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  • Sábado 25/12/2021 - La lectura de hoy está recogida del Evangelio según San Juan 1, 1-18

    Reflexión: Natividad de Nuestro Señor Jesucristo.

    Hoy, con la sencillez de niños, consideramos el gran misterio de nuestra fe. El nacimiento de Jesús señala la llegada de la "plenitud de los tiempos". Desde el pecado de nuestros primeros padres, el linaje humano se había apartado del Creador. Pero Dios, compadecido de nuestra triste situación, envió a su Hijo eterno, nacido de la Virgen María, para rescatarnos de la esclavitud del pecado.

    El apóstol Juan lo explica usando expresiones de gran profundidad teológica: "En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios" (Jn 1,1). Juan llama "Palabra" al Hijo de Dios, la segunda persona de la Santísima Trinidad. Y añade: "Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros" (Jn 1,14).

    Esto es lo que celebramos hoy, por eso hacemos fiesta. Maravillados, contemplamos a Jesús acabado de nacer. Es un recién nacido… y, a la vez, Dios omnipotente; sin dejar de ser Dios, ahora es también uno de nosotros.

    Ha venido a la tierra para devolvernos la condición de hijos de Dios. Pero es necesario que cada uno acoja en su interior la salvación que Él nos ofrece. Tal como explica san Juan, "a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios" (Jn 1,12). ¡Hijos de Dios! Quedamos admirados ante este misterio inefable: "El Hijo de Dios se ha hecho hijo del hombre para hacer a los hombres hijos de Dios" (San Juan Crisóstomo).

    Acojamos a Jesús, busquémosle: solamente en Él encontraremos la salvación, la verdadera solución para nuestros problemas; sólo Él da el sentido último de la vida y de las contrariedades y del dolor. Por esto, hoy os propongo: leamos el Evangelio, meditémoslo; procuremos vivir verdaderamente de acuerdo con la enseñanza de Jesús, el Hijo de Dios que ha venido a nosotros. Y entonces veremos cómo será verdad que, entre todos, haremos un mundo mejor.

    Desde el equipo de evangelización YOUCAT en Español queremos desearles una muy ¡Feliz Navidad!

    Gracias por aceptar esta iniciativa de evangelización en el continente digital donde queremos llegar a todo el mundo. Esperamos que el año que viene podamos seguir siendo parte de tu vida espiritual y pastoral ofreciendo contenido evangelizador en el que podamos conocer más profundamente nuestra Iglesia Católica y así convertirnos en verdaderos discípulos misioneros. Unidos en la oración con Cristo.

    ¡Feliz y bendecido día en el niño Jesús!

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  • Viernes 24/12/2021 - La lectura de hoy está recogida del Evangelio según San Lucas 2, 1-14

    Reflexión: IV semana de Adviento. IX día de la Novena de Navidad.

    ¡Ya está aquí! ¡No queda nada para que nazca un año más el Salvador! ¡Qué grande Eres, Señor, y cuanto Amor nos das! Nos regalas el cumplimiento de tu Palabra, sellas tu Alianza como nos dices en el Salmo, a través de la historia del Rey David: “Le guardaré por siempre mi misericordia, mi alianza con él será firme.” (Sal 88, 2-5.27.29). Y es que, hermanos, Dios no falla, no nos abandona… Es quizás el Mundo el que nos confunde y nos hace creer que se cansa o que su amor es imposible, bien por ser demasiado perfecto o bien por parecer un cuento de fantasía, pero hermanos, eso es lo que el Ángel Caído quiere, que caigamos con él y someternos a su desprecio, pues ni él mismo es capaz de entender el amor que derrochó el Señor con su mujer, que no es otra que La Humanidad, hecha para ser uno con Cristo. Él viene para salvarnos, para recordarnos que no estamos solos, que Él es capaz de hacer que florezcan flores en la basura y hacer posible lo imposible, abrazar al corazón más perdido y oscuro y convertirlo en diamante: “El Sol naciente nos visitará desde lo alto, para iluminar a los que yacen en tinieblas y en sombra de muerte, y guiar nuestros pasos por el camino de la paz.” (Lc 1,67-79). Asumamos que vivimos en un lugar donde el Bien y el Mal conviven, y que tenemos la Libertad que Dios nos regaló para participar en la Victoria Final, en la que el Sol sale y jamás se vuelve a poner. Mañana, con el Nacimiento de Cristo y en Pascua con la Resurrección de este Niño, se gana esa batalla que tanto nos cuesta batallar… No cesemos en la lucha, lo que hizo Dios no tiene explicación más allá que EL AMOR. Un amor que no siempre está hecho a la medida de nuestras apetencias, es un amor que abraza, acaricia, enseña, corrige, castiga y no cesa en darnos una y otra oportunidad. “Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo; si algo hace mal le castigaré […] Pero no apartaré de él mi amor” (2S 7,1-5.8b-12.14a.16). El AMOR de Dios no se acaba, grabemos esto en nuestros corazones, porque nuestra alma, que fue pensada desde el principio por Dios, ya lo sabe y lo guarda. No acallemos la voz de nuestra alma y seámosle fieles. A través del alma está Él con su Espíritu, pues con ella volveremos al Padre.

    Esta noche puede ser muy diferente según para quién… Hay quién no tendrá casa suficiente para meter a toda la familia y hay quien desearía no haber nacido, quien sienta el calor de Cristo incendiar su corazón y quien se revele contra Él por no sentir más que frío aún sin cesar en su búsqueda. No olvidemos al hermano, este es uno de los caminos que Cristo nos enseña para llegar a Él. Seamos agradecidos a Dios por la vida que nos regala y pidámosle fuerza para que no nos deje caer y alejarnos. Cristo viene, y viene de Verdad, como cada año, como cada día. Hagamos grande el mensaje de la Salvación y no temamos a desearnos los unos a los otros ¡FELIZ NAVIDAD, CRISTO HA NACIDO!

