Episódios
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Dios nos llama a expandirnos en fe, servicio y obediencia, pero este crecimiento no es fácil. Requiere una fe inquebrantable, capaz de resistir las pruebas y confiar en Dios, aun en la adversidad. Jesús nos advirtió sobre las aflicciones del mundo, pero nos aseguró que Él ha vencido (Juan 16:33). La historia de Sadrac, Mesac y Abed-Nego nos muestra cómo confiar en Dios incluso ante el peligro. Ellos no se inclinaron ante la presión del rey, sino que decidieron obedecer a Dios, sin importar las consecuencias. Su fe firme nos desafía a depender de Dios, sabiendo que Él está con nosotros en cada prueba. Que esta enseñanza nos impulse a vivir con valentía, confiando en la fidelidad de Dios en todo momento. ¡Él nunca falla!
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Dios nos llama a vivir con una visión de expansión, a ir más allá de nuestra comodidad y llevar su luz a cada rincón. No estamos aquí por casualidad, sino para ser instrumentos de transformación en nuestras familias, comunidades y naciones. Pero para eso, es necesario reflexionar sobre cómo responder al llamado de Dios con valentía, rompiendo barreras y avanzando en fe. ¿Qué áreas de tu vida necesitan ser ampliadas? ¿Cómo puedes ser parte del crecimiento del Reino?
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Estão a faltar episódios?
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Todos, en algún momento, hemos esperado un milagro. Puede ser sanidad, restauración, provisión o una respuesta anhelada. La espera, sin embargo, no es fácil; puede traer duda, frustración e incluso desesperanza. En la Biblia, encontramos a Ana, una mujer que anhelaba un hijo y cuya historia nos enseña a esperar en Dios con fe y humildad.
Su ejemplo nos muestra que la espera no es tiempo perdido, sino una oportunidad para acercarnos más al Señor, rendirle nuestros anhelos y confiar en Su perfecto plan. Dios nunca llega tarde ni se equivoca.
Él escucha, responde y cumple Sus promesas en el momento indicado. En este mensaje, aprenderemos cómo esperar con esperanza y fe en medio de la incertidumbre.
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¿Quién es tu peor enemigo?
Sabemos que Dios tiene planes maravillosos para nuestra vida, planes de bienestar y esperanza (Jeremías 29:11). Sin embargo, muchas veces esos aviones parecen no cumplirse. ¿Por qué? ¿Quién o qué se interpone entre nosotros y el propósito de Dios?Algunos culpan al diablo, otros a la sociedad y sus influencias. Pero, ¿y si te dijera que el mayor obstáculo para el cumplimiento de los planos de Dios en tu vida podrías ser tú mismo?
En esta enseñanza, exploraremos cómo nuestra propia naturaleza puede convertirse en nuestro peor enemigo, y cómo, al rendirnos a Cristo, podemos experimentar la verdadera libertad. No es una batalla fácil, pero la victoria está garantizada cuando permitimos que el Espíritu Santo nos transforme. ¿Estás listo para descubrirlo?
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La familia es un regalo de Dios, pero también un campo de batalla donde el enemigo busca sembrar división y dolor. Muchos hogares están marcados por heridas, secretos y relaciones rotas que parecen imposibles de restaurar. Sin embargo, la Biblia nos enseña que Dios es un Dios de reconciliación y sanidad.Desde el principio, Él desarrolló principios para que la familia funcione en armonía: amor, respeto, perdón y verdad. Cuando estos valores se quiebran, el hogar se llena de conflictos y distanciamiento. Pero hay esperanza. Así como José perdonó a sus hermanos y restauró su familia, nosotros también podemos experimentar sanidad si permitimos que Dios transforme nuestros corazones. Hoy es el momento de tomar la decisión de caminar en amor y verdad.
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¿Alguna vez te has dado cuenta de que los momentos más valiosos de la vida ocurren en el camino y alrededor de una mesa? Son en esos espacios donde surgen las conversaciones más profundas, donde compartimos alegrías y preocupaciones, y donde realmente conocemos a quienes nos acompañan. Lo mismo sucede con nuestra relación con Jesús: Él quiere caminar con nosotros en el viaje de la vida y sentarse a la mesa con nosotros para alimentarnos con su verdad y su amor. En la historia de los discípulos camino a Emaús (Lucas 24:13-35), vemos cómo Jesús se acerca, escucha, enseña y se revela. Hoy, Él también quiere caminar contigo, hablarte y abrir tus ojos. ¿Estás listo para emprender este viaje con Él?
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¿Alguna vez te has preguntado por qué trabajar juntos es más poderoso que competir entre nosotros? En este mensaje, exploramos cómo la colaboración puede transformar nuestras familias, iglesias y comunidades. Aunque la palabra “sinergia” no aparece en la Biblia, el concepto está presente en pasajes como Eclesiastés 4:9-10: “Mejor son dos que uno, porque obtienen mayor provecho de su trabajo”. Veremos ejemplos prácticos, principios bíblicos y cómo aplicar este diseño de Dios en nuestras vidas. Descubre cómo, al unir esfuerzos, podemos lograr más, fortalecer relaciones y cumplir con el propósito que Dios tiene para nosotros. ¡Juntos somos más fuertes! No te pierdas este mensaje que inspirará tu corazón y tu fe.
