Episódios
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Sométase toda persona a las autoridades que gobiernan, porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas. Cuando obedecemos, y nos sometemos a las autoridades que Dios ha puesto, estamos obedeciendo a Dios, cuando no lo hacemos, estamos desobedeciendo a Dios.
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Estão a faltar episódios?
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Todo creyente camina por ese camino de la decepción. Pero la buena noticia es que no camina solo. El Cristo resucitado camina con nosotros. Es verdad que no lo vamos a percibir que Él está con nosotros, pues cuando estamos así, estamos apesadumbrados, confundidos. Pero lo importante es que Él está caminando con nosotros porque Él está vivo, porque la tumba no lo pudo reterner.
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Ser cien por ciento Dios no potenciaba la humanidad de Cristo. Él no era mejor ser humano por ser Dios, pero tampoco su humanidad minimizaba su deidad. Por ser humano no dejaba de ser Dios todopoderoso. Aquí entra este punto en que estamos viendo al cien por ciento hombre en el preludio de su muerte, considerado peor que la muerte misma.
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Jesús decía que el que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. En Cristo, verdaderamente, nosotros estamos unidos al Señor, y la palabra dice que no hay nada que pueda separarnos de su amor. La cena no solamente es un memorial, sino que en ella también participamos de la presencia del Señor a través de su Espíritu.
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Jesús entró en Jerusalén como un Rey verdadero, como el Mesías prometido. Y su llegada, para algunos (sus verdaderos discípulos) trajo alegría y salvación, pero para otros tantos, trajo tristeza y juicio. Todo dependió de cómo ellos lo recibieron. Y la pregunta que nos debemos hacer nosotros es, ¿dónde estamos nosotros en esa multitud?
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Los que sirven al Señor reciben de Él la encomienda y el poder de ocuparse en su reino, y al final rendirán cuentas de su administración. ¿Administración de qué? En la parábola de Mateo 25 los talentos se reparten por la capacidad de cada uno. En esta parábola en Lucas 19 se le da la misma medida a los 10 siervos. ¿Qué implicación tiene esto?
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Para que la palabra de Dios tenga efecto en nuestra vida, hay que tener una actitud de humildad para recibirla. La segunda parte de esto, es que no basta solo con oír o leer. Santiago nos advierte de peligros potenciales que hay en aquellos creyentes que solo escuchan la Palabra pero no la practican y no la ponen por obra. La proposición de este pasaje, de Santiago, es que la fe verdadera se demuestra a través de la obediencia a la Palabra de Dios, transformando a los creyentes, de oyentes pasivos a hacedores activos de la Palabra de Dios.
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Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Esa es la misión de Jesús. El énfasis de este pasaje es que Dios a través de Jesucristo, es quien busca al ser humano para salvarlo. Dios es el que puede transformar al hombre a través de la regeneración o el nuevo nacimiento. Y Dios es quien nos llama. Zaqueo se subió a un árbol, al sicómoro, para ver a Jesús. Y Jesús se subió a la cruz, a un madero, para dar su vida por Zaqueo, por sus pecados y por los de todos nosotros.
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Estas historias de salvación, como la del ciego Bartimeo, contrastan con el rechazo del resto del pueblo hacia Jesús. Contrastan con la adoración superficial y liviana que realmente las multitudes le rinden a Jesús, versus el corazón de estos hombres como el ciego, que se rinden ante la gloria, la belleza y el amor del Mesías y de nuestro Salvador.
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Jesús hace énfasis en este pasaje de hoy en Lucas 18:15-34, en esa humildad con que se debe recibir el reino de Dios. Y nos trae como ejemplo al niño inocente, cuya actitud es de recibir, de fe. En esa manera es que todos los creyentes debemos crecer. Confiando en nuestro Padre, en todo lo que Él ha dicho, en que sus promesas son sí y amén. Que aunque no sabemos cómo se van a cumplir dichas promesas, se le cree hasta el final.
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Así como Jesús hace una comparación entre el juez injusto y un Dios justo, él hace también una comparación entre la viuda y sus escogidos. Jesús está hablando de los que escogió para salvación. Hay una gran diferencia, porque la viuda no tenía ninguna relación con el juez, pero nosotros somos hijos de Dios. La viuda no tenía nadie dentro del tribunal que la ayudara; ella no tenía abogado ni nadie que se compadeciera. Iba al tribunal con desconfianza. Pero nosotros no somos la viuda. Tenemos acceso al trono celestial por medio de Jesucristo.
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La verdadera gratitud comienza con el reconocimiento de la misericordia de Dios. No una gratitud forzada y cosmética, sino que la verdadera gratitud comienza con el reconocimiento de que, lo que hemos recibido, todo, no es sino una obra de la misericordia de Dios. Eso obviamente nos conduce a la gratitud, y la gratitud nos conduce a la adoración.
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Por medio del estudio del siguiente pasaje de Lucas 17 hay preguntas que queremos contestar: ¿Puede ser uno piedra de tropiezo para otros? ¿De qué manera puedo hacer que otro caiga en pecado? ¿Existen algunos pecados que debo perdonar y otros que no necesariamente? ¿Qué debo hacer cuando alguien peca? ¿Cómo es posible nosotros cumplir con las cosas que Dios establece que debemos hacer?
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No veamos la enseñanza de la parábola del hombre rico y Lázaro en términos de lo rico que era aquel hombre, sino en términos de dónde estaba su corazón. Su problema no era la riqueza o que tuviera demasiado dinero, sino que su problema estaba en su corazón.
Un corazón que se había cerrado para Dios, que no tenía en cuenta a Dios ni a la vida espiritual, ni mucho menos a la vida eterna. Un hombre que vivía solamente para su placer en el presente.
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