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  • Jueves 23/12/2021 - La lectura de hoy está recogida del Evangelio según San Lucas 1, 57-66

    Reflexión: IV semana de Adviento. VII día  de la Novena de Navidad.

    ¡Que importante es ser agradecido con el Señor! Es el primer paso que nos hace reconocer la presencia de Dios en nuestras vidas. Como Ana que ofreció a Samuel al Señor, porque no tenía ninguna duda que lo había recibido fe Él. «Señor, por tu vida, yo soy la mujer que estuvo aquí junto a ti, rezando al Señor. Este niño es lo que yo pedía; el Señor me ha concedido mi petición. Por eso se lo cedo al Señor de por vida, para que sea suyo.» (1S 1,24-28). Esta misma certeza es la que llevó a María a proclamar el Magníficat, oración que cada tarde reza la Iglesia en la Liturgia de las Horas. María dicr a su prima Santa Isabel: "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava..." (Lc 1,46- 56). Meditemos, y hagamos nuestro el contenido del cántico en el que nuestra Madre pone de manifiesto que el Señor premia nuestra humildad.

    María se ha beneficiado de la gracia más extraordinaria que nunca ninguna otra mujer ha recibido y recibirá: ha sido elegida por Dios, entre todas las mujeres de la historia, para ser la Madre de aquel Mesías Redentor que la Humanidad estaba esperando desde hacía siglos. Es el honor más alto nunca concedido a una persona humana, y Ella lo recibe con una total sencillez y humildad, dándose cuenta de que todo es gracia, regalo, y que Ella es nada ante la inmensidad del poder y de la grandeza de Dios, que ha obrado maravillas en Ella (cf. Lc 1,49). Una gran lección de humildad para todos nosotros, hijos de Adán y herederos de una naturaleza humana marcada profundamente por aquel pecado original del que, día tras día, arrastramos las consecuencias.

    En unos minutos de silencio interior oremos el salmo "El Señor da la muerte y la vida, hunde en el abismo y levanta; da la pobreza y la riqueza, humilla y enaltece" ( Sal 1S 2,1. 4-5.6-7.8). 

    ¡Feliz y bendecido 4to miércoles de Adviento!

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  • Miércoles 22/12/2021 - La lectura de hoy está recogida del Evangelio según San Lucas 1,46-56

    Reflexión: IV semana de Adviento. VII día  de la Novena de Navidad.

    ¡Que importante es ser agradecido con el Señor! Es el primer paso que nos hace reconocer la presencia de Dios en nuestras vidas. Como Ana que ofreció a Samuel al Señor, porque no tenía ninguna duda que lo había recibido fe Él. «Señor, por tu vida, yo soy la mujer que estuvo aquí junto a ti, rezando al Señor. Este niño es lo que yo pedía; el Señor me ha concedido mi petición. Por eso se lo cedo al Señor de por vida, para que sea suyo.» (1S 1,24-28). Esta misma certeza es la que llevó a María a proclamar el Magníficat, oración que cada tarde reza la Iglesia en la Liturgia de las Horas. María dicr a su prima Santa Isabel: "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava..." (Lc 1,46- 56). Meditemos, y hagamos nuestro el contenido del cántico en el que nuestra Madre pone de manifiesto que el Señor premia nuestra humildad.

    María se ha beneficiado de la gracia más extraordinaria que nunca ninguna otra mujer ha recibido y recibirá: ha sido elegida por Dios, entre todas las mujeres de la historia, para ser la Madre de aquel Mesías Redentor que la Humanidad estaba esperando desde hacía siglos. Es el honor más alto nunca concedido a una persona humana, y Ella lo recibe con una total sencillez y humildad, dándose cuenta de que todo es gracia, regalo, y que Ella es nada ante la inmensidad del poder y de la grandeza de Dios, que ha obrado maravillas en Ella (cf. Lc 1,49). Una gran lección de humildad para todos nosotros, hijos de Adán y herederos de una naturaleza humana marcada profundamente por aquel pecado original del que, día tras día, arrastramos las consecuencias.

    En unos minutos de silencio interior oremos el salmo "El Señor da la muerte y la vida, hunde en el abismo y levanta; da la pobreza y la riqueza, humilla y enaltece" ( Sal 1S 2,1. 4-5.6-7.8). 

    ¡Feliz y bendecido 4to miércoles de Adviento!

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  • Martes 21/12/2021 - La lectura de hoy está recogida del Evangelio según San Lucas 1, 39-45

    Reflexión: IV semana de Adviento. VI día de la Novena de Navidad.

    Hoy, el texto del Evangelio corresponde al segundo misterio de gozo del Santísimo Rosario: la «Visitación de María a su prima Isabel». ¡Es realmente un misterio! ¡Una silenciosa explosión de un gozo profundo como nunca la historia nos había narrado! Es el gozo de María, que acaba de ser madre, por obra y gracia del Espíritu Santo. La palabra latina “gaudium” expresa un gozo profundo, íntimo, que no estalla por fuera. A pesar de eso, las montañas de Judá se cubrieron de gozo. María exultaba como una madre que acaba de saber que espera un hijo. ¡Y qué Hijo! Un Hijo que peregrinaba, ya antes de nacer, por senderos pedregosos que conducían hasta Ain Karen, arropado en el corazón y en los brazos de María.

    Gozo en el alma y en el rostro de Isabel, y en el niño que salta de alegría dentro de sus entrañas. Las palabras de la prima de María traspasarán los tiempos: "¡Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!" (cf. Lc 1,42). El rezo del Rosario, como fuente de gozo, es una de las nuevas perspectivas descubiertas por San Juan Pablo II en su Carta apostólica sobre El Rosario de la Virgen María.