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La vida moderna nos enfrenta a constantes desafíos que llenan nuestra mente de preocupaciones: el trabajo, la familia, las finanzas y las decisiones diarias pueden convertirse en cargas difíciles de manejar. Estas preocupaciones no solo afectan nuestra paz, sino que también influyen en nuestra relación con Dios, impidiendo que vivamos plenamente Su propósito. En medio de este caos, la Palabra de Dios nos invita a vivir de manera diferente, confiando en Su cuidado soberano. Este mensaje nos lleva a reflexionar sobre cómo la preocupación puede esclavizarnos, pero también nos muestra el camino hacia la libertad que Dios ofrece. A través de principios bíblicos como la oración, la gratitud y el crecimiento en la fe, podemos renovar nuestra mente y experimentar una paz que supera todo entendimiento, incluso en un mundo lleno de incertidumbre.
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La vida cristiana es un camino de transformación constante, donde Dios nos llama a dejar atrás el "Egipto" de nuestras viejas costumbres y avanzar hacia una vida plena en Cristo. Así como Jesús fue probado en el desierto, nosotros enfrentamos desafíos cuando nos preparamos para cumplir Su propósito. Sin embargo, esas pruebas no son para descalificarnos, sino para moldearnos y fortalecer nuestra fe.Dios no solo desea creyentes, sino discípulos comprometidos: personas que no solo reciben, sino que también dan, animan y actúan con responsabilidad espiritual. Como Pedro reconoció a Jesús como el Hijo de Dios, hoy somos llamados a edificar nuestras vidas sobre esa misma revelación, siendo parte de una iglesia que las puertas del Hades no pueden vencer.El Evangelio es cambio y transformación, un llamado a ordenar nuestras vidas y ofrecerlas como una ofrenda viva para Su gloria.
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El Domingo de Siembra es una oportunidad especial para reflexionar sobre nuestro propósito, enfocarnos en lo que Dios nos ha llamado a hacer y comprometernos a avanzar con fe y determinación. Este mensaje nos guía a establecer objetivos claros en áreas clave de nuestra vida: nuestra relación con Dios, la familia, el trabajo, la salud y el servicio al Señor. No se trata solo de soñar con lo que queremos lograr, sino de planificar, actuar y perseverar con la confianza de que Dios respaldará nuestra obediencia.Proverbios 4:25-26 nos invita a mirar hacia adelante con propósito, sin distracciones ni ataduras al pasado. Nos desafía a enfocarnos, administrar nuestros recursos sabiamente y perseverar en el camino que nos hemos propuesto. Este mensaje no solo nos da principios bíblicos, sino también pasos prácticos para mantenernos firmes en nuestra carrera de fe.Hoy es un día para sembrar en el terreno fértil que Dios ha preparado, ¡Que este sea el año en el que cosechemos todo lo que hemos sembrado en el Señor!
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La unidad es un principio clave en la vida cristiana y un requisito esencial para que el avivamiento se manifieste en la iglesia. En Hechos 2:1, vemos cómo los primeros creyentes estaban “unánimes juntos” antes de recibir al Espíritu Santo. Esta unidad no es automática; requiere esfuerzo, perdón y un propósito compartido: glorificar a Dios. Más allá de un simple acuerdo, la unidad nace de nuestra conexión con Cristo, la vid verdadera (Juan 15:5). Cuando estamos unidos a Él, fluye un amor que fortalece nuestras relaciones y permite que el mundo vea el poder transformador del Evangelio en acción.
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El avivamiento es un motor transformador de Dios que renueva corazones, enciende la fe y trae restauración tanto personal como comunitaria. No se trata solo de emociones, sino de un retorno genuino a Su Palabra, al arrepentimiento, y, a una vida en santidad. Cuando el pueblo de Dios ora, busca Su rostro y se compromete con Su misión, el Espíritu Santo desata poder para impactar vidas y sociedades. Es un llamado a ser luz en la oscuridad ya llevar esperanza a un mundo necesitado. El avivamiento comienza en lo profundo del corazón dispuesto a ser moldeado por Dios.
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El avivamiento es más que un evento; es una obra profunda del Espíritu Santo que transforma corazones, familias y comunidades. Es un llamado a despertar nuestra fe, vivir con pasión por Cristo y ser luz en un mundo necesitado. A pesar del sufrimiento, como enseña 1 Tesalonicenses 1:6, el gozo del Espíritu nos impulsa a recibir el mensaje con valentía y transmitirlo con amor. Este es el tiempo de levantarnos, orar, evangelizar y buscar una renovación espiritual que impacte nuestra sociedad. ¿Estás listo para experimentar y compartir el avivamiento que Dios desea derramar? ¡El momento es ahora!
