Reproduzido
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En esta ocasión hablamos sobre los tipos de enfermedades cerebrovasculares, comenzando por su clasificación, en isquémicas (trombóticos, embólicos o por hipoperfusión sistémica) o hemorrágicas (intracerebrales o subaracnoideas), mismas que pueden afectar al territorio encefálico, retinal o espinal.
Si bien, en general, todas pueden resultar en signos y síntomas derivados por isquemia de una región del sistema nervioso central, ya sea por disminución de su perfusión directa debida a obstrucción del flujo, o por compresión externa de los vasos sanguíneos que afectan la eficiencia con que pueden transportar el oxígeno y los nutrientes, la sangre en sí misma puede además condicionar alteraciones tisulares, al encontrarse fuera de su cavidad natural, el espacio intravascular.
Pasamos a discutir brevemente sus factores de riesgo y determinantes principales, para analizar los mecanismos fisiopatológicos que las condicionan, así como su curso clínico o historia natural, ya que estos elementos son algunos de los que nos permiten tener una aproximación diagnóstica más precisa.
Si bien en Medicina las cosas no son matemáticas, algunos detalles que puedes recoger durante la anamnesis y exploración física del paciente con enfermedad cerebrovascular pueden ser de vital importancia en el momento de ir afinando su diagnóstico diferencial. Aquí cabe destacar la vital relevancia de ejecutar una impecable anamnesis, con énfasis en la progresión temporal del déficit neurológico del paciente.
Hablamos también sobre el efecto de Dunning-Kruger, y la importancia de reconocerlo y evitarlo. Brevemente, este efecto trata sobre la superioridad ilusoria que podemos tener en cuanto a nuestras aptitudes o habilidades, particularmente cuando somos poco proficientes en el tema en cuestión. En otras palabras, es la superioridad ilusoria que creen poseer quienes son poco conocedores de algo. La casi absoluta mayoría de personas piensan que conducen su vehículo mejor que el promedio de la población cuando, por lógica y distribución normal, la mitad de nosotros debemos estar por debajo de aquel promedio.
A medida que uno se vuelve más y más apto y conocedor de algo, es menos probable que caiga presa del efecto de Dunning-Kruger, y probablemente ya has tenido oportunidad de experimentarlo; mientras más aprendes de algo (Medicina, por ejemplo), más evidencias cuánto ignoras aún. Tener en mente esto te ayuda a mantenerte humilde y a ser más analítico, y menos audaz, en el momento de autoevaluar tus capacidades. Se constituye también en una excelente manera de sentirte estimulado a estudiar más cada vez.
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