    La alegría es inseparable de la fe. "¿De dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?" (Lc 1,43). La alegría de Dios y de María se ha esparcido por todo el mundo. Para darle paso, basta con abrirse por la fe a la acción constante de Dios en nuestra vida, y recorrer camino con el Niño, con Aquella que ha creído, y de la mano enamorada y fuerte de san José. Por los caminos de la tierra, por el asfalto o por los adoquines o terrenos fangosos, un cristiano lleva consigo, siempre, dos dimensiones de la fe: la unión con Dios y el servicio a los otros. Todo bien aunado: con una unidad de vida que impida que haya una solución de continuidad entre una cosa y otra.

    ¡Feliz y bendecido martes para todos!

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  • Lunes 20/12/2021 - La lectura de hoy está recogida del Evangelio según San Lucas 1, 26-38

    Reflexión: IV Semana de Adviento. V día de la Novena de NavidadEstamos muy próximos a la Navidad. Lo podemos ver en las decoraciones, en los anuncios, en la compra de regalos, etc. Pero por encima de todo esto el Señor nos pide una cosa: Acuérdate de mí, «pide una señal (...) en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo» (Is 7,10-14).

    Hermanos, en estos días vayamos al núcleo de nuestro corazón, allí dónde nace Jesús, allí donde no tenemos que tener miedo de ser juzgados, allí donde Él nos ama tal y como somos, allí dónde están todas nuestras buenas intenciones, allí donde un ángel nos dice: «Alégrate (...) el Señor está contigo» (Lc 1,26-38) a la espera de un sí valiente y sencillo, como el de nuestra madre, la Virgen María. Un sí que se deje caer con los ojos cerrados en las manos de Jesús, un sí que diga: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,26-38)

    Vayamos más allá de lo cotidiano, tengamos gestos de hermandad, tengamos los brazos abiertos, dirijamos la mirada a los ojos del necesitado, dejemos florecer esas buenas intenciones, pues allí «va a entrar el Señor, él es el Rey de la gloria» (Sal 23,1-2.3-4ab.5-6).

    ¡Feliz y bendecido lunes!

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  • Domingo 19/12/2021 - La lectura de hoy está recogida del Evangelio según San Lucas 1, 39-45

    Reflexión: IV Domingo de Adviento. 4º día de la Novena de Navidad

    Este cuarto domingo de Adviento nos prepara y nos introduce en el misterio de la Navidad, con María como protagonista. «María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña» (Lc 1, 39). El Evangelio de hoy nos narra la visita de la Madre de Dios a su prima Isabel. No se trata de una visita de cortesía. Aún después del anuncio de que va a ser la Madre del Hijo de Dios, María sigue siendo la misma. El servicio es lo suyo. Y con espíritu de servicio se va inmediatamente a visitar a su anciana prima embarazada para ayudarle en todo lo que necesite. Y también para compartir con ella la alegría por la llegada de los tiempos de la salvación. «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?» (Lc 1,42-43). En el encuentro entre las dos mujeres se manifiesta el don del Espíritu que hace saltar de gozo al niño en el seno de Isabel. Y el misterio de la encarnación se hace realidad gracias a la fe de María que se fía de Dios y acepta totalmente su plan. Por eso Isabel le felicita: «¡Dichosa tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá!».

    Ya el profeta Miqueas nos adelantó el misterio mariano del Dios en medio de su pueblo: de Belén, de la Mujer bendita, surgirá el Redentor. «Y tú, Belén Efratá, pequeña entre los clanes de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel; sus orígenes son de antaño, de tiempos inmemoriales» (Miq 5, 1). El acontecimiento más importante de la historia de la humanidad, el nacimiento de Jesús, sucede en la aldea más pequeña de Judá, en medio de los humildes y no en un palacio lleno de gente sabia y poderosa. Nuestra tentación es hacer exactamente lo contrario de lo que Dios ha hecho: querer mirar a quien está en lo alto, a quien destaca, a quien domina; no a quien está en lo bajo o se encuentra en la necesidad. La misma profecía prosigue aludiendo precisamente a un nacimiento misterioso: «Dios los abandonará hasta el tiempo en que la madre dé a luz. Entonces el resto de sus hermanos volverá a los hijos de Israel» (Miq 5, 2).

    Imitemos a María en este tiempo de Adviento y de Navidad, visitando a quienes pasan por dificultades, especialmente a los enfermos, a los encarcelados, a los ancianos y a los niños.

    ¡Feliz y bendecido 4º domingo de Adviento!

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  • Sábado 18/12/2021 - La lectura de hoy está recogida del Evangelio según San Mateo 1, 18-24

    Reflexión: III semana de Adviento. 3er día de la Novena de Navidad.

    "José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer."

    Hoy, la liturgia de la palabra nos invita a considerar el maravilloso ejemplo de san José. Él fue extraordinariamente sacrificado y delicado con su prometida María.

    No hay duda de que ambos eran personas excelentes, enamorados entre ellos como ninguna otra pareja. Pero, a la vez, hay que reconocer que el Altísimo quiso que su amor esponsalicio pasara por circunstancias muy exigentes.

    Ha escrito el Papa San Juan Pablo II que «el cristianismo es la sorpresa de un Dios que se ha puesto de parte de su criatura». De hecho, ha sido Él quien ha tomado la “iniciativa”: para venir a este mundo no ha esperado a que hiciésemos méritos. Con todo, Él propone su iniciativa, no la impone: casi —diríamos— nos pide “permiso”. A Santa María se le propuso ¡no se le impuso! la vocación de Madre de Dios: «Él, que había tenido el poder de crearlo todo a partir de la nada, se negó a rehacer lo que había sido profanado si no concurría María» (San Anselmo).

    Pero Dios no solamente nos pide permiso, sino también contribución con sus planes, y contribución heroica. Y así fue en el caso de María y José. En concreto, el Niño Jesús necesitó unos padres. Más aún: necesitó el heroísmo de sus padres, que tuvieron que esforzarse mucho para defender la vida del “pequeño Redentor”.