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Debemos explorar los principios fundamentales para experimentar un avivamiento en nuestras vidas y en nuestra comunidad. Hemos visto cómo la ley de la siembra y la cosecha, la visión global y la acción local, la acción y la simplificación, la relación orgánica y la unidad en la diversidad son pilares esenciales para un movimiento espiritual genuino. Pero ¿Estamos realmente preparados para un avivamiento? ¿Nuestro corazón está dispuesto a ser transformado y a transformar el mundo que nos rodea? Un avivamiento no es solo un evento, sino un proceso de transformación. Es una obra del Espíritu Santo que requiere nuestra cooperación. Al prepararnos espiritualmente, como iglesia y como individuos, estamos invitando al Espíritu de Dios a moverse poderosamente en nuestras vidas.
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Dios nos observa con una perspectiva más amplia: Él tiene una visión completa de todo lo que ocurre en el mundo.
Desde Su perspectiva, ve nuestras vidas en el contexto de un gran plan, que comenzó con la creación y culminará con la restauración de todas las cosas. Un avivamiento evangelizador va más allá de una renovación espiritual o una campaña evangelística. Su esencia radica en el poder del Espíritu Santo que impulsa a la Iglesia a salir de sus paredes para llevar el mensaje de salvación a quienes no conocen a Cristo. Este tipo de avivamiento no solo revitaliza la fe de los creyentes, sino que también transforma vidas y sociedades enteras, creando un impacto profundo y duradero en todos los ámbitos. Así como en Pentecostés, un verdadero avivamiento evangelizador despierta una pasión por los perdidos, conduce a cambios genuinos y permea la cultura, iluminando la necesidad de salvación en cada rincón de la sociedad.
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El ayuno es un acto de consagración, un paso en fe para acercarnos a Dios mediante la abstinencia de alimentos u otras cosas que consumen nuestro tiempo. Nos enfocamos en lo espiritual, en la oración y en la lectura de Su Palabra. Este es un sacrificio de amor y devoción hacia el Señor, donde buscamos renovar nuestra relación con Él, buscando Su guía, Su fortaleza y Su voz. Practicar el ayuno también es una forma de estar avivados. Pablo anima a Timoteo diciéndole: “Aviva el fuego del don de Dios, que está en ti” (2 Timoteo 1:6). El avivamiento nos llena de pasión, y lo opuesto a la pasión es la pasividad. Cuando estamos pasivos, nuestra vida espiritual se estanca, y dejamos de ocuparnos de las cosas de Dios como compartir Su mensaje, servicio, etc. Necesitamos ese fuego del Espíritu Santo que nos impulsa a actuar. Dios puede usar cualquier cosa que esté en tus manos para hacer grandes cosas. Lo importante es que estemos disponibles y dispuestos a ser usados por Él.
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En tiempos donde los valores están en constante cambio y los hogares enfrentan pruebas complejas, tenemos un llamado crucial: ser luz y portadores fieles de la verdad de Dios. ¿Cómo podemos asegurarnos de que nuestra fe no solo sea auténtica, sino que impacte a quienes nos rodean, especialmente a las generaciones futuras? La clave está en dejar que Cristo ocupe el centro de nuestras vidas y hogares. Hoy más que nunca, necesitamos familias y comunidades donde la presencia de Dios fluya libremente. Este es un desafío, pero también una oportunidad para marcar la diferencia, ¿estamos listos para tomarla?
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La gratitud es una emoción tan humana y tan poderosa, que nos debe invitar a reflexionar sobre nuestra propia vida. En el Evangelio de Lucas, encontramos un relato conmovedor que nos habla de diez hombres leprosos sanados milagrosamente por Jesús. Sin embargo, solo uno regresa para expresar su agradecimiento. Este simple gesto, pero profundo, marcó la vida de ese hombre para siempre, pero también destacó la ingratitud de los demás. La gratitud puede transformar tu vida, tus relaciones y tu conexión con Dios. ¿Qué te impide ser más agradecido hoy?
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El llamado a la salvación y la vida eterna es una invitación a experimentar la transformación divina en nuestras vidas. Pablo en Timoteo, nos motiva a reflexionar sobre cómo integrar más momentos de oración en nuestra rutina diaria, vivir con propósito y dignidad, y compartir la verdad de Cristo con los demás. Además, nos recuerda que nuestra vida en la tierra es temporal y debemos prepararnos para la eternidad con Dios. ¿Estás listo para profundizar en tu fe y vivir con la eternidad en mente?
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En la vida, atravesar desiertos es inevitable. Estos momentos de dificultad no siempre son consecuencia de nuestros errores, sino parte del camino con Jesús. Dios tiene un plan en cada desafío, y en estos tiempos descubrimos que lo más esencial es Jesucristo, quien nos ofrece el agua viva para saciar nuestra sed espiritual. Jesús nos invita a acudir a Él cuando estamos en un desierto espiritual, prometiendo que de nuestro interior correrán ríos de agua viva. ¿Cómo puedo hacer esto realidad en mi vida?
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