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Vivimos días donde abusadores manipulan y extorsionan por medio de la fe para lucrar, por eso, muchos evitan hablar de dinero. Pero las Escrituras enseñan cómo ofrendar y ser generoso de acuerdo a la voluntad del Señor, no a manipulación humana. Entendamos lo que dice la Biblia.
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El dinero no es el problema, sino el amor al dinero. ¿Y por qué el amor al dinero? Por que es un asunto de confianza, de confiar en lo material y no en el Señor, en quién tenemos fe, confianza y acceso. ¿Cómo llevar adelante las pruebas financieras?
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Todo pertence al Señor y nada nos pertenece a nosotros, luego, somos mayordomos de lo que el Señor nos ha confiado, entre esto, nuestro dinero. ¿Cómo lo administramos? ¿Cómo lo usamos dentro de la voluntad de Dios?
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Dios nos ha llamado a ser fieles administradores de sus bienes. ¿Cómo los uso? ¿Para qué?
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Finalizamos nuestra serie de Discipulado Sexual, donde hemos empezado a hablar de sexo desde un perspectiva bíblica, recordando el maravilloso regalo que el Señor nos ha dado.
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Las relaciones sociales también tienen que ver con el sexo y es importante saber cómo tener buenas relaciones y buenos principios bíblicos para glorificar al Señor por medio de amar al prójimo.
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Proponemos una teología del cuerpo para entender entonces cómo conducir, someter, hacer morir y presentarnos delante del Señor en adoración a Él. El cuerpo es parte de nuestro ser, no por ser de carne es menor que el espíritu. Estudiemos juntos.
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La clave está en que sepamos alinear nuestra voluntad a la voluntad De Dios, dejando atrás, en un sano proceso de santificación, el discipulado sexual de la cultura. ¿Cómo lo hacemos?
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El tema del sexo comienza en Génesis 2:18 cuando hay una necesidad emocional en Adán, luego, el Señor la satisface a través de Eva. La desvinculación de los sentimientos en la relación sexual limita y atrofia los conceptos de la sexualidad creada por Dios.
Los espacios de vulnerabilidad son peligrosos, ya que habitan nuestros sentimientos y pensamientos al repetir prácticas pecaminosas que nos alejan del Señor.
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Los pensamientos están compuestos de ideas, imágenes, información y procesamiento de la información. Es necesario evaluar dónde estamos en la relación pensamientos-sexo para discernir qué pensamientos hemos permitido construir en nosotros y cómo deconstruirlos.
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La cultura está ganando la batalla en la conquista de la mente de los creyentes, tanto de nuestros hijos como de nosotros mismos. Hemos sido formados en una cultura hipersexualizada mientras que las familias e iglesias cristianas hemos construido tabúes, guardado silencio y nada más nos avergonzamos de nuestros propios fallos.
Es tiempo que las familias e iglesias comencemos a hablar de sexo, a nosotros mismos y a nuestros hijos, desde la perspectiva santa e inmaculado del diseño que Dios ha hecho del sexo, un regalo del Señor para el esposo y la esposa para que puedan seguir cumpliendo Sus propósitos en la tierra.
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Finalizamos esta serie, orando al Señor que siga edificando Su iglesia con los valores del reino, para que por medio de los puestos laborales que tengamos, sepamos ser agentes de paz y promotores de justicia, todo por medio de la predicación del evangelio en Cristo.
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Como creyentes que somos, vemos el trabajo desde otra perspectiva, con una visión de reino. La ética que desarrollamos nos ayudará a vivir y trabajar mejor. Entendamos que el trabajo es parte de la misión de Dios.
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Nuestro trabajo es una oportunidad misional para que anticipemos los valores del reino de Dios. Es importante, desarrollar y vivir una vocación activa en la fe y hacer cultura por medio del diario vivir.
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Se ha creído que una cosa es la fe otra cosa es el trabajo, por lo tanto, santificamos cosas y secularizamos otras. ¿Podemos integrar la fe y el trabajo? ¿Podemos vivir el reino De Dios inclusive en el trabajo?
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Empezamos nuestra pre-conferencia 2024 introduciendo el tema que tocaremos este próximo fin de semana, un tema que nos desafiará a todos como creyentes.
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Ahora, después de aprender a estar sentados en Cristo y fortalecidos para andar, es cuando podemos estar firmes ante las embestidas del adversario.
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Hoy enfrentamos la bendita realidad de la necesidad de ser llenos del Espíritu Santo, creando espacios de docilidad para los cuales necesitamos de las Escrituras y la Palabra de Dios. Andar sabiamente implica usar bien el tiempo, conocer la voluntad de Dios, ser llenos del Espíritu Santo y someternos unos a otros. Así andamos de nuestro sentar en Cristo.
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Hoy aprendemos cómo andar en amor, específicamente en asuntos de imitar a Dios, vivir una fe pública y denunciar el pecado y la injusticia.
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Seguimos aprendiendo a estar sentados y desde ahí, aprender a andar en santidad. Comparta con nosotros Efesios 4:14-32
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