Episodi
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Terminamos nuestra súper-Temporada 13 repasando los greatest hits de estos últimos 9 meses de programa según las plataformas: 10) Schumann, 9) Mendelssohn, 8) Beethoven, 7) Rachmaninov, 6) Prokofiev, 5) Wagner, 4) Mozart, 3) Korngold, 2) Shostakovich y... 1) ¡¡Bach!!
Palabras de gratitud para todos nuestros amigos-as, especialmente para Ángel Carmona en Mañana Más (RNE).
Intervenciones y vindicaciones de jóvenes representantes de la audiencia: Cora Navarro (vindicación de la zarzuela), Helios Pardell (vindicación de la ópera italiana y de Johann Strauss) y el musicólogo divulgador César Lucas, autor del portal "Arte sin Dormirte" en Instagram, sobre la necesidad de aproximar nuestro tesssoooro a los jóvenes zetas, panas y jambos-as, desde la divulgación y la gestión.
Mil gracias por este apasionante viaje, por vuestro entusiasmo y vuestra receptividad generosísima. Feliz verano lleno de paisajes y sonidos reveladores, luminosos, espejos de mundos más bellos que éste,,,
Luis Ángel de Benito
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"El príncipe y el mendigo serán hermanos", dirá el Himno a la Alegría de Schiller, al que Beethoven pondría música tres años antes de morir.
Pero casi 30 años antes, en 1798, Beethoven ya está expresando en música ese mismo concepto. Beethoven conjuga lo plebeyo con lo patricio en este primer movimiento: primero, una profunda interrogación existencial (como si fuese Otelo, o Hamlet, o Macbeth), después un tema proactivo/heroico, y después un tema casi de pasodoble popular... Y todo basado en un semitono que baja o que sube... Beethoven está convirtiendo en poema épico su ideal democrático.
El segundo movimiento es un oasis de paz casi familiar, confidencial, que hoy día sigue apareciendo en películas, canciones y anuncios. Y el tercer movimiento vuelve a la tonada popular, alternada con escenarios clásicos y "respetables".
Esta misma idea la reproducirá en otras músicas de esos días, como el Concierto nº2 para piano y orquesta, cuyo primer tema se ha dicho que podría haberle venido de México, traído por los jesuitas de Nueva España, especialmente por Pfepfferkorn: el tema que luego se convertirá en "El Perico", canción mariachi.
Acabamos con la genial Hiromi y su versión de la Patética de Beethoven en su disco "Voice".
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Episodi mancanti?
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Pues continuamos con la Tetralogía El anillo del Nibelungo de Wagner, el ciclo escénico más ambicioso y más influyente en la historia del arte. Esta vez nos introducimos en Sigfrido (1871).
Partimos de la cueva del grotesco y egoísta nibelungo Mime, donde se ha criado el joven Sigfrido sin conocer a su madre ni a su padre. Y tampoco conoce el temor. Repasamos los leitmotivs de la forja (relacionada con el grito de las hijas del Rhin), la espada Nothung, la trompa de Sigfrido, el tema heroico de Sigfrido, el motivo de la servidumbre, los temas de los welsungos (hijos de Welse, o sea, del gran Wotan).
Aparece Wotan con su leitmotiv (el tema de la lanza): quiere que Mime le ayude a quitarle el Anillo del poder al ladrón gigante Fafner, que vive en otra caverna transformado en dragón. Pero Mime tiene otros planes: fabricar una espada invencible, dársela a Sigfrido, y que éste mate a Fafner... y, tras todo ello, Mime matará a Sigfrido para quedarse con el Anillo y ser el emperador de mundo.
Sigfrido acaba fabricando la espada invencible él mismo. Con ella llega a la morada del gigante/dragón Fafner y lo mata (leitmotiv y aullidos feroces de Fafner). El pájaro del bosque le revela dónde está Brunilda durmiendo, esperando al hombre sin temor que atraviese el fuego prohibido. También le revela que el grotesco Mime quiere envenenarlo para quedarse con el Anillo. Sigfrido mata a Mime. Después marcha al encuentro de Brunilda.
Y la ópera acaba con ese subidón existencial de los dos jóvenes que acaban de encontrar su destino, y su confianza apartará su temor para siempre.
Todo ello culminará en El crepúsculo de los dioses, la ópera final de la Tetralogía. Felices derrotas de los dragones y despertares gloriosos, queridos, as...