    Lo que es muy bonito es que María reveló muy pocos detalles de su alumbramiento: un hecho tan emblemático es relatado con sólo dos versículos (cf. Lc 2,6-7). En cambio, fue más explícita al hablar de la delicadeza que su esposo José tuvo con Ella. El hecho fue que "antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo" (Mt 1,19), y por no correr el riesgo de infamarla, José hubiera preferido desaparecer discretamente y renunciar a su amor (circunstancia que le desfavorecía socialmente). Así, antes de que hubiese sido promulgada la ley de la caridad, san José ya la practicó: María (y el trato justo con ella) fue su ley.

    Oremos junto al Salmo 71: "Bendito sea el Señor, Dios de Israel, el único que hace maravillas; bendito por siempre su nombre glorioso; que su gloria llene la tierra. ¡Amén, amén!"

    Feliz y bendecido sábado de Adviento!

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  • Viernes 17/12/2021 - La lectura de hoy está recogida del Evangelio según San Mateo 1, 1-17

    Reflexión: III semana de Adviento. 2do día de la Novena de Navidad.

    Hoy en las lecturas podemos entrever lo pensado que lo tiene todo Dios; Él tiene un plan perfecto para toda su creación. Ya desde nuestros ancestros se proclamaba la venida de Dios como Hombre a la Tierra, se hablaba de la gran Victoria del Bien sobre el Mal a través de Cristo y así fue. En el Evangelio también vemos como se cumplen las profecías de nuestros Padres, con claridad y exactitud. Entonces, si todo aquello se cumplió, ¿Cómo no se va a cumplir la Palabra del Nuevo Testamento? Ver como Dios no abandonó a su pueblo elegido, aun cuando este le dió la espalda, y continuó con su Verdad, trayendo a la Tierra a Jesús, nos debería de hacer reflexionar seriamente en el sentido de nuestras vida y el camino que vamos tomando. Sabiendo que la Palabra es Verdadera es mucho más que saltar sabiendo que hay una red que nos salvará del golpe, es vivir sin miedo a la Muerte, es creer de verdad que Cristo venció, y que pase lo que pase, tanto en la Humanidad como en nuestra vida en particular, siempre se puede ser salvado, SIEMPRE. Salvados del Mal que nos cansa, nos hiere y nos hace tristes, ese dolor que no cesa y deseamos borrar… En fin, del pecado, que es lo único que nos aleja de Cristo, y solo tiene como fin hacernos sentir indignos de Él. “En él serán benditas todas las tribus de la tierra; todas las naciones lo proclamarán dichoso” (Sal 71,1-4ab.7-8.17)

    Estamos a punto de concluir la ¡tercera semana de Adviento! Ya es más de medio mes preparando de nuevo su Nacimiento, cambiando por Él y poniendo bien bonito nuestro corazón, o por lo menos dejándolo abierto para que Jesús haga con él lo que mejor le convenga. No seamos reacios ni gruñones a la hora de recibir a Cristo, pues Él es nuestra única esperanza y el camino para irnos alegres de Aquí.

    ¡Feliz y bendecido viernes!

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  • Jueves 16/12/2021 - La lectura de hoy está recogida del Evangelio según San Lucas 7,24-30  

    Reflexión: 1er día de la Novena de Navidad. 

    En el evangelio de hoy, Jesús nos hace una pregunta "¿Qué salisteis a contemplar en el desierto?" Nos encontramos a pocos de días de terminar el adviento y podemos reflexionar sobre cómo hemos vivido estas semanas ¿Qué saliste a buscar en este adviento? ¿cuáles eran tus objetivos? Un cambio, una luz en medio de alguna duda, respuestas... Dile al Señor qué estás sintiendo en tu preparación hacia su llegada.

    En la cuenta atrás hacia la Navidad, Jesús nos recuerda que una virtud importante a trabajar en el adviento es la humildad y para ello tenemos que replantearnos si estamos buscando a Dios en los lugares adecuados y en los ambientes acertados. Quizás sea momento de replantearnos la grandeza que vino Jesús a demostrar y el ejemplo de Juan, hombre sencillo, fiel mensajero y con el corazón puesto en Dios y su plan sobre la humanidad. Centrar la mirada en lo importante nos hará experimentar la alegría de lo esencial y más grande, el amor que habita en lo pequeño, reflejando así su grandeza "Os digo que entre los nacidos de mujer nadie es más grande que Juan. Aunque el más pequeño en el reino de Dios es más grande que él" (Lc 7,24-30).

    El amor de Dios se deleita en la belleza de quien busca el bien, como lo hacía Juan y su fidelidad  por la humanidad es inimaginable; Él siempre encuentra motivos para amarnos. "Aunque se retiren los montes y vacilen las colinas, no se retirará de ti mi misericordia,ni mi alianza de paz vacilará" (Is 54,1-10).

    ¡Feliz y bendecido jueves de adviento!

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  • Miércoles 15/12/2021 - La lectura de hoy está recogida del Evangelio según San Lucas 7, 19-23

    Reflexión: Miércoles, III semana de Adviento 

    En la preparación para la Navidad la Iglesia nos ofrece esta mañana una lectura del profeta Isaías, que nos invita a volvernos hacia el Señor "Yo soy el Señor, y no hay otro. No hay otro Dios fuera de mí. Yo soy un Dios justo y salvador, y no hay ninguno más. Volveos hacia mí para salvaros, confines de la tierra" (Is 45,6b-8.18.21b -26). Cuánto nos cuesta abandonarnos complemente en el Señor... siempre andamos haciendo cálculos. El Señor nos pide que confiemos. Sólo Él basta como decía Santa Teresa... pero nos cuesta creerlo. Echemos mano del depósito de la fe, en el que hemos ido guardando a lo largo de nuestra vida lo que el Señor ha hecho con nosotros. No se Evangeliza contando lo que hemos leído en los libros, o contando lo que otros vivieron.

