hace crecer interiormente, positivamente, en la comunidad y nos ayuda a no caer en manos del egoísmo y del propio modo de ver las cosas. En la intimidad con Dios y en la escucha de su Palabra, poco a poco, dejamos a un lado nuestra lógica personal, impuesta la mayoría de las veces por nuestras cerrazones, nuestros prejuicios y nuestras ambiciones, y aprendemos, en cambio, a preguntar al Señor: ¿Cuál es tu deseo?, ¿cuál es tu voluntad?, ¿qué te gusta a ti? De este modo madura en nosotros una sintonía profunda, casi connatural en el Espíritu y se experimenta cuán verdaderas son las palabras de Jesús que nos presenta el Evangelio de Mateo: «No os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros» (Mt 10, 19-20). Es el Espíritu quien nos aconseja, pero nosotros debemos dejar espacio al Espíritu, para que nos pueda aconsejar. Y dejar espacio es rezar, rezar para que Él venga y nos ayude siempre. El don de Consejo se basa en la sabiduría y el conocimiento. Es como una prudencia sobrenatural. Uno recibe ese don para vislumbrar el querer de Dios en las cosas cotidianas de nuestro día a día, y también en los momentos de tomar decisiones de mayor responsabilidad. También es un don para servir a los hermanos, cuando Dios regala este don a una persona, es importante saberlo poner al servicio de los demás y aportar luz cuando se pide un consejo. El secreto del don de consejo al ejercerse de persona a persona, es el centrar la atención no en el problema, sino en la persona. Hay que mirar a los ojos, hay que atender a la voz, hay que respetar el dolor, hay que escuchar en silencio.  El don de consejo nos permite vivir pacíficamente esta situación conflictiva y ambigua, vivirla sin angustia, sin rupturas interiores, con humildad y paciencia, y ponernos serenamente frente a unas opciones para las que no tenemos una evidencia absoluta. Sto. Tomas nos dice que el Espíritu viene "para serenar la angustia que suele preceder a las decisiones difíciles”.

  • Hoy abordamos la cuarta propiedad de la Iglesia, su apostolicidad. Nos puede venir la tentación de pensar que querer mantener la vinculación con los Apóstoles de hace más de 20 siglos es lo que impide a la Iglesia avanzar, estar al día, ser actual… Pero qué significa que la Iglesia es apostólica: “Decimos que la Iglesia es apostólica porque se fundamente sobre los Apóstoles que Jesús eligió y envió, y porque mantiene siempre vivo y eficaz lo que los apóstoles enseñaron e hicieron gracias a la ayuda del Espíritu Santo y al ministerio de sus sucesores, los obispos unidos al Papa. Jesús es el enviado del Padre. “Como el Padre me envió, también yo os envío” (Jn 20, 21). Por tanto su ministerio es la continuación de la misión de Cristo. La Iglesia enseña que “por institución divina los obispos han sucedido a los apóstoles como pastores de la Iglesia. Toda la Iglesia es apostólica mientras permanezca, a través de los sucesores de san Pedro y de los Apóstoles, en comunión de fe y de vida con su origen". Y también la Iglesia es Apostólica, en cuanto que es enviada al mundo entero. Algo que no podemos olvidar, el alma de todo apostolado es la caridad. Propuestas para vivir en casa: Ponerle rostro al Papa actual, explicarle que va vestido de blanco, que vive en Roma donde esté el Vaticano…. Ponerle rostro al Obispo de la diócesis, saber de dónde viene… explicarles algunos de sus distintivos, la cruz pectoral, y el anillo y cuando celebra el báculo y la mitra.  Rezar por ellos. Y como no, sentir la llamada a hacer apostolado.