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Un checo en tierra de iroqueses y kickapoos (1893), en medio de las leyendas de Hiawatha y su amada Minnehaha, justamente en las cascadas de Minnehaha (en Minnesota, donde le fue revelado un tema de la Sonatina), recibiendo en su casa de Spillville (Iowa) a Big Moon, Large Head y John Fox (están en la foto), quienes les cantaban y le bailaban sus canciones quizá milenarias...
Todo entra en su Sinfonía del Nuevo Mundo, por supuesto, pero quizá más en su Suite Americana, su Quinteto Americano, y su inolvidable Sonatina para violín y piano, que compuso para sus hijos Otilia (15 años) y Tonik (10 años).
El mestizaje como verdadera "evolución" de la música (si es que eso existe, con permiso del Gran jefe Shawn-Bergh))),,,
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Hasta Chopin, los "estudios para piano" (tipo Cramer) eran ejercicios más o menos bonitos para desarrollar el abductor del pulgar y el extensor carpiano radial y el músculo inter-óseo dorsal... Chopin veinteañero (1830-1835) convierte los estudios para piano en estudios del alma humana.
Pueden ser exhalaciones de vitalidad juvenil (Estudio "de las teclas negras"). Pueden ser fuerzas desencadenadas de un "océano interior" (Estudio op. 25:12) en que presenta su famoso procedimiento del "tema sombra" -semejante al "personaje sombra" de la literatura-. Pueden ser melodías inmortales (Estudio op. 10:3, apodado "Tristesse"), en que Chopin presenta otro de sus universos: el "paisaje de fondo" que se monstruifica. O pueden ser "torrentes" impulsivos, siempre bellos (Estudio op. 10:4).
Incluso a veces Chopin indicaba imágenes: el pastorcito que tañe su flauta para refugiarse de la tormenta en el Estudio op. 25:1, donde la flauta acaba imponiéndose a los truenos amenazadores.
Chopin, tras la caída de Varsovia en 1831 y el famoso "Diario de Stuttgart", entra en su segunda época, muy cerca de esa doctrina de Miczkiewicz de "la Polonia sufriente y redentora". De ese espíritu brotarán cosas como el Estudio en Si menor, o el Estudio en La menor, ambos de la opus 25, como un clamor violento. Aunque también él escribía a su hermana Ludwika que habitaba una vida más feliz: Estudio en Fa mayor ("El jinete" apodado apócrifamente); Estudio "de las sextas"; o reflejaba su faceta de mimo cómico en sus recitales: Estudio en Sol bemol ("Mariposa").
Pero mucha de la inmensa fama actual de Chopin se debe a cómo daba sentido a la tristeza, a su famosa melancolía, y esa capacidad que infunde para "llorar con los que lloran": el Estudio en Do sostenido menor (op. 25:7) se inspira en la famosa aria de Norma de Bellini, "Teneri Figli", otra vez relacionada con el sacrificio.
Quizá el estudio más recordado de Chopin es el "Revolucionario" (op. 10:12), compuesto como un grito de indignación tras la masacre que los cosacos (los "moscovitas") cometieron en Varsovia en 1831. Uno de sus rasgos más memorables es convertir el "paisaje" en retrato del "protagonista", o viceversa (como ocurrirá en las novelas de las hermanas Brontë); y otro es el del constante rumor de sus amigos caídos.
Felices revoluciones del ánimo, queridos-as, y felices tristezas moldeadas por la belleza. (Versiones de Maurizio Pollini, Mariana Gurkova, Katia Buniatishvili, Kassia y Janina Fialkowska),,,
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Queridos-as:: si os habéis recuperado de Eurovisión, aquí está Brahms para compensar, a ver si re-eleva nuestras mentes y nuestras almas.
Música que "flota como una fragancia", que "desaparece como un hálito", que "palidece como una niebla gris"... y que canta al amor lacustre de aquel genio cárcavo (53 años) por Herminie Spies (29 años), amor tan bello y lejano como el azul intenso del Lago Thun visto desde los Alpes suizos.
Como siempre, Brahms creador de vida en cada célula/embrión musical que forma temazos o se desliga por la estructura con vitalidad propia. El amor "se mueve como una melodía suavemente por mi mente", según el verso de su amigo Klaus Groth (67 años y también flirteando con la Herminia). Felices amores lacustres y azules intensos, queridos-as,,,
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Volvemos a Beethoven haciendo bandas sonoras, espectáculos... Es curioso que aceptase con tanto entusiasmo un encargo: Las criaturas de Prometeo (1801), el héroe que quiere otorgar la vida o el fuego de la divinidad a los seres humanos.