    El Evangelio de hoy nos habla con claridad de cómo Jesús no tiene limites a la hora de cumplir su misión: «Id a anunciar a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Y dichoso el que no se escandalice de mí" (Lc 7,19-33). ¿Dónde tengo puesta mi esperanza? ¿Dónde tengo situada mi alegría? Porque la esperanza está íntimamente relacionada con la alegría interior. El cristiano, como es natural, ha de vivir como una persona normal de la calle, pero siempre con los ojos puestos en Cristo, que no falla nunca. Un cristiano no puede vivir su vida al margen de la de Cristo y de su Evangelio. Centremos nuestra mirada en Él, que todo lo puede, absolutamente todo, y no pongamos límites a nuestra esperanza.

    La liturgia no es un “juego sagrado”, y la Iglesia nos da este tiempo de Adviento porque quiere que cada creyente reanime en Cristo la virtud de la esperanza en su vida. Frecuentemente, la perdemos porque confiamos demasiado en nuestras fuerzas y no queremos reconocernos “enfermos”, necesitados de la mano sanadora del Señor. Pero así ha de ser, y como Él nos conoce y sabe que todos estamos hechos de la misma “pasta”, nos ofrece su mano salvadora.

    En unos minutos de silencio interior oremos con el Salmo 84 dando gracias, Señor, por sacarnos del barro y llenarnos de esperanza el corazón: "El Señor nos dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto. La justicia marchará ante él, la salvación seguirá sus pasos".

    ¡Feliz y bendecido miércoles!

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  • Martes 14/12/2021 - La lectura de hoy está recogida del Evangelio según San Mateo 21,28-32
    Reflexión: Martes, III semana de Adviento. San Juan de la Cruz, presbítero y doctor de la Iglesia.

    Hoy, al celebrar a san Juan de la Cruz, descubrimos un espejo en el que nos vemos reflejados. Aunque a veces ver a los santos nos da miedo, porque son profetas que llaman a la conversión y nos recuerdan las palabras impresionantes de Jesús: "Quien no lleve su cruz detrás de mí, no puede ser discípulo mío" (Lc 14,27). Recordar hoy la vida de San Juan de la Cruz nos ayuda a ver el camino a recorrer y nos estimula a volver al Maestro, aunque nos encontremos en la noche del pecado y la tibieza. En la entrega total de su vida, sintió el amor divino; él, pequeño de estatura, fue grande en sufrimientos; su mismo nombre ya lo indica: “Juan de la Cruz”. De una cruz que lleva a grandes dones divinos, que muchos desean obtener, pero sin tener que pasar por el camino estrecho que conduce a ellos. Llevamos la cruz porque no queda más remedio, pero nos quejamos y protestamos por el peso que hemos de llevar, y vemos la vida como una mala noche en una mala posada.

    Hay personas que sí cargan con su cruz y lo hacen alegres, porque son capaces de amar: son los santos. ¿Es que ellos no tuvieron problemas? ¡Claro que los tuvieron!, pero se abrieron a una mirada diferente, porque supieron dónde está la fuente de vida que siempre brota. Los santos son un modelo, pero no quieren que les sigamos a ellos, sino a Jesucristo; san Juan de la Cruz lo expresa muy bien cuando dice: "Nunca tomes por ejemplar al hombre en lo que hubieres de hacer, por santo que sea, porque te pondrá el demonio delante sus imperfecciones, sino imita a Jesucristo, que es sumamente perfecto y sumamente santo y nunca errarás".

    En el evangelio de hoy contemplamos al padre que tiene dos hijos y dice al primero: "Hijo, vete hoy a trabajar en la viña" (Mt 21,28). Éste respondió: "‘No quiero’, pero después se arrepintió y fue" (Mt 21,29). Al segundo le dijo lo mismo. Él le respondió: "Voy, señor"; pero no fue... (cf. Mt 21,30). Lo importante no es decir “sí”, sino “obrar”. Hay un adagio que afirma que «obras son amores y no buenas razones».

    Obediencia viene de “ob-audire”: escuchar con gran atención. La obediencia, invita desde la oración, a no hacernos “sordos” a la voz del Amor. Decía San Josemaría Escrivá que: "Los hombres tendemos a “defendernos”, a apegarnos a nuestro egoísmo. Dios exige que, al obedecer, pongamos en ejercicio la fe. A veces el Señor sugiere su querer como en voz baja, allá en el fondo de la conciencia: y es necesario estar atentos, para distinguir esa voz y serle fieles". Cumplir la voluntad de Dios es ser santo; obedecer no es ser simplemente una marioneta en manos de otro, sino interiorizar lo que hay que cumplir: y, así, hacerlo porque “me da la gana”.

    Que nuestra Madre la Virgen, maestra en la “obediencia de la fe”, nos enseñe el modo de aprender a obedecer la voluntad del Padre.

    ¡Feliz y bendecido martes para tod@s!

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  • Lunes 13/12/2021 - La lectura de hoy está recogida del Evangelio según San Mateo 21, 23-27

    Reflexión: Es Lunes, III semana de Adviento Santa Lucía, virgen y mártir.

    Herman@s, las lecturas de hoy nos hablan de la importancia de consultar la palabra de Dios. La primera lectura nos dice: «Escucha palabras de Dios y conoce los planes del Altísimo» (Nm 24,2-7.15-17a). Es decir, que conociendo Su palabra vamos conociendo mejor a Dios. Nosotros tenemos el gran regalo de que cada día podemos consultar la palabra de Dios, ya sea en evangelio de cada día o ya sea en algún otro pedazo de la Sagrada Escritura. Aprovechémoslo.

    Además, es de gran ayuda que al leer Su palabra podamos identificarla en nuestra vida y podemos aplicarla de una manera real. De esta manera seremos capaces de tomar nuestras decisiones a la luz de la palabra de Dios y pararnos a pensar «¿De dónde venía, del cielo o de los hombres?». (Mt 21,23-27) O de otra manera, meditar ¿Qué haría Jesús en esta situación?