  • La liturgia de la Palabra del domingo 23 de mayo del 2021, domingo en el que celebramos la gran solemnidad de Pentecostés, solemnidad con la que concluimos el tiempo de Pascua, nos trae en su primera lectura de los Hechos de los Apóstoles, qué ocurrió a los Apóstoles “al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraban sentados. (…) Se llenaron todos de Espíritu Santo”. Desde la solemnidad de la Ascensión celebrada el pasado domingo, la liturgia de la Iglesia, tanto en el rezo del Oficio divino, como en las oraciones y lecturas de la Eucaristía, nos han ido preparando para recibir una nueva efusión del Espíritu. Así lo expresa la oración colecta: “Oh, Dios …, derrama los dones de tu Espíritu sobre todos los confines de la tierra y realiza ahora también, en el corazón de tus fieles, aquellas maravillas que te dignaste hacer en los comienzos de la predicación evangélica.” El evangelio de S. Juan nos narra, en una de las apariciones de Jesús resucitado, que tras el anuncio reiterado de su paz, Jesús sopla sobre ellos y les regala su mismo Espíritu. Es el aliento de la Vida nueva que renueva a quienes han tenido la dicha de tener un encuentro con Cristo vivo, y creen en Él y en su Palabra.  Pidamos la gracia de recibir también cada uno de nosotros este mismo Espíritu, que seamos portadores de sus dones y demos sus frutos en medio de nuestro mundo tan necesitado de su presencia.

  • Nos compartía el Papa Francisco en la audiencia general del miércoles 21 de mayo del 2014: «Cuando se habla de ciencia, el pensamiento se dirige inmediatamente a la capacidad del hombre de conocer cada vez mejor la realidad que lo rodea y descubrir las leyes que rigen la naturaleza y el universo. La ciencia que viene del Espíritu Santo, sin embargo, no se limita al conocimiento humano: es un don especial, que nos lleva a captar, a través de la creación, la grandeza y el amor de Dios y su relación profunda con cada creatura. Ante todo esto el Espíritu nos conduce a alabar al Señor desde lo profundo de nuestro corazón y a reconocer, en todo lo que tenemos y somos, un don inestimable de Dios y un signo de su infinito amor por nosotros. » Al astrónomo Kepler le gustaba decir: «Estoy volviendo a pensar los pensamientos de Dios», al trabajar en sus descubrimientos de astronomía. También el don de ciencia nos permite juzgar rectamente de las cosas creadas, entender el mundo en Dios, descubrir la belleza de Dios en la criatura, nos dice el obispo Munilla. Y algo muy importante es que nos concede hacer de nuestro trabajo, de nuestra profesión, un lugar de encuentro con Dios. Vivir el trabajo como algo a lo que estamos plenamente vocacionados, y podamos gozarnos, disfrutarlo,…que el trabajo sea un escenario en el que colaboremos en la transformación del mundo según Dios lo ha soñado. Todo esto lo concede el don de ciencia. Vivirlo, disfrutarlo y trasmitirlo en familia un reto precioso en este tiempo del Espíritu.

  • CCE 830-856 La palabra "católica" significa "universal" en el sentido de "según la totalidad" o "según la integridad". La Iglesia es católica en un doble sentido: 1. Es católica porque Cristo está presente en ella. "Allí donde está Cristo Jesús, está la Iglesia Católica" (San Ignacio de Antioquía, Epistula ad Smyrnaeos 8, 2).  2. Es católica porque ha sido enviada por Cristo en misión a la totalidad del género humano (cf. Mt 28, 19): Cada una de las Iglesias particulares es “católica” gracias a la comunión con una de ellas: la Iglesia de Roma "que preside en la caridad" (San Ignacio de Antioquía, Epistula ad Romanos 1, 1). ¿Quién pertenece a la Iglesia católica? "Todos los hombres, por tanto, están invitados a esta unidad católica del Pueblo de Dios [...] A esta unidad pertenecen de diversas maneras o a ella están destinados los católicos, los demás cristianos e incluso todos los hombres en general llamados a la salvación por la gracia de Dios" (LG 13). La misión, exigencia de la catolicidad de la Iglesia. «La Iglesia, enviada por Dios a las gentes para ser "sacramento universal de salvación", por exigencia íntima de su misma catolicidad, obedeciendo al mandato de su Fundador se esfuerza por anunciar el Evangelio a todos los hombres» (AG 1)» Del amor de Dios por todos los hombres la Iglesia ha sacado en todo tiempo la obligación y la fuerza de su impulso misionero: "porque el amor de Cristo nos apremia..." (2 Cor 5, 14; cf AA 6; RM 11)