En la Obertura ya vemos a Prometeo correr bajo la ira de los dioses, hasta el segundo tema, que son sus estatuas de arcilla. Se desata una tormenta (precursora de la de la Pastoral). Y después vienen 16 números: desde el primer aliento vacilante de las estatuas hasta que la rabiosa Melpómene (musa de la tragedia) le clava su daga al infractor. En medio aparecen el tribunal de Anfión, la musa Euterpe, Apolo transmitiendo el equilibrio y el Iluminismo, el dionisíaco Dionisio o Baco (que les enseña la danza heroica), Pan (que les enseña la canción pastoral), Thalía, etc. Al final Prometeo será resucitado y todos bailarán con las máscaras de Thalía...
Pero lo realmente importante aquí es la transferencia Beethoven-Prometeo. ¿En qué sentido Beethoven es Prometeo?... Por eso usa el tema de Prometeo, hasta hacerlo titánico en el final de la Tercera Sinfonía.
Y, como hablamos de Thalía, nos despedimos con la Orquesta Metropolitana y el Coro Talía, dirigidos por Silvia Sanz Torre, en un medley de canciones setenteras arregladas por Alejandro Vivas. Saludos heroicos-prometeicos, queridas y queridos
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Realmente Chopin no llegó a completar un Concierto para piano y orquesta nº3, pero comenzó a componer uno en 1841 (31 años), y lo dejó a medias, publicándolo como Allegro de Concert, para piano solo, con un temazo tipo himno de exaltación polonés, y unos vértigos sonoros de los suyos.
Varios compositores pianistas, años más tarde, completaron y orquestaron este movimiento, y quizá la versión más celebrada es la de Jean Louis Nicodé hacia 1885, que es la que damos hoy, soñando cómo habría sido otro genial, inolvidable, concierto de Chopin.
Aquí no hay ambiente nocturno ni sentimentalidad almibarada: hay bravura, brillantez, júbilo, fuerza existencial. Chopin en esos días tenía una vida de "compañerismo" (explicamos eso) con George Sand (Aurore Dupin), de amistad muy cercana con Paulina García (Pauline Viardot), de relación amistosa/cordial/admirativa con Franz Liszt, quien a su vez vivía con la condesa Marie D'Agoult y con el amor/odio que ella profesaba hacia Aurore.
Contamos algo de esos salseos, y de la visión sarcástica que nos ofrece Balzac de esas relaciones humanas. Por allí también se movía Heine...
No todo fue alegría de vivir: Chopin se aislaba de aquella jet-set, o convivía con su enfermedad (que era su auténtica compañera constante) y escribía cosas como la Polonesa en Fa# menor.
¿Cuál habría sido el Finale de su Tercer Concierto?... Nosotros proponemos la Gran Polonesa de 1831: ¡¡justo!!, la que toca Vladislav Szpilman al final de la peli El pianista, tras los horrores nazis en Varsovia. Eso es conjurar el dolor con belleza, y eso es regresar al maravilloso hogar que la memoria convierte en leyenda. Felices regresos legendarios, queridos-as.
Luis Ángel de Benito
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En 1801, con 30 años, Beethoven busca agradar a los pocos que todavía dicen que su música "estalla de una manera antipática, salvaje, sombría y triste". Por eso compone la Sonata en Fa mayor para violín y piano, que más tarde (no por él) sería llamada "Primavera".
Beethoven también sabe ser genio en lo convencional, en lo agradable, y derriba esas leyendas de que "no era buen melodista" (eso lo dijo Stravinsky de él). En esta Sonata, Beethoven exhala gratitud, felicidad, una extraña ternura, espíritu lúdico, ímpetu romántico... que tendemos a relacionar con sus encantamientos amorosos nunca culminados, esta vez con Giulietta Guicciardi, que lo rechazó por "plebeyo".
También, como contraste, escuchamos el Finale del Trío en Do menor (con la opinión de su maestro Haydn), y el primer movimiento de su Segunda Sinfonía, que compuso como ce
lebración íntima contra sus fantasmas, sus crisis suicidas y sus desengaños.