    En este lunes oremos y dirijámonos a Dios diciendo: «Enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad» (Sal 24,4-5ab.6-7bc.8-9). También tengamos presente la memoria de Santa Lucía, mujer que destacó por su humildad, sencillez y honradez y que según cuenta la tradición murió mártir por ser fiel a Dios.

    ¡Feliz y bendecido lunes!

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  • Domingo 12/12/2021 - La lectura de hoy está recogida del Evangelio según San Lucas 3, 10-18

    Reflexión: "𝘗𝘪𝘥𝘦 𝘢 𝘔𝘢𝘳𝘪𝘢 𝘤𝘰𝘯 𝘥𝘦𝘷𝘰𝘤𝘪𝘰́𝘯, 𝘦𝘭𝘭𝘢 𝘯𝘰 𝘥𝘦𝘫𝘢𝘳𝘢́ 𝘴𝘪𝘯 𝘢𝘵𝘦𝘯𝘥𝘦𝘳 𝘵𝘶⁣ 𝘯𝘦𝘤𝘦𝘴𝘪𝘥𝘢𝘥, 𝘱𝘶𝘦𝘴𝘵𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘴 𝘮𝘪𝘴𝘦𝘳𝘪𝘤𝘰𝘳𝘥𝘪𝘰𝘴𝘢, 𝘢𝘶́𝘯 𝘮𝘢́𝘴, 𝘭𝘢 𝘮𝘢𝘥𝘳𝘦 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘮𝘪𝘴𝘦𝘳𝘪𝘤𝘰𝘳𝘥𝘪𝘢."𝐒𝐀𝐍 𝐁𝐄𝐑𝐍𝐀𝐑𝐃𝐎 𝐃𝐄 𝐂𝐋𝐀𝐑𝐀𝐕𝐀𝐋

    María se convirtió para nosotros en la «puerta de la Salvación». Y- 479

    Hoy 12 de diciembre conmemoramos una de las advocaciones marianas mas importantes y grandes en la Iglesia Católica de todo el mundo, a Nuestra Señora de Guadalupe, cuya imagen se venera en la Basílica de Guadalupe, en el norte de la Ciudad de México.

    Y este año 2021, comenzamos una cuenta regresiva para conmemoración del medio siglo (1531) de la Misión Evangelizadora de la Virgen de Guadalupe en América. Sus apariciones impulsaron y concretaron numerosas conversiones, apoyando la evangelización de aquellos misioneros. A este tercer domingo de Adviento se le llama “Domingo de la alegría”, porque sus lecturas están sembradas de llamadas a la alegría y nos invitan a prepararnos para la Navidad mediante un cambio de vida, llenos de “alegría” porque el Salvador está cerca, porque viene Dios a reinar.

    «Alégrate, hija de Sión, grita de júbilo Israel … El Señor, tu Dios, está en medio de ti» (Sof 3, 14.17). Aunque las palabras del profeta en el s. VII a.C. anunciaban la venida del Mesías en un tiempo futuro, ya se llenaban de alegría y esperanza por la segura intervención de Dios en la historia de su pueblo. Nos recuerdan al anuncio del ángel Gabriel a María: ¡Alégrate! en la que se cumple plenamente esta profecía de Sofonías. También San Pablo en la segunda lectura nos invita a «estar siempre alegres» (Fil 4, 4), a pesar de que escribía esta carta desde la cárcel. La alegría del cristiano no es algo superficial y efímero dependiente de las circunstancias de nuestra vida, sino que es más profunda y estable, porque deriva de la certeza de que «el Señor está cerca» (Fil 4, 5) y siempre guía amorosamente nuestra vida. La invitación de San Pablo «estad siempre alegres» significa igualmente: derramad alegría. No esperemos a que todo nos vaya sobre ruedas, estar perfectamente sanos y de buen humor para sonreír a los demás. Aprendamos a guardarnos para nosotros los disgustos y compartir con los demás las cosas positivas y la alegría. Seamos fuente de alegría para los demás.

    Pero, ¿basta la esperanza para experimentar la alegría? El Evangelio de hoy nos señala el camino de la verdadera y más profunda alegría. «La gente preguntaba a Juan: ¿Entonces, qué debemos hacer?» (Lc 3, 10). Juan Bautista predicaba preocuparse por los demás en la vida ordinaria de cada uno: solidaridad con los necesitados; justicia y honestidad en el desempeño del trabajo y de las funciones. Y hoy nosotros, ¿qué tenemos que hacer? Esta pregunta es el primer paso para la conversión a la que estamos invitados en este tiempo de Adviento. Hoy también es necesario tomar el camino de la solidaridad, la justicia, honestidad y sobriedad. No nos hacen falta todas las cosas que tenemos cuando a muchos les falta lo más necesario. Para experimentar esta alegría no basta que sepamos estas bellas enseñanzas. Hay que ponerlas en práctica. Cada uno de nosotros se pregunte: Y yo, ¿qué debo hacer? ¿Qué puedo compartir? ¿Qué debo cambiar?

    ¡Feliz 3er Domingo de Adviento para todos!

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  • Sábado 11/12/2021 - La lectura de hoy está recogida del Evangelio según San Mateo 17, 10-13

    Reflexión: En estos últimos días venimos viendo cómo Jesús se empeña en dejarnos diferentes enseñanzas, advierte, corrige y responde a varias preguntas. En el Evangelio de hoy vemos que los apóstoles tampoco entendían todo lo que escuchaban o lo que ocurría en sus entornos y cuando se quedaban a solas con Jesús, en confianza, le hacían preguntas como la de hoy:“¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías? Él les dijo, Elías vendrá y lo renovará todo. Ha venido y no lo reconocieron”(Mt 17, 10-13)

    A Jesús se le hacían muchas preguntas, algunas con mala intención y otras, sencillamente buscando la verdad, como ocurre en el evangelio de hoy.