Felices primaveras invencibles e indoblegables, queridos-as,,,
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Re-visitamos el evocador poema sinfónico El Moldava de Bedrich Smetana, pero ahora dentro de ese grandioso poemario que es el el ciclo Mi Patria.
Escuchamos Vyšehrad, "El alto castillo" (1874), con el arpa del bardo Lumir, sobre la mítica jueza Libuše en el siglo XI y los pioneros Premislidas. Por los muros y corredores de la fortaleza se sienten un rumor legendario: el gran tema del Vyšehrad, con sus invasiones, sus festejos descomunales, y el tema que perdura como el espíritu de la patria checa.
Sigue El Moldava (1874). Smetana recogió una melodía que nos remite a los ancestros, a abuelos o bisabuelos casi milenarios, porque está en muchas culturas (Italia, Inglaterra, Ucrania, Rumania, los judíos moldavos...). La música recorre las fuentes del río, los prados y bosques, una boda campesina, una noche de náyades, palacios flotando, los rápidos de San Juan, la majestuosa llegada a Praga con el Vyšehrad, y su desembocadura en el Elba. Un río como una vida entera...
Después, Sarka (1875), la Guerra de las Doncellas, en que se escucha el lamento de la legendaria amazona por los bosques bohemios, y se enfrenta a las tropas de Citrad, hasta que se desencadena el horror de la matanza final por las guerreras de Sarka.
Escuchamos fragmentos de Por los bosques y prados de Bohemia (1876), y resumimos los últimos dos poemas. Tábor (1878) es la ciudad bohemia de los rebeldes husitas en 1408, cuando se levantaron contra los abusos del papado medieval. Blaník (1879) es el refugio de los caballeros husitas, que duermen en la roca hasta que sean despertados y guiados por San Wenceslao, en busca de la libertad, en los últimos tiempos.
Épica y afectos familiares con grandiosa belleza constante, queridos-as. Acabamos con ese jazz sutil de la pianista y compositora Younee: Moonlight en the Moldau, sobre esta melodía eterna. Felices glorias libertadoras,,,
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Empezamos con el Scherzo de la Heroica, dirigido por Alondra de la Parra (que, por cierto, traerá a la ORCAM toda su maestría y su encanto artístico en las próximas temporadas... Así que ¡¡genial!!).
La Heroica es de los mismos meses en que Beethoven se ha decidido a "agarrar al Destino por el cuello" y ha compuesto su Sonata nº 23, Appassionata, en 1804. Y la ha compuesto (según Schindler) bajo los fantasmas de La Tempestad de Shakespeare.
En la Appassionata, Beethoven crea uno de los más memorables "temas sombra" (un tema derivado de otro principal y con psicología opuesta, como los "personajes sombra" en narrativa). Y además evoca el "motivo del Destino", que sólo alcanzará su desenlace -y su transformación- cuatro años más tarde, en la Quinta Sinfonía.
Sobre su tercer movimiento, tan vertiginoso, Ries nos dice que le brotó a Beethoven, como una obsesión y como un aullido, mientras se perdieron por la espesura camino a Döbling.
Salseos variados: no hay pruebas de que Beethoven pensase en Teresa Malfatti, ni en Teresa Brunswick, ni en Santa Teresa de Ávila... cuando compuso esta Sonata. Más bien se relaciona con la virtuosa Marie Bigot (bueno, y con su marido), con quienes su relación se columpió de vez en cuando... Ahí lo explicamos.
Y terminamos con una visión contemporánea, radiante, en una suerte de jazz tornasol que propone la compositora Paloma Cosano: Pathetique, con la big band "Paloma y otros pájaros".
Felices y aladas tempestades, queridas y queridos,,,
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Bueno, en realidad oberturas, preludios e interludios (más algún coro): el Wagner sinfónico, más o menos.
El Preludio de Lohengrin (1845-1848) es un viaje desde el reino de la luz (las esferas del Santo Grial), según Wagner: "Desde la soleada altura en que se hallaba Lohengrin, la mujer lo atraía al cálido seno de la tierra". El Preludio del Tercer Acto y la Marcha Nupcial son buena muestra de ello.
El Preludio de Parsifal (1882) -que, por cierto, era padre de Lohengrin- "se desenvuelve como una flor desde su brote, como capas de nubes que se separan y se juntan de nuevo" (Wagner). Ahí vemos el "Tema-Fundamento", con los leitmotivs de la Comunión, la Herida, la Lanza... y los siguientes leitmotivs que sustentarán uno de los más gigantescos discursos conceptuales/musicales de la historia: el Santo Grial, la Fe, el Sufrimiento, las Campanas de Monsalvat... Música para la transformación de la conciencia.
Y acabamos más festivos, con los secretos de la Obertura de Los Maestros Cantores (1867), música "de tesis", que opina sobre arte y donde Walther y Eva combaten a los rectilíneos formalistas simbolizados por Beckmesser, todo en tono de alta comedia. Hay temas para los maestros, los estandartes, el gremio, los aprendices... pero también temas más fluidos y más cromáticos para el amor Naciente, la pasión declarada, el anhelo de Walther, el ardor impaciente... y especialmente el tema de la Canción del Concurso, una soberbia declaración de amor y declaración de Arte.
Por cierto, Wagner al "malo", en vez de llamarlo "Beckmesser", lo iba a llamar "Hans Lich", en honor del ultra-purista y formalista Hanslick. Finalmente no lo hizo. Quizá un poco más adelante lo habría llamado "Hans Schön... Berg"...
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A orillas del idílico Lago Worth, Carintia, mirando desde el Castillo de Pörtschach, donde el corazón de Brahms se convertía en mirador... no sólo brotó su Segunda Sinfonía o su Concierto para violín y orquesta, sino la preciosa Sonata para violín y piano nº1, llamada "Sonata de la lluvia", o Sonata Regenlied, en 1878 (con 45 años).
Brahms decía que por aquellos parajes te encontrabas las melodías diseminadas por los bosques y los caminos, y tenías que tener cuidado de no tropezar. Ahí se transformó en música el poema de Klaus Groth "Fluye, lluvia, y despierta de nuevo en mí esos sueños que soñé en la infancia...".
Igual que los versos, que dicen que el frescor de la lluvia ilumina "las pálidas hojas", la música de Brahms, desde ese germen que llamamos "el motivo de la lluvia", da vida a toda nota, todo acorde, toda combinación de líneas, toda entidad abstracta... y la sitúa en aquel porche desde donde Brahms niño entonaba "viejas canciones".
Toda la Sonata rezuma canción, y llovizna de primavera, y una especie de "anhelo de arco iris". Os contamos los tres movimientos de la maravillosa Sonata.
Y terminamos con música contemporánea: Anna Clyne y su Dance para violonchelo y orquesta, basada en los versos de Yalái Rumí (Persia, siglo XIII): "Baila cuando estés abierto. Baila, si te has arrancado el vendaje. Baila en medio de los combates. Baila en tu sangre. Baila cuando estés perfectamente libre". ("Baila cuando escuches a Schönberg, incluso"... este verso es apócrifo, yo creo))).
Felices bailes místicos bajo la lluvia, queridos y queridas,,,
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Hoy terminamos el inmortal ballet de Prokofiev.
Segundo Acto: A la mañana siguiente de la escena del balcón, la gente sigue bailoteando por Verona. Romeo le cuenta a Mercucio su amor por Julieta (suenan los temas del diálogo y de las máscaras, amenazados por el tema de la enemistad). Romeo y Julieta se citan secretamente para casarse en la capilla de Fray Lorenzo (el tema de los pasos reverentes).
Se avecina la tragedia: Teobaldo Capuleto, furioso, insulta a Romeo, quien le responde con una bondad casi sobrenatural. Pero Mercucio, el amigo de Romeo, responde a provocación, y Teobaldo lo atraviesa con su espada. El quasi cómico Mercucio muere entre trágico y grotesco, con el tema de "la alegre Verona" tambaleante.
Romeo se encoleriza y desafía a Teobaldo: es la escena del combate veloz ("Allá fueron como el rayo", dice Shakespeare). Romeo mata a Teobaldo. El Príncipe de Verona condena a Romeo al destierro.
Tercer Acto: la Muerte cubre la escena, con el tema atonal del Príncipe de Verona. Romeo y Julieta se despiden al amanecer, prometiendo encontrarse. Suena, como una promesa, el "tema de la mañana", que va transmutándose por los siniestros presagios.
Fray Lorenzo ayuda a la pareja: le da a Julieta un brebaje que la hará parecer muerta, para que tras su funeral pueda escapar con Romeo a Mantua. En la soledad de Julieta van sonando los temas del odio, del baile, de la mañana... Julieta se toma el brebaje y queda como muerta.