    Jesús casi siempre contesta a todos, a veces para desenmascarar las trampas, otras veces para ilustrar, enseñar e iluminar. Al igual que a los apóstoles muchas veces nos surgen dudas y nosotros también deberíamos buscar “estar a solas” con Jesús y no sólo preguntarle sino permanecer en actitud de escucha y espera. Posiblemente no obtendremos todas las respuestas de manera inmediata pero debemos aprender a escuchar la voz de Dios en las diferentes personas, acontecimientos y especialmente en Su Palabra.

    En este tiempo de Adviento pidamos a María, Nuestra Señora de la Dulce Espera, que sepamos permanecer en actitud de escucha activa para hacer siempre la voluntad del Padre

    ¡Feliz y bendecido sábado!

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  • Viernes 10/12/2021 - La lectura de hoy está recogida del Evangelio según San Mateo 11, 16-19

    Reflexión: Hoy las Lecturas nos recuerdan lo libres que somos y el poder que tenemos para hacer un uso u otro de la libertad. Ojalá que hacer el bien fuerza tan sencillo que hacer el mal. El Mal nos pesa, nos hunde y es por ello que es fácil caer y perder fuerzas para levantarse…el Bien en cambio nos despega del suelo y nos hacer volar, y son tantas las fuerzas que hay que vencer para volar que cuesta. Somos hijos de nuestro tiempo y no hemos de darnos por vencido por vivir los acontecimientos que nos tocan. Cada día que pasa es un día menos en la cuenta atrás para estar cara a cara con Cristo, y no hemos de olvidarlo, no vaya a ser que en ese momento pensemos: ”¡Si hubieras hecho caso de mis mandamientos!”(Is 48,17-19). Esa fuerza que nos hace falta para alejarnos del Mal, a través del Bien, solo la posee Dios, hemos de esforzarnos CADA DÍA por no caer en las trampas que nos va poniendo el Demonio. Como dice el Salmo: ”Porque el Señor vela sobre el camino de los justos, mientras el de los impíos acaba en perdición.”(Sal 1,1-4.6).
    No hay más, la consecuencia de nuestros actos es la vida que heredaremos. Sigamos a Cristo, seamos fieles, cuando caigamos busquemos la luz de su mirada y su mano para agarrarnos y volver de nuevo a levantarnos, renunciemos al mal para siempre… y así y una y otra vez, las veces que sean necesarias para no rendirnos nunca y guardar la Esperanza. Será difícil que falten aquellos que quieran poner en entredicho el valor de la Palabra en nuestro día a día, siempre hay gente dispuesta a hacernos dudar de Él. ”»Porque ha venido Juan, que no come ni bebe, y dicen: «Tiene un demonio». Ha venido el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: «Mirad un hombre comilón y bebedor, amigo de publicanos y pecadores».”(Mt 11,16-19). Vivamos con la tranquilidad que desde ya los tiempos de nuestros ancestros esto pasaba… y mientras los que despreciaron la Palabra de Dios ya perecieron, el mensaje de Cristo sigue vivo, tan VIVO como siempre.

    ¡El Niño Jesús ya llega! Luchemos para que el día de Navidad nuestro corazón esté radiante de alegría y…  ¡Limpio! Este tiempo, sobre todo, es perfecto para confesar nuestros pecados y acercarnos así un poco más a Jesús, reconociéndonos humanos y, por lo tanto, necesitados de su Amor. Hagamos un buen uso del sacramento y dejemos nuestro interior listo para cuidar a un bebé que nacerá en 16 días.

    ¡Feliz viernes hermanos!

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  • Jueves 09/12/2021 - La lectura de hoy está recogida del Evangelio según San Mateo 11, 11-15
    Reflexión: El pasado domingo nos mostraba la figura y la misión que Dios le encomendó a Juan el Bautista y hoy el Evangelio nos habla de su persona, el Precursor del Mesías, aquel que ha venido a preparar los caminos del Señor. La figura de Juan nos acompañará desde hoy hasta el día dieciséis, día en el que acaba la primera parte del Adviento cuyo aspecto es escatológico porque nos orienta hacia la espera de la venida gloriosa de Cristo, su venida al final de los tiempos, su venida ahora, cada día, y su venida hace dos mil años.

    Juan es un hombre firme, que sabe lo que cuestan las cosas, es consciente de que hay que luchar para mejorar y para ser santo, y por eso Jesús exclama: "Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan" (Mt 11,12). Los “violentos” son los que se hacen violencia a sí mismos: ¿Me esfuerzo para creerme que el Señor me ama? ¿Me sacrifico para ser “pequeño”? ¿Me esfuerzo para ser consciente y vivir como un hijo del Padre?

    Santa Teresita de Lisieux se refiere también a estas palabras de Jesús diciendo algo que nos puede ayudar en nuestra conversación personal e íntima con Jesús: "Eres tú, ¡oh Pobreza!, mi primer sacrificio, te acompañaré hasta que me muera. Sé que el atleta, una vez en el estadio, se desprende de todo para correr. ¡Saboread, mundanos, vuestra angustia y pena, y los frutos amargos de vuestra vanidad; yo, feliz, obtendré de la pobreza las palmas del triunfo". Y yo: ¿Por qué me quejo enseguida cuando noto que me falta alguna cosa que considero necesaria?

    De un modo enigmático Jesús nos dice también hoy: "Juan es Elías (...). El que tenga oídos que oiga" (Mt 11,14-15). ¿Qué quiere decir? Quiere aclararnos que Juan era verdaderamente su precursor, el que llevó a término la misma misión que Elías, conforme a la creencia que existía en aquel entonces de que el profeta Elías tenía que volver antes que el Mesías.

    El Papa Francisco dice: "Siempre me ha impresionado el encuentro del Señor con Elías. El Señor no estaba en el granizo, ni en la lluvia, ni en la tormenta… El Señor estaba en una brisa suave. Ésta es la música del lenguaje del Señor. Preparándonos para la Navidad, tenemos que escucharla". Que Dios nos conceda escuchar su voz suave y así poder responder con el Salmista: "Te ensalzaré, Dios mío, mi rey; bendeciré tu nombre por siempre jamás."

    ¡Feliz y bendecido Jueves!

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  • Miércoles 08/12/2021 - La lectura de hoy está recogida del Evangelio según San Lucas 1, 26-38

    Reflexión: Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.

    Qué gran alegría celebrar hoy la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. La primera lectura corresponde al Libro del Génesis y se nos narra como Adán y Eva, con la intervención del diablo, desobedecen a Dios. "establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón" (Gn 3,9-15. 20). Se nos presenta a nuestra Madre, que a diferencia de Eva, es capaz de herir y vencer al diablo. El arma de María siempre fue sentirse pequeña ante Dios y acoger su gracia. Para llenarse de Dios hay que vaciarse de uno mismo...

    Así nos lo pone de manifiesto el Evangelio de hoy "El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»... «No temas, Maria, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo" (Lc 1,26- 38). Tomemos ejemplo de nuestra Madre y seamos humildes hasta el extremo... y el Señor actuará en nosotros.

    En unos minutos de silencio interior oremos el salmo "El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia: se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel" (Sal 97).

    ¡Feliz y bendecido día de la Inmaculada Concepción!

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  • Martes 07/12/2021 - La lectura de hoy está recogida del Evangelio según San Mateo 18, 12-14

    Reflexión: Hermanos, hoy, Jesús nos lanza un reto: "¿Qué os parece?" (Mt 18,12); ¿qué clase de misericordia practicas? Quizás nosotros, “católicos practicantes”, habiendo gustado muchas veces de la misericordia de Dios en sus sacramentos, estemos tentados a pensar que ya estamos justificados ante los ojos de Dios. Corremos el peligro de convertirnos inconscientemente en el fariseo que menosprecia al publicano (cf. Lc 18,9-14).
    Aunque no lo digamos en voz alta, quizás pensemos que estamos libres de culpa ante Dios. Algunos síntomas de que este orgullo farisaico echa raíces en nosotros pueden ser la impaciencia ante los defectos de los demás, o pensar que las advertencias nunca van para nosotros. El “desobediente” profeta Jonás, un judío, se mantuvo inflexible cuando Dios mostró pena por los habitantes de Nínive. Yahvé reprochó la intolerancia de Jonás (cf. Jon 4,10-11).
    Aquella mirada humana ponía límites a la divina misericordia. ¿Acaso también nosotros ponemos límites a la misericordia de Dios? Hemos de prestar atención a la lección de Jesús: "Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso" (Lc 6,36).
    Con toda probabilidad, ¡todavía nos queda un largo camino por recorrer para imitar la misericordia de Dios! ¿Cómo debiéramos entender la misericordia de nuestro Padre celestial? El Papa Francisco dijo que "Dios no perdona mediante un decreto, sino con un abrazo". El abrazo de Dios para con cada uno de nosotros se llama “Jesucristo”. Cristo manifiesta la misericordia paternal de Dios. En el capítulo cuarto del Evangelio de san Juan, Cristo no airea los pecados de la mujer samaritana. En lugar de ello, la divina misericordia cura a la Samaritana ayudándola a afrontar plenamente la realidad de su pecado.
    La misericordia de Dios es totalmente coherente con la verdad. La misericordia no es una excusa para tomarse rebajas morales. Sin embargo, Jesús debió haber provocado su arrepentimiento con mucha más ternura que la que sintió la mujer adúltera “herida por el amor” (cf. Jn 8,3-11).
    Nosotros también debemos aprender cómo ayudar a los demás a encararse con sus errores sin avergonzarles, con gran respeto hacia ellos como hermanos en Cristo, y con ternura. En nuestro caso, también con humildad, sabiendo que nosotros mismos somos “vasijas de barro”.

    ¡Que paséis un feliz y bendecido martes!

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  • Lunes 06/12/2021 - La lectura de hoy está recogida del Evangelio según San Lucas 3, 1-6
    Reflexión: Hoy el Señor nos invita especialmente a la espera y a la fortaleza ¡Cuántas veces son las que nos ahogamos en el miedo de las prisas y las urgencias como si la vida nos fuera en ello! Temamos solo la vida sin Dios, pues como dice el profeta Isaías: «Sed fuertes, no temáis». «Mirad a vuestro Dios, que trae el desquite; viene en persona, resarcirá y os salvará» (Is 35,1-10). Nos anuncia la venida de Jesús, aquel que ha venido, viene y vendrá a hacer que «broten aguas en el desierto» (Is 35,1-10), aquel que devuelve a la vida lo que antes estaba muerto. Debemos confiar en la promesa que se cumple en cada uno: «Nuestro Dios viene y nos salvará.» (Sal 84,9ab-10.11-12.13-14).
    Si nos creyéramos esto cada día un poco más realmente nada temeríamos.

    Así pues, cuando vienen esos tiempos de tribulaciones, de debilidad o de desesperación dejamos hueco a Dios, busquémosle como aquel paralítico del evangelio de hoy, que por quedar sano de su enfermedad, le bajaron en camilla desde un tejado. Jesús admirado por la fe de aquel hombre, le dijo, lo mismo que nos dice y se cumple en cada confesión: «Tus pecados están perdonados.» (Lc 5,17-26).

    Y vosotros: «¿Qué pensáis en vuestro interior? ¿Qué es más fácil: decir "tus pecados quedan perdonados", o decir "levántate y anda"?» (Lc 5,17-26).

    ¡Feliz y bendecido lunes!

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