La familia la encuentra y llora desgarradoramente su "muerte": es el funeral de Julieta. Suena el tema del amor trágico y el tema del lamento. Mientras, Romeo no sabe nada y recibe la noticia de que Julieta ha muerto. Reacciona violentamente y corre a su tumba (suena el tema de la mañana oscurecido). Llega a la tumba, allí el Conde Paris lo ataca y Romeo, desesperado, lo mata. Después, Romeo se despide del cuerpo de Julieta, ingiere una droga y cae muerto.
Julieta despierta y ve a su amado Romeo muerto. Entonces desenvaina su daga y se atraviesa, para morir junto a él: suena el último grito del tema del amor. Las familias se reconcilian, y es el final del ballet.
Felices amores trágicos, queridas y queridos,...
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Por fin exploramos el ballet completo Romeo y Julieta de Sergei Prokofiev ¡¡en dos programas!!
Prokofiev lo compuso en 1935, en vísperas de la Gran Purga del "amado" camarada Stalin (750.000 muertos por presunta oposición al bolchevismo).
La música penetra en el texto de Shakespeare, y bucea en las almas de los protagonistas, e incluso en la atmósfera de una Verona a la vez encantada y maldita.
Tenemos el "tema de la mañana" en la Introducción, que es la referencia musical más extendida en el ballet, y la que más transformaciones experimentará. Aparece Romeo, con su tema ensoñador, mientras despierta la ciudad con el "tema de la alegre Verona".
Aparecen los conflictos entre Capuletos y Montescos, con el "tema del odio" de las familias, y el terrible tema atonal que presenta al Príncipe Scala.
Por fin se muestra la joven Julieta Capuleto con sus tres temas: el "tema de la ligereza" (relacionada con los jugueteos con su nodriza Gertrudis), el "tema de la inocencia" y el "tema de Julieta enamorada".
A Julieta la pretende el Conde Paris, pero a ella no le atrae nada. Los Capuleto hacen un baile esa noche. Y acude de extranjis Romeo (que es de la familia enemiga Montesco), con su primo Benvolio y con su amigo Mercucio, caracterizado por el "tema de las máscaras".
Y llega el número más estremecedor y más famoso del ballet: la Danza de los Caballeros, con los arpegios fatídicos del "tema de la enemistad", y otra vez el "tema del odio".
Los arpegios malditos parecen dulcificarse cuando Romeo se acerca a Julieta y ambos se enamoran. Prokofiev "enamora" la música y los temas que reaparecen. Hay un amago de violencia por parte de Teobaldo Capuleto, y estallan fugazmente los temas del odio. Pero el padre Capuleto lo apacigua. El primer acto termina con la Escena del Balcón, poniendo en música los inmortales versos de Shakespeare ("Claro ángel, eres tan gloriosa para esta noche... como un alado mensajero del cielo caminando por las nubes"), y el propósito de Romeo y Julieta de verse a la mañana siguiente.
Daremos el acto segundo y el tercero la próxima semana. Felices amores de balcón (o sea, primera fase), queridas y queridos,,,
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Revisitamos la obra más querida de Cesar Franck (a juzgar por los casi 20 millones de oyentes que tiene en Spotify), esta vez en la personalísima versión de Ana Valderrama y Víctor del Valle.
¿Por qué es tan apreciada esta Sonata?... Tal vez por lo que decía su discípulo Vincent D'Indy: la palabra preferida en las clases de Franck era "amar". "Esto es de amar", decía el maestro cuando una idea musical le parecía memorable.
Y así es: esta Sonata derrocha empatía. Jean Clausse dice que es "un poema de amor en cuatro fases": 1) sueño lleno de amor, 2) desafíos y turbulencias, 3) búsqueda de la esperanza, 4) la deseada y feliz unión. Por eso se lo regaló a Eugène Ysaÿe el día de su boda (1886).
Y todo parte de una célula, o un embrión sonoro: una tercera (Si-Re), que se magnifica, se transfigura, construye largas derivas, largas incertidumbres... y al final un regreso a la ingenuidad. Perfecto autorretrato de un hombre cuya ingenuidad natural se mantuvo poderosa por sobre las tragedias que lo acecharon.
Y acabamos con otra Fuga de Josep Castanyer: "Never Gonna Gifuge Up", otro de sus geniales divertimentos contrapuntísticos sobre el famoso temón de Rick Astley.
¡¡We never gonna give you up, queridas y queridos!!
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Homenaje de Mendelssohn a Martín Lutero, paladín de la primera gran Reforma contra los abusos de la iglesia medieval.
La compuso en 1830, tricentenario de la famosa Dieta de Augsburgo (1530), en que los príncipes luteranos se plantaron ante el todopoderoso emperador Carlos V, y acabaron consiguiendo la anhelada y relativa libertad religiosa (tras unas dietas más y algunas guerras más durante el siglo XVI) en sus territorios.
Mendelssohn, con 21 años y admiradísimo en Alemania, Inglaterra y Francia, compuso ésta, su segunda Sinfonía (más tarde catalogada como la quinta) para que se tocase en los fastos, pero no pudo ser. Más tarde él mismo perdió el interés porque, hipercrítico, decía que era "una obra de juventud".
Pero ¡es magnífica! independientemente de su luteranismo o su ex-judaísmo, porque lo que prevalece en él es su filosofía de la conciliación, que heredó de su abuelo Moses Mendelssohn. También despliega la cualidad representativa de la música, siguiendo a su maestro Adolphe Marx (ponemos como ejemplo el Scherzo para piano que "pinta" las flores del jardín inglés de su amiga Honora como "trompetas de las sílfides").
La Sinfonía empieza con un "tema de concordia" (que habían usado Bach y Mozart), después, unos apuntes al autoritarismo religioso medieval, una evocación de la espiritualidad (con el "Amén de Dresde"), y ya entonces se despliega la épica del tema principal, contra el despotismo, un segundo tema que retrata la humanidad de los pueblos germanos subyugados, y el consiguiente nudo dramático y desenlace tan conflictivos.
El Scherzo es otro homenaje desenfadado a la pureza de la gente común alemana. El tercer movimiento, el lento, es un lamento prolongado. Y el cuarto, el Finale, canta el avance del gran himno "Ein Feste Burg ist Unser Gott", la "marsellesa de los luteranos" por entre las persecuciones y las turbulencias de los siglos. La música se va construyendo como una batalla íntima hasta convertirse justamente en una fortaleza invencible.
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Para Mozart, sus conciertos eran "un medio feliz entre lo fácil y lo difícil [...] pueden causar satisfacción a los muy conocedores [...] y a los menos instruidos".
El espíritu de la ópera, del gran espectáculo, entra en casi todas las obras de Mozart, con sus caracteres y sus afectos, accesibles para el aristócrata y para el cochero. Es la marca de la Ilustración, pero formateada por el genio de alguien sin igual.
Su primer movimiento tiene dos temas líricos, "femeninos" (como se decía machistamente en la época), que parecen personajes de El rapto del serrallo.
El segundo ha salido en decenas de pelis y anuncios, y es lo último que escuchó el dictador Stalin, un disco en la versión de Maria Yudina, que lo consideraba ¡¡en público!! un criminal y nunca fue detenida por ello, curiosamente. Un asesino afrontando la muerte con Mozart. Cosas.
El tercer movimiento es festivo y exuberante. El mejor Mozart, que compuso con profunda empatía y profunda seducción siempre.
Nuestra música contemporánea hoy es el Lacrimosa de Francisco Estévez, compositor súper-avanzado desde los años 70, post-estocástico, post-serialista... que alterna este lenguaje con música accesible, conmovedora, y hasta sentimental.
Felices empatías, queridos-as...
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Conclusión de la Octava Sinfonía, quizá la más sombría de Bruckner, o quizá cumpliendo la idea de los ángeles para Rilke: lo bello está próximo a lo terrible.
El Adagio (25 minutazos) tiene tres exposiciones, cada una más inmensa que la anterior, con el tema del lamento, el motivo de la circulatio afirmativa, y el tema de la elevación con la secuencia extra-terrena del "aura de los ángeles", o el "sendero de los ángeles". Temas sometidos a constantes transfiguraciones. Entre sus conflagraciones asomará el tema de "la llamada de la trompa" de Sigfrido, el héroe que no conocía el temor, según Wagner.
El Finale tiene tres temas: el Tema A de las fanfarrias oscuras que se iluminan, el Tema B reflexivo, y el Tema C como una marcha sombría. El Desarrollo se extenderá durante episodios intemporales: conflictos cósmicos, desvanecimientos, monumentos abandonados, evocaciones épicas... hasta que el tema de "la llamada de la muerte" (primer movimiento) experimenta su metamorfosis decisiva al final de la Sinfonía.
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